sábado, 31 de enero de 2015

Pérez Esquivel: clarito como el agua pero...


Una de las poquísimas personalidades dignas que quedan en la política argentina y, por lo tanto, merecedora de nuestra atención: Adolfo Pérez Esquivel, un defensor de los derechos humanos que no se calla. Aquí, en una columna de opinión en La Nación, se posiciona acerca de la muerte del fiscal Nisman, el general Milani, los siniestros servicios y otros temas candentes de un país en problemas. Igualmente interesantes, los reportajes que le hicieron ATE y Magdalena Ruiz Guiñazú en Perfil, un tiempo antes. Horanosaurus.

PD 2019:  pero... los dignos suelen embarrarse también cuando se la creen y juegan mucho a la política. Las Madres de Sueños Corrompidos, José Pablo Feinmann, De Genaro y Micheli, Pino Solanas y ahora Pérez Esquivel. ¡No hay ídolo que me aguante! De acusar a los intolerantes, en su nueva versión Don Adolfo -devenido fascista- se alinea con la cleptómana Cristina de Kirchner, propone al corrupto Lula Da Silva como premio Nobel de la Paz y delata periodistas opositores a sus ideas con la Conadep ad hoc que soñaron el patológico Dady Brieva y los fundamentalistas K! Increíble!


Por Adolfo Pérez Esquivel |  Para LA NACION. Opinión. 31/01/15.

Han transcurrido 20 años sin lograr justicia por los atentados a la AMIA y la embajada de Israel, entre los muchos crímenes impunes de estos 31 años de gobierno constitucional. Ahora se suma la muerte del fiscal Alberto Nisman, a cuyos familiares acompañamos en su dolor. Es un hecho que nos estremece como sociedad y es imperioso su pronto esclarecimiento. Hay que desandar la impunidad y el encubrimiento que ensombrecen nuestra vida y futuro como nación.

Según diversas fuentes, durante estos años la investigación de la masacre AMIA evidencia el alineamiento del fiscal Nisman y otros con las instrucciones dictadas por la embajada de EE.UU. para centrar la acusación sobre Irán. La causa, como la denuncia más reciente, ha quedado moldeada por las disputas entre facciones de los servicios cuyo principal responsable se alineaba con intereses extranjeros, notablemente de EE.UU. e Israel.

Por eso, junto a familiares de las víctimas y otras organizaciones, seguiremos reclamando la apertura de los archivos de los servicios y la creación de una Comisión de Investigación Independiente del atentado contra la AMIA. Sólo así podrá superarse el fracaso, y avanzar hacia la verdad y la justicia acerca del atentado y sus ocultadores. El proyecto de ley presentado por Apemia, en junio de 2014, debe tratarse con prioridad en la próxima sesión parlamentaria.

Hasta ahora, el gobierno nacional ha reaccionado planteando la disolución de la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) y la creación de un nuevo organismo subordinado a los poderes democráticos. Sin duda, poner los servicios de inteligencia al servicio y bajo el control del pueblo es una deuda largamente pendiente.

Pero ello debe ser el resultado de un amplio debate ciudadano y la construcción de consensos enfocando a fondo la política de Inteligencia. Pretender saldar el debate en 30 días, sobre todo después de años de inacción, no nos llevará al "nunca más" buscado.

Cambiar, además de su nombre, el paradigma bajo el cual se realizan tareas de inteligencia no será fácil. Si los servicios pudieron acumular tanto poder, es porque a muchos les convino que así sea. Pero si no están al servicio del pueblo, no deben existir.

La ex SIDE se constituyó en su propio poder político y se involucraba en campañas ilegales de difamación, extorsiones, el tráfico de drogas, personas y armas, entre otros delitos. En otras palabras, atentaba contra todos los intereses de la Nación. Por lo que encarar su disolución y plantear, junto a la sociedad, la construcción de un nuevo paradigma de Inteligencia, debe implicar la investigación y juzgamiento de su acción y sus redes de influencia y crimen en la vida pública como privada.

Asimismo implica esclarecer y poner fin al papel del jefe del Ejército, César Milani, desarticular la dotación de personal civil de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, desmantelar la orgánica del cuerpo de informaciones de la Policía Federal Argentina y redefinir los objetivos y la manera en que el Estado recolecta y protege los datos personales de la ciudadanía. Precisa fortalecer la transparencia y democracia en todas las instituciones estatales, incluido el Poder Judicial.



El Trabajador del Estado.  Entrevistas. 28/04/14.


El Premio Nobel de la Paz y presidente de la SERPAJ (Servicio Paz y Justicia) dialogó con El Trabajador del Estado sobre el rol de los organismos de Derechos Humanos, las deficiencias en el Poder Judicial, soberanía alimentaria, extractivismo contaminante, la Tragedia de Once, la designación de César Milani al frente del Ejército y más.

¿Cuáles son las cuentas pendientes de la democracia en materia de Derechos Humanos? Hoy tenemos problemas territoriales de los pueblos originarios, sectores violentados por la marginalidad, la mega minería y numerosas cuestiones relacionadas el medio ambiente, el difícil acceso a los medios de comunicación, etc. Y un ejemplo de conflicto actual es que los gobiernos, tanto Nacional como provinciales, no quieren dar a conocer los acuerdos que tienen con las empresas extractivistas que operan en nuestro país, que por cierto son devastadoras y no vienen a desarrollar sino a explotar. Porque no olvidemos que hay una gran diferencia entre explotación y desarrollo. Obviamente, por las circunstancias que vivimos en la dictadura se centró mucho la política de Derechos Humanos (DD.HH.) en el secuestro y desaparición de personas en aquella época, que sin duda fue la más oscura y trágica. Sin embargo, con el advenimiento de la democracia comenzaron a abrirse otros espacios. Hay que entender que no todos los organismos de DD.HH. son iguales: aunque respete pero no lo comparta, muchos organismos acotaron su activismo a esa época, surgieron a partir del dolor de la situación que se vivió en aquellos años. Otros, como el SERPAJ, venimos trabajando como organismo continental y tomando los temas de forma integral, sin limitarnos al periodo del 76 al 83. Tenemos otra visión de la política de DDHH, más amplia, y esta es la gran diferencia.

En los últimos años varios organismos de DD.HH. tuvieron un acercamiento al Gobierno, ¿qué consecuencias trae aparejado esto? Hay organismos de DD.HH. que fueron cooptados por el Estado debido a cierta afinidad con políticas del actual Gobierno y, en otros casos, mediante recursos. Pero en general se trata de espacios acotados a la época de la dictadura: como el caso de Abuelas, Madres, etc. Se trata de decisiones políticas. Sin embargo, nosotros creemos que los organismos de DD.HH. deben ser independientes de cualquier partido político, incluyendo del que gobierna actualmente, de los que van a venir y de los que se fueron. De esta manera podemos lograr una mayor autonomía y, a fin de cuentas, impedir la pérdida de identidad de los valores.

¿Y existe autonomía dentro del Poder Judicial? Una de las cosas que el país necesita es una reforma del Poder Judicial. Muchas veces los magistrados están condicionados por el poder político o son dependientes del mismo. Es más, son pocos los jueces independientes, ya sea por presiones, amenazas, intereses económicos.  Creo que  hay que fortalecer las instituciones democráticas para que funcionen como corresponde. Por ejemplo, en el caso de las drogas o la trata de personas vemos complicidades –tanto judiciales como policiales, pero a fin de cuentas institucionales- porque sino en Argentina no crecerían tanto estos flagelos. Y esto es alarmante.  ¿Cuáles son los límites para que estas instituciones realmente trabajen realmente al servicio del pueblo? Este es un problema que todavía no está resuelto en nuestro país. Los organismos de DDHH independientes podemos decir y denunciar, pero después las decisiones las tiene el Gobierno. No podemos reemplazar al Gobierno, que tiene que asumir su responsabilidad. 

Por ejemplo, en relación al caso de los trabajadores condenados de Las Heras… Ese proceso judicial no tuvo una investigación adecuada ni una verificación correcta. Además, se trata de una condena muy dura.

Participaste del acto homenaje para exigir justicia por la Tragedia de Once… Estuve acompañando a los familiares y amigos que pedían Justicia. Pero lo mas grave sobre esto es que los ferrocarriles siguen siendo un desastre. Yo viajo todos los días en tren y a veces tardo hora y media para llegar a mi casa desde Retiro o, peor aún, no llega. Las privatizaciones que vivimos en los 90 desmantelaron el país. Ferrocarriles, YPF, aerolíneas, todos fueron fracasos terribles y rotundos. Fue una cosa verdaderamente dolorosa que implicó la pérdida de soberanía y la entrega del patrimonio del pueblo sin su consulta. Imaginate que en el caso del fracking en Vaca Muerta, ni siquiera informan los tratados con Chevron. Esos tratados dicen que nos sometemos a los tribunales de EE.UU. y Francia, entonces me pregunto ¿cuál es la soberanía nacional? Es una aberración total. Y lo hace el Gobierno Nacional, que después nos habla de defender el proyecto nacional y popular, ¿Y qué es el proyecto nacional y popular? Después de haber sido una venta fraudulenta, se renacionaliza parte de YPF pagando una indemnización enorme. Entonces, YPF y Aerolíneas Argentinas fueron vaciadas por el capital privado y encima después hay que indemnizarlos.

¿Crees que existe una utilización política de los DD.HH.? A los Derechos Humanos los han bastardeado. En el caso de la Secretaría de DD.HH., por ejemplo, van a Formosa pero no arreglan nada para los Quom. Al contrario, van y apoyan al gobernador Insfran que los reprime. Ahora quieren apropiarse del Instituto Espacio para la Memoria (IEM) para vaciarlo, liquidarlo y convertir a la ex ESMA en un bunker kirchnerista. Y no permiten ningún ente autárquico, autónomo a sus intereses.

¿Hay un intento por disciplinar al que piensa distinto? Hay que hacer un llamado a la reflexión porque si hoy vos pensás distinto al Gobierno te toman como un enemigo. Y es buena la diversidad, no la uniformidad. Con la uniformidad nunca construimos. Todo esto nos busca llevar al monocultivo de las mentes, y guarda que a la mente te la quieren llenar de tóxicos.

A veces pareciera que sólo el Estado puede vulnerar los derechos ciudadanos, ¿Y los grandes capitales privados? Fijate que con el monocultivo de la soja y los agrotóxicos, el Estado no hace nada. Incluso la Presidenta aplaudió la llegada de Monsanto con bombos y platillos, cuando se sabe que es una empresa llena de juicios por los perjuicios que provoca a la población: como son el incremento de los casos de cáncer y la destrucción de las economías regionales. Está claro que el Gobierno persiste en esto pensando únicamente en los intereses económicos. Por ejemplo, con la 125 no discutían la calidad de vida y de producción, sino que se trataba de quién se quedaba con la torta.

¿En Argentina se puede alcanzar la soberanía alimentaria? Tiene que haber criterios de producción, de diversificación y no de promoción de los monocultivos. Fijate que se están cerrando tambos porque el frente sojero no para de avanzar. Una economía diversificada para una soberanía alimentaria tiene que ser racional y apoyarse en los pequeños y medianos productores rurales.

¿Cuál es tu posición respecto de la designación de Cesar Milani? Fui uno de los primeros en decir: “Tenemos esta información, investiguen”. No dije que sea culpable. En aquel momento el CELS salió pataleando, hasta que luego lo empezó a repensar y se dio cuenta de que sí, estábamos del lado de la lógica. 

El relato K según Pérez Esquivel: 'Al que no está de acuerdo se lo trata como un enemigo' Reportaje de Magdalena Ruiz Guiñazú. El premio Nobel de la Paz denuncia el maltrato recibido por las Madres de Plaza de Mayo que tienen una posición diferente  a la del kirchnerismo. Perfil 22/09/12. 

Antigua entrada en este blog sobre Adolfo Pérez Esquivel:


BONUS TRACK 2018/9 

En mis largas décadas de interesarme estérilmente por la política he escuchado montones de mentiras y excusas (por eso sigo partidario del "que se vayan todos" que no conduce a nada pero terminaría con la hipocresía de tantos). Una de esas excusas es la de defender a los "progres" corruptos  con eso de "lo debe decidir la justicia". Y cuando la justicia o los votos dicen algo que no les gusta, escapan para adelante, con un nuevo sofisma. Lula Da Silva benefició a treinta millones de pobres en Brasil: fue su Perón tardío. Los Kirchner pueden haber aguantado nuestros salarios pero dejaron 33% de pobres clientelares. Una verguenza total. Por eso, si afanaron tienen que ir en cana, sin excusas, porque le robaron a quienes decían defender: alta traición. ¡Teléfono de Odebretch y de Mendonca, don Adolfo! Lula no da para un Nobel y Ud. no puede reunirse alegremente con la millonaria y manipuladora ególatra Cristina Kirchner. Eso no es un chiste ni un error táctico: es un agravio o un delirio. Horanosaurus.

Adolfo Pérez Esquivel anunció que propondrá a Lula para el Premio Nobel de la Paz La Nación 03/03/18.

Cristina se reunió con Pérez Esquivel y él le regaló un cuadro 14/04/18. La ex mandataria se reunió este mediodía de sábado con Adolfo Pérez Esquivel y el diputado Eduardo Valdes. Según consta en un mensaje publicado en las redes se reunieron para analizar la situación de Brasil, Argentina y América Latina. Diario Registrado. La senadora Cristina Kirchner almorzó junto al diputado Eduardo Valdes y el profesor Adolfo Pérez Esquivel, referente destacado por los Derechos Humanos. Según dejó trascender un twitt publicado por el propio Pérez Esquivel, él aprovechó la ocasión para regalarle un cuadro de su autoría. La convocatoria fue realizada para analizar la situación de Brasil, Argentina y América Latina y exigir la liberación del ex presidente Lula da Silva.

Pérez Esquivel: "Esto no es una Conadep del periodismo, es un informe que nos pidió el juez" Martes, 15 Octubre 2019

miércoles, 28 de enero de 2015

Autoconocimiento, anque experiencia 2


La idea es la misma del predecesor "Autoconocimiento, anque experiencia 1". Ahora quisiera ampliarlo a algún otro autor cuyas afirmaciones me hagan cosquillas o con las cuales me sienta identificado. El primero, David Brooks, encuentra expresiones para explotar ese viejo mandato que parece que llevamos en nuestro ADN: el de intentar diferenciarnos de los millones que nos rodean y creer, aunque sea fantasiosamente, que superamos la mediocridad general y merecemos más. ¿Cómo hacés cuando te toca en suerte ser albañil o puestero, naciste sin el glamour de las estrellas de TV y las esculturales "botineras" no se fijan en vos? 

Para mí, la búsqueda apasionada de conocimiento, la aceptación del otro, la humildad y la solidaridad, nos allanan el camino. Desde el vamos, seremos mejores que quienes usan armas material y moralmente repudiables para destacarse, aunque seamos pan comido para los lobos de esta sociedad y no nos lluevan recompensas. Horanosaurus.   




David Brooks. Columnista de The New York Times. Clarín 07/09/14. 

Todos sabemos qué significa el buen carácter tratándose de soldados. Hemos visto películas sobre héroes que muestran el valor, la lealtad y la calma en la batalla. ¿Pero qué pasa con alguien que está todo el día sentado ante un teclado? ¿Es posible cultivar el carácter si uno es un empleado de oficina en la era de la información que está solo con una computadora?

Claro que sí. En su libro Virtudes intelectuales, de 2007, Robert C. Roberts, de la Universidad Baylor, y W. Jay Wood, del Wheaton College, enumeran algunas de las virtudes posibles. En primer lugar está el amor por el aprendizaje. Hay personas que son más curiosas que otras, ya sea por cultura o por naturaleza.

En segundo término está el valor. La forma obvia de valor intelectual es la disposición a sostener puntos de vista impopulares. Pero la forma más sutil es saber qué grado de riesgo correr al extraer conclusiones. El pensador negligente usa escasa información y salta a alguna ignota teoría conspirativa. El perfeccionista, en cambio, se muestra renuente a hacer afirmaciones a menos que las condiciones sean las ideales por temor a equivocarse. El valor intelectual consiste en la autorregulación, sostienen Roberts y Wood, en saber cuándo ser audaz y cuándo mostrarse prudente.

En tercer lugar, está la firmeza. No hay que capitular ante el más mínimo atisbo de oposición. Tampoco hay que aferrarse de forma dogmática a una convicción contra toda evidencia. El punto medio entre la flacidez y la rigidez es la virtud de la firmeza.

En cuarto lugar está la humildad, que es el eterno combate contra la vanidad. En quinto lugar, la autonomía. No hay que ser una persona que adopta de manera servil opiniones de su maestro o de cualquier autor. Sin embargo, tampoco se debe rechazar la guía de personas que saben de qué hablan. La autonomía es el punto medio que supone saber cuándo ceder a la autoridad y cuándo no hacerlo, cuándo seguir o no un ejemplo.

Por último está la generosidad, que comienza con la disposición a compartir conocimiento y atribuir mérito a otros. Pero también supone escuchar a otros como éstos quieren que se los escuche, buscar lo que cada persona tiene para enseñar y no complacerse en resaltar sus errores.

Es probable que todos nos destaquemos en algunas de esas virtudes y tengamos falencias en relación con otras. En realidad, la mente es inseparable de la naturaleza humana, y pensar bien con frecuencia significa enfrentar esa naturaleza, enfrentar la vanidad, la pereza, el deseo de certezas y de evitar verdades dolorosas. 

Pensar bien no consiste en una mera adopción de la técnica correcta. Es un emprendimiento moral y exige buen carácter, la capacidad de enfrentar los impulsos más bajos en aras de los más elevados.

El carácter se ve sometido a muchas pruebas, incluso en la vida cotidiana moderna. Se puede ser heroico aunque se esté sentado solo en una oficina. Pero eso no es tema para una buena película.


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martes, 27 de enero de 2015

Autoconocimiento recargado



En Autoconocimiento: ¡otra vez me cambian la bocha! me quejaba de unos artículos que desestimaban la validez de esa herramienta -una verdad revelada para los jóvenes de los sesenta y setenta- para la búsqueda de la plenitud y la felicidad. Pero, en un abrir y cerrar de ojos todo parece volver a su lugar. Como hay teorías para dejar conforme a todos, no podía faltar esta vuelta de rosca. El autoconocimiento vuelve por sus fueros en su máxima expresión: la psicología científica o, si la quieren complicar más, la terapia cognitiva conductual. Los divanes cambian de mano, se democratizan y nuestros ahorros pueden derivarse hacia otros menesteres más placenteros. Horanosaurus.  

Psicología

Lejos del psicoanálisis más clásico, las nuevas corrientes terapéuticas se parecen más al coaching, donde aquellos que son tratados toman decisiones de acuerdo con el conocimiento científico de sus dificultades para poder resolverlas. Por Tesy De Biase | Para LA NACION Suplemento Sábado 18/10/14.

"El saber ayuda a los pacientes a tomar el control sobre lo que les pasa", define el licenciado Ezequiel Benito, presidente de la Asociación para el Avance de la Ciencia Psicológica, entidad que acaba de organizar el primer congreso internacional en Buenos Aires, con presencia de sus principales referentes locales e internacionales.

A días de haber viajado para dictar una de las conferencias centrales, Nadine Kaslow, presidenta de la Sociedad Americana de Psicología (APA), refuerza: "El conocimiento es poder. Cuanto más se informen las personas sobre la naturaleza de sus dificultades psicológicas y sobre las estrategias efectivas para abordarlas, más probabilidades tienen de recibir un tratamiento adecuado y beneficiarse de él".

La información científica en manos "legas" no es un tema de fácil digestión en el mundo académico psicológico. Las miradas difieren según el cristal con el que miran los dos modelos terapéuticos clásicamente enfrentados: el psicoanálisis y la autodenominada psicología científica, que incluye a un grupo de psicoterapias unidas bajo las premisas de la medicina basada en la evidencia. Es decir que avalan sólo aquellas estrategias cuya eficacia terapéutica pueda ser comprobada empíricamente.

Entre las múltiples diferencias que distancian a ambos modelos, el lugar que ocupa la información y la relación entre el terapeuta y el paciente implican posiciones irreconciliables. Ezequiel Benito aclara un aspecto nodal del vínculo terapéutico: mientras el modelo psicoanalítico tiene un dispositivo de asimetría evidente, con el analista sentado detrás de un paciente que permanece acostado y de espaldas, el nuevo modelo se asemeja al de un entrenador o docente, que comparte información con el paciente.

"Cuanta más información la persona tenga sobre lo que le pasa, mejor va a poder tomar decisiones. El conocimiento acerca de lo que a uno le ocurre es en sí mismo una intervención psicoterapéutica", teoriza. Y ejemplifica: "Durante un ataque de pánico, el paciente tiene sudoración, palpitaciones, respiración acelerada y siente que está a punto de morirse porque cree que por una falla del corazón, el cuerpo está colapsando.

Lejos de intentar darle un significado a ese síntoma en el entramado de la vida intrapsíquica del paciente, un terapeuta cognitivo conductual ya en la primera sesión le explica cómo funciona el cuerpo y cómo su mente está provocando el cuadro. Es simplemente tomar control sobre lo que le pasa, justamente porque en un ataque de pánico, la persona siente que no tiene control. No hay magia en la terapia cognitiva conductual, es un procedimiento más abierto y directo que el psicoanalítico; el terapeuta comparte con el paciente un alto nivel de información, casi tanto como el que el mismo terapeuta sabe".

El saber quita el miedo

"El saber te quita el miedo y te da seguridad, por eso es mejor saber que no saber", testimonia Estela Quiroga, una licenciada en Letras diagnosticada desde hace años con una enfermedad autoinmune que está siempre agazapada, amenazándola, pero que nunca le gana. "Es como en los cuentos de hadas -confiesa- si sabés que alguien es capaz de sortear los peligros, aprendés que es posible hacerlo y disminuís tu vulnerabilidad. Por eso yo no dudo en indagar toda la bibliografía que me ofrezca estrategias para vencer la depresión y la angustia que se asocian a la enfermedad. También me contacto con otras personas que atravesaron la situación y pueden enseñarme cómo enfrentarla."

Para Kaslow, los pacientes necesitan tomar un rol activo frente a sus desafíos psicológicos.:"Tenemos evidencia científica que demuestra que un paciente empoderado tiene mejor calidad de atención psicológica".

El fenómeno del paciente empoderado tiene apenas una década y es el resultado de la circulación democrática de información científica que posibilitó Internet. Los profesionales de la salud recién hoy comienzan a asumirlo como un nuevo protagonista activo en el terreno terapéutico. La bibliografía científica viene dando muestras sobre los resultados positivos que el saber del paciente tiene sobre su propio proceso de salud, pero más especialmente en el campo médico. El mundo psi todavía presenta resistencias.

"Los pacientes necesitan encarar una relación de colaboración con el terapeuta, recopilar información con base científica y adoptar medidas para el bienestar", comenta Klaslow a la nacion. "Tener un conocimiento científico sobre el funcionamiento de la mente y el comportamiento habilita a las personas a comprender mejor los pensamientos, sentimientos y actos propios y de los otros. Esto puede ayudar a que las personas manejen con más eficacia su estrés, alcancen sus objetivos y logren vidas más positivas."

El enfoque que sostienen quienes se inscriben en la psicología científica "está centrado en el paciente, empoderado y autónomo. En este contexto, se vuelve esencial que los pacientes asuman un rol activo en su tratamiento, ya que muchas de las decisiones se asumen de manera compartida y se vuelve transparente un amplio conjunto de conocimientos.


La posibilidad de exponer a los pacientes de manera abierta la misma información de los terapeutas ha demostrado contribuir fuertemente a su recuperación, disminuir la ansiedad y brindar la percepción de control necesaria para desarrollar una alianza de trabajo", define Benito. Desde este modelo, el terapeuta propone al paciente "conocer más sobre su trastorno y así la búsqueda de información se vuelve un aliado del tratamiento en lugar de un enemigo que amenaza la alianza terapéutica. Desde esta perspectiva, un paciente informado es un paciente fortalecido".

Navegar la red en busca de información

La salud mental también se dirime en la pantalla de la computadora. Tal como demuestran múltiples estudios y sondeos internacionales, cada día son más los pacientes que se sumergen en la web para encontrar información sobre salud –general y mental-.

Dentro de esa gigantesca biblioteca que es Internet, “ciertas informaciones son válidas, pero otras no son correctas”, advierte la especialista Nadine Klaslow. Por eso recomienda ir a sitios confiables, como organizaciones profesionales y con experiencia en problemas de salud mental, “en lugar de depender de la información publicada en blogs y salas de chat”. En general el acceso a los artículos está mediada por periodistas y divulgadores científicos que actúan como puentes entre los profesionales de la salud y el público no profesional.

¿Qué lugar tienen los medios en la popularización de la ciencia? “Hay ventajas y desventajas en la divulgación de la psicología”, detalla la presidenta de la Asociación Americana de Psicología. Las ventajas: “Cuando los medios se basan en datos científicos y conocimientos considerados por la mayoría de los psicólogos como válida, pero comprensible y útil para el público en general”. Las desventajas: “Cuando los medios de comunicación o psicólogos en los medios describen conceptos de un modo sobresimplificado o desactualizado, o publican informaciones no probadas”.

Y recomienda a los internautas seleccionar aquellos circuitos periodísticos que se apoyan en fuentes científicas para su información, que incluyen todas las caras de cada tema. En la era de la interactividad, profesionales de la salud, pacientes y divulgadores entretejen una red. Saber navegar la Red es un reaseguro para no naufragar en un mar de informaciones y datos que en lugar de sanar confunden.

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sábado, 24 de enero de 2015

Spinetta: dios argento


Luis Alberta Spinetta x Sebastián Dufour *


A cinco años de Las Bandas Eternas, un libro, un disco, un festival y una iniciativa para incluirlo en el R&R Hall of Fame evocan al Flaco. rollingstone.com.ar 04/12/14. La ausencia de Luis Alberto Spinetta funciona como un molino en expansión. A casi tres años de su muerte, el 8 de febrero de 2012, una serie de homenajes mantiene viva su influencia. En Cuba, la primera edición del Festival de Rock Latinoamericano Patria Grande, en el que participaron NTVG, Curva Sur de Venezuela y Ra la Culebra de Colombia, entre otros, se realizó en memoria de Spinetta. Y el colombiano Carlos Vives encabeza una iniciativa para que Spinetta, Gustavo Cerati y Charly García formen parte del Rock & Roll Hall of Fame. "En las revistas especializadas de Estados Unidos hay conciencia de que el rock argentino es el más trascendente de habla hispana, por eso se genera esta movida", dice.

Mientras tanto, en Argentina, como albaceas, los hijos de Spinetta son los encargados de preservar el legado. "Algunas fueron propuestas y otras cosas que simplemente salieron sin ningún tipo de pedido ni aprobación", dice Catarina Spinetta desde el lugar propuesto por sus hermanos, voz oficial de la familia. "No estamos enojados con nadie, papá es un artista que genera estas cosas." Los hijos de Spinetta apoyan, por ejemplo, la reedición de Crónica e iluminaciones, el libro de conversaciones entre su padre y Eduardo Berti, editado originalmente en 1989, que ahora adquiere visos de obra definitiva. "Nos interesaba que el libro tuviera una segunda vida y que no fuera un ejercicio nostálgico. Charlando con Catarina decidimos actualizarlo sin traicionarlo, en todo caso convirtiéndolo en aquel libro que por distintas razones no pudo ser: dándole un formato más de libro y menos de revista, agregándole fotos impresas en buena calidad y corrigiendo algunos errores", relata Berti desde París, donde reside desde hace años y lleva adelante una carrera como escritor. "Además sumamos una entrevista de la época de Pelusón of Milk que nos pareció un buen cierre (para mí el disco es su obra maestra de madurez); también agregamos un texto escrito por Luis que había sido publicado en la revista del Borda."

Para la familia Spinetta esta experiencia sirvió como termómetro para apoyar diferentes propuestas. "Algunas las podemos tomar y otras no, el límite está dado por la intuición y el feeling de lo que se quiere hacer y con qué fines se hace", dice la hija mayor de Spinetta. Esa idea se traslada a Raíz Spinetta (ver RS 200), el disco triple con 53 versiones folclóricas, una iniciativa que, desde La Folklórica (FM 98.7), Mauro Torres inició junto al productor Néstor Díaz en una tarea titánica, reuniendo nombres consagrados (León Gieco, Liliana Herrero, Teresa Parodi), nuevas voces (Juan Quintero, Lorena Astudillo) y viejos camaradas de Don Lucero (Machi, Rodolfo García, Leo Sujatovich) para armar un mapa de nuevas lecturas que permiten redescubrir canciones ocultas, retratadas desde otro lugar. "El disco me pareció fabuloso", dice Catarina Spinetta. "El respeto hacia la música de mi viejo, el tratamiento de los temas, el modo en que las líricas se entienden: todo está muy bueno." El disco incluye dibujos de Spinetta, recuperados por el diseñador Alejandro Ros. En cierto modo, estas piezas definieron el título del homenaje.

La lista de tributos sumó este año la emisión filatélica de la serie de estampillas "Personalidades" y el proyecto de ley para declarar el 23 de enero, día en que nació Spinetta, como el Día Nacional del Músico. Por Oscar Jalil.

Opinión. Por Sebastián Espósito. La Nación Sábado 24/01/15. Ayer se celebró el primer Día Nacional del Músico. La fecha, 23 de enero, obedece al día del nacimiento de Luis Alberto Spinetta. El artista que nos abandonó sólo en cuerpo el 8 de febrero de 2012 hubiera cumplido 65 años.

La iniciativa de contar con un día del músico, además del ya existente Día de la Música, que se celebra en la fecha de su patrona, Santa Cecilia (el 22 de noviembre), vino de parte de los mismísimos implicados y fueron ellos quienes eligieron la fecha como homenaje permanente a uno de los creadores más prolíficos que dio el rock argentino, en particular, y la música popular, en general. En lo formal, la ley que designa al 23 de enero Día Nacional del Músico fue aprobada en diciembre.

Hubo un tiempo, hoy lejano, incluso mucho más lejano de lo que indican los años que han transcurrido, que el seguidor de Spinetta era un fanático incomprendido por el resto del público rockero. Su pasión era tal que hasta el propio Flaco se veía sobrepasado por tanta muestra de cariño y era capaz de detener sus conciertos para "ubicar" a su gente. El público de Spinetta en los 70 y los 80 estaba formado por eximios conocedores de su obra, por estudiantes universitarios y hippies que podían recitar de memoria cada una de sus letras y correr al quiosco a comprar la revista Pelo para dar con un nuevo capítulo de la "biblia spinetteana". Porque cada vez que el Flaco recibía a la prensa, dejaba un tendal de declaraciones sobre la literatura, el mundillo musical y la vida sociopolítica argentina que enriquecían al lector que diera con ellas. Ayer los músicos lo homenajeron en las plazas y parques del país. Hoy su público somos todos y seguimos creciendo. Gracias totales, Luis Alberto.


En el día en que el Flaco cumpliría 65 años, todos los intérpretes y compositores festejan su fecha. rollingstone.com.ar 23/01/15.

Por primera vez en nuestra historia, hoy se celebra el Día Nacional del Músico. A fines del año pasado, fue aprobada por la Cámara de Senadores la ley que determina que la fecha de nacimiento de Luis Alberto Spinetta, 23 de enero, conmemore durante 24 horas a todos los intérpretes y compositores del país. La fecha se suma al Día de la Música, que continuará festejándose el 22 de noviembre, en honor a Santa Cecilia. El Flaco murió el 8 de febrero de 2012; hoy cumpliría 65: a casi tres años de su muerte, su legado musical y su memoria siguen siendo recordados con diversas acciones en todo el continente. "Es algo en lo que los músicos veníamos trabajando, en la posibilidad de tener un día, todos los años, en el cual podamos manifestar las condiciones en las cuales se desarrolla nuestra profesión y las necesidades a resolver", expresó Diego Boris, titular del Instituto Nacional de la Música.


Para ver: Alberto Spinetta y las bandas eternas - Vélez Sársfield, Buenos Aires, 2009. Parte 1. 


Para ver: Spinetta y las bandas eternas - Vélez Sársfield, Buenos Aires, 2009. Parte 2. 

(*) en "Libélulas y pimientos". Por Eduardo Berti. ADN La Nación 05/10/12.  


BONUS TRACK 

"A BIEN ORIENTADO, BRÚJULA DE MADERA". Rubén Rodríguez Río. 29/07/22. Nací en Barcelona (España) hace ya medio siglo. Crecí viendo jugar en el equipo de mi ciudad al Diego entrenado por Cesar Luis Menotti. Cerca de mi casa había un restaurante argentino llamado "Caño 14", con una gran fotografía de la Avenida 9 de julio presidiendo el comedor en primer plano; allí descubrí el asado de tira, los chorizos criollos, el chimichurri, el Malbec y el dulce de leche. Para mi, amar la Argentina fue lo más natural del mundo desde pequeñito, aunque nunca haya estado ahí. Y así crecí, creyendo que con Evita, Por una Cabeza, el Mundial 78, Kempes, Maradona, las Malvinas, Gabriela Sabatini, el asado, los Fabulosos Cadillac, la Bersuit, Andrés Calamaro, Ricardo Darín y Messi, uno ya se hacía una idea cabal de lo argento. Pero no era cierto porque resulta que los argentinos se guardan para ustedes lo mejor. Un día Jorge Leguizamon me dijo: "Che, escuchá esto, capaz que te guste." Y me pasó unas canciones de Invisible. En aquel momento yo estaba muy metido en el rock progresivo, así que el Capitán Beto y el Durazno me sonaron a pura gloria. Era un sonido increible y aquel cantante ejerció un magnetismo inexplicable sobre mi. Investigué y fue así como escuché mi primer album completo de Luis Alberto Spinetta: "Artaud". ¡Me voló la cabeza! ¿Cómo podría explicarlo con palabras? Cambió mi vida. La música tiene ese poder. El Flaco querido sentó cátedra con Almendra, se divirtió en Spinettalandia, arrasó con Pescado, viajó a las estrellas con Invisible, me llevó de la mano de Jade, lo dió todo con los Socios y dejó un legado Eterno con todas sus Bandas. ¡Cuánto lo añoro sin haberle conocido! Y entonces comprendo que ustedes los argentinos hacen bien en no exportarlo, porque Luis encarna la esencia de lo más sagrado. Un ser de Luz, Amor en toda su extensión. Hay que adentrarse en el alma Argentina para conocerle y está bien que así sea. Nunca podré agradecer suficiente a mi gran amigo Jorge Leguizamón el haberme abierto las puertas del Universo Spinetta y a todos ustedes por mantener viva la llama. ¡Dale Flaco, dale daaale Flaco!

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lunes, 12 de enero de 2015

La maléfica industria de la enfermedad I





Después de que se internen en la lectura de las notas que siguen, muy probablemente empiecen a notar una nueva grieta en vuestra relativa seguridad. Es una realidad que siempre sospechamos y nos acompaña latente pero no queremos escarbar: ser conejitos de indias de un negocio formidable que hacen a costa de nuestra salud un montón de gente poderosa y sus numerosos cómplices. Es el negocio de las farmacéuticas, al que no se le animan los gobiernos para no joder la cosa: sin hacer olas todo parece funcionar bien y sigue entrando plata para bancar las campañas de los partidos y otros lujos más. Un curro al que los ecologistas y otros revolucionarios posmodernos, de puro distraídos, no se les ocurre combatir. 

El último eslabón de esa cadena mercenaria es el médico que nos atiende siempre, ese del pulcro guardapolvo blanco con cara de entendido inalcanzable y pared respaldatoria llena de cuadritos de caligrafía elegante y escuditos con leones, águilas y firuletes. Muchos de esos resultan, increíblemente, la cara de su traición al juramento hipocrático. ¿Tenés un médico de confiar o es de los que traicionan a nuestras familias? 

Abajo de las notas, la contratapa de "Sana, sana. La industria de la enfermedad" de la homeópata argentina Mónica Muller (Editorial Sudamericana, 2014), una impresionante radiografía de la realidad apuntada, que no dejo de recomendar a mis amigos. ¿Nos recetan alegremente placebos caros que encima pueden dañarnos? ¿Es lógica la permitida venta libre de fármacos? ¿Vacunamos a nuestros hijos en vano? ¿Existen enfermedades inventadas y científicos comprados? Estamos jodidos. Horanosaurus.

A fondo
El oscuro circuito de la prescripción de medicamentos. Por Pablo Tomino y Fabiola Czubaj  | LA NACION Sociedad 27/12/14. 

Todos los días, la profesora Ana María D.G. debía tomar media pastilla para la presión. Pero ella lo hacía sólo si se sentía mal. Un día de problemas inmanejables, el médico del colegio donde trabaja le midió la presión. Los valores estaban fuera de control. Cuando se recuperó, le sugirió ver a un neurólogo y "ajustar el tratamiento" con su médico. Pero ella prefirió una segunda opinión y le recomendaron un especialista que debía ser bueno porque viajaba mucho por trabajo. "Está bien lo que toma -le dijo el profesional, mientras escribía una receta-, pero vamos a probar con esta otra pastilla, que está funcionando mucho mejor. Eso sí, tómela todos los días." Al salir del consultorio, Ana María no sabía por qué le habían cambiado la pastilla.

También desconocía las prácticas con las que la industria farmacéutica incentiva a los médicos a prescribir sus productos. Muestras gratis, vouchers de grandes tiendas y de casas de electrodomésticos, viajes y hasta dinero en efectivo figuran entre las estrategias que algunos laboratorios utilizan para fidelizar a los médicos. Y así lograr que los "lapiceras", apodo de los doctores en este mundillo, receten los productos que producen y comercializan.

En la Argentina, la venta de medicamentos mueve un negocio de más de 50.000 millones de pesos al año, según cifras oficiales. Sin embargo, consultores independientes especializados en el mercado de fármacos aseguran que la cifra es mayor. La facturación alcanzaría 43.000 millones de pesos, sin incluir los fármacos de alto costo, como los oncológicos, las licitaciones y las ventas directas a los hospitales. En el país, cada año se venden 670 millones de "cajitas" de remedios (el 30% son productos de venta libre), según consigna una conocida consultora internacional.

El lado oscuro de la receta médica esconde un verdadero trabajo de inteligencia. Es que ese preciado "papel" representa el principal ingreso para muchos en esta poderosa industria, como lo expresó el titular de un importante laboratorio nacional. Quizás no toda la responsabilidad recae en los médicos: un sistema descontrolado y los bajos salarios en el área de la salud impiden costearse la participación en congresos o suscribirse a una publicación para estar al día con las novedades en la medicina. Y algunos caen en la tentación.

En este sistema, los agentes de propaganda médica (APM) o "valijas", como se los apoda a los 6000 visitadores que registra la Asociación de Agentes de Propaganda Médica (AAPM), operan como engranajes perfectos: ellos hacen que las "lapiceras" firmen recetas con uno y no con otro fármaco que se traducen en ganancias millonarias. Aunque existe una ley por la que los médicos deben indicar un producto por su nombre genérico, sólo un 13% lo hace. La mayoría incluye la marca. Esto responde también a una falta de confianza en la calidad de los genéricos que el Estado no erradica y que la industria aprovecha.

A los médicos considerados referentes se los conoce como "lapiceras gordas". Según pudo recabar LA NACION de 22 fuentes que actúan en este engranaje, un laboratorio con capacidad de investigación y desarrollo puede invertir un 20% de su presupuesto en la fidelización de los médicos y la promoción de sus productos. Un visitador con diez años de experiencia gana entre 12.000 y 70.000 pesos por mes. El que mejor paga es un laboratorio nacional, cuyo nombre suele verse en pequeños carteles de pasillos de muchos hospitales.

"La seducción, la fidelización y una relación estrecha que perdure en el tiempo, y que puede incluir dosis de intimidación, son las tres etapas básicas para lograr que un médico indique una marca de manera sistemática", confió un capacitador de los cursos de formación de APM. Para eso, los laboratorios necesitan detectar a los médicos que más recetan un fármaco. Si el producto es de la competencia, se activa la etapa de seducción.

La estrategia más común para obtener esos datos es la compra de informes de las auditorías a las farmacias. Esos documentos revelan quiénes son los médicos más "útiles" en cada especialidad. Otra opción está en manos de los visitadores, un ejército de traje y corbata en el que cada vez se ven más faldas. Repletos de bolsas con muestras, obsequios o insumos de oficina, cada mañana recorren los pasillos de los hospitales. Por la tarde, se ocupan de los consultorios privados. Visitan no menos de 15 o 20 médicos por día. También tienen la tarea de acercarse a las farmacias vecinas de los consultorios privados. Algunos intentan un trueque: información sobre las recetas a cambio de muestras de productos, en los casos menos groseros.

Esa estrategia le permitió a un laboratorio nacional detectar que un oftalmólogo muy reconocido que trabaja sobre una coqueta calle del barrio porteño de Recoleta recetaba un fármaco "de la competencia". LA NACION pudo conocer que lo tentaron con cursos en el exterior: la mayoría de los destinos eran ciudades puramente turísticas y su familia podía acompañarlo esos 15 días all inclusive.

Tal es la importancia de relevar la información de las farmacias que están surgiendo los agentes de propaganda farmacéutica o APF. Muchos son visitadores desempleados que se reciclan en esta nueva tarea. Esta práctica incluye distintas etapas y niveles de premios, de acuerdo con los dividendos que deje una buena "lapicera".

Pero las estrategias se refinan. Son cada vez más sutiles, encriptadas. Un laboratorio, por ejemplo, alienta la prescripción de uno de sus productos inyectables para tratar el cáncer de próstata con un código numérico por cada unidad recetada. Eso equivale a un puntaje. A mayor cantidad, más lejos es el viaje en juego (con 100 puntos, el destino es Cancún). Cada unidad de ese remedio cuesta 5100 pesos y, vaya paradoja, esa empresa posee un código de ética que expresamente define esa promoción como "práctica ilícita". Hasta 2011, el laboratorio ofrecía electrodomésticos, pero su casa matriz en Europa decidió "cambiar un estilo de promoción tan grosero", según consta en una denuncia de un empleado.

Una inversión en el largo plazo son los médicos residentes. Como cazadores de talentos deportivos, las "valijas" recorren los hospitales para captarlos. Los tientan con muestras y acceso a bibliografía a cambio de recetas. Si un laboratorio despierta el interés de una de estas "lapiceras" en potencia, probablemente logre su lealtad. "Cuando a los médicos los ayudan de jóvenes, son fieles a quienes les dan una mano", confió una fuente de la industria que pidió reserva de su nombre, como la mayoría de los consultados.

A los más jóvenes les siguen en importancia los médicos con por lo menos diez años de antigüedad. La oferta incluye viajes al exterior y vouchers de compras. Computadoras, televisores y equipos de audio están entre los objetos más demandados.

Pero existe otro blanco de seducción: las secretarias. No sólo manejan la agenda de los médicos, sino que muchas están autorizadas por los profesionales para hacer y firmar recetas. Los APM les regalan muestras a cambio de información sobre la cantidad de prescripciones, los horarios y el tiempo libre de sus jefes para personalizar las invitaciones.

En un ranking elaborado de acuerdo con fuentes de los laboratorios, las especialidades más vulnerables son la dermatología, la traumatología, la reumatología, la oncología y la urología. El intercambio de "servicios" puede incluir dinero que se deposita en una cuenta personal o se entrega con un cheque. En 2012, un laboratorio de primera línea destinó mensualmente 20.000 pesos a un médico de una institución privada bonaerense, según confió a LA NACION el visitador, ya retirado, que participó de la operación.

Médicos que recibieron estos ofrecimientos detallaron, a cambio de no ser identificados, que ese portafolios de compensaciones también incluye fiestas privadas en yates, despedidas de año (con o sin servicio de acompañantes), el armado de una fundación para disimular la transferencia de cuantiosos fondos o el ofrecimiento de convertirse en "investigador" de un ensayo clínico con sólo reclutar pacientes para ese estudio.

Frente a este escenario, el Código de Ética para el Equipo de Salud de la Asociación Médica Argentina (AMA) y la Sociedad de Ética en Medicina establece que "los miembros del equipo de salud deberán abstenerse (...) de recibir privilegios o dádivas por el asesoramiento en la compra de material de uso médico o por recetar determinados productos médicos". Antes, aclara que es "una falta grave a la conducta ética la inducción, por parte de empresas y/o laboratorios, al uso de ciertos medicamentos o equipos biotecnológicos médicos con la promesa de dádivas o recompensas". LA NACION intentó hasta ayer sin suerte comunicarse con las autoridades de la AMA.

Las tres cámaras que agrupan a los laboratorios que operan en el país se limitaron a responder que los incentivos médicos son prácticas contrarias a la ética. Cilfa, que reúne a 45 laboratorios nacionales, envió su Código de Ética Empresarial. Destacó que "la promoción y la comercialización de productos debe ajustarse a las normas legales vigentes y a las buenas prácticas del sector", y remitió a una resolución de 2007 del Ministerio de Salud sobre la promoción de medicamentos de venta bajo receta. Allí se les prohíbe a los laboratorios "otorgar, ofrecer, prometer" a los médicos y su entorno algún beneficio, pero se les permite conceder becas de perfeccionamiento profesional. "Se prohíbe expresamente el condicionamiento a prescribir determinado producto", se aclara.

La cámara que representa a los laboratorios extranjeros respondió: "Las empresas que forman parte de Caeme cumplen con un estricto código de buenas prácticas que prohíbe expresamente los incentivos y que establece, entre otros aspectos, normas de transparencia en el relacionamiento con los profesionales de la salud. Cada una de las empresas en Caeme tienen sus propias y exigentes normas en la materia". En tanto, Cooperala, cuyas empresas representan el 20% del mercado de fármacos, aseguró: "No se pueden ofrecer incentivos porque hay una cuestión ética de por medio. Nunca la cámara recibió una denuncia".

Entonces, ¿los laboratorios no incentivan a los médicos? José Charreau, secretario de Acción Social de la AAPM, no dudó: "La respuesta es sí, los incentivan". Y agregó: "La industria manifiesta que se autocontrola con códigos de ética propios que incumple sistemáticamente. En realidad, es un argumento político para evitar leyes que regulen el mercado y la promoción de fármacos. Los visitadores médicos rechazamos estas prácticas corruptas. En todas las provincias se elaboraron leyes de profesionalidad, en las que la AAPM estuvo desde su génesis, y establecen que la promoción de los medicamentos debe regirse por pautas éticas y científicas, sin inducciones económicas, viajes, prebendas o regalías. En general, quienes realizan estas acciones no son APM".

La Comisión de Salud de la Cámara de Diputados está analizando un código de ética en el que participó la AAPM. Es el mismo texto que, aprobado por unanimidad en la Cámara baja, perdió estado parlamentario en un cajón del Senado. La misma resistencia encontró un proyecto de ley de la legisladora porteña Graciela Ocaña (Confianza Pública) para hacer públicos los incentivos que reciban los profesionales de la salud.


En Estados Unidos, la reforma del sistema de salud incluye por ley una iniciativa similar llamada Programa de Pagos Abiertos, que rige desde este año. Eso permitió conocer que la industria farmacéutica destinó el año pasado 3500 millones de dólares para 546.000 médicos y 1360 hospitales escuela. "El dinero o incentivo que reciben los profesionales en Estados Unidos es enorme e involucra todo tipo de intereses y formas. La Argentina no es ajena a eso", sostuvo Ocaña.

Para intentar resolver estos crecientes conflictos de intereses, promovió primero en Diputados y, ahora, en la Legislatura porteña, un proyecto para que estos incentivos sean públicos. "El proyecto encontró resistencia en los bloques, que se negaron sistemáticamente a darle tratamiento", dijo.

Para Constantino Touloupas, consultor independiente en políticas de medicamentos, hay que reconfigurar un sistema de prácticas tan naturalizadas que ya resultan atractivas hasta para los estudiantes de medicina. "Si la pregunta es si hay incentivos para que los médicos prescriban, la respuesta es sí. Y hay muchos que están convencidos de que eso no está mal, lo que es aún más grave", dijo Touloupas, que también es docente de farmacología y terapéutica de la UBA y la UNLP.

"Con un Estado en mal estado, sin funcionarios relevantes que puedan difundir normas éticas que debieran respetar los APM, los médicos y las empresas, y la industria que declara en el exterior que no va a sobornar más médicos, acá parece ser que no hay sobornos -señaló-. ¿Hay médicos que trabajan honestamente? Sí. ¿Hay médicos que quieren y tienen otra ética? Sí. El problema es que ya son minoría."

Ocaña consideró "imprescindible" transparentar los incentivos para proteger un bien aún mayor: la relación médico-paciente. "Es un vínculo muy especial, que si bien debe resguardarse, debe presentarse de la manera más transparente posible -indicó-. Los dineros que se pierden o se malgastan, ya sea por falta de políticas o por hechos de corrupción, afectan las prestaciones que reciben los pacientes. Las empresas y los laboratorios incentivan a los médicos a utilizar sus productos, aun cuando los sistemas de cobertura contemplan la provisión de insumos de iguales características que cumplen con todos los protocolos clínicos."

¿Bastaría con modificar la ley de prescripción por nombre genérico como se debate en el Congreso? Aparentemente, no. "Estamos basando toda una política en la hipotética exigencia de no sugerir una marca, lo que es una ficción -sostuvo Touloupas-. Un país que permite vales comerciales con un sticker o donde el recetario solidario sólo incluye la marca que tiene la promoción del laboratorio que ofrece esa receta está violentando la ley de prescripción por genérico. Acá se necesita la regulación del sistema. Si la industria puede tomar la información de mi receta en la farmacia e ir a visitar médicos para fortalecer la prescripción a cambio de dinero, el sistema está contribuyendo con el productor, no con el paciente. Y esa lógica colocó a la industria en la fabricación, la distribución, la gestión de convenios y la fijación de normas de reconocimiento de tratamientos de alto costo. ¿Y estamos esperando que se modifique una ley?"

Tres fuentes, una de ellas de alto rango en un ministerio, coincidieron en que la industria también es un fuerte promotor para ocupar cargos científicos, académicos y políticos en niveles de regulación y gerenciamiento. "Todo esto lo saben las autoridades -aseguró Touloupas-. Quienes formamos médicos y farmacéuticos estamos muy preocupados porque hay que hacerlo en este sistema, que naturaliza esta práctica del incentivo o soborno. Y eso ya es de tal magnitud que parece que la noticia es que está mal. En realidad, el problema es que ocurre."



Por Víctor Hugo Ghitta  | LA NACION. Sábado 27/12/14.

“De cerca nadie es normal”, canta el gran Caetano Veloso. Parece que la industria farmacéutica y los laboratorios tomaron buena nota de esa idea del músico carioca, porque el consumo de drogas psicotrópicas y los diagnósticos de enfermedades mentales se han multiplicado hasta límites impensados. Se consume como nunca antes antidepresivos, antisicóticos, ansiolíticos y somníferos, y los medicamentos psiquiátricos son los productos estrella de la industria farmacéutica a la hora de generar ingresos.

El libro que advierte sobre estos excesos se titula "¿Somos todos enfermos mentales?" (Ariel) y lleva la firma de Allen Frances, quien dice que en materia de trastornos mentales no cambiamos demasiado desde el fondo de los tiempos, aunque sí mutan los modos en que hemos ido diagnosticando esos síntomas y estableciendo modas como la posesión diabólica, la neurastenia o la histeria vampírica. Hoy esa fiebre diagnóstica ha llegado al lenguaje popular (somos histéricos, neuróticos y padecemos ataques de pánico) y vivimos empastados. Mal de época: estamos todos locos.




¿Somos conscientes de que los medicamentos nos pueden matar? (contratapa "Sana, sana. La industria de la enfermedad" de Mónica Muller, Sudamericana-2014)


De todos los casos de intoxicación aguda que se atienden en los hospitales públicos de la Argentina, la segunda causa después del alcohol son los medicamentos.

Los argentinos somos el objeto deseado de un negocio fenomenal: la industria farmacéutica. Los laboratorios se escudan detrás de los prospectos escritos con un vocabulario que sólo entienden los expertos, que hay que leer con lupa, y de la leyenda “consulte a su médico”. Con la publicidad como aliada, nos empujan a ocultar los síntomas de una simple gripe, a silenciar nuestros cuerpos para poder ir a trabajar y cumplir así, como dice la autora, con el Gran Mandato: producir y consumir. Pero, ¿qué producen los medicamentos en nuestros cuerpos?

¿Sabías que una aspirina altera la coagulación sanguínea durante siete días? ¿Y que dos aspirinas multiplican el riesgo de provocarte una hemorragia de consecuencias fatales? Los antigripales pueden desencadenar gastritis, úlceras o una grave hemorragia digestiva. Una persona tratada con ciertos antidepresivos o drogas para el Parkinson puede tener una crisis de hipertensión grave por tomar un antigripal de venta libre.

En los Estados Unidos, donde se llevan este tipo de estadísticas, los efectos adversos de los medicamentos son causa de dos millones de cuadros serios y más de 100.000 muertes de pacientes internados por año. Es la cuarta causa de muerte. La Organización Mundial de la Salud alertó que el abuso de antibióticos está provocando que muchas infecciones sean intratables.

Sana, sana denuncia por primera vez en la Argentina el preocupante negocio de los laboratorios y sus profesionales especializados: inventar enfermedades con el objeto  ampliar el mercado hasta que todos seamos enfermos. Mónica Muller, prestigiosa médica y ex publicista, cuenta con una experiencia única para revelar esta situación alarmante. Sana, sana es un libro riguroso y de lectura obligatoria. ¿Vas a seguir tomando ese antigripal que parece tan inofensivo?


LA SALUD DE LOS ENFERMOS


PERSONAJES Tenía una deuda pendiente con estudiar medicina, así que Mónica Müller decidió empezar la carrera a los 34 años, cuando era toda una luminaria en el mundo de las agencias de publicidad. Se recibió y se dedicó a la homeopatía. Escritora además de médica, en 2010 publicó “Pandemia”, al calor de los coletazos de la gripe A, y ahora presenta “Sana Sana”, donde aborda con brillantez y humor el mundo de los medicamentos libres, los cambios en la relación entre el doctor y el paciente con Internet, las vacunas y todo lo que rodea a una creciente medicalización de la sociedad. Por Ana Wajszczjuk. 03/08/14.

En la farmacia, una persona con la nariz roja de gripe compra dos antibióticos, un analgésico y un antihistamínico de venta libre. En un consultorio, un médico atiende decenas de pacientes a las corridas para que su trabajo le rinda. En la guardia de un hospital, otro paciente cree que el doctor tan bueno no debe ser: no le indicó que tomara nada de lo que él leyó al googlear sus síntomas. En un congreso médico auspiciado por un laboratorio, los médicos participantes que receten equis producto participan por un viaje todo pago a Cancún. En una agencia de publicidad se desarrolla la nueva campaña del jarabe que promocionará el conductor más famoso de la televisión. En un confín de provincia sin cloacas ni agua corriente brotan de un día al otro enfermedades decimonónicas como la tuberculosis o el cólera.
De un extremo a otro, desde el que puede comprar en cantidad medicamentos publicitados hasta en los subtes al que muere por enfermedades perfectamente evitables de contar con la infraestructura mínima, vivimos en una sociedad medicalizada, “un mundo en el que ser sano es una rareza”, dice la doctora y escritora Mónica Müller. Como médica y como ex creativa publicitaria de centenares de productos, entre ellos medicamentos, Müller estuvo de los dos lados del mostrador de eso que en su nuevo libro denomina “la industria de la enfermedad”. El libro es “Sana Sana” (Sudamericana), que acaba de publicarse y propone, en palabras de la autora, “caminos de regreso al sentido común que la Medicina ha extraviado hace décadas”.
Sentada en su consultorio, un ático luminoso donde la biblioteca llega hasta el techo, Mónica Müller, una mujer de porte elegante y ojos claros, dice que ese extravío es multifactorial: una enredada madeja de prepagas y obras sociales, que aseguran “más salud” a quien pueda pagar más, médicos trabajando en condiciones de explotación, nuevas enfermedades “diagnosticadas” por laboratorios que buscan optimizar el mercado para sus productos, la paranoia que puede desatar una nota en la prensa o la búsqueda en Internet de un cuadro clínico. “Llegados a los cincuenta años, todo el mundo toma medicamentos, cuatro en promedio”, asegura. Lo ve en la práctica médica y en la vida cotidiana: uno de sus “trabajos de campo” para el libro, que no se priva de comentarios filosos y hasta hilarantes por momentos, era ir a observar o comprar a la farmacia, kioscos de lujo donde los medicamentos parecen golosinas. “Veo que gastan la jubilación en remedios: uno para la acidez, otro laxante, dos antihipertensivos, paracetamol o ibuprofeno porque te ‘levantan’. Eso se aprende en la televisión. ¿Está cansado? ¡Tómese una aspirina! Como si fuese un medicamento inocuo, que no lo es.”
HISTORIA DE UNA MAD WOMAN
“La industria médica nos repite –a través de médicos, campañas, publicidad– que no es necesario tener síntomas para estar enfermos y nos persuade amablemente de que todos somos pacientes. Y si no lo somos es porque todavía no nos hemos enterado”, escribe en Sana Sana. La polémica recién empieza: la doctora Mónica Müller no tiene miedo a incomodar, ni siquiera a su propio gremio.
No lo tuvo nunca. En plenos años ’60, era una chica alta, hermosa y sobradora que consiguió la patria potestad de sus padres y dejó el secundario cuando, casi jugando, escribió un aviso publicitario de lápiz labial. Era para un amigo que ganó la cuenta de la marca Coty gracias al texto de Mónica. De la agencia la contrataron enseguida y a los diecisiete años ya ganaba cuatro veces más que su padre. Como el personaje de Peggy Olson en Mad Men, a puro talento fue escalando posiciones en las agencias más importantes de esa época de oro para la publicidad –Gowland, Lautrec, Capurro– hasta ser reconocida, aún hoy, como una de las más brillantes creativas publicitarias argentinas. Enfundada en un traje que parecía del espacio y montada en su bicicleta, Müller cortaba el tránsito sea llegando al Café Moderno o a la Galería del Este, donde merodeaba desde que era una nena; de viaje sola por Europa o descalza por la costa argentina enfundada en unas por entonces escandalosas bikinis.
“Siempre me gustó la publicidad, me fascinaba desde chica, me acuerdo de que veía los avisos y creía que todo era verdad –dice hoy–. Había un mundo de fantasía que la publicidad me disparaba, y ser redactora y participar de ese mundo me encantó.” A sus veinte años, como todos los publicitarios en esa época, se sentía una artista. Algunos pintaban, otros eran músicos. Ella era escritora, había publicado su primer libro, El gato en la sartén, una novela atravesada por el psicoanálisis y las sesiones con LSD –todavía legal a fines de los años ’60– en la famosa clínica de Alberto Fontana, donde muchos publicitarios y artistas de la época se analizaban en grupo.
En una época en que no existían los estudios de mercado sino “la idea delirante que proponía el creativo”, Mónica escandalizaba con avisos como el de las toallas femeninas Modess, donde por primera vez en la publicidad argentina se habló de la menstruación sin evasivas del tipo “para esos días de nervios”. Con los años, llegó a ser directora general creativa, incluso a tener su propia agencia por un breve período, a principio de los años ’90. En total, más de 30 años en los que, un poco por casualidad y otro poco por su interés desde chica en la medicina, le tocó desarrollar y lanzar al mercado medicamentos.
En una especie de mea culpa, escribe en Sana Sana: “Creé avisos para promover la venta de drogas ineficaces que, por la ignorancia y la buena fe de las que sufría entonces por partes iguales y en gran cantidad, me parecían milagrosas. Hice guiones de films destinados a explicar a la profesión médica los beneficios de fármacos que más tarde supe que son dañinos y escribí anuncios inspiradores de confianza para que las madres les dieran a sus hijos medicamentos que hoy sé que son peligrosos”.
¿Cómo pasaste de la publicidad a la medicina? –Me había quedado siempre la frustración de ser médica, que era mi plan original, pero como empecé a trabajar en publicidad quedé enganchada en esa vida, que por esos años era muy seductora y te daba muchas satisfacciones profesionales. A los 34 años terminé el secundario y me anoté en Medicina en la UBA. Una locura: trabajaba todo el día, iba a la facultad a la noche, volvía a mi casa a cocinar y atender a los chicos, y me ponía a estudiar de madrugada. ¡Me acuerdo de haberme quedado dormida caminando!
Hasta que esos dos mundos, que empezaban a hacerle ruido, colapsaron de golpe: un día, mientras cursaba en el Muñiz y veía a un hombre morir de tuberculosis por no tener el dinero para comprar las drogas necesarias para tratarse, volvió a la agencia, donde hacía una hora la discusión era si los cachetes del angelito de la marca de galletitas tenían que ser rosa tirando a fucsia o tirando a naranja. Así dejó la publicidad, empezó a atender pacientes y a estudiar la especialización en homeopatía. El mundo de la publicidad ya no era el mismo. Ella tampoco.
EL MALESTAR EN EL CUERPO
En “Sana Sana”, Müller escribe sobre las implicancias del consumo sin control de medicamentos, que en la Argentina es la segunda causa de intoxicación después del alcohol, pero también delinea años de observaciones sobre la relación que una sociedad que estimula sin tregua la productividad y el consumo establece con los parámetros de qué es la salud y qué la enfermedad en sus cuerpos sujetos a control. “Me preguntan si escribí este libro porque soy homeópata, y yo digo que es al revés: soy homeópata porque pienso así”, dice. Pensar así implica una relación con la salud donde se vuelvan a escuchar las señales del cuerpo en vez de reprimir los síntomas, atiborrándolo de remedios que probablemente no necesite.
Una de las ideas más fuertes del libro es en contra de la publicidad y venta libre de medicamentos. ¿Por qué? –No puede haber publicidad de algo que vos te tragás y actúa sobre tu organismo, medicamentos que si leés con cuidado las contraindicaciones no los tomás nunca más. Porque es necesario un balance: si me puede provocar tal cosa, ¿vale la pena correr el riesgo y tomarlo porque me siento un poco mal por una gripe? ¿No será mejor tomarme un té de jengibre y quedarme en la cama un día? Bancarme el malestar, entenderlo. Pero da mucha tranquilidad ver que el síntoma no está más. Porque hay una cuestión cultural, que nos han inyectado, de no poder tolerar ningún malestar. Ante el síntoma, la pregunta nunca es qué hago, sino “qué tomo”. La solución siempre es química.
En su libro anterior, “Pandemia” (2010), Müller alertaba, luego del brote a nivel mundial del virus A (N1H1), un tema que retoma en este libro: el peligro del uso de antibióticos que, contrariamente a muchos países, en la Argentina son de venta libre, avalada por los laboratorios. “La idea de ampliar el mercado siempre está flotando en la industria farmacéutica. No tan cínicamente como la gente supone, no son villanos de Batman creando virus. También intento en el libro desmitificar ese tipo de cosas. Los antibióticos, como los corticoides o los remedios para la diabetes, son medicamentos maravillosos, pero están mal usados, en un mercado totalmente desregulado donde los venden como se les canta y la gente los toma como se le ocurre.” Buena alimentación, ejercicio, descanso: muchas enfermedades como el colesterol alto, dice, pueden prevenirse sin necesidad de recurrir a la industria farmacéutica, que trabaja en realidad para el mayor mercado: quienes temen o desean estar enfermos. “Esto lo podemos explicar los homeópatas porque estamos con el paciente el tiempo que haga falta. Pero un médico que tiene diez minutos para atender, no puede. Lo único que puede hacer es agregar una receta más. Y eso, que se llama “polifarmacia” –tomar muchos medicamentos–, está en relación directa con la mortalidad. Se muere mucho más la gente que toma más drogas de las llamadas “preventivas” –para no tener un ACV, para bajar la presión, para dormir bien– que las que toman menos.
MEDICINA EXPRES
Con la irrupción de los buscadores de Internet, también cambió la relación médico-paciente: por un lado, está el peligro de quien busca un síntoma y, como en un curso de medicina exprés, encuentra cien cuadros clínicos gravísimos. Pero por otro, la autoridad paternalista del médico es ahora cuestionada por el paciente. “Me parece muy bien cuando la gente quiere investigar sobre su enfermedad y no quedarse sólo con lo que le dice el médico –dice Müller–. No estoy en desacuerdo con eso. A los médicos tradicionales no les cae nada bien, le dicen al paciente: si no vas a hacer lo que te digo, para qué estás acá. O me cuentan que la opción es o hacer homeopatía o tratarse con ellos, cuando tratar de unir las dos cosas es lo que le hace bien al paciente. Porque en muchísimos casos son absolutamente compatibles. Yo creo que la medicina va a dar un salto cuando todo esto se pueda integrar en beneficio del paciente, y no obligarlo a elegir entre la vía más natural o la hipermedicación.”
¿Cuáles te parecen que son las dos o tres medidas más importantes que desde el Estado deberían plantearse? –En principio, prohibir absolutamente la publicidad de medicamentos. Cambiar la relación con las prepagas para que no exploten a los médicos. No puede ser, por otro lado, que los médicos empleados de un laboratorio o una empresa difundan y promuevan el uso de tal droga. Pero mientras la lógica de mercado sea la que maneje el sistema de salud, esto es imposible de arreglar en todo el mundo: la industria farmacéutica es la más grande después del tráfico de armas.
Si es tan difícil de modificar, ¿cómo recuperar entonces esa soberanía del cuerpo de la cual hablás en el libro? –No podemos hacer nada por cambiar el sistema de salud cada uno de nosotros, pero sí individualmente o comunitariamente defendernos de esa presión. Parar y escuchar al cuerpo. No estoy proponiendo sufrir ni pasarla mal. Pero si un nene sano tiene fiebre, por ejemplo, ¿por qué se lo impiden? La fiebre desencadena una cascada inmunitaria maravillosa, que mata las bacterias y lo protege para el futuro. Yo creo que hay que aprender a enfermarse de nuevo, eso es aprender a curarse también. Si uno tiene diarrea, hay que cagar, no hay otra. Están saliendo los tóxicos y las bacterias.

¿Y qué pasa con las vacunas, por ejemplo? –Son temas polémicos, que hay que debatir. No puede ser que se nos impongan obligatoriamente. No digo que no hay que vacunar, ojo. Pero las vacunas pasan, no dan inmunidad de por vida, y lo que queda es la instrucción y la infraestructura: donde se vive como en la Edad Media, se enferma y se muere como en la Edad Media. Yo siempre fantaseo con un “supraministerio” que englobe salud, vivienda y desarrollo, porque ésa es la base de la prevención. El Ministerio de Salud hoy está comunicando muy bien, pero si no hay cloacas... ¿qué puede hacer? Quiero decir que, salvo en casos extraordinarios como los antibióticos, por ejemplo, el pensamiento lógico, inteligente, puede ser más efectivo sobre la salud pública que el pensamiento científico. Esos son los médicos para mí más brillantes: Florencio Escardó, Ramón Carrillo. Esos son los que en vez de dar una pastillita a una persona pueden mirar más en general qué es lo que está pasando.

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