miércoles, 23 de marzo de 2011

ONCCA: un final poco inteligente.


















Allá por junio de 2010 escribí en este blog el artículo ONCCA: ¿cerrarla o defenderla?, para intentar dar un pantallazo de la situación de este organismo lamentablemente desprestigiado ante la opinión pública debido al accionar del actual gobierno, que indirectamente desmereció la labor desarrollada durante años por sus técnicos.


En la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados se hallaban en discusión tres proyectos presentados por la oposición para modificar el enfoque de esta Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (1) y el propio personal del organismo pugnaba por una solución al meollo político que estorbaba su normal desenvolvimiento (2).

Pues bien, ya que la Presidente Cristina Kirchner despachó el viernes 25 de febrero pasado los decretos Nros. 192 y 193/11, donde se ordena la disolución de la ONCCA, no quedaría más que discutir. Administrativamente se dividieron sus funciones: el reparto de dinero para compensaciones y subsidios a producciones agropecuarias pasaron a una nueva sección de nombre ininteligible (3) en el Ministerio de Economía (lo manejarán Amado Boudou y Guillermo Moreno). Y las tradicionales tareas de fiscalización de los mercados de carnes, granos y lácteos (un estorbo técnico sin mayor rédito político) pasan al minusválido MAGyP-Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (de Julián Domínguez).

Pero si se repartieron las mismas funciones que tenía, ¿para qué la disolvieron? Si bien la última presidencia de la ONCCA de Juan Manuel Campillo (4) había logrado despegarse un poco de los escándalos de corrupción originados en las gestiones anteriores de Ricardo Echegaray (recordemos, luego “premiado” con la jefatura de la AFIP) y de su delfín Emilio Eyras, desde la Casa Rosada quisieron ahorrarse el tratamiento tortuoso que se les venía en el Congreso con los proyectos mencionados en este año electoral, lo cual ventilaría nuevamente esos cohechos indefendibles.

Por eso el kirchnerismo no quiso discutir nada: para proteger a sus funcionarios altamente sospechados y no perder votos. Y porque tampoco les interesa la institucionalidad, la cosa pública, el Estado. Administrativamente son de terror: modifican leyes mediante decretos y decretos con resoluciones. Los advenedizos funcionarios K suelen usar memos y mail para dar instrucciones; faltaría que den órdenes por Facebook. Pero, ¿qué puede sorprender si el secretario de Comercio Guillermo Moreno reglamenta los mercados con normas no escritas gritando por teléfono? Con una justicia independiente y decidida, volarían todas sus decisiones políticas por el aire.

A pocos días de los decretos mencionados -por reclamos que se generaron- se dieron cuenta que algunas exportaciones cárnicas se veían frenadas: este mismo gobierno había dispuesto hace años que deben pasar un filtro político-burocrático denominado “ROE” (Registro de Operaciones de Exportación) que discrimina envíos para que no se desabastezca el mercado interno y, de paso, permite beneficiar a empresarios amigos. Esos ROE se gestionaban en la ex ONCCA, como también la cuota Hilton, su trazabilidad y la fiscalización de los mercados internos de granos, carnes y lácteos, hoy librados al azar.

Con el nivel lamentable que tienen los dirigentes políticos de la Argentina de hoy era impensable utilizar en forma transparente una recurso de política económica como son los subsidios o compensaciones a la producción agropecuaria (feedlots, avícolas, molinos harineros, etc.) Era previsible que desataría una corrupción incontrolable. Lo mismo ocurría y ocurre con los que se aplican al transporte, a la energía y tantos otros sectores, adoptados por el kirchnerismo. Porque terminan usados como caja política y para el aumento de ostentación de los corruptos, que encima parecen ser premiados socialmente.

En el primer peronismo (el de Perón y Evita), la amplísima vía de ascenso social era el trabajo; en esta lamentable versión pigmea está restringida a estos dirigentes devenidos "funcionarios" y se logra mediante la corrupción. A los argentinos parece no importarles. ¿Tan poca conciencia política tenemos? Nuestros jueces, que se hacen los distraídos, son tan corruptos como ellos y son parte de ese engranaje siniestro.

La práctica de los subsidios y compensaciones es una herramienta económica que debe ser desterrada, porque hace al país bananero que somos hoy. No nos quejemos después de nuestra sociedad injusta, excluyente o insegura si la corrupción nos da lo mismo. No nos gastemos en educar a nuestros hijos: entrenémoslos directamente para ser egoístas y corruptos y puedan competir mejor. ¡No seamos hipócritas!

Cristina Kirchner -que ganó en las urnas prometiendo entre otras cosas mayor institucionalidad- cerró las tapas del libro ONCCA y listo. ¿Qué importa el diálogo? En los hechos, maltrata al Estado con igual saña que Menem.

Los $ 3600 millones que distribuía la ex Oficina Nacional ahora la repartirán (¿sin apoyo administrativo? ¿con menos control todavía?) el ministro de Economía y el secretario de Comercio. ¡Peor que antes! A los empleados del organismo (el 95% son contratados en Argeninta, personal en “gris”) les prometieron no ser despedidos. Nadie habló de los ñoquis. Las verdaderas funciones técnicas, propias del organismo disuelto, cada vez más desprestigiadas (5)

Mi conclusión es pesimista: nuevamente el axioma “que algo cambie para que nada cambie”. ¿Porqué nunca una solución inteligente y planificada de la cosa pública? Pero, ¿para qué me lo pregunto si conozco la respuesta? Mejor dicho, ¿se puede hacer algo para cambiar este triste presente? Horanosaurus.

(1) Había un proyecto presentado por el diputado Atilio Benedetti (de ACyS de Entre Ríos) y defendido por Ulises Forte, de la UCR de La Pampa y dirigente de la Federación Agraria, pensando una ONCCA menos "poderosa" que la actual pero con peso para intervenir en los mercados agropecuarios para asegurar su equilibrio y fiscalizar su transparencia; en pocas palabras, una Oficina Nacional como la que había antes de la versión del actual gobierno. “Queremos una Oncca que sea mezcla de ente fiscalizador del comercio y junta de granos, para intervenir, por ejemplo, en el caso del trigo, cuyo mercado no funciona (…) no estoy diciendo que queremos una intervención perpetua del Estado en el mercado, pero sí que el Estado se reserve la facultad de intervenir cuando el mercado no funcione (…) Como todos los demás proyectos, el nuestro apunta a que no haya más ROE, ni reparto de subsidios de forma irregular, y que no haya más excesos. Que la Oncca intervenga para nosotros no es sinónimo de cierre de exportaciones ni restricción al comercio"

Un segundo proyecto, el de Ricardo Buryaile, de la Acción Cívica y Social de Formosa y CRA, para que la Oficina dependiera del Ministerio de Agricultura perdiendo atribuciones, presupuesto y autarquía. Que fiscalice comercio y exportación pero que no regule los mercados. "Creo que nuestro mayor desafío u obstáculo es hacer una buena ley, porque si hacemos una buena ley, va a ser muy fácil aprobarla. No hay nadie, ni siquiera los kirchneristas, que quiera sostener a la Oncca actual. Todos coincidimos en que hay que terminar con la forma en que está funcionando la repartición hoy".

Por último, el de Christian Gribaudo del PRO porteño, propugnaba eliminar la ONCCA para que las irregularidades desaparezcan y trasladarle las funciones a Agricultura en una “Secretaría de Comercialización Agropecuaria”, propugnando la eliminación de las normas fijadas para compensaciones y registros de exportación y tendiendo a normas que garanticen mayor libertad de comercio interno y externo.

(2) En esa misma época, una Asamblea de Trabajadores de la ONCCA-Junta Interna de ATE proponía: “Cuando escuchamos decir que se quiere cerrar la ONCCA nos preguntamos primero qué piensan hacer con el personal que en este organismo se desempeña pero también qué piensan hacer con todas estas acciones, la información, los saberes y el conocimiento que en estos años de existencia del organismo ha capitalizado el sector público. ¿O no hemos aprendido los argentinos los costos de la retirada del Estado en las actividades claves de la economía, la cultura y la educación?” (…) “los trabajadores no tenemos nada que ver con los hechos de corrupción denunciados”.

(3) “Unidad de Coordinación y Evaluación de Subsidios al Consumo Interno”.

(4) Contador ex ministro de Hacienda de Santa Cruz durante gran parte de las gobernaciones de Néstor Kirchner, responsable del depósito en el exterior de los famosos 500 millones de dólares provinciales ¿desaparecidos? Al asumir, prometió transformar al organismo en la “ONCCA del Bicentenario” pero parece que de la Casa Rosada nadie le avisó de los decretos de disolución en gestación. No se puede ser bueno.

(5) Explicado en notas anteriores sobre la ONCCA y la Administración Pública Nacional-APN, la Oficina se creó en 1996 para que se cumplan las leyes fiscalizadoras remanentes por la disolución de las Juntas Nacionales de Granos y de Carnes durante el menemato. Los agentes de carrera originales no superan hoy la treintena y fueron contínuamente desplazados por políticos y amigos de políticos que, aprovechando la falta de estructura administrativa-legal del organismo, tomaron los puestos dirigenciales. Entre ellos, a modo de ejemplo, los once imputados por corrupción en la entrega de subsidios, acusados de asociación ilícita. El personal actual ronda las quinientas personas, con niveles de capacitación y retribuciones disímiles, debido al sistema irregular de admisión y contratación laboral que impera en la APN.









Un análisis bastante ajustado de la situación puede leerse en:

"La máquina de impedir" - La Nación Suplemento Campo, 26/03/11.
"Con poder y plagado de sospechas" - La Nación Suplemento Campo, 26/03/11.
"Falta de certezas en el gobierno" - La Nación Suplemento Campo, 26/03/11.












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miércoles, 16 de marzo de 2011

¡Los kirchneristas enloquecieron!


Cuando vi este cartel me puse más loco que de costumbre. Es increíble: Kirchner junto a John William Cooke, el Pepe Rosa, Scalabrini Ortiz, Fermín Chávez y Jauretche! Los K se están fanatizando mal. ¡Se fueron a la bankina! Néstor Kirchner no debe haber pronunciado ni media frase en toda su vida política que lo equipare con los baluartes del pensamiento nacional que han insertado en esta presentación. Si fuera como estos publicistas imaginan -y estos dirigentes de cuarta piensan- de seguro se trataría del pensador nacional con mayor cantidad de millones de dólares en el banco. Rara proeza. Con una bonanza similar en el país, el General Perón dignificó a la masa obrera, refundó Argentina y sus obras se ven 60 años después. A los Kirchner ni siquiera les interesa combatir la corrupción: le llaman "efecto secundario". ¿Planificar? ¿Qué es eso? ¿Trabajar? Para los boludos. Y estas fotos complicadas, ¿donde las escondemos? No hace falta: de acuerdo al nuevo acuerdo kirchnerista con Nemen (ver noticia abajo) está todo bien, siga la joda. ¿No sienten ni un poquito de verguenza? Por último,  aunque escribo muchas 'diatribas' contra este gobierno antiperonista, sobre el llamado "relato" que le venden a la gilada ya me referí en la entrada "¿Porqué el kirchnerismo es populismo decadente?", que tiene información complementaria. Horanosaurus. 








Cavallo: "Kirchner era un entusiasta defensor de la convertibilidad" - Clarín 02/04/11. (...) “Néstor Kirchner apoyó todas las reformas económicas de los noventa. Era un entusiasta defensor de la convertibilidad ”, dijo ayer en coincidencia con el cumplimiento de los 20 años de aquel plan económico (...) le digo más, le voy a contar una anécdota —agregó Cavallo—. Cuando yo era candidato a presidente y Duhalde estaba con Palito Ortega (en la fórmula presidencial), como las encuestas daban que Duhalde perdía, Kirchner promovió una reunión entre Duhalde y yo y propuso hablar con Palito para que yo fuera candidato a vicepresidente. Yo le dije que si hacíamos eso, como el discurso de Duhalde era contrario a la convertibilidad, podíamos perder porque De la Rúa se había apropiado de la convertibilidad. Duhalde hizo una encuesta que me dio la razón: de cada diez personas que me votaban a mí, sólo el 3 por ciento se trasladaba a Duhalde (...) Kirchner no le aceptó a Duhalde ser jefe de Gabinete -cuando era presidente- porque estaba en total desacuerdo de la pesificación y con el abandono de la convertibilidad” (...)
Clarín 12/03/11.  Por Jorge Yabkowski - Presidente de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la ArgentinaEn Buenos Aires, Salvador Mazza y Ernesto Che Guevara, dos ilustres médicos argentinos, todavía esperan que algún hospital los recuerde. El frenesí de bautizar Néstor Kirchner a calles, plazas, campeonatos, aulas y demás dependencias y lugares públicos le llegó ahora al Hospital de El Cruce de Florencio Varela. Construido y financiado por el Ministerio de Salud de la Nación, el hospital no es ni nacional, ni provincial ni municipal. Es SAMIC: la ley que creó estos engendros autárquicos es de 1967. La dictadura de Onganía la implantó como primer modelo para promover la autogestión hospitalaria. Hospital empresa, sin carrera profesional y con trabajo precarizado. Así se armó el Hospital de El Cruce. Sin ningún profesional en blanco, con dineros provistos por la Nación y administrados por un directorio que rinde cuentas a quien sabe quién. Ginés González García, ex ministro de salud de Duhalde y Néstor Kirchner, propugnó la extensión de este modelo precarizador y privatizante a todo el país. Así se concesionó a los catalanes de Santa Tecla el Hospital de Niños de Salta, se abrió bajo ese modelo el nuevo Hospital General de Posadas y el Hospital Pediátrico de Santiago del Estero. Ginés, con el aval de ambos presidentes, diseñó el plan de incorporación de trabajo precario en salud más grande de las últimas dos décadas: 6000 profesionales del plan de médicos comunitarios que cobran 2500 pesos de manera irregular y en negro a través de transferencias a provincias y municipios que engordan la caja de intendentes y gobernadores. El intendente Pereyra, un ultra K que no teme a las colectoras, Carlos Kunkel y su esposa, la senadora Fioramonti, el ministro de Salud provincial, Alejandro Collia, entre otros, participaron de la ceremonia. Como frutilla del postre al aula del hospital se le puso el nombre de Ramón Carrillo, que no sólo construyó cien veces más hospitales en siete años que Duhalde y los Kirchner en una década , sino que incorporó profesionales en blanco, con buenos sueldos y beneficios sociales para hacerlos funcionar.




Cristina logró hasta un Menemnauta... 
(Polémica por el acuerdo en La Rioja). Hacía tiempo que Carlos Menem no ocupaba el centro de los comentarios políticos pero volvió a ocurrir, al concretar, con habilidad, un acuerdo con el Frente para la Victoria en La Rioja que a él le permitirá renovar su banca de senador nacional. En la red social Twitter apareció hasta un dibujo de Menemnauta imitando al Nestornauta que había difundido la agencia Telam. Urgente 24. 24/03/11.
Pino Solanas: "Es sorprendente que intelectuales y artistas hayan comprado que el Gobierno es progresista"
Clarín 30/05/11. Mientras camina "cuatro barrios" por día en su campaña para tratar de convertirse en el próximo jefe de Gobierno de la Ciudad, el cineasta Fernando "Pino" Solanas volvió a marcar hoy diferencias con el kirchnerismo, insistió en que será él, y no el oficialista Daniel Filmus, el que irá al balotaje contra el actual intendente, Mauricio Macri, y resaltó que, si no es así, ni se le pasa por la cabeza recomendarle a sus votantes a quién votar en la segunda vuelta de las elecciones porteñas. En tren de dejar en claro sus diferencias con el kirchnerismo, Pino consideró "sorprendente que haya intelectuales y artistas que se puedan haber comprado que están realmente ante un Gobierno progresista""Los Kirchner –apuntó en declaraciones a radio El Mundo- hicieron de Santa Cruz un feudo. Y el kirchnerismo es la continuidad del PJ". Néstor Kirchner, recordó el cineasta, "era un gobernador del PJ que apoyaba la gestión de (el entonces presidente Carlos) Menem y (su ministro de Economía Domingo) Cavallo". "Hay una profunda crisis si todos son progresistas. En política, uno se marca en función de proyectos y miradas sobre el país. No se puede confundir todo", agregó. Y si bien aclaró que no niega que "el gobierno de los Kirchner haya tenido políticas progresistas", remarcó también que "las tienen todos los gobiernos del mundo" (...) 

viernes, 11 de marzo de 2011

Los 70 en la Argentina I
















































Señoras y señores, este el tema sobre el que la mayoría de los argentinos gusta opinar gratuitamente. Lo hacen los cagones que se escondieron oportunamente bajo la cama, los que asesinaron diciendo defender a Dios y a la Patria o los que decían ser vanguardia de los trabajadores. También, los que sin haber vivido en esa época, tratan de autoconvencerse de lo que creen sin haber leído nada o leído mal, para quedarse en su zona de confort. 

Faltando pocos meses para que se llamara a elecciones y salieran del poder Isabel Perón y su controvertido entorno,  en aquel fatídico 1976, la mayoría de los ciudadanos quería adelantar su final, para acabar con el desorden público reinante. Como un virus atacando nuestra CPU, parecían haber olvidado de pronto cuanto había costado recuperar la democracia después de la dictadura de Lanusse. Una falta de inteligencia propia de nuestra idiosincracia, de una sociedad que no aprendía de sus propios errores. La gente común pedía a los milicos y -aún sin consenso popular- la rebeldía de una parte de la juventud apoyaba a los grupos armados pseudorevolucionarios, descreída de cualquier valor democrático.

Esta serie de entradas rescata unos cuantos artículos -sea de gente considerada "progre" o de medios considerados conservadores- que me parecen muy útiles para ir arrimándose con mente abierta al difícil tema de nuestros años 70. Desde ya, no comparto todas sus expresiones pero me parece que aportan ideas interesantes de analizar. No tengo derecho a pedirle nada a nadie, pero quien se acerque a estas lecturas -por su propio provecho- debería empezar por dejar de lado sus pre-juicios. No se trata de imponer nada, sino de formar un criterio propio y crítico.

No se que pasa en otros lados pero es un deporte argentino escuchar lo que dice su interlocutor con el solo fin de clasificarlo/rotularlo como paso previo a descalificarlo y subestimarlo para de reafirmar las propias ideas. Ante eso planto y digo: 

Los milicos no tenían derecho alguno a interrumpir la democracia bajo ningún concepto. Jamás tuvieron capacidad ni para atarse los borceguíes; menos para conducir los destinos un país y ser factor de poder, con una ideología protozoica formada desde el imperio durante la guerra fría. Cometida la ilegalidad, humillaron la Constitución Argentina y todas sus normas y violaron los derechos humanos del modo más infame, cobarde e indefendible conocido. Los irrepresentativos grupos armados pseudo-revolucionarios, en su soberbia se declaraban vanguardia del pueblo trabajador pero eran incapaces de ganar una banca de diputado provincial en una elección libre. Por más idealistas que alguno los quiera considerar en su estupidez, sus acciones y sus comunicados eran realmente delirantes. La clase política y los religiosos -salvo contadísimas excepciones- fueron una  muestra suprema de cobardía que a lo sumo pretendieron sobarle los oídos a los genocidas para atenuar la represión, ganar su simpatía y lograr un respiro, como en el nazismo. Los medios de comunicación, por miedo, ideología o lo que sea, fueron colaboracionistas del régimen. La gente común, víctima de aquél ataque de amnesia, solo atinaba a mencionar "algo habrán hecho", cuando desaparecían sin distinciones a cualquier disidente. Horanosaurus.  












Revista Ñ 22/05/04 - Debates

La juventud como protagonista, la política como referencia obligada, el arte posando su mirada sobre las víctimas, fueron las marcas de una época que vuelve a debatirse por sus rotundos contrastes. Por Marcos Mayer. 

El apego a los principios
Por Miguel Bonasso. Escritor y Diputado Nacional. Revista Ñ 22/05/04.


"Los setenta son una etapa de gran exaltación, una sensación de que casi todo era posible. Llego a la militancia un poco tarde, entré directamente al peronismo por la izquierda, por el peronismo marxista de John William Cooke. Y el proceso de radicalización fue muy rápido. Un fenómeno que tiene mucho que ver con la segunda mitad de los 60, tal vez como reacción a tanto golpe de Estado, a una Argentina donde la portación de pelo largo ya era una condena. Una generación que vive la guerra fría, la contrainsurgencia hemisférica, la pelea peronistas-antiperonistas, el bombardeo a la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955, esa gran masacre olvidada. Esa sensación de que todo era posible se cae claramente al final de hacer la investigación con Jaime Dri para “Recuerdos de la muerte”. Ahí siento que nuestra derrota es muy profunda y que es producto no solo de lo que hizo el enemigo sino de nuestros propios errores.

Tal vez podamos pecar de simplismo, o por una visión heroica o romántica de la existencia. Aquella fue una etapa dionisíaca, tal vez el paradigma de esto sea la frase del Che: “las condiciones subjetivas están dadas”. La percepción del poder era muy cándida. Y desconocíamos hasta que punto podía haber miserias en nuestro propio campo. Lo que más me han sacudido fueron las traiciones, no la del pobre tipo que está en el potro de los tormentos. Pienso en realidad en tipos como Galimberti, personajes demoníacos. Finalmente, aquel romanticismo expresaba un gran optimismo en la humanidad y ahora estamos en un mundo muy cruel, de primates. Hemos ganado en experiencia y perdido mucho en ilusión. Lo que me angustia es que esa sociedad injusta que me llevó en los 70 a participar de la Juventud Peronista se ha tornado mucho más desigual. Algo que sería rescatable de ese tiempo, que se ha perdido y que si me da nostalgia, es la coherencia. La cosa guevarista, por decir algo arriesgado. Lo que singulariza al Che es la congruencia entre su discurso y su vida. Lo que se ha perdido es el apego a los principios. Hay una hipocresía que nos hace aparecer a algunos como exaltados, como bailando otro ritmo, cuando prometemos generar un nuevo humanismo."

Otras fuentes

LECTURAS Y MIRADAS DE EPOCA

LIBROS

-TV Guía negra.
Sylvina Wagner y Carlos Ulanovsky. De la Flor, 1974.
-La voluntad.
Eduardo Anguita y Martín Caparrós. Norma, 2000.

-Censura, autoritarismo y cultura argentina. 1960-1983.
Andrés Avellaneda. CEAL, 1986.
-La sangre derramada. Ensayo sobre la violencia política. José Pablo Feinmann. Ariel, 1999.
-Montoneros. La soberbia armada.Pablo Giussani. Planeta, 1997.
-Crónica del humor político en la Argentina. Jorge Palacio (Faruk). Sudamericana, 1993.
-Crónicas ejemplares. Diez años de periodismo antes del horror. 1965-1975. Enrique Raab. Perfil Libros, 1999.
-Ezeiza. Horacio Verbitzky. Planeta, 1986.
-El presidente que no fue. Miguel Bonasso. Planeta, 1997.
-Recuerdos de la muerte. Miguel Bonasso. Puntosur, 1984.
-La pasión según Trelew. Tomás Eloy Martínez. Granica, 1973.
-Montoneros: final de cuentas. Juan Gasparini. Puntosur, 1988.
-La nueva izquierda argentina: 1960-1980. Claudia Hilb y DanielLutzky. CEAL, 1984.
-De Perón a Lanusse 1943-1973. Félix Luna. Sudamericana, 1973.
-Todo o nada. María Seoane. Planeta, 1991.
-Conversaciones con Juan Gelman. Contraderrota. Montoneros y la revolución perdida. Roberto Mero. Contrapunto, 1986.
-Timerman. Graciela Mochkofsky. Sudamericana, 2004.
-Historia confidencial. Abrasha Rotemberg. Sudamericana, 2001.
-La pasión y la excepción. Beatriz Sarlo. Siglo XXI, 2003.
-La generación V. Miguel Grinberg. Emecé, 2004.
-López Rega. Marcelo Larraquy. Sudamericana, 2004.
-No digas nada. Biografía de Charly García.Sergio Marchi. Sudamericana, 1999.


PELICULAS 

-Operación Masacre. Jorge Cedrón. 1972.
-Heroína. Raúl de la Torre.1972.
-La hora de los hornos.Pino Solanas y Octavio Gettino-1968, exhibida públicamente en 1978.
-El camino hacia la muerte del viejo Reales. Gerardo Vallejo. 1971.
-Araucanos de Ruca Choroy. Jorge Prelorán. 1971.
-Quebracho. Ricardo Wullicher. 1974.
-La Patagonia rebelde. Héctor Olivera. 1974.
-La tregua. Sergio Renán, basada en la novela de Mario Benedetti. 1974.
-Juan Moreira.
Leonardo Favio. 1972.


Revista Ñ 22/05/04 - Entrevista


Clarín Zona. Domingo 25/01/2004. A pesar de que se ha escrito y filmado bastante, los años 70 aún son un enigma. Por Alberto González Toro. La década del setenta, en la Argentina, ha sido muy poco debatida, más allá de la coincidencia casi total de la sociedad en el rechazo a la dictadura. La literatura y el cine que se conocen hasta el momento, a pesar de los esfuerzos interpretativos, parecen reflejar sólo fragmentos de un momento muy complejo de la historia argentina. ¿Por qué es tan difícil abordarlo?

"Voy a utilizar una fórmula que no es mía: los años setenta forman parte de un pasado que duele. Me parece que, igual que ha ocurrido con experiencias históricas similares, la primera reacción de la sociedad es congelar y tapar el pasado. Con relación a otras experiencias, yo diría que en la Argentina el pasado se ha destapado relativamente pronto, considerando que los alemanes se pasaron casi cuarenta años sin tocar el tema de los nazis en lo más mínimo", dice el historiador Luis Alberto Romero.

Se han escrito varios libros — la mayoría de investigación periodística— sobre el período dictatorial, ya sea en el aspecto de la represión, de la violencia guerrillera o del modelo económico del régimen militar. En 2003 parece haber renacido el interés por los setenta. El periodista Marcelo Larraquy, por ejemplo, escribió “López Rega”, la biografía del secretario privado de Perón y creador de la Triple A, organización terrorista de ultraderecha que operó en 1974 y 1975. El músico y ex simpatizante del PRT, Gustavo Plis-Sterenberg, en “Monte Chingolo”, trata de desentrañar las razones del trágico copamiento del ERP, y de develar una historia que había quedado en un cono de sombras en sus detalles. Otro libro reciente es “El tren de la victoria”, de Cristina Zuker, que cuenta la patética "contraofensiva" de los Montoneros de 1979 y 1980, que dejó un saldo de varios guerrilleros desaparecidos, ente ellos su hermano. Se publicaron, también, dos novelas: “El Pepe Firmenich”, de Jorge E. Nedich, y “Papel Picado”, de Rolo Diez, un argentino que reside en México.

Sin embargo, para el filósofo y escritor José Pablo Feinmann, el debate sobre los setenta no produjo una decantación de temas que él considera esenciales. "Lo que todavía no se trató, del 76 en adelante, es el tema de la culpa y la responsabilidad colectivas, y muy pocos investigaron cómo fue la vida cotidiana bajo la dictadura. Yo lo trato en “La crítica de las armas”, primera novela argentina que lo hace. Casi no hay trabajos que analicen cómo la Argentina vivió el Mundial de Fútbol en 1978 o por qué el golpe contó con un gran apoyo civil en los primeros años. La reacción exitista de la sociedad ante la Guerra de Malvinas y el Mundial de Fútbol son dos vergüenzas no dimensionables directamente, como sí lo son la cancha de River y los quinientos metros que la separaban de la ESMA ".

El historiador Romero sostiene que los libros de investigación periodística son los primeros que se escriben, "es algo así como la primera versión de la historia". Después de aclarar que "a mí me interesa muchísimo la década del setenta", Romero explica que está escribiendo "una especie de balance de lo que se ha producido sobre esa época; trato de incluir la producción historiográfica, la periodística, los textos de memorias, y un etcétera importante. En realidad no es poco lo que se ha escrito. En los últimos diez años se ha desarrollado mucho la investigación histórica acerca de esa década, aunque la mayoría de los trabajos tiene un sesgo militante".

El cine también se ocupó de los setenta. Desde “La historia oficial”, de Luis Puenzo, hasta las dos últimas películas que mejor fueron tratadas por la crítica: “Garage Olimpo”, de Marco Bechis, y “Los rubios”, de Albertina Carri. En 1988, Héctor Olivera filmó “La noche de los lápices”, sobre el secuestro y desaparición de varios estudiantes secundarios de La Plata. Luego, se conocieron filmes como “Buenos Aires viceversa”, de Alejandro Agresti, o “El cielo por asalto”, de David Blaustein. Hace pocas semanas se terminó de rodar “La vida por Perón”, de Sergio Bellotti. Sin embargo, toda esta producción parecería integrar un rompecabezas que aún no se termina de armar, de comprender en toda su magnitud. 

"Los años setenta no se pueden entender sin el libro 'De la guerra', de Clausewitz; sin el general vietnamita Giap, sin el mariscal Von der Goltz y su obra 'La nación en armas', sin el Che, sin Fanon. Todo esto que confluye: dos militares prusianos, Clausewitz y Von der Goltz (admirados por Perón), Giap, el Che, Cooke, Castro, con Scalabrini Ortiz, Jauretche... era un cóctel poderosísimo, por eso es tan fascinante esa época. Creo que los jóvenes que hoy escriben sobre los setenta pueden publicar algunos libros documentados, pero —y que nadie se ofenda por lo que digo— en el aspecto interpretativo aún les falta mucho. Porque para interpretar esta época, tan compleja, hay que tener una formación en filosofía política muy vasta y muy profunda, que estos pibes no tienen", asegura Feinmann.

Romero, en cambio, entiende que los jóvenes son los que están en mejores condiciones para investigar esa década trágica. "La gente de mi edad se siente demasiado involucrada con esos años como para meterse en el tema", reflexiona el historiador (...) la llegada al gobierno de un hombre que militó en ese tiempo y que tiene a su alrededor a mucha gente que también lo hizo, ¿no será acaso como una rehabilitación histórica de ese pasado, como decir 'no estuvimos tan equivocados, algo hicimos de bueno entre tantas cosas criticables, formamos parte de la tradición legítima de la historia argentina"

La dictadura pierde la guerra y el gobierno

En Malvinas empieza el fin del proceso militar argentino. El deterioro era de tal magnitud que hasta los jefes del genocidio, como el ex almirante Massera, intentaban tomar distancia. Felipe Pigna. GPS-La historia en foco. Revista Viva. 26/06/11.

La tarde del 14 de junio de 1982 gente no muy acostumbrada a los gases lacrimógenos y otros con cierta gimnasia del pañuelo y el bicarbonato eran víctimas en la Plaza de Mayo de una brutal represión. Los que disparaban sus lanzagases eran los esbirros de uno de los peores presidentes de la historia argentina, Leopoldo Fortunato Galtieri, recordado popularmente por su amplia cultura… alcohólica y por llevarnos a una enloquecida guerra por una causa justa, pero ensuciada al ser promovida por una dictadura cívico-militar absolutamente antinacional.

El general –que soñaba con el carisma de Perón y que era un genocida en aquel Rosario fabril, portuario y estudiantil que en 1969 se había adelantado a Córdoba en aquello de los “azos”- convocó a un pueblo que ya no era el suyo a la Plaza que desde hacía cinco años era de las Madres. Pretendía explicar que, a pesar de los 164 comunicados militares victoriosos expedidos, habíamos perdido la guerra. No pudo hacerlo. La gente había ido a la Plaza para repudiarlo. La junta de tres jefes militares peleados entre sí obligó a Galtieri a renunciar y tras el breve paso por la presidencia de personajes increíbles como el mandamás del EAM78, almirante Lacoste, el primero de julio asumió el general Reynaldo Benito Bignone, quien dijo que habría elecciones antes de 1984.

Las Fuerzas Armadas presentaron en noviembre de 1982 un plan de 15 puntos, redactado por abogados y comunicadores sociales afines que serían, según ellos, la base de un acuerdo con los partidos. Les preocupaba, entre otras cosas, la “lucha antisubversiva”, los desaparecidos, el manejo de la deuda externa, las secuelas de las Malvinas y la participación institucional de las Fuerzas Armadas en el próximo gobierno democrático. Pero el plan de lucha lanzado por la CGT, el desarrollo del Movimiento de Juventudes Políticas y un irrefrenable prestigio de los organismos de derechos humanos obligó al conjunto de los partidos mayoritarios nucleados en la Multipartidaria a rechazar de plano el acuerdo.

La decadencia de la dictadura era total. Carecía de respaldo internacional y las cuentas fiscales estaban en bancarrota, lo que no impidió que el Estado se hiciera cargo de las deudas contraídas con bancos extranjeros por los empresarios más poderosos del país conocidos por su afinidad con los dictadores militares, como los “capitanes de la industria”.

En nombre del liberalismo, el mismo que proclamaba hasta unas semanas antes el no intervencionismo del Estado, la deuda privada de casi 15 mil millones de dólares fue estatizada y todos los argentinos obligados a hacerse cargo de la proclamada insolvencia de los astutos capitanes y sus socios, los generales, almirantes y brigadieres. El mecanismo usado fue el de los seguros de cambio. Como Domingo Cavallo suele despegarse de la responsabilidad exclusiva de la estatización de la deuda externa privada, vale conocer el staff completo de los co-responsables según la investigación de Alejandro Olmos: los ministros de economía Lorenzo Sigaut, Roberto Alemann, José María Dagnino Pastore y Jorge Whebe y los presidentes del Banco Central Julio Gómez, Egidio Ianella, el propio Cavallo y Julio González del Solar.

El 16 de diciembre la Multipartidaria realiza una “Marcha por la Democracia” en Plaza de Mayo. Se producen incidentes y la policía carga contra 100 mil manifestantes y uno de ellos, el joven obrero metalúrgico salteño de 28 años Dalmiro Flores, muere. El año 1983 se inicia con una triste noticia: el 18 de enero muere el ex presidente Illia. Su funeral se constituye en un acto de repudio a las autoridades de facto. El 28 de marzo la CGT lanza un nuevo paro general contra la política económica. Opinadores y hasta jefes de la dictadura comenzaban a abandonar aquel barco que se hundía. Emilio Massera, uno de los máximos responsables de la masacre del pueblo, ya había declarado como si fuera un turista: “Como antiguo protagonista del Proceso, mi propia desazón no conoce límites cuando veo… que no hemos alcanzado ninguno de los objetivos, excepto la victoria armada contra el terrorismo”.

Mientras millones de ciudadanos viven en la pobreza, grupos de elegidos aumentan sus riquezas sin el menor pudor. “… Es un precio muy alto pagado por mujeres y hombres de esta tierra, como para que ahora nos conformemos diciendo que se hizo un experimento y el experimento falló. Y falló. Hay que recorrer la República como yo lo hago para comprobar que de una punta a la otra, la ciudadanía está convencida de que falló” (discurso pronunciado por el almirante Emilio Eduardo Massera el 2 de octubre de 1981. La Nación, 3 de octubre de 1981).

A pesar de la apertura política, el aparato represivo continúa funcionando y el 17 de mayo son asesinados por policías bonaerenses los militantes montoneros Osvaldo Cambiasso y Enrique Pereyra Rossi. A la amnistía económica le seguiría la de la represión ilegal. La Junta Militar da a conocer lo que llama el “Documento Final sobre la Lucha Antisubversiva” en el cual declara que sólo Dios y la historia podrán juzgar los hechos del pasado reciente y que los desaparecidos “a los efectos jurídicos se considerarán muertos”. El documento provoca el inmediato rechazo de los organismos de derechos humanos, de todo el arco político opositor y aumenta el aislamiento internacional del gobierno militar al recibir duras críticas del Papa. Desconociendo la infalibilidad papal, el Episcopado argentino a través del obispo Antonio Quarracino califica al documento de “Valiente y bien hecho” con “aspectos positivos que puedne constituir un paso hacia la reconciliación”. Aquel mamotreto dictatorial que invocaba “a Dios y a la historia como únicos y supremos tribunales para los actos cometidos”, tuvo su complemento “legal” en un decreto-ley de Bignone, que establecía una verdadera autoamnistía y prohibía la investigación y el juzgamiento de los hechos represivos en los que estén involucrados miembros de las FF.AA. y colaboradores civiles.

Cobran fuerza los preparativos electorales y las urnas que según Galtieri estaban “bien guardadas” comienzan a prepararse. Para sorpresa de muchos, se impone el candidato radical Raúl Alfonsín con el 52% de los votos sobre el peronista Italo Lúder. Aquella noche, la consigna más escuchada fue “Se van y nunca volverán”. Era el fin de la pesadilla más negra de la historia argentina.


Es necesario diseñar un plan integral de reconciliación sin exclusiones, como antes lo hubo de muerte y terror. Editorial La Nación 30/07/11.

Desde su irrupción en el escenario nacional, el Frente para la Victoria ha pretendido adueñarse de la bandera de los derechos humanos en la Argentina. En parte movilizados por su absoluta inacción durante el prolongado ejercicio del poder en la provincia de Santa Cruz, donde hicieron muy buenas migas con los militares allí destacados, sus principales figuras han sobreactuado en los últimos ocho años de manera de imponer una única y maniquea visión sobre el complejo problema de nuestra historia reciente.

El giro se produjo al llegar a la Casa Rosada. Incluso después de haber resultado elegido, Néstor Kirchner dio marchas y contramarchas en la cuestión militar, según hay testimonios de su propio entorno inicial. Desde entonces, el kirchnerismo ha asumido una postura grandilocuente y grotesca, que ha impedido crear el terreno de mínima tolerancia y respeto a fin de que se genere el escenario superador del drama de hace más de treinta años. Así está envilecida la Nación, con los derechos humanos usufructuados para la facturación política y para facturaciones más subalternas, pero igualmente industriosas.

La falta de consideración con la tarea realizada en la materia por el ex presidente Raúl Alfonsín con inigualable coraje cívico y abriendo una experiencia de enjuiciamiento a militares desconocida hasta entonces en el mundo, y los agravios a notorios luchadores por los derechos humanos, como la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú o el ex fiscal Julio César Strassera, han sido indicativos de la falsedad del relato oficial de los hechos de aquella época y del armado a medida de los intereses de poder de la versión ahora oficial. La manipulación de las cifras del Indec ha sido la coronación de una obstinada vocación por distorsionar la realidad y la historia.

Ha habido en estos años actos de provocación asombrosa, hasta sin la debida consideración del entonces presidente Kirchner con el jefe del Ejército designado por él mismo, a quien colocó en la situación de bajar de una pared del Colegio Militar el cuadro del presidente de facto ante el que se había cuadrado como oficial en actividad. Situaciones de esa naturaleza anticiparon las mañas que habría para avivar el rencor y, allí donde anidara, los deseos de revancha por los años de dictadura, pero también para obstaculizar el sendero de la paz y unión permanente de los argentinos.

La caducidad de las leyes de obediencia debida y punto final, declaradas inconstitucionales por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en 2005 después de más de una década de sancionada, tampoco contribuyó a la pacificación nacional. A partir de esa interpretación, los tribunales inferiores han impedido el juzgamiento de la otra parte esencial del conflicto de los setenta: los guerrilleros que mataron a mansalva a cientos y cientos de argentinos, muchos de ellos civiles y ajenos por completo a la confrontación librada.

Alguien que en modo alguno podría ser catalogada como complaciente con los militares actuantes en la represión antiterrorista puso de relieve en el seno mismo del más alto tribunal del país lo controvertible de aquella decisión judicial. La doctora Carmen Argibay, incorporada a la Corte Suprema por iniciativa del presidente Kirchner, votó en contra de la inconstitucionalidad de los indultos. Se fundó para ello en la doctrina sentada por la Corte Suprema en 1990 que había alegado en la cuestión la existencia del principio superior de la "cosa juzgada". Y así, Argibay sostuvo en su voto que, "habiendo sido respaldado el indulto hace 17 años, ya no puede revisarse su legitimidad".

Tampoco es cierto que el carácter de lesa humanidad de tales crímenes, del que deviene su imprescriptibilidad, sea atribuible sólo a los delitos cometidos por militares. A ello se ha opuesto la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Lo hizo en la causa Almonacid, de septiembre de 2006, en la que sostuvo que deben ser penados los asesinatos ejecutados en un contexto de ataque generalizado o sistemático contra sectores de la población civil realizados tanto por el Estado como por una organización terrorista.

Ese mismo criterio ha sido sostenido por la Corte Penal Internacional en pronunciamientos recientes. Es oportuno señalar que dichos tribunales, como las convenciones y demás instrumentos internacionales a los que la Argentina se ha adherido libremente, tienen jerarquía constitucional en nuestro país, de conformidad con la reforma de 1994.

Estamos, pues, en medio de un escenario político montado por unos en detrimento de otros, con pingües ganancias para los pescadores de río revuelto. No es equitativo que algunas de las víctimas merezcan todo tipo de reconocimientos públicos y sus familiares sean adjudicatarios de costosas indemnizaciones para el erario nacional, mientras que otras sean consideradas por el Estado innombrables y reciban un desprecio que, por procedimientos inadmisibles, se pretende transmitir a parientes y extenderlos de generación en generación. Es la saña ejercida contra jefes y oficiales superiores de las Fuerzas Armadas -algunos de ellos con carreras profesionales brillantes- que han debido pasar a retiro sólo por el apellido que llevan.

El cumplimiento de penas de prisión perpetua en cárceles comunes por parte de los militares condenados seguirá siendo una expresión de enorme injusticia histórica si no es compartida por todos los protagonistas directos de los hechos de barbarie ocurridos hace tres décadas. Entiéndase bien: no puede haber juzgamiento, condena y demonización para unos, cuando ni siquiera hay un tibio reproche o una autocrítica respecto de los crímenes cometidos por los que originaron con su delirio la cruel e ilegal represión militar.

Así las cosas, es necesario diseñar un plan integral de reconciliación, como antes lo hubo de muerte y terror. Es menester convocar a las partes involucradas en forma directa, en primer lugar. Pero también a políticos, legisladores, intelectuales, hombres de la Iglesia y a todos aquellos ciudadanos destacados que sean capaces de contribuir con aportes para cerrar una penosa época de la Argentina.

Ninguna diatriba, ninguna amenaza debe arredrarnos de la voluntad de estimular ese espíritu.

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Día Internacional de la Mujer



La frase: "La gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual yo todavía no he podido responder, a pesar de mis 30 años de investigación del alma femenina, es: ¿qué quiere una mujer?" Sigmund Freud.

Soy algo machista pero juro que lo de la "Guía..." y sus 11 reglas es sólo una broma (*). Tampoco me importa aparentar sentimientos, total las mujeres nunca me hicieron caso ni me dieron mucha bola. No respondo tampoco por lo de Freud pero sospecho que algo sabía el barbado. Y respecto de las noticias y apreciaciones de los artículos de abajo, no puede afirmarse que sean ciencia (¡pero si no pudo Freud!) aunque intentan arrojar luz sobre el tema del alma femenina. 

Las cualidades femeninas son tantas como irreemplazables. La belleza que nos regalan, insustituible. También tienen defectos que le son propios, como los tienen los varones. No necesitan un día internacional para defender su género. No se a quien se le ocurrió. Sería necio desconocer que las mujeres son discriminadas, como también los pobres, los negros, los mulatos y criollos, los asalariados y tantos. La lucha por la liberación y la rebeldía no están divididas por géneros: son necesidades de la especie humana para evolucionar. No soy un tipo de los más inteligentes (ser machista seguramente lo demuestre) pero es lo que pienso. Un beso grande para todas ustedes, si recalan por aquí. Horanosaurus.


Las 10 cosas que hacen las argentinas y que les complican la vida

Clarin.com 08/03/11. Según una encuesta, a la cabeza aparece hacer más cosas de las que pueden. Pero también hay frustraciones en el plano amoroso y laboral. La mayoría busca la forma de revertirlas.

“Me quiero casar con una señorita…que sepa coser, que sepa bordar”. El arroz con leche quedó, indudablemente, viejo. En la actualidad habría que agregarle varias estrofas con condiciones modelo 2011: que trabaje, que esté divina, que se reserve espacios para sus hijos y marido, que haga –o al menos organice- las tareas del hogar, etcétera. Y todo eso sin morir en el intento. El “sexo débil” de ayer hace todo eso y más, aunque a menudo eso traiga dolores de cabeza y alguna que otra frustración. Y la mayoría de las féminas reconocen que querer hacer más cosas de las que pueden les complica la vida.

Así lo revela una reciente investigación de D’Alessio IROL, realizada entre 450 mujeres de todo el país. Ellas nombran, en promedio, hasta cuatro cosas de las que se arrepienten. A la cabeza del ranking se encuentra querer hacer más de lo que pueden (54%), seguido por no pedir ayuda (39%), no saber decir que no (37%) y no dedicarse tiempo a sí misma (37%).

Casi todas (nueve de cada diez) afirman que son capaces de hacer varias cosas al mismo tiempo y el 80% logran compatibilizar sin inconvenientes el trabajo con la familia.

“Curiosamente, aquello que es su gran fortaleza es lo que termina esclavizando a las mujeres: su gran habilidad para organizar los tiempos y para efectuar diferentes tareas en forma simultánea”, destaca el informe. Pero los arrepentimientos y frustraciones no sólo pasan por el aspecto laboral.

El plano amoroso y el estudio también ocupan un espacio importante. Tres de cada diez se arrepienten de intentar rescatar y llevar adelante una pareja que no va más. Y el 20% lamenta aceptar cosas por miedo a perderla, y un porcentaje similar tener sexo cuando no lo desea sólo por complacer a la otra parte. Al 30% de las consultadas le hubiera gustado seguir estudiando, pero abandonó su formación por priorizar el trabajo o la familia, entre otras cuestiones.

No obstante, lo bueno es que la mayoría no se queda en el lamento y hace cosas para poner en el haber lo que está del lado del debe. “Debí dejar de estudiar, pero seguí perfeccionándome continuamente con cursos de capacitación”, contó una de las encuestadas.

Al hablar de arrepentimientos, la respuesta que más surge en cuestiones de familia o pareja es el divorcio. No es fácil asimilar que lo que empezó como un sueño terminó hecho añicos. Sin embargo, gran parte de las consultadas destaca haber aprendido de la experiencia de la separación. “Ahora sé que no tengo que repetir ciertas estrategias”, comentó una.

Lo importante es que, ante situaciones o decisiones de las que se arrepienten o las angustian, las mujeres argentinas modelo 2011 no se resignan. Dos de cada diez afirman que lograron revertir los errores pasados y seis están abocadas a conseguir superarlos. De no aflojar se trata.

DIEZ COMPLICACIONES

1. Querer hacer más cosas de las que pueden (54%)
2. No pedir ayuda (39%)
3. No saber decir que no (37%)
4. No dedicarse tiempo a sí mismas (37%)
5. Intentar rescatar relaciones de pareja que no funcionan (30%
6. Creerse invulnerables (30%)

7. Abandonar los estudios (29%)
8. Dejar de relacionarse con amigas por estar en pareja (25%)
9. Aceptar cosas por miedo a perder a la pareja (22%)
10. Tener sexo cuando no lo desean (20%)

La Nación - Psicología & Salud - Sábado 12/03/11


Según el psicoterapeuta Juan David Nacio, doctor honoris causa de la UBA, los varones no asignan a las relaciones la misma relevancia. Por Sebastián A. Ríos  | LA NACION Sábado 22/12/12.

Por Hernán Iglesias Illa  | Para LA NACION Suplemento Sábado. 15/12/12. Un grupo de amigos argentinos aburridos intenta infructuosamente la ansiada y definitiva clasificación de las mujeres. 




BONUS TRACK 


El llamado "feminismo de género" llega acompañado de todo tipo de posiciones. Por Jorge Lanata. Clarín 10/03/18.

"La gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavía no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ¿Qué quiere una mujer?” Sigmund Freud.

Lo que quiere una mujer, en estos tiempos, parece bastante claro:igualdad de derechos. La discusión alrededor de la despenalización del aborto destapó en la sociedad una polémica mucho más global, que se manifiesta en el mundo. En el caso local hay que darle la bienvenida: algo nos saca del mediocre debate político de la Argentina, el declaracionismo, política de pasillo y los temas que se repiten como una mosca pegando contra una campana de cristal. Finalmente tenemos, en la Argentina, algo parecido a una discusión de ideas en la que nada se da por cierto de por sí. La demostración en la política fue clara: la presentación de un proyecto multipartidario (firmada también por todos los diputados kirchneristas que, en los últimos años, parecen haber vivido fuera del país o haber sido víctimas de la timidez legislativa). La presentación de otro proyecto por parte de un grupo de Cambiemos, por distinto que este sea, implica no haber entendido la importancia política de un proyecto común.

En la discusión pública, el llamado feminismo de género se presenta acompañado de todo tipo de posiciones. Al presumirse horizontal carece de liderazgos claros y consignas centralizadas y, muchas veces, termina cooptado por grupos minoritarios con posiciones ultras. Gran parte de la sociedad creyó en estos días que el feminismo está en contra de los hombres, que son sus enemigos. ¿Es realmente así? El razonamiento de que sólo las mujeres pueden hablar de sí mismas o de sus problemas es francamente absurdo: con ese criterio ningún conocimiento sería posible. “Como no tengo sida no puedo manifestarme a favor de las campañas de prevención. Como no soy romano no puedo estudiar historia antigua”.

La reacción de algunos grupos de mujeres frente al punto ha sido tan autoritaria como la conducta histórica de los hombres:“pueden venir a la marcha, pero marchan atrás” o “mejor hagan tal o cual cosa”. La propuesta de igualdad salarial, después de todo, ha sido del gobierno de un hombre, aunque venimos del de una mujer que nunca la contempló. Lo mismo sucede con el debate por la despenalización del aborto. Creo que lo mejor para todos sería una sociedad de hombres y mujeres justos, sin distinciones. Me permitirán citar algo que leí el jueves en la radio pero escribí hace más de veinte años:

”Creo en la igualdad entre los sexos porque creo en la igualdad, no en los sexos. En los sexos no se cree, los sexos son. Pero la igualdad se construye, y se pelea por ella”.

“La pregunta de si los hombres y las mujeres son iguales –escribe Dick Swaab en 'Somos nuestro cerebro'- pertenece al ámbito político o moral. En cambio, la de si son idénticos pertenece al ámbito científico”. Cito a Swaab –como podría hacer lo mismo con Camille Paglia o tantos otros- porque muchos de los tópicos de esta discusión han dejado completamente de lado a la biología. Y sin hacer ninguna apología del conductismo (Lombroso me libre) adjudicamos todo a los efectos de la cultura sin tomar en cuenta de que la cultura sucede en un cuerpo, en dos cuerpos distintos.

Hace unos años una legisladora pintoresca propuso que los juguetes dejaran de ser rosas o celestes. En 2002 Melisa Himer llevó a cabo un experimento, puso al alcance de individuos de ambos sexos y semanas de edad juguetes de marcado corte sexista: un camión y una pelota, una muñeca y una sartén. El resultado fue que los de sexo masculino mostraron una clara predilección por el coche y la pelota y los del femenino por la muñeca y la sartén, y un tercer grupo de juguetes neutros apenas tuvo éxito.

¿Estoy diciendo que entonces los hombres deben ser camioneros y las mujeres ir a la cocina? No. Estoy diciendo que los intereses, más allá de la cultura, pueden ser distintos. Quizás eso explique que las mujeres eligen determinadas carreras orientadas a las personas y no a las ciencias duras. Diferentes no debe querer decir desiguales. Las leyes no deben hacer diferencia alguna, ambos somos individuos de la especie humana. Al hablar de las diferencias salariales la discusión parece tan fuera de época como la de si los negros debieran tener derecho al voto. No hay acuerdo estadístico sobre la brecha –para algunos en Argentina es del 12% , para otros llega al 30%- pero en cualquier caso es insostenible. A igual trabajo igual salario es algo que ni vale la pena discutir. Lo mismo sucede con la violencia doméstica, el aborto o la segregación de cualquier tipo.

Pero como todo vendaval, la tercera ola del feminismo alienta también algunas iniciativas realmente extrañas: hemos llegado a “inventar” palabras que no pueden leerse. ¿O cómo leerían ustedes compañerxs o compañer@s? “¿Se imaginan ustedes los diccionarios llenos de formas con símbolos que no permiten su dicción?”, se pregunta Juan Pedro Gabino, un filólogo español. Eso, más allá de la discusión de vergüenza ajena cuando pudo escucharse al dictador Maduro decir “millones y millonas” o a la ministro de Educación de Santa Cruz dirigiéndose a los “jóvenes y jóvenas.” “El que inventó la historia de Adan y Eva es muy machista”, dijo la directora del Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres de Granada. “¿Es o no sexista utilizar el adjetivo 'juntos' masculino plural, en la oración 'Juan y María viven juntos?'”, se preguntó la Real Academia Española en un ensayo sobre el tema. Como este adjetivo no visibiliza el femenino, es de suponer que esa frase es sexista. ¿Qué hacer si el predicado fuera “están contentos” o “viven solos”? A un hombre se le escapa la frase “Ayer estuvimos comiendo en casa de mis padres”. ¿Estaré siendo sexista? ¿Debe decir de mi padre y madre? Por algo aún me niego a llamar “ex presidenta” a Cristina Kirchner. Si ella fuera eso, yo sería “periodisto”.

La polémica en la Argentina oscila entre la tragedia de miles de mujeres y las discusiones serias y un show-off en la televisión o el resto de los medios donde cualquier mujer, por el solo hecho de serlo, se siente capacitada para “panelear” sobre el asunto. El cupo del ridículo, en este caso, ya está bien cubierto por Malena Pichot. Sería bueno que a la discusión se sumaran mujeres inteligentes, sin prejuicios, para que junto a los hombres podamos dar vuelta las cosas.

(*) para bajar el archivo .wmv hay que entrar en mediafire.com clickeando en la imagen superior de esta entrada. Gracias Dr. Laconchagaray por el aporte

jueves, 10 de marzo de 2011

"Buen día, pereza" de Corinne Maier

Quizás sean discusiones que pueden darse el lujo de tener en el primer mundo. Ahí la premisa de los políticos seguramente sea obtener los votos de la gente prolongando lo más posible el estado de bienestar que lograron succionando al tercero sus recursos naturales. Muy posiblemente allá no tengan mano de obra esclava, trabajo infantil ni otras hermosas propuestas del capitalismo como en los suburbios del planeta, pero sus gentes también cohabitan con las multinacionales que todo lo pueden.

Y aunque las ideas de la francesa Corinne Maier en el libro con el nombre del título de arriba quizás solo pertenezcan al mundo del management y sean reformistas nomás, suenan risueñamente rebeldes porque contienen verdades que resultan de las relaciones humanas. Después de todo, no creo que nadie en el mundo trabaje en relación de dependencia canjeando su libertad por un sueldo insultante o para recibir órdenes desequilibradas de parte de jefes de menor coeficiente mental e integridad moral que los tuyos. Está bueno que alguien pare la pelota y les diga en la cara a esos idiotas que no pueden creerse que detrás de sus elegantes disfraces y actuando como autómatas resuelven la vida a la gente, generalizando la premisa que hay que vender más mes a  mes.

Qué inteligente la Maier: ¡además se los sacó de encima! Quizás no la conozcan y por eso este compendio del tema con un reportaje, las reacciones de algunos implicados y opiniones de presuntos expertos. Después, en "No Kid", se mete con los motivos para no tener hijos. Cínica y frontal, la chica. Yo se que deben existir razones filosóficas más profundas para todo esto pero no las dispongo. Horanosaurus.


















LA NACION – SABADO 07/08/04
LA POLEMICA POR LA SEMANA LABORAL

El manual de la pereza causa furor en Francia.

Aconseja a la gente ser vaga en el trabajo. El libro irrita a las grandes empresas y al gobierno, justo cuando éste quiere extender el número de horas laborables. El volumen es apoyado por gran parte de los sindicatos.

PARIS (De The Sunday Times). Francia podría estar en problemas. La aparición de un libro que aconseja a la gente ser vaga en el trabajo será, según se presume, uno de los manuales más leídos del verano boreal.

Algunos dirán, siguiendo con la broma, que era un libro que no hacía falta escribir y Bonjour paresse (“Buen día, pereza”) seguramente no le agradará a un gobierno que intenta convencer a los ciudadanos de que deben trabajar más horas.

El tema se describe sin rodeos en la cubierta del volumen: “El arte y la necesidad de hacer lo menos posible en el lugar de trabajo”. Corinne Maier, la autora, insiste en que es una broma, pero a su empleador EDF, la compañía francesa de electricidad, no le resulta divertida.

“Parece que no le gusta mi libro”, dijo Maier, y contó que EDF la acusó de intento de “corromper el sistema desde adentro”. En su libro, argumenta que la lealtad y la laboriosidad son tan raramente recompensadas que los empleados no pierden nada si hacen lo menos posible sin ser despedidos. Recomienda las licencias por enfermedad y la conversión al islam o al judaísmo, simplemente para conseguir días de vacaciones por razones religiosas. El libro desafía la advertencia del primer ministro Jean-Pierre Raffarin, quien ha declarado que la semana laboral de 35 horas, implantada hace sólo unos años por el gobierno socialista, amenaza con convertir a Francia en un campamento de vacaciones.

Según Maier, el problema no son las horas de trabajo, sino el sinsentido de muchos empleos. “La gente ya no tiene sueños-dijo. Estas grandes empresas quieren convertirnos a todos en esclavos.” Lo importante, opina Maier, es parecer ocupado y aconseja llevar carpetas siempre que se esté en la oficina. “Si una lleva un periódico en la mano, todos sospecharán que está en camino hacia el baño”. Además, si usted debe hacer un trabajo, hágalo con la mayor lentitud posible. No siente un precedente peligroso demostrándole a su jefe que usted es rápido.”

EDF, que está en disputa con los sindicatos debido a la privatización, declinó hacer comentarios sobre el libro, apoyado por todos los gremios. Maier, en tanto, recibió un memorando donde se la acusa de irse demasiado temprano de las reuniones.

El libro amenaza con reavivar el debate acerca de la actitud de los franceses hacia el trabajo. Algunos empleadores exigen más horas por la misma remuneración a cambio de no trasladar a sus empleados a los nuevos Estados miembros de la Unión Europea. Sin embargo, si los consejos de Maier se afianzan, la idea de trasladarlos a los otros países se tornará aún más atractiva para los empleadores. Mathew Campbell. Traducción: Mirta Rosenberg.

CLARIN SUPLEMENTO ECONOMICO – DOMINGO 05/09/04
ENTREVISTA EXCLUSIVA CON LA ECONOMISTA FRANCESA CORINNE MAIER, AUTORA DE "BUEN DIA PEREZA"

El arte de hacer lo menos posible en la oficina ¡Voilà!
El libro de mayor venta en Francia enseña a practicar el ocio en la empresa. Una crítica mordaz al modelo promovido por las multinacionales. Claudia Boragni.

Tal vez a esta altura del partido, Corinne Maier esté enfrentando al tribunal de disciplina de la poderosa Electricité de France (EDF), acusada de "socavar la empresa desde sus entrañas" y arengar a sus empleados a practicar el ocio. Es que Maier —empleada a tiempo parcial de EDF— tuvo la insolencia de criticar duramente al modelo empresarial francés, promovido por las grandes corporaciones mundiales, en "Bonjour paresse" ("Buen día pereza"), un libro de su autoría en el que insta a practicar la pereza dentro de las paredes de la oficina sin que los jefes lo noten.

El libro, un boom de ventas en Francia, es considerado la "nueva biblia anárquica anti-negocio" y llama a la rebelión a "los neo-esclavos de los mandos medios y a los malditos del servicio industrial, condenados a vestirse como payasos toda la semana y gastar su vida en reuniones insustanciales".

Sorprendida por el éxito de las ventas, tanto como su editora, Sophie Mairot, de Michalon Edition, Maier asegura que "Bonjour paresse" es un libro "deliberadamente cínico" ("¡a Dios gracias imbuido de lógica lacaniana!", dice) que, aunque pone en discusión las consecuencias sociales del sistema capitalista, "no apunta contra el capitalismo sino contra el modelo que los mandos medios de las grandes corporaciones mundiales engendran en su interior, generando exclusión y desigualdad".

Cuando en mayo de este año, el libro ocupó un lugar secundario en Amazon France, los ejecutivos de EDF, la empresa estatal de electricidad, estallaron de ira, no sólo porque se sintieron aludidos por los comentarios de Maier sino porque, en ese momento, EDF estaba en pleno proceso de apertura de su capital. La intimaron a través de una carta documento y bastó que la decisión se filtrara en la prensa para que "Bonjour paresse" saltara de 4.000 a 20.000 ejemplares en apenas una semana (hasta la fecha lleva vendidos 54.000).

"Mis amigos se rieron mucho cuando les conté que lo publicaría. Pero estoy sorprendida por la repercusión internacional que está teniendo, y hasta de que me esté llamando desde la Argentina. Mire, lo que quise decir es que las grandes empresas no quieren ningún bien para sus empleados, ni respetan los valores que pregonan. Esto lo demuestran los recientes escándalos financieros de Vivendi, France Télécom y Alcatel que han hecho desplomar el patrimonio de millones de accionistas que confiaron en el discurso de sus managers. Lo peor fue la hecatombe de 2003 que mostró la cara negra de las empresas, con planes de retiro que se multiplicaron en Alcatel, Matra, Schneider Electric... Cuando yo empecé a trabajar, el sector empresario iba viento en popa y uno sentía los valores de elevación social y el espíritu libertario de mayo del 68. Pero me he desencantado rapidamente. Debe ser la edad... ¿No cree...?", dice desde su casa en París.

Maier, de 40 años, es una economista con un doctorado en psicoanálisis y una prolífica bibliografía de su autoría sobre Jacques Lacan: "De De Galle y el gaullismo: una mitología de hoy" y "Alemania nazi: el odio del poder", entre varios otros.

El título del libro, que para Michalon Edition apenas prometía ocupar un lugar en los estantes reservados al management (un rubro que Maier detesta), recuerda a "Bonjour Tristesse", el best seller que hizo famosa a Francoise Sagan en los años 50, pero también a "Le droit à la paresse" ("El derecho a la pereza") escrito por Paul Lafargue —yerno de Carlos Marx—, en 1880, en el que refutaba los derechos que la constitución francesa de 1848 otorgaba a los trabajadores. Incluso el economista estadounidense de comienzos del siglo XX, Thornstein Veblen, anticipó en su libro "La teoría de la clase ociosa" algunas conclusiones de Maier.

—Perdón, ¿pero, cuánto cree usted que contribuye el ocio al desarrollo de la economía mundial? —(se ríe)... Bueno, el ocio puede contribuir mucho cuando es ocio creativo. Le doy el caso de Philip Starck, que es un reconocido diseñador francés. El siempre rechazó trabajar como asalariado en una compañía.

—¿Pero no cree que Starck puede desarrollar su ocio creativo gracias a que hay desarrollo económico, construcción, etc... etc..? —Bueno, sí, claro. Pero el punto es que Philip Starck tiene mayores oportunidades sociales que los obreros de la construcción que trabajan en las obras, que no tienen ninguna. Le diré que "Bonjour paresse" es, simplemente, mi idea sobre el trabajo. Mire, nadie ama trabajar, y si la gente amara trabajar todos lo harían gratuitamente.

¡Se acabó la meritocracia! Para Maier, Francia, como muchos otros países del mundo, se ha convertido en la antítesis de la "meritocracia", donde la seguridad que garantizaba un diploma universitario ya no existe, el retiro está amenazado y las carreras empresariales tampoco están aseguradas. "Todo el tiempo digo a mis dos hijos: mis queridos, cuando sean grandes, jamás trabajen en una empresa. ¡Jamás! Papá y mamá se sentirán desencantados si lo hacen".

El problema, en su opinión, no reside en la legislación laboral, sino "en el modelo que se fomenta desde las entrañas de las grandes corporaciones". Después de todo, los franceses trabajan 35 horas semanales, muy poco si se compara con otros países como Inglaterra o Argentina. Incluso, Maier trabaja, desde hace 12 años, 20 horas semanales como economista de EDF, por lo que percibe 1.100 euros al mes.

"Pienso que las perspectivas individuales y sociales son tan escasas que los niños de la burguesía, que podrían conformar los cuadros gerenciales futuros, debieran dedicarse a profesiones menos integradas al juego capitalista, como el arte, la ciencia y la enseñanza. Esto es lo que yo hago. Sólo trabajo a tiempo parcial y dedico mi tiempo a actividades más palpitantes. Por eso digo: ¡Imítenme pequeños cuadros, colegas asalariados, neo-esclavos dedicados a atender a jefes serviles y a perder el tiempo en reuniones inútiles y seminarios de chiflados!".

—¿Dónde está la raíz del problema? —Es un poco de todo. Las empresas se reflejan en la sociedad, y cuando la sociedad está bloqueada, la empresa también. El problema no es la legislación laboral; probablemente, sí, el trabajo es arcaico. Usted sabe, en Francia, como en todas partes, en las grandes empresas hay que obedecer, ser dócil, hablar un idioma especial y atender demasiados pequeños jefes.

Un juego de palabras vacías. De allí que el blanco de Maier sean los cuadros medios (uno de los capítulos del libro se titula: "Cultura corporativa, gente estúpida"), a los que acusa de hablar "una lengua de madera" ("la langue de bois", una expresión idiomática muy usada que se interpreta como "palabras vacías") que difunde una suerte de "linguistrerie" (un neologismo inspirado en Jacques Lacan, mezcla de lingüistica y la palabra francesa "cuistrerie", que significa "pedantería" o "grosería").

"Es llamativo cómo se ha propagado en Francia el lenguaje de las escuelas de negocios americanas, tomando en cuenta que Francia detesta a Estados Unidos por ser un país racista, inequitativo e inculto. Pero así y todo uno puede escuchar frases que repiten quienes creen que, de ese modo, serán considerados competentes: 'Yo hago el follow up del merging project'; o ver que la palabra packaging reemplazó a embalaje, reporting a rendir cuentas, y benchmarking a... juro que no sé qué es. ¡Por favor, si algún lector lo sabe, que me escriba!"

"Todo se simula bajo pena de exclusión. Los cuadros gerenciales están metidos todo el tiempo en proyectos inverosímiles, donde la mitad es idiota y la otra mitad mal encarada. La gente trabaja más de la cuenta por temor a perder su empleo. En Alemania, quedarse después de hora es un signo de ineficiencia. La cultura corporativa que se promueve es de locos. Es como cambiar de pareja sexual dos veces al año: cuando uno tiene 20 años puede tener cierto atractivo, pero al final de los años es una carga".

—Pareciera haber cierta lógica lacaniana en su libro. La idea del empleado esclavo puesto al servicio del deseo del patrón. ¿Es así? —¡Es un placer que haya lógica lacaniana! Pero no hay en él un trasfondo hegeliano. Es demasiado simple decir que los empleados son explotados por el patrón. Eso hoy es falso porque la gente se defiende. Cuando Michel Foucault habla del poder, es eso el poder en las empresas, pero no la dialéctica de colocar al empleado como esclavo. Si colocara al pie de la letra la lógica lacaniana reduciría a un fantasma a todas las multinacionales y al capitalismo.

—¿Cree que el capitalismo está en discusión? —Pienso que la finalidad del capitalismo merece ser observada. Nuestro confort es a costa del trabajo de los niños en el Tercer Mundo, de la esclavitud del trabajo en China y de la contaminación del planeta. No sé si todo esto vale la pena. Lo dijo Hannah Arendt: "el capitalismo engendra lo superfluo, y es por eso que somos superfluos".

—¿Por qué cree que su libro tiene tanto suceso? —Yo también me lo pregunto...

—¿Cuál es su lectura como psicoanalista? ¿Tal vez muchos quisieran decir lo que usted dice y no se animan? —(se ríe)... Es un placer que mucha gente piense como yo pienso. De todos modos, hay muchos que no comparten mis ideas.

—¿Está usted de acuerdo con la privatización de EDF? —Estoy muy preocupada por las consecuencias sociales que puede tener la medida.

—¿Cuál es para usted el modelo ideal de empresa? —No conozco un modelo ideal.

—¿Se siente conforme con su carrera en EDF? —Le diré que jamás imaginé hacer una carrera, porque jamás me propuse ser jefe. ¡Jamás! El trabajo para mí sólo significa el reencuentro con la gente.

—¿La reacción de EDF pone en debate la libertad de expresión? —Sin duda. Aunque Francia es el país de la libertad de expresión, hay mucho por decir sobre el tema moral.

A juzgar por los resultados, el descontento de los franceses con el modelo empresarial es tal que "Bonjour paresse" destronó del podio de Amazon France a uno de sus "best seller": "Las 203 maneras de volver loco a un hombre en la cama". ¡Voilà..! En el libro, que aún no fue editado en ningún idioma extranjero, Maier lanza una serie de consejos al puro estilo Dilbert (el personaje de Scott Adams que se mofa de la cultura corporativa):

"Ande siempre con carpetas bajo el brazo porque dará la sensación de tener mucha tarea. Jamás lleve un diario, porque creerán que está yendo al baño". Y remata con ironía: "¡Vamos... Usted sabe muy bien cómo hacer para no hacer nada!".

Mientras su libro ocupa la portada de los principales diarios del mundo y los sindicatos franceses se movilizan en su favor, alegando que ella sólo hizo uso de su libertad de expresión, Maier se prepara para ser convocada por el tribunal de disciplina de EDF al que deberá explicar por qué, sin su autorización, mencionó en el libro que era empleada de la compañía, un error que puede redundar en sanción y hasta costarle el puesto.

Tal vez será porque, como alguna vez escribió George Orwell, "en estos tiempos de impostura universal, decir la verdad puede ser un acto revolucionario".

Los consejos de Corinne:

*El asalariado es la figura moderna de la esclavitud. Sepa que haga lo que haga, a fin de mes cobrará el mismo sueldo.
*Finalmente, todo lo que usted hace no sirve para nada, y usted podría ser reemplazado por el primer cretino que se presente. Entonces, trabaje lo menos posible, destine parte de su tiempo a venderse y transar; entonces, no correrá peligro de ser despedido en caso de que se anuncie una reestructuración.
*Usted no será juzgado por la manera en que hace su trabajo pero si por su capacidad para conformar sabiamente al modelo que promueve su empresa.

*No acepte jamás un puesto de responsabilidad. Usted será obligado a trabajar sin contrapartida.
*Elija las empresas grandes y los puestos inútiles: sea consultor, experto… todos puestos inútiles.

CLARIN SUPLEMENTO ECONOMICO – DOMINGO 05/09/04. OPINION

El vicio de "flojear"
Por Sebastián Edwards. Profesor de la UCLA.

Es tentador interpretar "Buen día pereza" como una manifestación más de la decadencia de la "vieja Europa". Los franceses trabajan mucho menos que los estadounidenses, los checos o los ingleses. Según la OCDE, sólo 60% de los franceses en edad de trabajar está empleado; esta cifra en Inglaterra es de más del 70%. Pero una interpretación más cuidadosa sugiere otra cosa. El problema detectado por la perspicaz Corinne Maier no es ni cultural, ni propio de la "vieja Europa". El problema es que la legislación laboral en Francia es tan extraordinariamente rígida que ofrece mínimas posibilidades para que quienes se esfuerzan avancen rápidamente en sus carreras.

Ante esta realidad, el trabajo duro no lleva a ninguna parte. La carrera laboral de las personas está predeterminada por manuales arcaicos y leyes asfixiantes. Como a casi nadie lo pueden despedir, no hay movilidad laboral, ni ascensos rápidos, ni carreras brillantes. Por ello, no es sorprendente que los galos compren un manual para aprender a "flojear" en forma efectiva. Este pernicioso sistema laboral es, justamente, lo que está detrás del rezago que últimamente Europa occidental ha experimentado en materia de productividad e innovación.

CLARIN SUPLEMENTO ECONOMICO – DOMINGO 08/08/04
UNA ETICA DEL TRABAJO DIFERENTE A AMBOS LADOS DEL ATLANTICO


Menos trabajo, más tiempo libre: los europeos defienden su modelo

Los europeos parecen satisfechos de cambiar algo de riqueza por seguridad social y más ocio, constata con sorpresa un observador estadounidense. The New York Times, especial para Clarín.

Entre montañas de valijas y niños que corretean por el aeropuerto de Copenhague, Maibritt Ditlev, su marido y su hija Lotte, se disponen a salir de vacaciones. Ni a cambio de un montón de plata cancelaría sus dos semanas en Islandia, comenta. De hecho, ella trabaja part time porque valora su tiempo libre. "Tenemos una hermosa casa y podemos salir todos juntos de vacaciones quince días al año... ¿para qué necesitamos más dinero?"

La imagen de que los europeos tienen una ética de trabajo relajada suele ser vista no sin desdén por las otras economías ricas del mundo. Mientras europeos como los Ditlevs siguen cambiando gustosamente ingresos por un poco de tiempo libre —lo cual sería impensable en EE.UU. o Asia—la prensa del otro lado del Atlántico multiplica los titulares sombríos sobre el futuro económico de Europa.

La crítica es que Europa no tuvo la misma expansión que EE.UU. durante la mayor parte de la última década y que en los últimos trimestres hasta quedó detrás de Japón. Los europeos son, en promedio, casi 30 % más pobres que sus pares norteamericanos, según la OCDE. El crecimiento de la próxima década corre el riesgo de estancarse en un 2%, es decir, un punto por debajo del de EE.UU.

Europa, que tiene las semanas laborales más cortas y las vacaciones más largas del mundo, ¿está condenada a quedar razagada, víctima de su predilección por más ocio y por un estado de bienestar demasiado generoso? Una respuesta: "Sí... ¿y qué?"

Economistas y funcionarios europeos señalan que el menor nivel de ingreso de Europa refleja no un fracaso sino decisiones políticas que valoran el ocio y la igualdad.

Estado de bienestar. 
Durante los últimos 50 años, los europeos occidentales optaron por trabajar cada vez menos y tomarse cada vez más vacaciones. Desarrollaron diversas versiones nacionales de educación, salud y beneficios jubilatorios, universales y públicos. Establecieron una compleja malla de ingresos mínimos, subsidios por desempleo y beneficios por  discapacidad que limitan el riesgo de pobreza.

"El estado de bienestar es un arma eficiente contra el fracaso del mercado", afirma Nicholas Barr, profesor de economía pública de la London School of Economics. "Aceptar una menor producción por un mayor bienestar es una política perfectamente racional." O como dice Joaquín Almunia, el representante europeo de asuntos económicos y monetarios: "Para los europeos, el crecimiento económico es una herramienta, no un fin en sí mismo". "No corremos una carrera con Estados Unidos. Nuestro objetivo no es crecer tan rápido como EE. UU. ni otro país, sino hacer lo necesario para proteger nuestro modelo social y económico", agrega.

Según Almunia, es mucho lo que hay que hacer para mantener financiado el sistema y para mantener vivos los principios morales que lo sustentan. La Unión Europea enfrenta desafíos, como una población estancada y envejecida, alto desempleo crónico y presiones competitivas de los ocho nuevos miembros de Europa oriental y de mercados asiáticos de alto crecimiento como China e India. La UE ya no podrá cumplir muchas de las metas que se propuso en su apuesta a convertirse en la economía más competitiva del mundo para 2010, formulada en su reunión de Lisboa hace cuatro años.

Presiones

La alemana Siemens acaba de extender la semana laboral de 35 a 40 horas sin pago extra; es una muestra de que está aumentando la presión para que los europeos trabajen más. En promedio, trabajan un 10 % menos de horas que los estadounidenses.


Pero a pesar de todo, a la economía europea no le está yendo tan mal. El PIB combinado de los 15 países que eran miembros de la UE al 30 de abril estuvo por detrás del PBI estadounidense en alrededor de un punto a lo largo de la última década, en gran medida debido a que la población de la región creció a menos de la mitad del ritmo de la de EE.UU.. El ingreso promedio por persona creció un 1,8% a ambos lados del Atlántico, dice Kevin Daly, economista de Goldman Sachs.

A diferencia de lo que se suele decir, el aumento de la productividad de Europa occidental superó al de EE.UU. en los últimos 30 años; hoy la diferencia entre el PBI por hora de la UE es y el de Estados Unidos es inferior al 10%. En 1970 la brecha era cercana al 35%, según la base de datos Ameco de la UE. En algunos países, como Francia, la productividad supera hoy a la de EE.UU. 

Pero si los europeos siguen siendo más pobres es porque menos gente en Europa tiene trabajo, y los que lo tienen fueron reduciendo el tiempo que pasaban trabajando. Los estadounidenses se muestran menos convencidos de trabajar menos horas, y mantuvieron sin cambios el total de horas en los últimos 10 años, pese al crecimiento.

"Hay que preguntarse quién es el que está desubicado", dice Daly. "El ocio es un bien natural, y la teoría dice que a medida que nos volvemos más ricos consumimos más de ese ocio".

Las encuestas revelan que los europeos, en general, les complace pagar mayores impuestos a cambio de servicios sociales, y la evidencia anecdótica sugiere que el concepto de bienestar europeo está menos ligado a la riqueza material que en EE.UU.

"Los estadounidenses se mudan de casas de 2.000 metros cuadrados a casas de 2.500 y luego a casas de 4.000 metros. Es una mentalidad diferente", explica Kenneth Rogoff, economista de Harvard y ex economista jefe del FMI.

Giuseppe Roma, director de estudios de Censis, en Roma, dice que los consumidores europeos cada vez rechazan más las compras superfluas y compran productos relacionados con la calidad de vida. Agrega que la nueva actitud es "me importa la calidad de vida. No compraré Prada, pero sí aceite de oliva orgánico".

Modelo caro. Sin embargo, algunos economistas sostienen que a Europa le está costando caro su modelo social. En una sociedad que se enorgullece de sus valores igualitarios, demasiada gente está desempleada o fuera del mercado laboral, lo que significa un doble gasto para las arcas públicas: no pagan impuestos y por lo general reciben beneficios. El índice de desocupación en los 15 miembros antiguos de la UE subió a 7,8% el año pasado, comparado con el 6,1% de Estados Unidos, según informes de la OCDE.

Con un número creciente de jubilados, la desocupación está complicando los sistemas de salud y de pensiones estatales: esa carga doble, según estimaciones de la Comisión Europea, trepará a un 8% del PBI en la mayoría de los países de la UE.

Un estado de bienestar generoso no sólo tiene costos. Europa tiene menos niñez pobre, menor incidencia de analfabetismo y una población penitenciaria menor que la de EE.UU., según las estadísticas de la OCDE.

Polémica en Europa
El debate de tener o no tener hijos
Por Elisabetta Piqué - Corresponsal en Italia. LN Exterior 14/06/08.


ROMA.– Generación No Kid versus generación Sí Kid. Encendido, difícil y hasta odioso, este debate comenzó en Italia en abril pasado con la publicación de un libro titulado “No Kid”, de la francesa Corinne Maier, que indica las “40 razones para no tener hijos”, una obra que, en su momento, dividió a Francia.

Cáustico y políticamente incorrecto, No Kid, que apunta a desalentar a los potenciales progenitores y, de forma casi inmediata, generó un contramovimiento que defiende las razones para sí tener hijos. El libro llama a no sucumbir al imperativo de procrear y argumenta que más allá del parto (“una tortura”), un hijo significa demasiados sacrificios inútiles, implica decirles adiós a la libertad, a la carrera o a la idea de decidir ir al cine a último momento, como en los buenos tiempos... Un hijo es, además, “la tumba del amor”, se ha convertido en un business demasiado caro, y genera el virtual "arresto domiciliario" de los padres.

Maier, madre de dos hijos ("si firmara este libro sin haber tenido hijos, todos podrían sospechar que soy una solterona ácida y envidiosa", escribe) creó polémica también con su edición italiana. En ésta, en efecto, exhorta a la península, uno de los países con menor tasa de natalidad del mundo (1,33 hijos cada mujer) a seguir por esta recta vía, y a no imitar a la fértil Francia. "Italianos, vuestra fecundidad es una de las más débiles de Europa. Entendieron todo. Continúen así", afirma Maier, economista, experta en psicoanálisis y autora de otras obras exitosas como “Buen día pereza”. "Italianos, tomen sus precauciones. Nada de hijos, cuídense... La única solución es la contracepción", sentencia.

Pero las mamme italiane reaccionaron. Y enseguida crearon por Internet un forum de mamás Sí Kid, donde defienden a capa y espada sus 40 razones para sí tener chicos. "Sí Kid porque no obstante el cansancio, los sacrificios y la vida que te cambia completamente, basta recibir de los chicos una sonrisa, una caricia, o simplemente sentirse llamado mamá, que todo el resto no cuenta. Sí porque es el regalo más grande que la vida te da y porque... sí, sí, sí, sí, millones de sí. No bastaría un libro para enumerar por qué Sí Kid. Y esto lo escribe una mamá que duerme poco, que tiene poco tiempo para sí misma, y que fue penalizada, a nivel de carrera, por parte del mundo del trabajo", puede leerse en el foro, entre decenas y decenas de mensajes de padres espantados por la creciente tendencia No Kid.

Sin futuro. En su controvertido libro, Maier recuerda que con una tasa levemente superior a los dos hijos por mujer, gracias a una política pro natalidad, Francia se convirtió en 2006 en el país más fecundo de Europa. Si bien esto fue celebrado como un verdadero triunfo en el país galo, para Maier fue una catástrofe. "Abran los ojos, sus hijos van a ser unos baby-loosers, destinados a la desocupación, o a un trabajo precario. Tendrán una vida aún menos divertida que la de ustedes, y con esto lo digo todo. No, sus maravillosos bebes no tienen ningún futuro, porque cada niño nacido en un país desarrollado es una catástrofe ecológica para todo el planeta", apunta, con un estilo divertido y mordaz.

"En Francia no tener hijos es considerado una tara", lamenta la autora, que tras quejarse de la sobrepoblación del país galo, de los atascos en las autopistas durante las vacaciones de verano y de los precios de los alquileres, subraya que otros países "son más inteligentes". Entre ellos, menciona a la poco fecunda Italia, que "en 2050 estará poblada por 50 millones de habitantes en lugar de 58".

"¿Tienen ganas de visitar la Gran Mezquita de Córdoba sin ser tragados por hordas de turistas, o de descubrir la Capilla Sixtina con calma? Mañana todo esto será posible si los imitamos", dispara.

"Criar a los hijos significa respetar horarios, fatigas de tipo militar, sudor, lágrimas y problemas garantizados", señala también Maier a la hora de enumerar las razones para no procrear. No por nada en Austria las mujeres ya pueden incluir el tiempo dedicado al cuidado de los hijos en el cómputo de los años que serán considerados con fines jubilatorios", destaca. "Si ocuparse de los hijos fuera placentero y gratificante algunos lo harían gratis, y no es así", agrega Maier, al recordar que nadie, salvo los abuelos (pero ése es un capítulo aparte), quiere ocuparse de los hijos de uno sin una contrapartida económica.

En Italia, donde la tasa de natalidad en los últimos años fue positiva sólo gracias a los inmigrantes que viven en el país, que sí tienen hijos, el libro de Maier -que paradójicamente en las librerías está en la sección sobre embarazo- dio mucho que hablar. Cada vez más mujeres italianas, de hecho, son childfree. Es decir, deciden no ser madres por elección. Y no se avergüenzan ni se sienten culpables por esto.

Entre ellas, la famosa escritora y autora de best-sellers Susanna Tamaro. "Nunca quise tener hijos, recuerdo que de chica mis amigas soñaban la maternidad pero yo era muy fría al respecto, no me importaba nada", dijo Tamaro al Corrierre della Sera. "Los hijos tienen que hacerlos quienes lo quieren. Yo nunca sentí este deseo, no me arrepiento, y no me siento un monstruo", explicó por su parte la historiadora Eva Cantarella. "Las mujeres pueden realizarse en miles de modos. Y yo quise otra cosa, el trabajo, la carrera", agregó.

"Mi mamá y mi abuela siempre me dijeron «bambina mía, no caigas en eso, no tengas hijos. Antes el trabajo, y después el resto». Yo hasta ahora obedecí, más allá de que estas palabras hoy resulten incómodas", admitió, en tanto, la escritora Camilla Baresani.

Sin entrar en aspectos filosóficos o de índole religiosa, la discusión está abierta. Difícil pronosticar un vencedor en la guerra entre la generación No Kid y la Sí Kid. De momento, se advierte que a diario aumentan los sostenedores del sí a los hijos.

"Hola, soy Monia, tengo 31 años y desde hace 5 meses soy mamá de Alex y Asia -se lee en el foro de las mamás Sí Kid. Yo no conozco los 40 motivos que llevan a una mujer a no tener hijos, pero puedo resumir en un concepto lo que lleva una mujer a ser madre: la fuerza, el coraje y las ganas de vivir. ¿Qué regala un hijo? Después de haberlo mirado a los ojos, la sensación de tocar el cielo con las manos."

BONUS TRACK

El fenómeno se fue viralizando y ahora los críticos culpan a quienes fomentaron el desapego con la vida laboral. LN/The Wall Street Journal. 25/08/22. Por Kathryn Dill y Angela Yang. 

NUEVA YORK.- La gente tiene opiniones fuertes sobre tomarse en serio el trabajo. El término que se viralizó, “quiet quitting” -que puede traducirse como “renuncia silenciosa”- no implica renunciar a nada, y de silenciosa le va quedando poco, por el acalorado debate que se desató en estos meses sobre “hacer la plancha” en la vida laboral. Lo que empezó como una tendencia silenciosa entre empleados de oficina que quisieron establecer límites más firmes entre la vida y el trabajo, después de dos años de pandemia se convirtió en un grito de guerra para muchos.

Por supuesto que cada generación de trabajadores ha tenido sus movimientos anti-trabajo, y muchos ejecutivos y esforzados colegas se han expresado en contra de ellos. Y acá va una pista del efecto rebote de la “quiet quitting”: el término desató una catarata de comentarios de líderes empresarios, orientadores de carrera y otros profesionales, donde lamentan el giro adverso que ha dado la cultura del trabajo en Estados Unidos, mientras que algunos jóvenes profesionales celebran la tendencia.

“La renuncia silenciosa no tiene que ver con aflojar con el trabajo: es un paso en dirección de aflojar con la vida”, dijo Arianna Huffington, fundadora de la start-up de salud y bienestar Thrive Global, en un posteo en LinkedIn que cosechó miles de reacciones. Kevin O’Leary, coprotagonista de “Shark Tank” de la cadena ABC y presidente de O’Shares ETFs, dijo que la “quiet quitting” es una pésima forma de abordar una carrera profesional: “Para salir adelante hay que querer salir adelante. Es la única forma de tener éxito”, dijo O’Leary en un video por la CNBC.

La reacción de los defensores y detractores de esta tendencia depende del sentido que le den al término, y las interpretaciones varían diametralmente. Para algunos profesionales, el concepto implica decirle que no al estrés laboral y negarse a trabajar más sin ser compensados con más dinero, pero no necesariamente trabajar a desgano. Pero muchos detractores dicen que la mentalidad de la “quiet quitting” fomenta la vagancia y atenta contra la productividad, por más que la persona cumpla con las tareas básicas que demanda su puesto.

Tal vez los trabajadores que adhieren a esta filosofía buscan prevenir un burnout o curarse del síndrome de desgaste profesional, pero Huffington, la experta en bienestar, dice que hay opciones mucho mejores. “Hacer la plancha” en el trabajo en vez de buscar uno que nos resulte realmente atractivo es una oportunidad perdida, especialmente ahora que el mercado laboral se está ampliando, dice Huffington.

“Como empleadora, adoro a la gente que en la entrevista de trabajo me dice ‘Yo cuando trabajo doy el 100% y estos son mis limites’. Es muy distinto que decir ‘Hago lo mínimo para zafar’.”

Mientras que algunos jefes contrarrestan esta cultura diciéndoles a sus empleados que dar siempre un poco más es la mejor manera de destacarse, conseguir aumentos y ascender en la escala jerárquica, a muchos trabajadores el término les resulta irónico y ofensivo que solo cumplir horario de 9 a 17 sea considerado una “renuncia”.

Kristin Hancock, profesional de comunicaciones de la ciudad de Indianápolis, dice que en el caso de ella la “quiet quitting” es un objetivo inútil. Varias veces a lo largo de su carrera se sintió laboralmente insatisfecha y quiso bajar los brazos, pero nunca lo logró: hacer menos le generaba frustración y la hacía sentir todavía menos relevante. “Para personas como yo, la única opción válida es irse”, dice Hancock, que ahora dirige su propia start-up de comunicaciones y es su propia jefa, situación que según dice le permite cosechar la totalidad de los frutos de su trabajo.

Otros dicen que quienes abrazan esta cultura laboral puede estar subestimando su valor y sus potencialidades. Lo que para algunos es “hacer lo mínimo”, muchas veces significa prestar total atención cuando están en el trabajo y después tener una vida fuera del horario laboral, dice Brian Gray, que trabaja en desarrollos web.

Tras recibir una calificación de “cumple con las expectativas” en una revisión de desempeño en un empleo anterior, donde solía quedarse hasta tarde y se ofrecía a realizar tareas extras, Gray decidió dejar de buscar la aprobación de sus jefes de esa manera.

“No es hacer la plancha”, se defiende Gray. “Es hacer exactamente la cantidad de trabajo que te pagan por hacer.”

Algunos críticos temen que la “quiet quitting” termine corroyendo por completo la cultura del trabajo, y que para los trabajadores eficientes y abnegados es desmoralizante ver que otros se la pasan hablando por teléfono sin ser reprendidos.

“El tema no son los que hacen la plancha sino los que están alrededor y la injusticia que conlleva”, dice Amy Mosher, jefa de personal de la empresa de software Isolved. Si la “quiet quitting” causa problemas de desempeño, esos empleados deberían ser despedidos para que encuentren un trabajo con el que realmente se sientan comprometidos.

Jay McDonald, coach de ejecutivos de la ciudad de Atlanta y exdirector ejecutivo de varias pequeñas empresas, dice que los altos ejecutivos tienen la responsabilidad de establecer expectativas de desempeño que sean claras. Lo que importa es que los empleados las cumplan, sin importar cuándo o cuánto tiempo trabajen, dice McDonald.

“Para saber si una persona está haciendo su trabajo, los directivos tienen la responsabilidad de contar con estadísticas y herramientas efectivas para evaluarlo”, señala McDonald.