miércoles, 24 de abril de 2013

La particular vida del Sr. Guevara de la Serna


He leído bastante sobre Ernesto 'Che' Guevara y supongo que -en gran parte- lo debo a mi atracción por su vida aventurera y rebelde, fenómeno común a tantos millones de personas. Hace añares, cuando retornaba la democracia en la Argentina, escribí un artículo sobre su vida para un boletín que confeccionábamos artesanalmente entre amigos del trabajo para aburrirnos menos, distrayendo las tediosas horas de encierro en la oficina. Se llamaba "El electrón curioso", justamente porque se trataba de una empresa de electricidad estatal cuyas siglas eran SEGBA y cada uno aportaba ideas que individualmente le interesaban, sin grandes pretensiones.  

Debió ser alrededor de 1983 y aunque parezca increíble, muy poca gente tenía noción de quien había sido ese argentino que murió tirando tiros en Bolivia quince años antes y ni se había enterado, por ejemplo, que solo  con su presencia en la quinta de Olivos había colaborado involuntariamente al derrocamiento de un ex presidente  argentino de anteojos por haberse reunido en secreto a charlar y quedarse a comer un bife a la plancha hecho por la primera dama de aquel entonces. 

Era una especie de cosa prohibida mencionar al Che Guevara siquiera, antes y después de los milicos. Fue un iconoclasta y tenía muy poca prensa en aquel entonces, seguían causando miedo sus ideas, por distintos motivos. Eso del "país occidental y cristiano" era una construcción cultural muy arraigada. Para los políticos argentinos del establisment explicar el fenómeno resultaba imposible:  nunca tuvieron demasiado vuelo intelectual. Si no pudieron explicar ni doblegar dialécticamente a Santucho ni Firmenich después y tomaban café con Videla para congraciarse ¿como podrían interpretar al internacionalista Che? 

Años después vendría  la moda de las remeras con la 'imagen transparente' y la ola de slogans guevaristas con fondo rojo y negro, claro está sin el peligro que  un bigotudo de anteojos oscuros, borceguíes e Itaca en mano te subiera arriba de un Ford Falcon sin hacerte requerimientos dialécticos.  La banalización.

Sobre esas curiosidades y contradicciones tienen más cosas seleccionadas en las antiguas entradas de este humilde blog:
Acá pego mi referido artículo de los tempranos ochenta, básicamente circunscripto a anécdotas rescatadas en el libro que publicara su padre, Ernesto Guevara ("Mi hijo, el Che" de 1981) y algunas otras fuentes que olvidé anotar. 

"El Che Guevara: ese desconocido"

Ernesto “Che” Guevara era argentino, aunque la historia oficial y los sectores conservadores traten de ignorarlo. Es que fue una figura indudablemente polémica y que podrá seguir siendo discutida por su accionar o por su ideología, pero nunca por su incansable búsqueda de justicia y su capacidad de entrega.

Nació en Rosario el 14 de junio de 1928 y fue el mayor de cinco hermanos. Desde muy pequeño estuvo afectado de asma, enfermedad que lo acompañó toda su vida y obligó a su familia –luego de vivir en Misiones y en San Isidro- a buscar un clima más benigno para esa afección. Fue así que vivieron once años en Alta Gracia, provincia de Córdoba, y otros más en su ciudad capital.

Su padre era arquitecto y su familia –de buena posición económica y social- era un poco la “oveja negra” del ambiente porque eran socialistas y tenían un modo de ser muy abierto y poco formal.

Durante su infancia entre las sierras y su juventud, Ernesto se destacó siempre por su fuerte personalidad, aunque era algo retraído. Leía vorazmente todo lo que caía en sus manos. A la par que estudiaba el bachillerato en el Colegio Nacional Dean Funes en Córdoba, estudió grafología, dibujo por correspondencia, filosofía y arqueología.

Eso no le impedía ser un pibe normal y un deportista empedernido. A pesar de su cruel dolencia, practicaba tenazmente varios deportes: natación, tenis, fútbol, golf, equitación, andinismo y hasta aviación. Jugó rugby en el San Isidro Club y era un eximio ajedrecista (jugó alguna partida con el maestro Najdorf)... el tiempo parecía alcanzarle para todo…

Terminado el secundario comenzó a trabajar. Lo hizo primero en la Dirección de Vialidad de Córdoba (donde no lo bancaban mucho porque no entraba en las “coimas”), fue enfermero en la Flota Mercante del Estado, ayudante en el laboratorio de un renombrado médico alergista, empleado de la Municipalidad de Buenos Aires y también escribió artículos para una revista de rugby con el apodo de "el chancho".

Entre tanto, fue un eventual vendedor de zapatos: con un amigo compró una partida de calzados 'sin pareja' e intentaron colocarlos igual.  Y también de insecticidas; afirman que fue el primero en la Argentina en patentar un insecticida en base a gamexane. Más adelante, se animaría a ser entrenador de un equipo de fútbol en Colombia, en uno de sus viajes.

Es que también fue un viajero incansable. Con un ciclomotor recorrió más de 4500 Km.  por doce provincias argentinas y conoció otras "haciendo dedo". Con un amigo encaró un viaje por Sudamérica –que no sería el último- durante ocho meses, llevados de una moto desvencijada, su inseparable mate y unos pocos pesos, dispuestos a “garronear” en todos lados.

Mientras desarrollaba todas estas actividades, tuvo tiempo para recibirse de médico en la Universidad de Buenos Aires en un lapso menor que el normal. Aunque no sacaba notas brillantes –quizás por presentarse en la mayoría de las materias como alumno libre- en menos de cinco años obtuvo el título.

Después vino su segundo periplo por América, su casamiento con Hilda Gadea -su primera esposa- en Perú y el nacimiento de su hijita Hilda. En Guatemala militó con el Partido Comunista y defendió el gobierno de Jacobo Arbens de la invasión yanqui instigada por las multinacionales fruteras. Debió escapar de allí y ya en México conoció a Fidel Castro, que preparaba su ejército revolucionario para derrocar al dictador cubano Batista, objetivo que lograron el 1º de enero de 1959. Ya en Cuba, fue designado presidente del Banco Nacional y luego Ministro de Planificación e Industria. Hoy es considerado allí un héroe nacional.

Pero como evidentemente las actividades sedentarias no le sentaban, secretamente se incorporaría a las guerrillas que en 1965 combatían en la guerra civil del Zaire (ex Congo Belga), hasta que se acordó el retiro de todas las tropas extranjeras que intervenían en la contienda. Por último, promovió la guerrilla en las sierras bolivianas contra el gobierno dictatorial del general Barrientos, acarreando siempre remedios e inhaladores para aliviar sus intensos ataques de asma. Hasta que fue detenido y luego fusilado el 8 de octubre de 1967 a manos de un sargento que aún 'entonado' con alcohol para tomar valor no se animaba a ejecutarlo y a quien el Che herido incitó a cumplir con su deber.

Más allá de discusiones políticas, un gigante de la historia latinoamericana daba la vida por sus ideales… 



Y aquí los link a dos artículos más profesionales y exhaustivos de Rolando Hanglin para La Nación del año pasado, que bucean en el mismo sentido y seguramente pasaron de largo en este fárrago de información con la cual nos abruman a diario. 

Ernesto Guevara, híper argentino (parte I)

La Nación 16/08/12. Por Rolando Hanglin. A esta altura del siglo, Ernesto "Che" Guevara es el símbolo personalizado de la revolución socialista. Por encima de Karl Marx y Friedrich Engels (dos teóricos alemanes) de Vladimir Illich Ulianov (Lenin) y Leon Bronstein (Trotski) y de otros mitos del Tercer Mundo, como podrían ser el congoleño Patrice Lumumba, el chileno Salvador Allende, el aún vigente Fidel Castro y el siempre victorioso Mao Tse Tung, o Mao Zedong. Guevara flota sobre todos ellos, tal vez porque fue ejecutado de manera miserable y perdió sus batallas trascendentales, tal como San Martín fuera inexplicablemente derrotado en Guayaquil, y el pobre Dorrego fusilado por Lavalle en circunstancias que es mejor no recordar. Tal vez porque Guevara murió joven, o porque era blanco y físicamente atractivo. Tal vez por su muerte de ojos abiertos, lánguida, entregada, con ese cuerpo ya convertido en una estructura frágil, muy lejos del jugador de rugby al que apodaban "El Chancho".

A lo que íbamos: Guevara es el símbolo mundial de la revolución socialista, sobre todo en su versión estampada para banderas y camisetas. Algunos, que han vivido su época, lo consideran un asesino serial. Otros, que también son del mismo tiempo, lo elevan al altar de un héroe idealista, que vivió sus utopías y murió por ellas.

Hoy día, en el mundo, nadie sabe que "che" significa argentino. Y nosotros mismos tenemos a Ernesto por un personaje latinoamericano-cubano sin nacionalidad definida.

Apenas estudiamos mínimamente la vida de Guevara, apreciamos que fue absolutamente argentino, casi un lugar común del argentino de clase alta. Este detalle puede gustar o no: tal vez conformaríamos a otros paladares si descubriéramos que el "Che" nació en Fuerte Apache, pero no fue así. He aquí una biografía inicial de Ernesto. Digamos, su infancia y su adolescencia, hasta que se recibe de médico en la Universidad de Buenos Aires.

Sus padres fueron Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna. Se casaron por civil en Buenos Aires, en 1927, y se radicaron en Puerto Caraguatay (Provincia de Misiones) donde Ernesto había comprado 200 hectáreas de monte, con intención de desarrollar un yerbatal. Anteriormente, don Ernesto se había empleado en la medición de tierras, en los ásperos territorios del Chaco, de modo que conocía la región. Los Guevara llegaron a Rosario en barco, por el río Paraná.

La criatura nació el 14 de junio de 1928, en el hospital Centenario. Fueron testigos un primo de Guevara (padre) y un taxista brasileño. El señor Guevara pugnaba por reanudar sus negocios con una firma comercial, mientras dejaba a su señora e hijo en un departamento de Rosario: Entre Ríos 480, esquina Urquiza. Durante un corto lapso, los Guevara se instalan en Santa Fe y Guise (Capital, Barrio Norte) donde presentan a su hijito a los parientes, y luego parten hacia Misiones. El "Che" sólo recordaba una casa de madera, construida por el padre. El niño arrimaba la yerba para las mateadas y subía a la lancha "Kid", de su papá, buscando las correderas para pescar dorados. Aquellas travesías familiares llegaron hasta Posadas, e incluso a las cataratas del Iguazú.

Según relatos del viejo Guevara, uno de los viajes se realizó a bordo de un antiguo barco de pasajeros, el "Ituzaingó". Toda la familia se instaló en el tradicional Hotel Adams, de Puerto Iguazú. Viajaba con ellos la mucama gallega Carmen Arias, que era una más en la familia. En aquellos tiempos, las familias de la alta burguesía viajaban e iban de vacaciones con su servidumbre. De pronto sucedió que Celia estaba a punto de dar a luz a Celia (hija), por lo cual decidieron trasladarse a Buenos Aires. La lancha "Kid" casi perece en el intento. Pero, finalmente, llegaron.

Guevara padre no había tenido suerte en Misiones, por lo cual decidió dejar todo en manos de un administrador. Este negocio, de cualquier modo, facilitó unos pocos pesos a la familia. Mientras tanto, los Guevara se radicaron en San Isidro. En 1929, Ernesto padre alquiló un chalet en la calle Alem, que había formado parte de una gran quinta colonial*. La propietaria era hermana del señor Guevara: María Luisa Guevara Lynch, casada con Manuel Martínez Castro. Esto era cerca de San Fernando, donde Guevara padre logró asociarse con su primo Germán Frers**. El 31 de diciembre de 1929, nació Celia Guevara De la Serna.

En San Isidro, el "Che" participó de excursiones en lancha desde el Náutico San Isidro, llegando alguna vez hasta la laguna de San Pedro. En las barrancas anduvo en monopatín, en triciclo con Celia en el asiento trasero, y en bicicleta, el vehículo y juguete de todos los días. Fue entonces cuando sufrió su primer ataque de asma. Según los Guevara, esto sucedió el 2 de mayo de 1930 en el Náutico San Isidro. Hacía un frío terrible, con sudestada. De todas maneras, la madre (Celia, una buena nadadora) se tiraba a "hacer largos" en la pileta del club. Como vieron a Ernestito muy congestionado, lo llevaron al consultorio del Dr. Pestaña, y luego a distintos neumonólogos, pediatras y especialistas de Buenos Aires. Finalmente, siguiendo los consejos de un médico vecino, el Dr. Mario O´Donnell (padre del politólogo Guillermo O´Donnell y del médico psiquiatra y escritor Mario "Pacho" O´Donnell, actual presidente del Instituto Manuel Dorrego) resolvieron radicarse en otro sitio, fuera de la húmeda Buenos Aires: el lugar ideal sería Alta Gracia, en Córdoba. Pero la mudanza demoró unos años.

Durante la infancia de Ernestito, los padres pasaron muchas noches en vela, pendientes de los bronco-espasmos, con el nebulizador a mano. El chico aprendió, con los años, a inyectarse una medicación directamente en el muslo. Una noche de desesperación, como haría cualquier argentino, los Guevara recurrieron a una curandera. Esta mujer aconsejó colocar, durante la noche, un gato bajo la cama del "Che". Cierta mañana, el chico sufrió un fuerte ataque de asma y el gato amaneció asfixiado. También le dieron a fumar unos cigarritos del Dr. Andreu que, teóricamente, mejorarían su respiración. Mientras tanto, buscaban en el entorno algo alergénico que pudiera ser la razón del desorden bronquial del chico: los platos de pescado, o las cortinas y alfombras tejidas con determinado género. Nada resultó.

Guevara padre, una vez confirmada la bancarrota del negocio de la yerba mate, buscó otras actividades. Se disolvió la sociedad con su primo Germán Frers, y éste le cedió, como parte de la liquidación final, una linda embarcación: el Ala, de 12 metros de eslora, con un cómodo camarote. Guevara todavía poseía el antiguo crucerito deteriorado de los tiempos misioneros, llamado Kid.

Recuerdos de infancia del Che: los veranos en el campo de los tíos Moore de la Serna, ubicado en la localidad de Galarza, Entre Ríos. Ernestito jugaba con sus primos bajo la vigilancia de su tía, Edelmira de la Serna. Los padres del "Che" -a todo esto- eran algo bohemios y no tenían una rutina laboral fija. Tal vez por esto, sus hijos pasaron muchas temporadas en campos de amigos y parientes, sobre todo en vacaciones de verano e invierno. Era costumbre, en aquel entonces, pasar las semanas libres en el campo. Otro lugar de veraneo: la hacienda de los Gamas, en Morón. Un tercero: la estancia El Socorro, de la familia Echagüe, en Pergamino. Existía también un campo de la madre del "Che", ubicado en Villa Sarmiento (Haedo). Pero el lugar favorito de los Guevara, para pasar las fiestas, era la estancia Santa Ana de Ireneo Portela, propiedad de su abuela Ana Isabel Lynch, en Baradero. Desde allí hacían excursiones a otros parajes como Totoral o Bragado. Una tarde, llevaron al "Che" a conocer la pulpería La Blanqueada, en San Antonio de Areco, donde se inspiró Ricardo Güiraldes para escribir Don Segundo Sombra. Guevara recordaba, muchos años después, el viejo puente sobre el río Areco. El lugar donde Ernestito se sentía mejor, a pesar del clima frío y ventoso, era Mar del Plata. La familia pasó varias temporadas en Playa Grande.

En aquellos inolvidables veraneos en el campo de la señora Lynch, conocido entonces como Granja Santa Ana, los chicos gozaban de su libertad a la hora de la siesta, mientras los mayores dormían. Jugaban a la paleta, al tenis, a tirar petardos, a nadar en el tanque australiano. Cuando un auto se anunciaba en la tranquera, comunicando la llegada de visitas, los chicos corrían aquellos doscientos metros para ver quién había venido. El gran premio para el que llegaba primero: abrir la tranquera. Guevara aprendió a ordeñar, a hacer manteca, e incorporó algunos proverbios camperos. Por aquel entonces, era costumbre que los adultos se levantaran a media mañana, el 24 de diciembre, para concurrir a Misa de Gallo.

Los familiares más queridos del Che (aparte de sus padres y hermanos) fueron la abuela Ana Isabel Lynch y la tía Beatriz Guevara, soltera, que vivía con la Sra. Lynch. Este parentesco de Guevara con una familia Lynch motivaría, años después, un reportaje de cierto diario de Dublin. Querían saber de dónde venía el apellido. Tal vez ignorando que ciertas familias irlandesas son de antiguo arraigo en nuestro país: los O´Gorman, los O´Connor, los Brown, los Lynch, los Garrahan, los Kavanagh.

Antes de radicarse en Córdoba, los Guevara vivieron en Buenos Aires: 1932. Se instalaron en un departamento ubicado en el quinto piso del edificio de Sánchez de Bustamante y Peña, Barrio Norte. Conocieron un nuevo paseo: los lagos de Palermo. Fue allí donde Ernestito aprendió a andar en bicicleta. En aquel barrio nació su hermano Roberto (18 de mayo de 1932) mientras los Guevara evaluaban distintos sitios de radicación, buscando una atmósfera saludable para el asma de Ernestito: Tandil, Mendoza, Mar del Plata. En 1933, se radicaron por un tiempo en Córdoba Capital (Hotel Plaza, frente a la Catedral jesuítica) para volver después a Buenos Aires y, finalmente, radicarse ya de firme en Córdoba. El "Che" quedó en manos del Dr. Soria, neumonólogo. Posteriormente, vivieron un tiempo en Villa Allende. Más adelante, en Argüello, y por último cerca de Alta Gracia.

En Alta Gracia, los Guevara vivieron durante casi un año en el Hotel Las Grutas, ubicado a 4 kilómetros de la ciudad, en medio de las sierras. Con el tiempo, se convertiría en casa de retiro espiritual de las Carmelitas. Había en las proximidades una capilla, construida dentro de una gruta, para venerar a la Virgen de Lourdes.

Los domingos, iban en familia a misa. La iglesia estaba a 1000 metros del hotel. Luego vivieron en una casa situada en la calle Avellaneda 401, Villa Carlos Pellegrini. Era un viejo chalet, con una palmera datilera en la puerta. Esa zona era conocida como "el Alto" para diferenciarla de la Ciudad Vieja, denominada "el Bajo". Luego se mudaron a otra casa, que quedaba cruzando la calle: Villa Chichita, también llamada "Casa de los Fantasmas", por los ruidos nocturnos que producía el Viento Norte. Allá nació la hermana, Ana María Guevara, el 28 de enero de 1934. Más adelante, los Guevara volvieron a cruzar la calle y se instalaron en Avellaneda 501. La casa se llamaba Villa Nydia***. Allí transcurrieron muchos años de infancia del "Che". La gente del lugar hablaba de ese chalet como "Vive como Quieras", evocando una película de la época. Así vivían los Guevara: puertas abiertas, amigos y niños entrando y saliendo. Después se trasladaron al chalet de Fuentes, al de Forte, al de Ripamonti, al de Doce, a medida que se vencían los contratos. Todas estas viviendas eran muy similares, construidas por los ingleses en tiempos del ferrocarril.

El "Che" recordaba vivamente aquellos años de Alta Gracia: el convento de los jesuitas donde vivió Liniers antes de ser fusilado por los revolucionarios de Mayo, el Tajamar (un dique que se llenaba con los chorrillos de las sierras) la catedral, las escuelas, especialmente la San Martín y la Liniers, donde cursó estudios. Los chicos iban a nadar a La Hoya, en las sierras. Saltaban al agua desde un peligroso peñasco. Los domingos, hacían excursiones al campo, que culminaban con unos chorizos a la brasa y un mate cocido. Otros juegos de riesgo: trepar árboles, lanzarse cuesta abajo en bicicleta, explorar túneles de minas abandonadas, y todos los entretenimientos de la época, incluyendo el rango, la escondida y el "cachurra monta la burra".

Unos años después, Guevara conocería al abogado Fidel Castro en México. Comulgaron rápidamente. Guevara, que había pensado llegar hasta París para tratar a su madre Celia del cáncer que padecía, puso una condición para sumarse al proyecto de la revolución cubana: "Que al triunfar, si deseo volver a la Argentina, esta opción no se limite por razones políticas". (Continuará) 

CITAS
*La mujer de quien esto escribe, Marta Elena Ibáñez Vidal del Carril, nació en 1945 en una casa ubicada en Estrada 2494. En la esquina de Estrada con Isidro Labrador había, en aquel entonces, un gran indicador de laja que decía "Quinta Lynch", sin duda anunciando la antigua pertenencia de aquellos terrenos. 
** Famoso yachtman y diseñador de barcos. Hoy vive su hijo, de igual nombre y profesión. 
*** La casa "Villa Nydia" es hoy Museo Che Guevara. 




La Nación 21/08/12. Por Rolando Hanglin. En esta serie de apuntes, intentamos señalar que el "Che" Guevara fue no sólo argentino, sino también un verdadero resumen de los "tics" de su tiempo. Gran lector del Martín Fierro, regaló un ejemplar de este libro a su primera esposa, Hilda Gadea. Además, bautizó precisamente "Martín Fierro" al mulo que lo transportaba por las lomas de la Sierra Maestra. Retomamos la historia en sus días de Alta Gracia:

- En el 38, comenzaron a llegar a la Argentina los refugiados de la Guerra Civil Española, que duró desde 1936 hasta el 39. Los González Aguilar, por ejemplo, recalaron en Alta Gracia y allí hicieron amistad con los Guevara. Transmitieron a todo el entorno su mística republicana. Por aquel entonces, la clase media de centro-izquierda (en rigor, la totalidad de los partidos políticos conocidos) apostaba a la República, y se apuntaría en el bando aliadófilo durante la Guerra Mundial. Guevara padre fue presidente del Comité de Ayuda a la República Española. El último presidente hispano de aquel ciclo fue el Sr. Negrín. En homenaje a su memoria, el Che bautizó "Negrina" a una perrita de la familia. Los Guevara siguieron el conflicto español con pasión: tenían en el living un mapa, con banderitas clavadas, que indicaban las posiciones de los dos ejércitos. Otro refugiado famoso de Alta Gracia fue el gran músico español Manuel de Falla, en cuyo jardín robaban naranjas Ernestito y sus amigos.
-Desde 1939 a 1945, Guevara padre fue fundador de la sección Alta Gracia del Grupo Pro Aliado Acción Argentina: alquilaron una oficina junto a la pared exterior de la misión jesuítica, en el Tajamar. Por aquel entonces, se estilaba que los adolescentes salieran a "cazar espías alemanes" (seguramente imaginarios) por el Valle de Calamuchita, y sobre todo en el famoso Hotel Eden, una misteriosa construcción de La Falda. Había en la zona, y aún existe, una notoria colonia teutona.
-En realidad, Ernestito empezó el secundario en el colegio Deán Funes, de la ciudad de Córdoba, haciendo a veces 35 kilómetros diarios en tren o en colectivo.
-Otro sitio de radicación familiar (dentro del estilo errabundo y bohemio de los Guevara) fue Villa Allende. Guevara padre compró un chalet rural en las lomas. Luego, la familia se mudó a Córdoba Capital y el chalet quedó como casa de fin de semana. Un tiempo vivieron en Pantanillo, y también en Carlos Paz. Finalmente, recalaron en Chile 288, ciudad de Córdoba. En esta casa nació el hermano menor, el 18 de mayo de 1943: Juan Martín. Durante este período, los Guevara fueron socios del Córdoba Lawn Tenis Club. Los chicos iban a la pileta, jugaban tenis y ping-pong.
-El auto que acompañó a la familia durante todos estos años, apodado "la catramina", era un Chrysler Maxwell modelo 26.
-El Che aprendió a nadar en la pileta del Sierras Hotel, clásico reducto de Alta Gracia, en Córdoba. Sus padres fomentaban aquel deporte, indicado para ensanchar la caja torácica de un adolescente asmático. El padre entrenó al "Che" y a su amigo "Calica" Ferrer para concursar en 100 metros estilo pecho, en Alta Gracia. Luego aprendió el estilo mariposa, con el campeón argentino, Carlos Espejo. Posteriormente, en Buenos Aires, iba a nadar a la pileta de la Facultad de Derecho, a veces con su amigo Carlos Figueroa.
- Guevara jugaba al fútbol, de arquero. Había aprendido, como todos los argentinos de entonces, con una pelota de trapo. Después tuvo oportunidad de jugar con la de gajos. Hablaba mucho en la cancha: "ordenaba la defensa". Ya más grande, como jugador de campo, fichó en un club del fútbol chacarero, ubicado en Bouwer, entre Córdoba y Alta Gracia. Por su vigor y tozudez, a veces le encargaban la marca "hombre a hombre" sobre el mejor de los contrarios.
-Guevara hizo una respetable carrera en el rugby. Se inició en el Club Estudiantes de Córdoba, que era un desprendimiento de otro más antiguo, llamado El Tala. El entrenador de aquel equipo era Alberto Granado, que luego se convertiría en su íntimo amigo y compañero de viajes. Lo llamaban "Mial". Conociendo el problema pulmonar de Ernestito, surgieron algunas prevenciones respecto del entrenamiento y las fricciones, pero al final Granado se impuso y el "Che" ingresó al plantel del club. En aquella época, todos los jugadores de rugby eran estudiantes, y se entrenaba de noche. Para reservar un turno en el campo de entrenamiento, había que gestionarlo con paciencia y luego esperar un buen rato. Casi todos los equipos practicaban en el mismo predio. El puesto favorito de Ernesto era el de inside, aunque muchas veces lo hacía como medio-scrum. Cuando los Guevara se mudaron a Buenos Aires, Ernestito llegó a jugar en la reserva del SIC (San Isidro Club), pero su padre temía que se presentara algún inconveniente mayor con el asunto del asma. Habló, pues, con su cuñado, el Sr. Martínez Castro, presidente del club, y sacaron al "Che" del equipo. Meses después, Ernestito y su hermano Roberto entraron al Yporá Rugby Club, que disputaba la Liga Católica. En 1949, este club se transformaría en el Atalaya Polo Club, hoy ubicado sobre la bajada Juan de San Martín de la Panamericana.
-Guevara tackleaba fuerte, pero mal. Lo hacía por arriba de la cintura, casi a la altura de los hombros. Usaba orejeras de protección, cosa que entonces no era habitual. Si se ahogaba por el asma, corría hasta la línea del touch, inhalaba y volvía al juego. Esto le sucedía varias veces por partido.
-Ya retirado del juego, porque el clima de Buenos Aires no le sentaba, empezó a escribir en la revista "Tackle", bajo el seudónimo de El Chancho. Este era, por otra parte, su apodo en la cancha, por la nariz alta y chata, más la contextura maciza. El director de la revista declaró que le parecía de mal gusto utilizar semejante firma, y el muchacho optó por el nombre (¿chino?) de Chang-Cho.
-Fue buen jugador de golf. De hecho, su casa familiar en Alta Gracia quedaba sobre el green. Se hizo amigo de los caddies e hizo de caddie, eventualmente. Ganó copas en el famoso Golf Club de Villa Allende.
- Debido a sus largos períodos de reposo en cama, Ernestito aprendió a jugar ajedrez, para que la espera resultara más llevadera. Lo hacía con los españoles Aguilar. Compitió en el Inter-Facultades, representando a la de Medicina. Llegó a jugar una simultánea con el entonces gran maestro polaco Miguel Najdorf. Las primeras noticias que recibió el "Che" sobre la existencia de Cuba llegaron a través de José Raúl Capablanca, gran ajedrecista cubano de origen español, que llegó a nuestro país en el 39. En un diario de Buenos Aires, comentó Najdorf (ya nacionalizado argentino): "Guevara era un jugador bastante fuerte, agresivo y dado a los sacrificios, pero bien preparado, por lo que puedo calificarlo en una primera categoría".
- Como deportista universitario, Guevara se apuntó en las Primeras Olimpíadas Universitarias de Tucumán, participando en atletismo, ajedrez y salto con garrocha. En esta última disciplina, marcó 2,80 metros.
- Guevara solía cazar perdices en Córdoba. Pescaba en Alta Gracia. Los domingos iba al Tiro Federal, ya en Buenos Aires. Fue tenista en Villa Allende y Córdoba. Hizo ciclismo y montañismo. Aprendió a pilotear una máquina en vuelo acompañado y también a conducir un planeador. Practicó boxeo y ping-pong, ganando un campeonato en el Sierras Hotel. Fue campamentista, patinador, jinete, mochilero, paletero y jugador de pelota mano. Es decir: recibió una formación multideportiva o universalista, propia de los jóvenes de la clase alta argentina de comienzos del siglo XX.
- Lugares de fin de semana en la adolescencia de Ernestito: Ascochinga, Pampa de Achala, Río Primero, Río Quinto, Anisacate, La Calera, El Diquecito, Dique San Roque. En este último sitio, sorprendió a sus compañeros con una novedad revolucionaria: el flamante café soluble.
- Guevara participó de las clásicas protestas de la FUA en Córdoba, contra el gobierno militar de Ramírez. Sus padres animaron, incluso, una manifestación contra Perón, en Mar del Plata. En agosto del 44, celebraron, en la plaza San Martín de Córdoba, la liberación de París por los aliados.
- Todavía adolescente, Guevara actuó en la Federación de Estudiantes Secundarios, que se oponía a la Alianza Libertadora Nacionalista, de sesgo pro-nazi, integrada, entre otros, por Guillermo Patricio Kelly.
- Desde muchacho, Guevara se inició como laboratorista de Suelo, ingresando a la Dirección Provincial de Vialidad de Córdoba. Conservó ese empleo muchos años.
- Como mochilero, el "Che" se desplazaba entre Córdoba, Rosario y Buenos Aires. Sus padres ya estaban instalándose en la Capital. Cierta vez, un italiano de Rosario propuso a Guevara y su amigo Granado que vendieran ananá en un carrito, a lo largo del Boulevard Oroño, y los muchachos así lo hicieron.
- Lecturas favoritas de Guevara: Julio Verne, Alejandro Dumas, Miguel de Cervantes, Robert Stevenson, Emilio Salgari, Emile Zola, William Faulkner, John Steinbeck, Paul Verlaine, Stephan Mallarmé, Jack London, Anatole France, Albert Camus, Thomas Mann, Las Mil y Una Noches, Francisco de Quevedo, Robin Hood, Freud, Neruda, Jung, Alfred Adler, Rubén Darío, Horacio Quiroga. Sabía de memoria párrafos enteros del Martín Fierro, el "Facundo" de Sarmiento, Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, Alfonsina Storni, José Ingenieros y Deodoro Roca, uno de los líderes de la Reforma Universitaria. Como resultado de esta formación, Guevara escribía brillantemente, con lujo de giros idiomáticos. Fue una persona ilustrada.
- Sobrenombres en la vida del "Che". Primero: "Teté", cuando pedía el chupete con esta palabra. Segundo: Ernestito. Tercero: Pelao, porque se rapaba la cabeza, dejando un flequillo frontal. Cuarto, por su decisión en el rugby: Furibundo Serna, reducido a "Fuser", como lo llamaba Granado. También el Loco Guevara, el Chancho y el "Che".
- En Buenos Aires, Ernestito vivió en casa de su abuela Ana, Arenales 2208, esquina Uriburu, quinto piso. Hoy existe, en la planta baja, una perfumería. Luego, los Guevara se mudaron a Aráoz 2180, esquina Mansilla. En esos tiempos, Ernesto estudiaba Medicina y tenía una gran amistad con su compañera Tita Infante. En ese entonces, el Luna Park estaba en su plenitud. Las noches de sábado, cuando se anunciaba al boxeador rosarino Oscar "Chino" Pita, Guevara insistía ante su amigo "Calica" Ferrer para que fueran a verlo. No sabemos si lo hicieron.
- Originariamente, Guevara pensaba estudiar Ingeniería, pero le tocó asistir a su abuela Ana Isabel Lynch, que estaba grave, durante 17 días con sus noches. Al morir la abuela Ana, la fugaz experiencia como enfermero lo decidió a cambiar de carrera. Ingresó a la Facultad de Medicina. Tenía 19 años, en 1947, y soñaba con descubrir algo que sirviera a la humanidad.
- Ernesto, de muchacho, iba a bailar a los salones Rioja y Rodríguez Peña. Después, era costumbre pasar por una confitería, a tomar café. A las 00.30 volvían a casa. Las orquestas tocaban en vivo y era obligatorio asistir con saco y corbata. También iba al Piccadilly y a la confitería Premier. Temas de moda en ese tiempo: Laura, Mejilla a mejilla, Brasileirinho, El Tercer Hombre, Delicado, Amapola, Hay humo en tus ojos.
- No era un alumno aplicado. En algunas materias, mejor que en otras. Naturalmente, para estudiar Anatomía recurrió al clásico Testut. Cuando tocaba estudiar durante la noche, su tía Beatriz le cebaba mate y suministraba un cocktail atómico: una Bidú (antigua competidora argentina de la Coca-Cola ) más dos genioles. "Para el tirón del amanecer". Sobre el filo del examen, un Actemín. Lo mismo que hemos tomado todos, para estudiar de medianoche hasta las ocho.
- Guevara viajó como enfermero y vacunador a bordo de naves de YPF, en la década del 50.
- Mientras estudiaba Medicina, el Che realizó su primer viaje-aventura. Lo hizo en el año 49 (finales) a bordo de una bicicleta Northon media carrera. Estaba provista de un motor Cucciolo, de origen italiano, que era la novedad de aquellos días. Guevara se fotografió en la puerta de su casa, con el modesto equipo. El viaje incluyó, desde San Isidro, Pilar, Areco, Pergamino, Rosario, Santa Fe, Córdoba, Leones, Bellville y Villa María. En Córdoba, se instaló en casa de la familia Granado, por unos días. Este viaje culminaría en Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy. Pero, lo más importante: apareció en la revista "El Gráfico". Un sueño, para cualquier muchacho de aquel tiempo. Salió en la página 49 de la edición del 19 de mayo de 1950. "Solidez y eficiencia son características del producto de la famosa máquina mecánica Garelli, de Milán." Escribía, en ese mismo texto, un tal Ernesto Guevara Serna: "Muy señores míos, les envío para su revisación el motor Micrón que ustedes representan, y con el que realicé una gira de 4000 kilómetros, a través de 12 provincias argentinas. He notado que, al final, había perdido compresión, motivo por el cual lo dejo en vuestras manos para su revisación".
- Después de la aventura, Guevara volvió a la Facultad. Se salvó de la colimba por el asma: DAF, Disminuido en Aptitudes Físicas. Aprendió francés con su madre. Era bautizado, sí, pero nunca practicante. Sin embargo su madre, Celia, había estado a punto de tomar los hábitos, pero esto era muy de las chicas de la época. Luego se hizo anticlerical. Guevara fue siempre adicto al mate. Decía: "Hay que chupar un poco de esto para que se lubrique el cerebro y se piense mejor".
- Se declaraba hincha de Rosario Central.
- Sus ídolos deportivos: Juan Manuel Fangio, que en su momento sería secuestrado (sin daños) por los barbudos de Fidel Castro. El "Chueco" Enrique García, wing izquierdo de Racing, aplaudido por todas las hinchadas. Tanto Ernesto como su hermano Roberto sabían de memoria la formación de la primera división de Boca, River, Independiente, Rosario, etcétera. Todos los clubes de primera. Esa fue la costumbre en los años 40 y 50.
- La novia más recordada de Ernesto fue "Chichina" Ferreyra. En su momento, Ernesto le regaló un cachorrito, al que llamó Come Back (Volvé) y se despidieron en Miramar. Creemos que para siempre. Justamente, Miramar era en aquel tiempo un sitio muy frecuentado por la clase alta de la época.
- De aquí en adelante, Guevara y su vida personal son conocidos por la película "Diarios de Motocicleta", y por mil artículos periodísticos. Su fama desbordó totalmente la de su jefe, Fidel Castro, y la condición de revolucionario universal casi opacó su renombre de argentino. En realidad, más que argentino: Ernesto fue un arquetipo, un lugar común de la clase alta de nuestro país. Las lecturas, los deportes, la búsqueda de un "plus", la armonía física, el estilo mundano sin esfuerzo.
- El 9 de octubre de 1967, en la localidad de La Higuera, Bolivia, el sargento Mario Terán entró temblando al rancho donde tenían prisionero a Ernesto Guevara. Herido pero firme, el "Che" lo llamó a sosiego: "¡Serénese y apunte bien, soldado! ¡Usted va a matar a un hombre!". Terán disparó, y así nació la leyenda del Che Guevara. Y la condición de revolucionario universal opacó su renombre de argentino.

Para los compatriotas del "Che", ciertos detalles como Alta Gracia, Villa Allende, el rugby, el SIC, San Isidro, la esquina de Santa Fe y Aráoz, Playa Grande, Miramar, el veraneo en la estancia, son verdaderas contraseñas de una época y una clase.

Hemos tomado los principales datos de esta serie del extraordinario libro de Fernando Agrazo "Confieso que soy argentino - Ernesto Che Guevara". El Dr. Agrazo es odontólogo y realizó una notable investigación sobre la vida personal de Guevara. Publicado por Dunken, 2012.






Las fotos son del museo del Che-casa Villa Nydia en Alta Gracia-Córdoba, febrero de 2007 (son mías). Las dos de abajo las rescaté de la web y pertenecen a la Plaza Hipólito Yrigoyen en la Av. 27 de Febrero, zona sur de Rosario  -se observa la vieja estación de FFCC Central Córdoba- donde se halla el sector dedicado al Che, inaugurado para su cumpleaños número 80. Para juntar el bronce con que se realizó esa estatua se dice que recolectaron más de 15000 llaves en desuso. Por último, el  elegante y monumental edificio de departamentos donde nació, ubicado en la zona céntrica al norte de Rosario, calles Urquiza y Entre Ríos, construído por el renombrado arquitecto Bustillo. A dos cuadras de distancia de ahí, en la plaza de la Cooperación hay un homenaje, un mural del revolucionario argentino, realizado por dos artistas bajo la supervisión de la hija del conocido plástico Ricardo Carpani, que respeta su caracterizado estilo. Horanosaurus.

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13/06/10 – Fidel Castro dijo


viernes, 19 de abril de 2013

Margaret Tatcher: oxídate y no en paz


"¿Dama de hierro? Que en paz te oxides" reza el graffiti irlandés de la foto. Yo no diría 'en paz' pero abraza a tus amigos Pinochet, Reagan y Bush en el infierno! ¡Que gente de mierda! Garcas! Horanosaurus.















El legado de Thatcher divide otra vez a los británicos

Muchos la elogiaron, pero su muerte no borró la mala imagen que algunos sectores tenían sobre ella. La Nación 10/04/13.

En Gran Bretaña, champagne y leche para celebrar la muerte de Thatcher

Mientras una parte de la sociedad sigue conmocionada, otra salió a festejar la noticia de la desaparición de una líder controvertida. La Nación 09/04/13.

Thatcher: no sólo por Malvinas hay motivos para no quererla

Su último gesto, aun al borde de la senilidad, fue homenajear a Pinochet, con quien tomó el té. Por Federico Pinedo | Para LA NACION 09/04/13.

domingo, 14 de abril de 2013

Día del hincha de Huracán: diez años




Nada de la publicidad interesada que reciben los clubes que están de moda por algún suceso pasajero, los que disponen de mucho poder, venden/pagan bien o tienen muy buenos departamentos de márketing. Acá sólo se trató de hinchas muy persistentes del más porteño de los clubes: ese oriundo de Parque Patricios con hazañas que los pibes que no agarran los libros ni sospechan (no hay que explicarles nada.. que feo el día que adviertan su ignorancia). Ese de Newbery, Masantonio, Bonavena y tantísimos. Hinchas que resisten de pie todos los sopapos que reciben. El último y más sonoro, la increíble avanzada del gobierno macrista de la ciudad autónoma de Buenos Aires para birlarnos los terrenos de 'La Quemita', el campo de deportes del sur que Huracán se ganó en base al esfuerzo de años y notorias mejoras materiales y sociales. 


Señores: hay que tener mucho 'huevo' y aguante para ser hincha de Huracán y el 28 de marzo festejamos nuestra pasión en comunión. Apenas lo mencionaron en diarios y noticieros. Acá van unos rastros que quedaron. Les dejo un beso (quemero) en la reja. Horanosaurus.













"Soy de la Quema..."

Olé 29-03-13 Más de quince mil fanáticos de Huracán marcharon desde la sede del Globo hasta el Obelisco para festejar el décimo aniversario del Día Mundial del Hincha. Hubo jugadores del plantel mezclados con la gente. "Soy de la Quema, soy de Huracán". El grito se hace escuchar por las calles del centro de Buenos Aires con la marcha que armaron los fanáticos del Globo para festejar el décimo aniversario del Día Mundial del Hincha de Huracán. Unos quince mil fanas recorren la ciudad. La recorrida empezó en la sede de Huracán. Marcharon por Caseros, de ahí por Entre Ríos se fueron acercando al centro. La consigna era ir en ojotas, "para no olvidarse de tener los pies sobre la tierra". No faltaron los mensajes de apoyo de Angel Cappa, varios jugadores del plantel actual, el Turco Mohamed y hasta incluso el cura villero Pepe Di Paola. 

Te mueve los cimientos

Olé 29-03-13. Por Ricardo Sapia. Emoción. Cosquilleo. Enloquecerse. Agrandarse. Hay cientos de expresiones para describir lo que se vive en el Día Mundial del Hincha de Huracán. Cada uno eligió la suya, la que sintió almomento de juntarse con sus pares en la sede de Caseros para iniciar la caminata Quemera, primero al Congreso y después al Obelisco, ya descalzado (si es que no se puso en patas antes porque el Globo es así, contagia), para darle aleteo y danza, con el trapo de siempre, el de Alcorta y Luna o la Miravé, con la del Globo en el cuore y sus míticas estrellas, con el puro aliento a grito pelado "Huracán, Huracán, Huracán..." de los más de 15.000 fanáticos a los que la pasión los mueve más que un tsunami. Diez años celebrando esta comunión. Quince desde que en 1998, un grupo de "enfermos quemeros" la convocó por la malaria que aquejaba al equipo (ahora nos encuentra otra vez en situación difícil) y "ayudó" a que la racha se cortara un día después con el tan ansiado triunfo. Nunca paró. Cada año se renovó, en las buenas y en las malas mucho más, y así quedó instaurado, sellado a fuego como una cita impostergable. Esta vez acompañada por los jugadores, involucrándose desde su lugar, con los dirigentes que se acercaron al hincha, con agrupaciones del sentimiento que la armaron bien grossa; para que se note la presencia y el significado de tal orgullo de ser de Huracán. Lo hicimos una vez más. Le movimos el piso a la ciudad. Les mostramos a todos quienes somos.