jueves, 30 de julio de 2015

Peronismo: traicionando al General



Al peronismo le calza muy bien la nefasta expresión popular "roban pero hacen", basada en la mentalidad fatalista y retrógrada de buena parte de nuestra sociedad. Si en los convulsionados 70's las ilusiones de un país más justo se estrellaron contra una pared se debió a la corta visión y el mesianismo de la dirigencia política. Se supone que nuestro pueblo quiere "paz, pan y trabajo", pero ninguna revolución: es básicamente conservador porque se contenta con las migas del festín de los poderosos. La velocidad de un tren, dijo alguien, la fija el vagón más destartalado, no la potencia de su máquina. Los políticos argentinos se dieron cuenta hace mucho y viven muy bien gracias a eso. 

El peronismo es una franquicia, dijo otro: son los usurpadores de la herencia de Perón, casta de mediocres que juegan a conformar a la gente sin que estalle todo, para perpetuarse. El viejo truco de "hacer la plancha" con el bolsillo asegurado. Contradicen los preceptos más profundos del General contenidos en su gran obra "Conducción política", pero cantan teatralmente la marchita y hacen la "V" de la victoria como si certificara algo. 

Han pasado más de treinta años desde la restauración democrática y, después de tantas traiciones, seguimos sin darnos cuenta que lo único que puede elevarnos socialmente es el afianzamiento de las instituciones y no presidentes iluminados ni populismos infantiles que reparten dinero para comprar voluntades pero no solucionan nunca los problemas profundos de la gente. 

Aquí, una selección de links a varios artículos que expresan esa costumbre argentina de reincidir en el peronismo decadente y volver siempre al mismo lugar. Horanosaurus.  



"En la Argentina, el peronismo de los últimos años ha exhibido una sorprendente capacidad para mutar. Carlos Menem proponía, en 1986, la nacionalización del comercio exterior y de los depósitos bancarios. Para él, 'achicar el Estado' era, cuanto menos, una 'zoncera'. En el libro 'Argentina hacia el año 2000' alertó sobre el peligro de una “penetración liberal en el peronismo”, explicó que el subdesarrollo era culpa del 'imperio' y sostuvo que la Argentina debía luchar, desde el Tercer Mundo, contra la 'dependencia'. Tres años más tarde, achicaría el Estado, se haría un peronista neoliberal, anunciaría nuestra entrada al 'primer mundo', auspiciaría las 'relaciones carnales' con los Estados Unidos y convertiría a la Argentina en 'aliado extra OTAN' del imperio.

Néstor Kirchner también hizo un giro inesperado. En 1996 se proclamó 'defensor acérrimo de la convertibilidad' y elogió al ministro Domingo Cavallo, pieza vital en la reelección de Menem, que era el conductor de 'un proceso de transformación y cambio'. Por otra parte impulsó con todas sus fuerzas la privatización de YPF, de la cual Oscar Parrilli, entonces diputado, dijo que era 'un apoyo explícito a nuestro compañero Presidente'. Años más tarde, Kirchner se convirtió en un feroz crítico de los 90, agrandó el Estado y aseguró no haber apoyado nunca a Menem. Bajo su gobierno se suspendieron las relaciones de la Argentina con el Fondo Monetario, y él se mostró tan hostil al presidente George W. Bush como cercano al presidente Hugo Chávez.

Hay una diferencia entre esas metamorfosis vernáculas y las de España o Rusia, que abrieron un camino sin rotondas ni salidas. Los españoles entraron la democracia y los rusos, el capitalismo. En la Argentina, hubo cambios sucesivos, que un día nos hicieron marchar para el norte y otro día para el sur. Eso nos condena al estancamiento. Hoy, protagonistas de la década kirchnerista -que ocuparon puestos tan altos como la vicepresidencia de la Nación o la jefatura de Gabinete- se preparan para protagonizar, en el supuesto de que llegaran al gobierno, un gran cambio. El riesgo es que, en caso de lograrlo, nos hagan marchar esta vez para el este o el oeste. La Argentina necesita un GPS que nos oriente hacia otros objetivos.

Sería más que odioso (y dañino) que otra vez el premio se lo llevara la incongruencia; no la perseverancia de quienes se opusieron, con fundamentos, a Menem cuando gobernaba Menem y a los Kirchner cuando gobernaron los Kirchner. Los que supieron que íbamos por mal camino". Rodolfo Terragno en "El odioso premio a la incongruencia". Clarín. 27/04/14. 



Infograma La Nación 22/02/15

Por Jorge Fernández Díaz. La Nación 19/10/14.

En los fondos de una casa inadvertida del barrio de Almagro se trenzan diariamente en callada tertulia Evita y el general Perón. Son dos muñecos hiperrealistas de tamaño natural sentados a un living exclusivo, y hace un año me juraba su propietario que ya había encargado una réplica del "compañero Jorge" para que la mítica conversación fuera completa. El afable anfitrión, personaje irresistible del folklore político, se refería entonces a Jorge Bergoglio como un camarada relevante del movimiento nacional justicialista, y se ufanaba de haber hecho mucho para acercar posiciones entre Cristina y el papa Francisco. No mentía ni exageraba: esta semana fue confirmado como el nuevo embajador argentino en el Vaticano. Eduardo Valdés tiene un estudio de abogacía y en la trastienda, un confortable salón donde recibe a todo el arco ideológico y mediático. Pero sobre todo tiene un impresionante museo peronista lleno de objetos, rarezas y antigüedades.

Una breve recorrida permite entender la manera en que el peronismo se ha ido apropiando de la arqueología popular. Como una aspiradora famélica fue devorando incluso a figuras, celebridades y sucesos históricos que no le pertenecen, y logró procesarlos como propios e indivisibles. Para que "peronismo" y "popular" sean una misma cosa. Esa impresionante operación no le quita a esa colección personal, sin embargo, su carácter ilusorio. El verdadero peronismo es aquel que nos traicionó: una casta poco melancólica y nada vintage formada por intendentes, gobernadores, diputados, senadores, dirigentes, funcionarios, barracudas y tiburones que fueron rotando en las distintas administraciones públicas, que vaciaron de contenido el organismo invertebrado de Perón, que se enriquecieron con la democracia y que transformaron al Estado en su propiedad privada, su modus vivendi y su modus operandi. Hubo y hay, claro está, peronistas verdaderamente honestos e institucionalistas, pero son por lo general los que siempre pierden. Como esas damas incorregibles que una y otra vez eligen al hombre equivocado, los justicialistas pudieron haber entronizado en su tiempo a Antonio Cafiero y a José Octavio Bordón, pero los bajaron en la esquina. Demasiado cultos, pulcros, cosmopolitas y democráticos.

La muerte de Cafiero, un socialcristiano de convicción sinceramente pluralista, recuerda el camino que el peronismo se negó a recorrer: con él hubo por primera y única vez elecciones internas verdaderas, y la sensación de que el movimiento no actuaba con reflejos anacrónicos de los años cuarenta ni con trastornos obsesivo-compulsivos de los setenta. Hasta pareció por un momento que podía transformarse en un partido moderno: era posible sin perder un ápice de su fuerza ni de su identidad. Pero esa proeza duró lo que un estornudo en una canasta. Ganó Menem y buscó la perpetuación y las mayorías automáticas, e instaló la idea de la transgresión, que llevó a una famosa frase pronunciada por sus acólitos: robo para la corona. Algunos años más tarde, su ex aliado Néstor Kirchner agregó de su propia cosecha una consigna civilizadora: no se puede hacer política sin plata. Esta definición, que bajó como una orden indiscutible a los mandos naturales, podría ser un llamado al empeño, a la pujanza y a la iniciativa privada, pero se dirigía a burócratas ubicados en distintos niveles del Estado, con lo cual se tradujo de manera inequívoca. A ese nuevo apotegma debemos toda clase de escándalos públicos y judiciales. La caja, que era un órgano auxiliar, se convirtió así en el corazón del peronismo. En su auténtica razón de ser.

Tal vez no se pueda tener una mera visión honestista de la política (el término lo acuñó Caparrós), aunque sabemos que sin una cultura de la honestidad no hay país. Y, de hecho, un periodista es como un inspector de bromatología: debe dominar el escepticismo y la aversión que le quedan en la nariz y en el paladar luego de conocer en detalle la cocina del chef. La gran tentación es ver a la política argentina como una novela negra. O como una comedia policial de Woody Allen: un grupo de simpáticos boqueteros actúa a las órdenes de un pastor electrónico que a veces se cree su propio sermón. Discutimos línea a línea sus postulados, mientras abajo los muchachos se entretienen con las cajas. Tal vez Lanata y Alconada Mon entiendan la verdadera política mejor que nosotros. Sus investigaciones sobre la ruta del dinero kirchnerista y la fortuna de la familia presidencial reciben importantes distinciones y premios en diferentes partes del mundo. Para esos jurados internacionales, que miran con objetividad y asombro los documentos y testimonios, se trata de pequeños Watergates. Para los argentinos, es una mancha más del viejo tigre; algo fatal e irrelevante que no tiene ni tendrá peso electoral ni castigo.

A veces un columnista político siente en la intimidad que no acierta con su mirada. Se enreda en los meandros del relato; debate abierta y apasionadamente los discursos. La patria, el imperialismo, el progresismo, las instituciones, la economía. Después descubre que la guita y no el sermón mueve la rueda del peronismo, y entonces siente que libra batallas en la retaguardia de una nación negadora e imposible. Lo hace entrando al trapo que el torero dispone y acaso con la filosofía de Borges: un caballero sólo debería defender causas perdidas. Porque a veces parece que luchar contra la autocracia, la insensatez, la corrupción y la mentira es una batalla destinada al fracaso. La Argentina está gravemente intoxicada; a imagen y semejanza de la mayoría silenciosa del peronismo, es inmune a esos temas menores.

De ser cierto lo que transmiten fuentes muy calificadas, el cristinismo podría llegar a un acuerdo con los holdouts en los primeros seis meses del año próximo. Disimulado dentro de ese paquete saldría beneficiado Singer, el buitre multimillonario a quien Obama teme. El poderoso caballero que mandó a un ejército de detectives, economistas y técnicos a pesquisar los negocios del matrimonio Kirchner, y las cuentas de Lázaro Báez y Cristóbal López. De confirmarse este enjuague final, se acentúa la idea de que la política no se ha convertido en una polémica de Jauretche, sino en una novela de Mario Puzo (leer sobre todo Los Borgia).


Quienes alguna vez votaron a candidatos peronistas o creímos como el suscripto que esa alianza social podía superar el pasado e integrarse genuinamente al formato de la democracia que se fundó en 1983 no esperábamos que sus caciques gobernaran con impunidad ni que se ocuparan todo el tiempo de boicotear a sus adversarios. Tampoco que adoptaran ideologías extremas, antagónicas y contradictorias, y lo hicieran siempre con la fe del converso. Que no supieran sino vivir por encima de sus posibilidades: uno con deuda y el otro con maquinita. Que fueran tan malos administradores, unos malvendiendo nuestro patrimonio y quemando la idea privada; los otros rifando los recursos y reduciéndonos a un estatismo rapaz. Ni que se transformaran en lo que combatían: statu quo, vacuos adictos al poder, señores feudales, nueva oligarquía. El peronismo ha sido funcional a la negligencia de la sociedad, y sus ineptos opositores fueron funcionales a su hegemonía. El peronismo ha sido profundamente infiel, y algunos siguen reaccionando como mujeres golpeadas que lo perdonan. Hasta que no asome algo verdaderamente nuevo, todo seguirá siendo museo, negociados y sermón. Tertulias vacías entre muñecos sin alma.




Peronismo: traicionando sus principios 

“Luis Alberto Romero decía que el momento en que el peronismo cambia de líder tiene la carga dramática de esos documentales de la National Geographic en los que una manada de leones consagra nuevo jefe (...) Los herederos de Perón, que de migraciones saben más que las golondrinas o las tortugas de mar, lo ilustran con un aforismo tan brutal como poético: "Los peronistas huimos hacia el futuro". La frase provino de un dirigente histórico que prefiere el anonimato, y tiene lo suyo: el ambicioso destino de los fugitivos absuelve la maniobra furtiva que supone toda huida (...) Cuando la única divisa es sobrevivir, vale todo. La naturaleza es cruel y exige grandes sacrificios. Lo primero que se sacrifica es la verdad. Al efecto, los migrantes cuentan con la experiencia de haber revistado durante años en el Gobierno. Como su líder hasta hace cinco minutos, han comprendido que la misma mentira que antes confería poder se convierte de pronto en el grillete atado al tobillo que impide avanzar (...) A pesar de la carrera por la supervivencia en la que se empeñan tantos peronistas, hay quienes dicen que el país, cíclicamente atrapado en el mito del eterno retorno, no tiene futuro (...) que cambian los gobiernos, pero los protagonistas vitalicios de la vida política y sindical argentina, lejos de cambiar, han conformado una casta inamovible que se hizo fuerte al calor de las cajas del Estado. Una casta que no está dispuesta a perder sus privilegios, su poder y su impunidad”. Héctor M. Guyot en “La migración de los peronistas”. La Nación 31/08/13.

“El peronismo es un fenómeno universal… es la forma que asume en la Argentina un proceso de derivación universal como es el populismo. Un fenómeno que mantiene una extraordinaria vitalidad pero no es novedoso”. Loris Zanatta en “Los populismos actuales no pueden transformarse en régimen; es su límite”. Por Fabián Bosoer en Clarín 01/09/13.

“No hay república con el PJ, nunca la hubo” (…) “Nunca terminan de robar.. hay un problema de corrupción central, del que debemos salir. El pueblo peronista está tomando conciencia que los dirigentes del PJ los han traicionado: no tienen nada que darle de comer a sus familias, mientras ellos tienen millones de dólares”. Elisa Carrió. Programa “A dos voces”, canal TN.  04/09/13.

“Desprecio con toda el alma al peronismo cuando usa la pobreza cautiva para perpetuarse en el poder. Gracias a estos peronistas, soy gorila”. Osvaldo Bazán. Crítica Digital. 29/04/09.


"Aquí los invisibilizados del sistema, los abandonados a la miseria, no fueron reincorporados; se los mantuvo hundidos aunque auxiliados por planes. Es como si este peronismo de nueva generación, que partió en cinco a su histórica columna vertebral (el gremialismo), hubiera hecho una extraña opción por los lúmpenes, acorde con elegir el facilismo del subsidio por encima de la legitimidad del empleo ("el retroceso conceptual del trabajo")El puntero recibe plata blanca, negra y viva. La blanca proviene de la administración pública; la negra, del delito que prohíja, y la viva es la última, aquella que embolsa en efectivo y de manera personal en los días previos a las urnas, temible instante en que el "barón" precisa resguardarse de una deslealtad. Cuando hay varios candidatos peronistas en pugna, el puntero sube el precio, puesto que la traición está a flor de piel y siempre hay tiempo para cambiar de bando si aparece un mejor postor. 'Tenemos que conseguir este número de votos -suele predicar el caudillejo ante sus vecinos y seguidores-. Si votamos por otro perdemos los beneficios'. Y entonces enumera lo que consiguieron y trata de que el rebaño no se le desbande" (...) (Hay que) señalar la profunda metamorfosis que experimentó la red de punteros políticos durante la llamada 'década ganada'. Narcos, barras bravas, militantes armados, disparos, emboscadas, internas dirimidas a palos (...) muchos de esos mismos punteros son quienes les garantizan un electorado cautivo en asentamientos carenciados y zonas marginales. Sin esos caciques, algunos barones no podrían ganar comicios ni controlar el territorio". Jorge Fernández Díaz en "Los punteros reinan en la Argentina". La Nación Domingo 28/10/13. 

"(el kirchnerismo) pasó todos los límites, le ha sacado al ciudadano hasta el derecho a la información pública. Ni un legislador ni un ciudadano sabe la letra chica de los acuerdos con China y con Rusia. En el sobreprecio de la obra pública son maestros. (El kirchnerismo) se ha disfrazado de progresismo de izquierda y no tocó ninguna de las leyes capitales de Menem... Menem es un poroto al lado del kirchnerismo..." Pino Solanas en "El manejo antidemocrático del Gobierno es espantoso". Clarín 18/07/15. 

“Nunca el peronismo estuvo tan alejado de la sociedad”

La muerte del fiscal Nisman. El periodista (Jorge Fernández Díaz) realizó un duro editorial en su programa de Radio Mitre. Criticó al PJ luego de la reunión en la que sus dirigentes atacaron a jueces, fiscales y medios por la muerte de Nisman.  Clarín 23/01/15.

El periodista Jorge Fernández Díaz realizó un duro editorial en su programa de Radio Mitre en el que criticó fuertemente al PJ, tras la reunión que ayer realizaron sus dirigentes para respaldar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en relación a la dudosa muerte del fiscal Alberto Nisman.

"Hoy vi a un grupo de dirigentes del peronismo que parecía al de 1983, sólo faltaba Herminio Iglesias", comenzó Fernández Díaz. Y continuó: "Vi a un grupo de dirigentes alejados de la gente, nunca antes tan alejados de la sociedad. Dirigentes peronistas, la mayoría de ellos millonarios, poniendo la cara pero no compungidos o tratando de llevar tranquilidad, sino sacando pecho e intentando extorsionar a los medios de comunicación como si los medios fueran los culpables de mostrar minuto a minuto las barbaridades que el poder quiere ocultar".

El periodista calificó a la reunión de ayer de los dirigentes del PJ, en la que atacaron a jueces, fiscales y a los medios por la muerte de Nisman, como "dramática y patética".

"Vi a un grupo de personas (estuvieron los presidenciables Daniel Scioli, Julián Domínguez y Sergio Uribarri, entre otros dirigentes) que no tuvo ninguna vergüenza, que en lugar de salir a ponerse humildemente a disposición de la sociedad, salir a buscar justicia y a reclamarle a su propia Presidenta un plan coherente para terminar con la impunidad y esclarecer uno de los hechos más graves de la última década, lo que hicieron fue hablar de golpismo", agregó Fernández Díaz.

"Creo que el peronismo se deformó. Creo que el peronismo forma parte de la Argentina, pero que estos dirigentes se convirtieron en lo que combatían. Me dio tristeza que Scioli se esconda. Lo que demostraron hoy fue su complicidad con lo más oscuro que ocurrió en la democracia en los últimos 30 años", cerró.

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domingo, 26 de julio de 2015

Habemus Papam argentinensis V



Los kirchneristas pasaron del espanto inicial por la designación papal de Bergoglio a intentar colonizarlo y sacarle provecho. Propio de gente mediocre y sin códigos, pasaron de taparse la nariz a taparlo con alabanzas caretas. A los históricos y decadentes peronistas históricos, esos que aplaudieron a Menem, Cavallo y a la Fundación Mediterránea y después a los Kirchner con Boudou, los gobernadores e intendentes feudales, Cristóbal López y Lázaro Báez incluídos, Francisco les encantó desde el principio: casi un compañero de Guardia de Hierro, pura conducción política, tan parecido a esos que siguen dando vueltas por ahí, "profesionales de la rosca". 

Sacando esas lacras del medio -que ojalá algún día los argentinos podamos dejar atrás- porque no profundizar la teoría del gran periodista Jorge Fernández Díaz -un 'peronista arrepentido' como yo- sobre la influencia de la formación personal del Papa en su accionar político y su aporte subliminal a nuestra pacificación. Hasta The Economist parece coincidir. Ya que estamos, agrego también las definiciones más fuertes de Francisco en su gira sudamericana de julio 2015 (las de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia)  y algunas de sus 'pifiadas' políticas, lógicas en alguien que se la está jugando mucho más que sus antecesores. Horanosaurus.


Por Jorge Fernández Díaz | LA NACION Domingo 12/07/15. 

"La policía y los jesuitas tienen la virtud de no abandonar jamás ni a sus enemigos ni a sus amigos." La estruendosa gira del papa Francisco por la región y su mano invisible para diseñar el próximo formato político que tendrá la Argentina confirman el célebre aforismo de Balzac. Francisco es propenso a abrazar los populismos latinoamericanos, y esta certeza empírica provoca alegrías en el oficialismo y alergias en la oposición: las dos miradas son parejamente superficiales. Mientras elogia el asistencialismo populista, Bergoglio es capaz también de reclamar bajo las narices de Correa y de Evo Morales que se terminen los personalismos y los liderazgos únicos, y recomendar la libertad para los medios de prensa, las ONG y los intelectuales. Propicia el deshielo con la Cuba de los Castro, pero le demuestra al presidente boliviano que la hoz y el martillo no le caen en gracia. Y eso lo hace el mismo día en que carga duramente contra el capitalismo internacional y la dictadura del dinero.

Cuesta entender todavía que no se trata de un zigzag demagógico, sino de una ideología que viene de fábrica. Bergoglio es preperonista: se formó con las encíclicas sociales de León XIII y con una serie de punzantes pensadores socialcristianos. Y luego creyó ver astillas de esos mismos ideales en el hipotético Perón del regreso, aquel león herbívoro que venía a abrazarse con Balbín y que sería estragado por sus propios monstruos de ultraizquierda y ultraderecha, y por los achaques mortales de la edad. La tercera posición, el centrismo popular, ni yanquis ni marxistas. Hoy, para Francisco, el populismo no es un objetivo, sino apenas un punto de partida. Un método de emergencia que han encontrado las sociedades ante situaciones límite, pero que debe ser vigilado para que después no se cristalice y derive en autocracias y dictaduras mal disimuladas y corruptas.

Tal vez quien mejor explique su concepción sea otro jesuita argentino, Rodrigo Zarazaga, cura trajinador de la pobreza y los conurbanos, con posgrados en Harvard y en Berkeley. Asevera Zarazaga que la Argentina necesita una síntesis entre dos variables: justicia social e institucionalismo. Insinúa que la primera sin la segunda es ineficiente y deforme. Y que la segunda sin la primera es una mera cáscara formal. Si la democracia se juega sin reglas, se malogra. Pero si a las instituciones "se las vacía de responsabilidades sociales, una gran parte de la sociedad -aquella conformada por los «perdedores»- permanecerá indiferente a su vulneración". Este modelo híbrido y dual, donde kirchneristas y republicanistas están obligados a acercar posiciones, no sólo explica entonces las andanzas verbales del Papa por América latina; también define la gran novedad de la política local y los silenciosos esfuerzos que la Iglesia viene realizando para que el proyecto de Bergoglio se realice con plenitud en la etapa histórica que se abre.

Los encuestadores, que tienen más predilección por sus investigaciones desprejuiciadas que por las teorías en juego, acuerdan, sin embargo, con que la ciudadanía se encamina hacia un centro consensual por ahora inespecífico, pero antagónico a la cultura rabiosa con barniz ideológico que imperó en la última década. El modelo anfibio que propone la Iglesia de Francisco para cerrar la grieta encaja como un guante en esos requerimientos del inconsciente colectivo. No abandonemos la preocupación social, pero tampoco borremos las normas de la República, y que el diálogo político acabe finalmente con el monólogo.

Quienes han visitado estas semanas el Vaticano, y conversado largamente con los principales alfiles del pastor de Santa Marta, traen a Buenos Aires una evaluación cabal sobre los dos líderes que cruzarán espadas en la final de finales: Macri y Scioli. Tanto el alcalde como el gobernador les parecen "potables", aunque los prelados emiten más afinidad por el estilo conservador y previsible del líder naranja. Es que el líder amarillo les parece más laico, sorpresivo y gozador. Ambos encarnan una posición centrista con matices y gradualismos, y con búsqueda de consensos: ni Scioli continuará con el revival del setentismo, ni Macri será el neoliberalismo noventista. Y para pescar votantes en el océano electoral del medio, ambos irán aproximando discursos mientras, paradójicamente, se agreden en público para diferenciarse. Bueno es recordar que, a pesar de tanto ruido y tanta épica, una abrumadora mayoría del pueblo argentino se sigue considerando de centro.

Dos temas les preocupan a los cuadros políticos de Bergoglio: la influencia anticlerical que ambos candidatos tendrán entre sus aliados y, por supuesto, la gobernabilidad que cada coalición podría garantizar. En los dos rubros, Scioli saca alguna ventaja. Piensan que el candidato por el Frente para la Victoria tiene más capacidad para domar a los sectores radicalizados, no sólo por su personalidad, sino por la mismísima dinámica interna del peronismo, que con la caja siempre consigue verticalidad y obediencia. El frente Cambiemos posee, por su parte, dirigentes más reformistas y cuestionadores, y el espíritu horizontal de Pro puede resultar más poroso a sus planteamientos y exigencias. Las alianzas, por otra parte, plantean distintos escenarios. Si Scioli perdiera, el peronismo clásico quedaría muy golpeado y el cristinismo lo convertiría en el mariscal de la derrota, le arrebataría el liderazgo y encabezaría, por oposición, un impiadoso proceso de hostigamiento al "gobierno del cambio". Si Macri perdiera, el peronismo fagocitaría en el poder las divergencias y domesticaría a sus adversarios cristinistas. Aunque tanto el peronismo tradicional como el macrismo y sus socios radicales e independientes podrían, curiosamente, coincidir en emprendimientos y apoyos mutuos, dado que ya no los separan abismos conceptuales. De hecho, las figuras que van consolidándose ante la percepción pública muestran un perfil bastante afín: Urtubey, Perotti, Lifschitz, Schiaretti, Cornejo y Rodríguez Larreta personifican, con sus distintas tonalidades y espacios, un mismo temperamento. Dejan todos ellos la sensación de que el sentido común puede derrotar a la megalomanía.

Tanto las aspiraciones papales como las tendencias del voto sugieren que marchamos hacia una nueva cultura política de convergencia y que podría diluirse por el momento la madre de todas las batallas culturales. Que se inició cuando Cristina Kirchner decretó el "vamos por todo" e intentó sustituir una democracia por otra. Hasta entonces, el kirchnerismo sólo pretendía nacionalizar el proyecto feudal santacruceño; luego cargó contra la democracia republicana fundada en 1983, acusándola implícitamente de ser la culpable de la decadencia nacional. Convenía, por lo tanto, reemplazarla por una democracia populista. Ya sabemos lo que eso significa: el Congreso como escribanía, las leyes a lo guapo, los controles en manos amigas, la colonización de los jueces, el copamiento de la burocracia, la apropiación indebida del Estado. Laclau y los profesores de Carta Abierta le dieron arquitectura intelectual a esta ofensiva inédita que algunos simplificaban como chavización. La batalla de las democracias, que sostendrá Cristina hasta el último día, parece, sin embargo, apagarse. Quienes la libramos vemos surgir ante nosotros algo nuevo, que exige la reconfiguración de la mirada. Francisco es el ideólogo secreto de esa era.

La revista británica analizó las connotaciones políticas del paso del Sumo Pontífice por América Latina. InfoBAE 12/07/15.




Los viajes del papa Francisco son siempre analizados políticamente. Sus encuentros con jefes de Estado -entre ellos Cristina Kirchner-, su influencia para la reapertura de embajadas entre Cuba y Estados Unidos, cada uno de sus discursos y ahora su visita a tres países deAmérica Latina revelan mucho sobre su papado. La revista británica The Economist publicó un artículo haciendo referencia a esta faceta de Francisco, al cual bautizó como "El Papa peronista".

"Si uno pudiese aplicar el término a un prelado de 78 años de edad, que convirtió la falta de ostentación en un arte, entonces el Papa Francisco es una estrella de rock. O al menos es la forma en la que fue recibido esta semana en América latina", comienza el artículo. Pero aclara: "La gira de ocho días -la más larga de su papado y la primera a un país de habla española- puede hacer más que resaltar su popularidad en su región natal. Puede añadir definición política a su papado".

The Economist hace hincapié en las características que tienen Ecuador, Bolivia y Paraguay, los países donde estuvo Francisco. Primero explica que la mayoría de su población es católica y que uno de los objetivos del Sumo Pontífice es mantener esa realidad: "En Guayaquil, con una masa que celebraba a la familia, habló de su preocupación por aquellos que son excluidos, en clara referencia a la batalla silenciosa que lleva adelante para que haya más tolerancia hacia las parejas homosexuales y divorciados", detalla la revista. Y agrega: "Los tres países son pequeños y pobres, con gran población amerindia. Fueron escogidos cuidadosamente. Francisco, quien solía ser un sacerdote jesuita en Argentina, valora el trabajo pastoral con los marginados, respeta la humildad popular y promete una 'iglesia pobre para los pobres'".

Luego el artículo profundiza sobre la carga ideológica de las acciones del Papa: "Sus palabras entusiasmaron a los defensores de la Teoría de la Liberación, un conjunto de ideas de izquierda que influenciaron a América Latina en las décadas de 1970 y 1980". "Pero el padre Bergoglio siempre rechazó al marxismo y la revolución violenta, que algunos sacerdotes de izquierda apoyaron. En lugar de adoptar la Teoría de la Liberación, está reinterpretándola para una era post-marxista. Las críticas del Papa al libre mercado capitalista chocan tanto con la tradicional doctrina social católica como con el peronismo, el movimiento nacional-populista de Argentina, del cual fue muy cercano", detalla.

La revista tampoco deja de lado la actualidad política en la Argentina y vincula las elecciones con las cinco reuniones entre el ex arzobispo de Buenos Aires y Cristina Kirchner: "Con las elecciones presidenciales de octubre, esos encuentros provocaron quejas desde la oposición. Su meta entreteniendo a Kirchner es fomentar un traspaso de mando democrático y en paz, evitando la violencia y el caos que han marcado las transiciones políticas argentinas en el pasado".

Sin embargo, la publicación británica alerta acerca de que algunos especialistas piensan que Francisco está jugando de más con su mano política: "Su plan de ir a Cuba por cuatro días en septiembre, antes de ir a los Estados Unidos, podría enojar a los republicanos y poner en riesgo la mitad del viaje".

El artículo concluye manifestando que "la mayor prueba de habilidad política de Francisco será si podrá ayudar a lograr una transición pacífica y democrática en Venezuela, donde el gobierno impopular de Nicolás Maduro se enfrenta a una probable derrota en las elecciones parlamentarias de este año".

Al respecto, menciona que podría ayudar la "aplicación de la presión papal" a los aliados de Maduro, los presidentes Rafael Correa de Ecuador y Evo Morales de Bolivia.

http://www.economist.com/news/americas/21657401-franciss-balancing-act-latin-america-peronist-pope?fsrc=scn/tw/te/pe/ed/ThePeronistPope




Durante el II Encuentro de Movimientos Populares organizado por el Vaticano y el gobierno de Evo Morales, el Sumo Pontífice fue duro con la Iglesia y alentó a los pueblos a "cambiar el mundo". La Nación 09/07/15.

Santa Cruz, Bolivia.- Agencias EFE y AP. En su segundo día de visita a Bolivia y ante los movimientos sociales en Santa Cruz, el papa Francisco pidió "perdón" en nombre de la Iglesia por "los crímenes cometidos contra los pueblos originarios de América" durante la conquista. 

"Quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue San Juan Pablo II: pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América", clamó el Papa durante el II Encuentro de Movimientos Populares organizado por el Vaticano y el gobierno de Evo Morales.

En el discurso más largo que ha pronunciado en su gira sudamericana, Francisco exhortó a los movimientos a no pelearse entre ellos porque parece que "el tiempo se está acabando". Incluso bromeó sobre la larga alocución al decir: "el cura habla largo" y pidió agua.

El Papa exhortó a cada "cartonero, catadora, pepenador, recicladora" y a todos los movimientos populares a movilizarse porque "pueden hacer mucho" para cambiar el mundo. "Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos".

Aunque dijo no tener recetas, Francisco hizo recomendaciones para ese cambio: el primero fue el de "poner la economía al servicio de los pueblos" y oponerse a "una economía de exclusión e inequidad". También abogó por "devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece" y consideró que "la propiedad, muy en especial cuando afecta los recursos naturales, debe estar siempre en función de las necesidades de los pueblos".

A su vez, Franciscó afirmó "que ha llegado el momento de un cambio" ante un "sistema que ya no se aguanta". Y sentenció: "Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco".

"¿Reconocemos que las cosas no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, tantas familias sin techo, tantos trabajadores sin derechos, tantas personas heridas en su dignidad?", se interrogó el papa. Entonces, clamó: "íDigámoslo sin miedo: necesitamos y queremos un cambio!".

Además, afirmó que "ningún poder fáctico o constituido tiene derecho a privar a los países pobres del pleno ejercicio de su soberanía" y lamentó que esto de vida a "nuevas formas de colonialismo que afectan seriamente las posibilidades de paz y de justicia". Advirtió del peligro de este "nuevo colonialismo" que llega de la mano de "algunos tratados denominados de libres comercio y la imposición de medidas de austeridad que siempre ajustan el cinturón de los trabajadores y de los pobres".

El escenario

Por Martín Rodríguez Yebra | LA NACION 11/07/15. MADRID.- Jorge Bergoglio suele decir que imagina el suyo como un papado breve, pero intenso. Se mueve con la lógica de quien corre contrarreloj. Asume riesgos con sus palabras y actos. Ese rasgo intrépido define el "efecto Francisco" que cimentó su popularidad desde el primer día, pero también lo expuso a pasos en falso, polémicas mundiales y jugadas diplomáticas de resultado frustrante.

En pocas misiones involucró tanto su figura Francisco como en las negociaciones por la paz en Medio Oriente. En contra de lo que le aconsejaban expertos en relaciones internacionales, decidió visitar Israel y los territorios palestinos en mayo del año pasado para rezar por la paz. Eran horas de máxima tensión después del fracaso de un proceso de negociación promovido por Estados Unidos.

Su imagen rezando frente al muro de separación en Belén se recuerda entre las más impactantes de su pontificado. El gesto conmovió al mundo, pero irritó al gobierno de Benjamin Netanyahu, que lo recibió con cierta frialdad al día siguiente.

El Papa contaba con el guiño del presidente israelí, Shimon Peres, cuyo mandato estaba a punto de terminar. Peres y el líder palestino Mahmoud Abbas fueron invitados luego a una jornada de paz en el Vaticano. Pero Netanyahu nunca compartió la virtual mediación papal.

Un mes más tarde, la guerra estalló otra vez en la Franja de Gaza y el conflicto se cobró otras 2000 vidas. El gobierno israelí -ahora con Netanyahu fortalecido- recela del Papa y expresó sus críticas por la decisión del Vaticano de reconocer el Estado de Palestina. "Lo que nos enseñó el Papa es que no debemos esperar frutos inmediatos. Su gesto en Tierra Santa puede producir efectos en el momento indicado", señaló el arzobispo Michael Fitzgerald, experto en el mundo árabe.

Otras voces, más críticas, creen que se precipitó. Y que esa experiencia lo llevó a moverse con más prudencia en adelante. Tal vez su mayor éxito diplomático fue la mediación en el deshielo entre los Estados Unidos y Cuba, en la que se movió durante meses fuera de los radares.

La violencia en Medio Oriente también lo expuso al Papa a triunfos agridulces. En septiembre de 2013, consiguió con una sentida carta enviada a los líderes del G-20 que se parara la intervención militar en Siria propuesta por los Estados Unidos y Francia contra el régimen de Bashar al-Assad. Con el tiempo, en las cancillerías occidentales se preguntan si no habrá sido un error estratégico abstenerse de actuar en el polvorín sirio del que surgió poco después el terror de Estado Islámico (EI).

La frescura en el discurso ha sido una de las herramientas de Francisco para conquistar a medio mundo y levantar la imagen de la Iglesia. De sus célebres intercambios con la prensa en los viajes surgió la frase de mayor repercusión de su papado: aquella del "quién soy yo para juzgar" a los gays.

Pero no escapó a controversias de alcance global. Tal vez ninguna como cuando en enero pasado comentó la masacre terrorista en Charlie Hebdo y pareció mostrarse tolerante con los que reaccionan ante las ofensas religiosas: "Si alguien dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo". Le llovieron críticas. "El Papa no es Charlie", tituló Le Monde, en un editorial punzante. Al Vaticano le costó días de aclaraciones. Igual que cuando recomendó "darles un chirlo en la cola" a los chicos que se portan mal. Hubo organizaciones y gobiernos que saltaron a corregirlo.

Otro conflicto desatado por sus palabras estalló este año cuando le escribió al legislador porteño Gustavo Vera una carta sobre la necesidad de combatir el narcotráfico en Buenos Aires y de "evitar la mexicanización" de la Argentina. En México, el país con más católicos de la región, la expresión despertó quejas. "El Papa no quiso herir a ese país, sino destacar la gravedad del fenómeno del narcotráfico que aflige a México y a otros países de América latina", aclaró el vocero vaticano, Federico Lombardi.

Los lazos con la Argentina siempre exponen al Papa a la polémica. Santa Marta se convirtió desde su entronización en un lugar de peregrinaje para funcionarios, candidatos, sindicalistas, empresarios, artistas. Posar con Francisco suma puntos. El Papa confesó que se había sentido "usado" por la política de su país. Quienes lo conocen recuerdan que nunca se molestó tanto como cuando se enteró de que el kirchnerismo estaba usando como afiche de campaña en 2013 una foto de él dándole la mano a Martín Insaurralde, entonces candidato a diputado por Buenos Aires. Se lo había presentado Cristina Kirchner durante la visita papal a Río de Janeiro. Él no sabía ni quién era.

Sin embargo, siempre se cuidó de "mimar" a la Presidenta. La recibió cuatro veces en Roma. En septiembre pasado, ella acudió con una comitiva de militantes de La Cámpora que llenaron de estandartes políticos los salones vaticanos. Pese a las quejas por lo bajo de los opositores, volvió a concederle audiencia el mes pasado. Lo hizo a pesar de que había advertido en diciembre durante una entrevista con LA NACION que no atendería a dirigentes políticos en la campaña.

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viernes, 17 de julio de 2015

Descripción de ocho que traicionan


  

Reflexiones de viejo sobre mi entorno laboral (*), escritas durante días de cuarentena.

Como cualquiera tengo pilas de defectos, pero la certeza de poseer algunas virtudes escasas en nuestra sociedad: soy leal con la gente que me rodea y para nada "ventajero", lo cual en la jerga porteña es quien saca egoístamente provecho de las situaciones sin importarle los efectos secundarios sobre el prójimo. Por el contrario, siempre he intentado avanzar en conjunto, no cortándome solo ni vendiéndome tras bambalinas mangueando prebendas. 

Durante toda mi vida hice reclamos laborales que me expusieron pero nunca fueron para beneficio personal, sino para que mi grupo de pertenencia pudiera progresar y sea más valorado. He tratado de proteger a mi entorno antes que a mis propios intereses. Pasado el tiempo y analizando en perspectiva, nadie puede convencerme que no fueron causas justas, aunque haya podido equivocar la modalidad, la intensidad o la oportunidad de los reclamos. Casi siempre, por el peligro que significaban, terminé quedándome solo y perjudicando mi situación personal. 

¿Cómo se llama ser traicionado siendo uno sincero y directo mientras se acepta al bribón y al vago porque son simpáticos, al traidor porque todavía no te jodió, al coimero porque no te consta, al trepador o al "garca" porque es jefe o autoridad? ¿El mundo es así y listo? ¿Todo vale lo mismo?

Ellos me dieron la espalda, me dejaron solo en causas comunes y hasta me entregaron. No entendieron nunca mi lealtad, mi solidaridad ni mi transparencia. Quizás les produje rechazo, como el que produce la falta de belleza. Dicen los que saben que la empatía de la gente depende de la primera mirada: que aceptamos o rechazamos a quienes nos rodean por la primera impresión y que muy difícilmente se cambia esa decisión. Quizás fue su visión utilitaria de las cosas, ombliguismo, desinterés o ignorancia. 

La siguiente es la descripción de ocho personas de mi entorno laboral que más de una vez me traicionaron de manera más o menos grave. Gente común como yo a la que me siento superior, algo inusual en mi, siendo que normalmente me subestimo. Una de las pocas certezas que tengo es que soy superior a la gente que no tiene dignidad. Porque no hay impedimentos para que una persona sea digna y honesta. Y es una elección. Jugarte por la tuya y saber decir que no aunque vengan degollando. 

*F.A: un extraño complejo de inferioridad lo lleva a rendirse ante las autoridades formales, posean éstas condiciones morales y capacidad o no. Se pone a su disposición de forma acrítica. No parece interesarle si los cometidos a obedecer son lógicos o si coinciden o no con sus principios. Acepta las órdenes sin cuestionamientos y es usado por su gran capacidad técnica, sin ser nunca reconocido ni sacar rédito de su potencialidad. Su obediencia parece ser mayor si la autoridad es profesional y usa saco y corbata, aunque sea impresentable moralmente.

En ese complejo de inferioridad está relacionado con su capacidad de aprender. Tiene algún trauma relacionado con el estudio, porque se le advierten dificultades para compenetrarse en la lectura de cuestiones técnicas en las que tiene experiencia práctica y afinidad. También es notorio su déficit para trasladar a la escritura sus valiosos conocimientos técnicos. Es muy difícil verlo ojear un libro, nunca mencionó estar leyendo uno ni hizo referencia a una lectura -de cualquier orden- que lo conmoviera. No es afecto a los diarios en papel aunque navega por la web con interés.

La discusión política solo parece interesarle para reafirmar sus propias creencias y su visión del mundo. Las siente amenazadas, le provoca temor y rechaza enriquecerse aceptando otras razones. Le cuesta debatir esgrimiendo fundamentos racionales. Acude a imágenes o sensaciones. Una vez denunció ante una autoridad laboral política/ocasional a un compañero que había criticado al gobierno al que adhería. Ese aparente idealismo -una muleta para transitar que puede tener cualquiera en su vida-, no le hubiera impedido aceptar una coima si la ocasión se lo hubiera permitido.

Se esfuerza por agradarle a la gente pero incluye en su lista a personas que lo subestiman, ignoran o perjudican. Tiene el raro hábito de recordar la fecha de cumpleaños de las personas. Practica un humor irónico muy fuerte y sus comentarios filosos a veces producen equívocos. Afectuosamente atrevido y cariñoso (hasta cargoso) en su vida social.

*O.O: aunque sexagenario, muy atado psicológicamente a su etapa juvenil cuando debió luchar contra muchas adversidades económicas familiares: el resto de su vida tuvo como objetivo importante acumular dinero y lograr seguridad económica.

Su pasatiempo diario durante años fue analizar los avisos clasificados y leer cotizaciones para planear inversiones. En épocas de los diarios en papel, no  los compraba nunca pero mangueaba a alguien esa sección que otros apartaban y tiraban. Defiende hasta el último centavo que pone en cualquier compra, así sean caramelos. Siempre busca las mejores ofertas y la mejor operación y normalmente las encuentra. Si por alguna casualidad no resulta ser la mejor comparativamente, intentará rebatirlo.

Lo dicho no significa que  sea estrictamente un tacaño en el sentido de no gastar: le gusta vivir bien y no tiene sobresaltos ni necesidades materiales que cubrir. Al tener pocas preocupaciones existenciales (no le interesa cultivarse intelectualmente o viajar) y entrar en edad de jubilarse -acercándose como cualquiera a la muerte- aquella gimnasia de producir dinero se vuelve ridícula pues, que se sepa, no se pueden llevar bienes materiales al más allá. Una gimnasia que continúa desarrollando sin fundamento, por pura costumbre.

A pesar de su enorme interés por el dinero, no aceptaría una coima, aún ante la ausencia de controles. Es una opción que rechazaría de plano. Uno de los motivos principales es el temor que le producirían las posibles consecuencias, el riesgo de ser descubierto y castigado.

Es una de las personas más egoístas que he conocido. Incapaz de bregar mediante una acción colectiva donde sus intereses personales corran riesgos. Su modalidad es golpear puertas con disimulo y obtener ventajas individuales utilizando su simpatía o mediando alguna concesión. Nunca desagradar, parece ser su lema. Jamás lo vi leyendo un libro. Nunca me mencionó estar leyendo uno ni me hizo referencia a algún escrito que lo conmoviera. Muy buen trabajador pero incapaz de proponer innovaciones.

Su líbido lo desborda. Algún motivo psicológico lo empuja a flirtear aún cargando cierta decadencia física. Se esmera en conservar una buena figura y tiene una personalidad amena que lo hacen siempre fuente de atracción, aunque recibe críticas veladas por su actitud "pendex", algo desubicada. No duda en señalar la silueta de una nena de trece años en desarrollo que pasa por la calle, proyectando en voz alta alguna fantasía sexual. Pero no lo escuché nunca vanagloriarse de alguna aventura amorosa que tuviera. Esa personalidad le complicó algún tiempo su vida conyugal. Los recovecos de la mente humana son infinitos, como nuestra capacidad de adaptación.

*R.F: cincuentón. Su norte es una ideología política minoritaria que se supone le explica la realidad del mundo y le brinda seguridad, como a cualquier militante o creyente. Pero como no es a tal punto efectiva, pareciera luchar para encajar la realidad en esa ideología, internacionalista y antidemocrática. Milita en una organización ad-hoc, a la que le dedica la mayoría de su tiempo y esfuerzo.

Trata con suficiencia y distancia a aquellos que no ostentan su creencia. Dudo en llamarlo o no desprecio.  Quizá peor a quienes le discuten sus creencias, aunque se le demuestre respeto.

Aunque no encaja con su ideología antipatronal, suele defender a algunos jefes y les demuestra simpatía. Es desleal. Ha abandonado a compañeros en la convivencia. No es solidario con su grupo de interés en acciones colectivas. Incapaz de demostrar afecto, de dar gracias, de pedir perdón.

Cuenta en su haber dos separaciones conyugales: la primera con una mujer extraña a su ideología; la segunda, adherente. Otro especimen con líbido sin control que necesita reafirmar su virilidad en voz alta. Muy buen trabajador pero sin iniciativas. Gran capacidad intelectual maniatada por la ideología en la que revista.

Capaz de aceptar una coima si el grupo no lo controla-reprime, en otra clara contradicción con sus convicciones ideológicas.

*I.A: padre de familia numerosa y creencias religiosas fuertes. Una persona bondadosa y  muy solidaria con quienes lo rodean pero con algunas actitudes soberbias. Periódicamente proyecta actividades que mejoren su situación económica o espiritual (encarar una actividad comercial, estudiar una profesión) pero generalmente no las concreta

No le gusta el trabajo que le tocó en suerte pero lo cumple bien, aunque casi mecánicamente. Puede tener actitudes rebeldes en el ámbito laboral, siempre que no pongan en peligro mucho su statu quo. 

Los límites de su moralidad son difusos, aunque su religiosidad supondría vallas más robustas. Podría aceptar una coima si el grupo no lo reprime. Es de buscar ventajas, en secreto, callado. Gusta de obtener favores, invitaciones o souvenires. Siempre demostró más afinidad humana con personalidades rimbombantes, más chabacanas o engañosas. 

Padre de familia apasionado. El único libro que vi en sus manos es la Biblia. Frecuenta diarios y es usuario muy asiduo de internet. Aficionado por la música y aficionado por la información política. 

*O.Z: padre de familia férreo, sin doble moral. Dedica mucho esfuerzo personal a apuntalar a su familia, socorriendo a sus eslabones más débiles. Algún complejo psicológico alimentado por la falta conocimientos formales y cierta tosudez lo impulsan a desear el reconocimiento superior de cualquier modo. Ser jefe para él es indispensable, por lo cual desconfía de todo profesional cercano que lo pueda desplazar de ese objetivo. No lidera por consenso ni respeto, sino mediante cohersión. De sus superiores acepta presiones y transas -aún con cierto grado de rebeldía- pero no dialoga con sus dirigidos: impone, presiona, ordena. Presto a reprimir con todo al incumplidor, incapaz de estimular al bueno, muy amigo de favorecer a sus amigos. Un gaucho lo bautizaría como "prensa matambre": solo aprieta hacia abajo. Tacaño importante. Nunca lo he visto leyendo un libro ni un diario pero muy capacitado para el desarrollo práctico de sus tareas laborales.

*J.L: sesentón. Con un gran pasión por su familia, uno de los pilares de su vida. A pesar de eso, por su inmadurez psicológica, un tipo infiel. Hace alarde de la amistad de los viejos hombres "con códigos" pero hay situaciones que lo desbordan y termina traicionando. Motivos? Terminar imponiendo su voluntad, convicciones lábiles, conveniencia personal. Para su suerte, no tiene capacidad de autocrítica.

Necesita fervientemente ser reconocido y ser tenido en cuenta. Cuando no puede ganar discusiones aplicando la lógica y conocimientos, levanta la voz o intenta amedrentar a su interlocutor para imponerse. Su instrucción formal es mínima pero trata de soslayarla restándole valor. Pretende ocultarla hasta donde puede, cayendo en actitudes soberbias.

Un verdadero tipo "de barrio", muy querible quizás, pero decepcionador cíclico. Una personalidad compleja. Muy buen trabajador siempre que no se presenten nuevos protocolos complicados. Incapaz de proponer cambios y poco afecto a la tecnología. 

Posiblemente pueda también tentarse con un soborno si no vigila nadie. Es normal en él incitar "cancheramente" a quienes debe controlar para obtener invitaciones o souvenires. Otro de los que prefieren conseguir ventajas individuales mediante favores de pasillo.

Solo una vez lo vi leyendo un libro (de ficción). Entusiasta lector de diarios y noticias políticas. 

*A.O: sesentón. Profesional refinado de muy buen pasar, ávido de dinero por demás y miserable para los gastos.  De seguro usufructuó de coimas en alguna oportunidad. Aficionado a la pintura y a las artes, con amistades en ese ambiente. Sin familia formal conocida alrededor. Homosexual de placard cerrado. Viajero empedernido por lugares exóticos del turismo mundial, dió varias vueltas al globo sin aprender jamás idioma alguno. Uno de los mayores egoístas que he conocido en mi vida. Incapaz de demostrar un mínimo interés por sus compañeros o por el conjunto. Su manera de relacionarse consiste en comentarios de ocasión. Intentar estrechar vínculos con este personaje es un camino asfaltado a la decepción. 

*D.O: laboralmente, su objetivo primordial es ser reconocido como jefe y pertenecer al circulo de las decisiones. Cuenta para eso con una elevada preparación y se dedica con gran capacidad técnica y tesón a organizar pero nunca le llega el reconocimiento. A pesar de conducir y organizar el grupo de trabajo, es relegado al mando formal por cuestiones burocráticas. Tiene acceso frecuente a los despachos de los funcionarios, donde recibe directivas para disponer de la tropa pero es un jefe sin sello que sigue brindando servil sus servicios, en espera. También es un recorredor persistente de bambalinas y pasillos, donde recoge la información que le falta para vender mejor sus cualidades. 

Es frecuente que debido a esa personalidad reciba críticas por lo bajo de todos lados. Pero aunque todos lo consideren un trepador (frustrado), con los pocos recursos que dispone organizacionalmente, se mueve y soluciona como puede algunas exigencias de sus dirigidos. Ata con alambre, como dice el refrán criollo. El objetivo es que la rueda siga girando, conformando a todos. Como la falta de preparación del submarino ARA San Juan, pero en pequeño: salir al mar como sea.

Pero esa modalidad atenta a largo plazo contra el bienestar del grupo que dirige, porque convalida -sin chistar mucho- la falta crónica de medios que afecta a sus compañeros, minimizando lo imbancable. Eso incluye aspectos relacionados con su seguridad personal, que es minimizada porque no se produjeron aún accidentes mortales. Ver (*).

En la intimidad, reconoce las diferencias de capacidad y empeño de sus dirigidos pero en la práctica no separa buenos de malos: no recompensa ni castiga. Puede escuchar reclamos pero, al no disponer nunca de soluciones de fondo, solo atina a calmar las aguas con alguna gestión burocrática o prebenda que consiga para los molestos. 

Su método de conducción consiste en exigir a cada dirigido según la capacidad que disponga y hasta donde el temperamento del conducido lo permita. Aunque la práctica humana no es matemáticas, podría decirse que bajo su jefatura informal trabajan menos los haraganes y gozan de mayores beneficios los menos protestones.  

Este personaje avanza sobre quienes no se le animan. Se  detiene cuando le muestran resistencia pero eso puede tener costos. Una de sus armas favoritas es el secreto en el tratamiento con su gente: nadie sabe de los arreglos o prebendas que dispone para unos y otros. 

No obstante esas limitaciones, en el ámbito laboral es el que presenta mayor capacidad intelectual y organizativa. Es un gran emprendedor en aspectos domésticos y tiene una gran capacidad de trabajo, en todos los órdenes de su vida. A pesar de gozar de una economía familiar  holgada, son visibles en él características del síndrome de Diógenes. Disfruta mucho de obtener favores, invitaciones o souvenires y de todo trato privilegiado que puedan brindarle sus superiores.  

(*) Mi ambiente laboral: no voy a abundar mucho sobre las características del trabajo que habitan estos personajes. Es suficiente aclarar que se trata de tareas externas de auditorías y controles de calidad a cubrir en un tipo muy particular de industria que se extiende por todo el territorio nacional. Requiere muchos conocimientos técnicos y reglamentarios y cobra gran importancia la experiencia. Por sus características, trae aparejados riesgos mayores que los trabajos habituales y requiere elementos de protección y seguridad personales. También implica el traslado en grupos con vehículos por las rutas, para cubrir los objetivos seleccionados en distintas provincias que, por tratarse de auditorías, deben mantenerse en secreto. Muchas  horas de traslado anticipado y de tres a doce horas de control específico cada día. Más kilómetros y hoteles hasta completar la semana. Autocontrol, disciplina y manejo de situaciones impredecibles, que incluyen tratar con representantes de empresas y con autoridades municipales, provinciales y de seguridad. Vuelta a casa y presentación de las actuaciones en las oficinas de la casa central, una vez a la semana, para recibir un nuevo cronograma de trabajo. 

Foto de arriba: Gunther Gerzso "Retrato del Sr. Jacques Gelman". Mexico, 1957.