sábado, 25 de septiembre de 2010

¡Saludos al Vasco Istueta!

Al vasco Alvaro Istueta Landajo, que así se llamaba, lo conocí durante los años noventa, cuando trabajábamos en SENASA (el antiguo Servicio Nacional de Sanidad Animal). Compartimos cosas en muchos viajes que hicimos por trabajo. El que más recuerdo fue el de 1995 a Neuquén y Cipoletti por el foco de aftosa cuando se sacrificaron cientos de vacunos. Para reforzar las barreras sanitarias mandaron un grupo de Buenos Aires, conformado por gente de varias delegaciones GELSA de la provincia. Alvaro -en particular- venía prestado de Pesca (de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca), donde volvió años después. Según contaba hizo miles de viajes embarcado (raro un tipo tan campero en altamar).

No puedo hablar excelencias de él porque no lo conocí a fondo pero permítanme confiar en mi intuición: era un tipazo con el que era fácil congeniar, muy querible y componedor.  Al saber que había publicado un libro con poemas gauchescos sureros me enorgulleció saber de su sensibilidad y con algo de verguenza le pedí comprarle un ejemplar pero me lo regaló con la dedicatoria de abajo. No tenía idea que era una pasión por la cual lo conocían cientos de personas amantes del tradicionalismo y que había trabajado con uno de los mejores folkloristas de Buenos Aires y del país: Omar Moreno Palacios (otro artista inmenso tan poco reconocido).

Durante los años de esta década nos vimos muy esporádicamente con Alvaro. Siempre comentaba algún contratiempo de salud. Y , si no era suyo, corriendo por su esposa. Hace unas semanas alguien me dijo a la pasada que había fallecido en agosto. 

Hoy, pasándole un trapo y ordenando mis libros, apareció el del Vasco. No se nada de poesía y apenas le tengo paciencia, pero no me voy a olvidar así nomás del vasco Alvaro Istueta Landajo. Un pequeño homenaje a un tipo que quería mucho. Horanosaurus.




































El libro es de la editorial Falucho (1988) y los hermosos dibujos que a modo de ejemplo acompañan, son de varios autores no debidamente identificados en la edición: Aureliano Althabe, J. J. Márquez Urquiza y otros. Introducen "Pa'l que guste (de mi marca)" con sus palabras Oscar Campos, Isidoro A. Bordenave, Olegario V. Andrade (h), Juan Luciano Miguens, Francisco José Bordieu y Luis Alberto Flores.

Arriba de todo, la dedicatoria de la cual les hablaba y en las fotos, primero atravesando la sierra de la Ventana con Alvaro a pura ventolera y en la segunda, luego de una jornada de trabajo en domingo, a punto de comernos unos deliciosos cabritos asados en Río Negro, con viejos compañeros de SENASA.

PD: pasado bastante tiempo de estos párrafos, buscando cosas en la web me topé con el blog “El gauchoguacho” -fanático de lo campero- que le dedicó esta sección a los poemas de Alvaro, ideal para conocerlo en su arte y, luego, para admirar la pasión que tienen tantos compatriotas por la poesía y las tradiciones, aunque no tengan el cartel que tienen quinientas insoportables modas pasajeras para chetos y emos.. 

http://gauchoguacho.blogspot.com.ar/search/label/Alvaro%20Istueta%20Landajo

con esta foto...





viernes, 10 de septiembre de 2010

Sobrinos ilustres & yapas


















































Nota: with special touch subdesarrolleta fashion! Hat coya made in Montagne!

A.P.N. Administración Pública Nacional del subdesarrollo II


¡El libro que Juan Manuel Abal Medina (secretario de la Gestión Pública) nunca pudo conseguir!

CLARIN - ZONA – DOMINGO 14/05/2000 LIBROS
En busca del Estado amigable
Por MABEL THWAITES REY

Las miradas que usualmente se dirigen a la administración pública son, por un lado, las de los sufridos ciudadanos usuarios de los servicios que prestan las oficinas públicas, que anhelan la eliminación de los laberintos burocráticos. Por el otro lado, desde las alturas de las conducciones gubernamentales, la administración suele ser concebida como una variable a ajustar en el proceso de reforma del Estado. Ambas están condicionadas por cierto estereotipo de la burocracia, que hace de los empleados públicos un conjunto de ineficientes y aprovechadores que viven a costa del dinero de todos. La perspectiva de los propios agentes públicos, en cambio, se hace presente casi exclusivamente en los reclamos gremiales, pero no es común encontrar análisis que profundicen sobre sus condiciones laborales.

En este contexto, “Violencias en la administración pública. Casos y miradas para pensar la Administración Pública Nacional como ámbito laboral”, de la socióloga y especialista en planificación y gestión de políticas sociales Diana Scialpi, pone en primer plano, de manera original y apasionada, las desventuras cotidianas y silenciadas de los que padecen la burocracia desde adentro: los propios trabajadores de la administración pública, víctimas de innumerables formas de violencia y maltrato de parte de los funcionarios que se suceden en la conducción estatal y por las incoherencias del propio sistema.

El libro está basado en las experiencias reales de administrativos, técnicos, profesionales o especialistas, de planta permanente o contratados, y da cuenta de violencias tales como la violación abierta de las normas vigentes; los criterios irracionales de selección de personal; los concursos espurios; los sumarios injustificados; la discriminación política o ideológica; los sistemas de capacitación con “clientela cautiva”, que además de no proveer conocimientos apropiados para desempeño de las tareas concretas desalientan la formación jerarquizada en ámbitos externos a la propia administración; las evaluaciones de personal no en función de los méritos reales sino de la disponibilidad de “cupos” en las distintas categorías, distribuidos arbitrariamente por los jefes de turno; la multiplicidad de escalafones y normativas; los “premios” salariales decididos discrecionalmente; la infrautilización de las capacidades intelectuales y laborales individuales; el hacinamiento; el acoso sexual; la falta de respuesta ante los reclamos.

La obra se divide en tres partes. En la primera se aclara la metodología específica utilizada en el tratamiento y análisis de la temática en cuestión, que amalgama creativamente el aporte de distintas disciplinas. En la segunda se detallan ejemplos en una secuencia que involucra 30 casos particulares y se destacan como variable los efectos nocivos que la violencia institucional tiene sobre la salud de los trabajadores. En la tercera parte se realizan propuestas que invitan a “pensar para modificar” los cursos de acción en el Estado.

Contra todos los prejuicios , el valioso estudio de campo realizado por Scialpi pone de manifiesto una situación que durante años permaneció bajo la sombra del poder: la íntima relación que existe entre violencia administrativa, sufrimiento personal y calidad de servicio público. Como señala la autora, no es posible sanear una institución si constantemente se mutilan los sentimientos de sus miembros. Ni es atinado decidir por decreto que los funcionarios deben ser corteses y amables en su relación con el público si ellos mismos son sometidos a humillación y maltrato. Ni es posible lograr un compromiso activo con la tarea encomendada si no se valoriza el trabajo de quien lo realiza. Ni tampoco es factible que se logre una fuerte motivación del personal hacia los cambios, si quienes tienen la misión “política” de impulsarlos desconocen el ámbito que deben conducir, desconfían de sus subordinados y confrontan injustificadamente con ellos.

La obra de Scialpi constituye un aporte invalorable, no sólo para los expertos y los propios afectados por la violencia de la administración sino para el común de los ciudadanos, que encontrará aquí no una justificación o un panegírico de los empleados públicos sino un retrato descarnado de sus condiciones de vida y trabajo. Y también su lectura le será de gran provecho a los funcionarios públicos que se sientan comprometidos con la ímproba tarea de construir un “Estado amigable”.


Atrás! Atrás! Atrás!
Por Maximiliano Montenegro

(...) La socióloga Diana Scialpi, funcionaria de carrera, subordinada de Rodolfo Terragno en la Jefatura de Gabinete, acaba de publicar un libro titulado “Violencias en la administración pública”. En él, aborda historias reales de trabajadores de la administración pública, que “sufren el maltrato y la violencia que ejercen los funcionarios públicos y vigorizan otros actores sociales de este sector público”.

Así, pasa revista a las siguientes formas de “violencia” e “injusticia”, guiadas por lealtades políticas o de amistad:

* Criterios irracionales de selección de personal.
* Concursos “espurios”.
* Sumarios injustificados.
* Sistema de capacitación con clientela cautiva y desaliento a la excelencia profesional mediante criterios perversos de equivalencia para la capacitación externa.
* Evaluaciones de personal con “cupos”: cada uno tiene para distribuir un número determinado de calificaciones (excelente, bueno, regular, malo).
* Sobresueldos a los “acomodados” distribuidos “a criterio del jefe político”, en lo que en la jerga técnica se denominan “unidades retributivas”.
* Infrautilización de capacidades individuales y hacinamiento laboral, que llevan a los empleados a implementar diversas “estrategias para abandonar el lugar de trabajo”: desde tomar cursos de capacitación innecesarios y vender ropa en el propio ámbito oficial, hasta “marcar entrada para salir” después a atender alguna otra ocupación privada, desempeñarla desde la propia oficina pública, o directamente pasar partes de enfermedad.

Scialpi también denuncia las “escandalosas desigualdades salariales, aún para agentes que deben ser graduados universitarios y desarrollan funciones similares, pero pertenecen a escalafones distintos”. En este sentido, describe lo siguiente:

* En base a la Dirección Nacional de Estudios e Investigaciones, existen 64 regímenes escalafonarios diferentes, es decir, “64 reglas de juego distintas para los empleados públicos”. Pero sólo 4 de esos regímenes reúne al 56 por ciento de los puestos. Los 60 escalafones restantes son “incontrolables modalidades remunerativas”, con las que se beneficia una elite de funcionarios.

* Existe un pequeño número de posiciones clave, constituidas por los 465 “cargos en función ejecutiva” o “cargos críticos”. Muchos de estos cargos –dice Scialpi– fueron cubiertos por “concursos espurios”. A este grupo se suma un “Cuerpo de Administradores Gubernamentales” (son 200 en total), creado por la anterior gestión radical, con funciones de asesoría, que “se autoevalúan y promueven”. En ambos casos, la escala salarial parte de los 3.500 pesos, pudiendo superar cómodamente los 6.000 pesos. Además, cuentan con un régimen excepcional de licencias y beneficios. Los 3.500 pesos que para este grupo es piso salarial es techo para los oficiales del SINAPA (Sistema Nacional de la Profesión Administrativa), creado por Menem.
* Una red paralela de consultores y personal contratado, cofinanciados con el BID y Banco Mundial: son alrededor de 5000. “Su creciente importancia crea problemas de equidad, discriminación, dobles lealtades entre funcionarios políticos y de planta y trastornos en las actividades rutinarias”, aseguran los expertos.
* Las dificultades para remover a quienes ocupan los “cargos críticos”, han creado “otras nuevas capas de burocracia de elite”, porque la manera más fácil de “congelarlos” es creando una nueva estructura para el funcionario que se desea nombrar. Con lo cual existen “cargos duplicados, triplicados y direcciones colegiadas de gestión sin objetivos específicos reales” (...)


Más artículos interesantes sobre la administración pública 
(¡vamos Juan Manuel, ponéte las pilas!)

Pg12 - Suplemento Cash - Domingo, 27 de Julio de 2008
En mal Estado
En los últimos años el Estado volvió a intervenir en la economía, pero con un plantel de empleados públicos deshilachado, que perdió a sus mejores profesionales y sin incentivos. Es como ir a la guerra con un ejército desarmado. Según la Cepal, Argentina es el país de América latina que menos gasta en sus agentes. En Estados Unidos, el 17 por ciento de los ciudadanos son empleados públicos; en Inglaterra, el 12; en Brasil, el 8, y aquí sólo el 5. Por Roberto Navarro.

LA CRISIS DEL APARATO ESTATAL
Pg 12 - Suplemento Cash - Domingo, 27 de Julio de 2008
“Reconstrucción pendiente”Por TOMAS RAFFO, Economista CTA

LA CRISIS DEL APARATO ESTATAL
Pg 12 - Suplemento Cash - Domingo, 27 de Julio de 2008
“Faltan equipos técnicos” Por JUAN GRAÑA, Investigador del Ceped


La Nación Economía Domingo 4 de abril 2010 - La Argentina incorpora 377 empleados públicos por día.
El Estado kirchnerista
Desde 2003, la Nación, las provincias, las municipalidades y las sociedades del Estado contrataron alrededor de 911.000 trabajadores. Por Diego Cabot.

Entradas relacionadas:



martes, 7 de septiembre de 2010

Viejos tiempos en SEGBA







































































































































Trabajé en la vieja SEGBA (Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires) desde 1973 hasta 1991 cuando se privatizó, convirtiéndose en las actuales EDENOR, EDESUR y EDELAP. Una empresa del Estado que tuvo autogestión obrera hasta la llegada de la dictadura militar en 1976 (todo un tema en si mismo porque estaba lejos de ser una chantada--ver referencia más abajo (*). Estuve al principio en la casa central de Balcarce 184 de Capital y mayoritariamente en la Sucursal Olivos de Avenida Maipú.

De todo aquello me quedaron estos papeles y fotos encontrados en algún rincón y bastantes recuerdos: mi sufrida adaptación a las normas después de salir rebelde de la secundaria y las eternas llegadas tarde haciendo equilibrio entre las ganas de vivir, los estudios y la almohada; la huelga de Luz y Fuerza en 1977, la primera hecha a la dictadura, que derivó en la desaparición de Oscar Smith; el censo de 1980 en la villa de Melo y Constituyentes de Villa Martelli, la experiencia efímera como delegado en un sindicato domesticado, la movida del boletín interno "El electrón curioso" con un grupo de amigos. Y un montón de gente querible con la que convivía quizás en otra longitud de onda, pero que me ayudó mucho a crecer (claro que en todos lados hay discriminadores por miedo y traicioneros por inercia... una ley de la vida).

Una tarjeta para fichar los ingresos, amonestaciones provistas por Recursos Humanos y chistes alusivos a mi vida en esos tiempos.
En las fotos, frente a una vieja máquina Olivetti, los grandes Luis "Pipa" García y Jorge Chaparro de San Fernando; Ricardo "polaco" Satek y "Pupi" Rimasa, el "Negro" López y Marito Mancuso (en la despedida de solteros 1982 en Florida). En la oficina, hacia la izquierda Cristina Poggi, Liliana Weiss, Norma y su hermana Cristina, yo con remera rayada de espantosos colores, el Negro López, la gallega Ema (al fondo) y "Titi" al lado de Pipa. Por la derecha, Stella, Jorge Esteban, Mirta Gramajo, Martita, Néstor Tucat medio escondido, el originalísimo jefe Ferrari Villegas y Chochi Castro. Faltan el popular "tano" Josué De Simone, el mejor redactor y el peor operario (llegó a dejar sin luz a la Casa Rosada al meterse  en la cámara que le proveía de energía) y el gran compañero Charlie Garraza, que me dedicó ese autógrafo, entre otros. Un grupo de sobrevivientes en este trajín llamado vida. Amigos: sepan disculpar las molestias ocasionadas y un gran beso en el aire para todos.

Unos parrafitos finales para la tristeza de la privatización menemista de SEGBA, 1991. De como -en vez de intentar hacer más eficiente la empresa bajo la órbita del Estado- la desguazaron ante el beneplácito de los empresarios y los políticos y sindicalistas cómplices que festejaban el bochorno. "Nada de lo que deba quedar en manos del Estado quedará en manos del Estado", se mandaba en esos días en un furcio inigualable el corrupto abogado Roberto Dromi, superministro menemista. Monopolios vírgenes para la globalización que desembarcaba en estas pampas sin necesidad de dictaduras ni Martínez de Hoz. Los mismos dirigentes sindicales, olvidando viejas luchas, sin chistar admitieron que el Sindicato de Luz y Fuerza pasara en poco tiempo de ser uno de los más pujantes del país (con unos 13000 afiliados) a casi una mutual de jubilados de 2500.


Nadie se engañe: en las empresas del Estado dominaban los negociados de "la patria contratista", como se llamaba a la tercerización del mantenimiento técnico y ampliaciones de redes a empresas de algún amigo o testaferro con personal de trabajo en gris, con costos superiores a los del plantel propio y calidad de trabajo paupérrima. Pero la solución racional no era privatizar y desguazar todo sino acabar con la corrupción e imponer un esquema más eficiente. Demasiado objetivo para nuestra mediocre clase política.

Como suelo repetir en muchos pasajes de este blog, no me considero nadie, solo un tipo honesto  y por eso no presumo de nada. Pero si de algo me puedo jactar es de haber estado seguro dentro mío, ante aquella decepción, que algún día vendría un político que en una campaña propondría que las empresas de servicios privatizadas fueran nuevamente estatizadas. No le erré por mucho, ¿verdad? En estos años se nacionalizaron o estatizaron los restos del saqueo de Aerolíneas Argentinas, Obras Sanitarias-Aguas Argentinas e YPF y muchos políticos que aplaudieron las privatizaciones aclamaron ahora el nuevo proceso. Tengo claro también que los dirigentes no nacen de un repollo y son producto de la sociedad en que viven.

Les pregunto a los que saben: ¿hubiera estado feliz Oscar Smith con las privatizaciones? ¿Si el gremio pudo enfrentarse a una dictadura porqué no intervino decididamente para discutir las privatizaciones en plena democracia? El sindicato nunca fue un dechado de democracia en esos años -nada de cuestionar delegados, balances y esas cosas, reinaban las listas únicas o "de unidad" y el acomodo- pero al menos iba para adelante por las conquistas de sus trabajadores, cosas que en los años que siguieron "los gordos" cambiaron por los grandes negocios personales, directamente. El titular del gremio desde hace 29 años es Oscar Lescano, vive en San Isidro y uno de sus hobbies es jugar a la ruleta: visitó en numerosas oportunidades los casinos de Las Vegas. Salió del silencio de años hace unos meses para atacar a su antiguo enemigo Hugo Moyano, jefe de la CGT (ver más abajo). Pero un tiempo después intentó justificarse de su traición a los trabajadores y al país con las mentiras más increíbles. Merece que le dediquen un rato y lo lean para intentar descifrar una mente humana perversa:



Por Diego Sehinkman | Para LA NACION Sábado 20/10/12.

A pesar que apenas trabajé en la privatizada Edenor unos meses, supe que los trabajadores que decidieron quedarse en las privatizadas fueron manoseados por los nuevos gerentes, para quienes -a pesar de su impagable experiencia laboral- eran poco menos que "indeseables". Los planteles eran cubiertos por pibes mediante contratos basura de bajo costo, aptos para moldear como masilla, sin los "vicios" de los viejos estatales. Y no se afiliaban al gremio, claro. No es que no haya escuchado versiones distintas pero creo que ese fue el promedio. Además, la gente es muy extraña en su relación con el poder y se adapta de distinta manera, generalmente decadente. Horanosaurus.


(*) para indagar sobre la experiencia de autogestión en SEGBA, liderada por Juan José Taccone, recomiendo el libro "La gestión sindical en Segba" del investigador Ricardo Graziano. Biblioteca Política Argentina. Centro Editor de América Latina. 1989.

Algunos artículos para leer sobre Luz y Fuerza y Oscar Smith:

* "Smith murió en mi celda". Quién dice haber sido su compañero de prisión asegura que el sindicalista murió torturado, en enero de 1978. Clarín 20/04/98. Por Enrique Arrosagaray.

* "La muerte de Taccone, un histórico del sindicalismo". 02/09/07. Clarín.

* "Smith, Lescano y la miserabilidad de Pablo Moyano". 24/05/11. Urgente 24. Declaración de Oscar Lescano sobre la intervención del sindicato por los militares y la desaparición de Oscar Smith, durante el juicio por la Verdad.

* "Somos necesarios para que haya paz social". 04/12/11. La Nación. Suplemento Enfoques. Entrevista a Oscar Lescano por Ricardo Carpena.