jueves, 27 de diciembre de 2018

Guía práctica garantizada de jazz, rock, pop, BSO & world music




Para entrar en tema y evitar confusiones y eventuales reproches, sugiero vean antes de que se trata esta "Guía práctica garantizada de jazz, rock, pop, BSO & world music (500 discos para procurarse la felicidad)" - introducción. Allí encontrarán los motivos y  especulaciones que originan esta caprichosa selección musical.

En el tintero me quedan:

Cap. 4: Jazz & Jazz-fusion.
Cap. 5: Banda de sonido originales de películas.

Que los disfruten. Un beso en la reja. Horanosaurus.

CAP. 3 - Pop, rock & progresiva-parte 1

*The Beach Boys - “Pet sounds” (1966)

Considerado muy livianitos por el incipiente mundo rockero de la época, igual que The Carpenters, este grupo pop de los hermanos Wilson produjo melodías y armonías vocales extraordinarias que coqueteaban con el woo dop y que algunos llegaron a comparar con las de los Beatles. Fueron un producto californiano surgido en 1961, identificados con la cultura playera del surf, los autos y la joda previa a la psicodelia y el hippismo.

Si excluyera a los Beach Boys de esta secuela discográfica dejaría de recomendar un sonido super original que puede ser del gusto de muchos oídos finos. Si buscan información en la web sobre este disco producido por el famoso Phil Spector- que fue su pico creativo- podrán comprobar fácilmente que fue considerado uno de los tres más influyentes de la música moderna. Paul McCartney dijo que Pet Sounds es “el clásico del siglo” y que lo influenció en la grabación de “Sargent Pepper´s”. 

El derrotero artístico y humano de los Wilson –en particular el de su líder Brian, esquizofrénico, paranoico y perfeccionista obsesivo en las salas de grabación- merece leerse una buena biografía por eso tan remanido de que el dinero y el éxito no hacen la felicidad.

Para un aprendizaje efectivo, les recomiendo ver con urgencia el documental “Echo in the Canyon” (2019). Jakob Dylan, el hijo de Robert Allen Zimmerman (más conocido como Bob Dylan), se propuso rescatar del olvido el nacimiento del folk rock o, en sentido más amplio, el “California sound”, mientras sobre el Atlántico en Nueva York el papá sembraba su propia versión. Justamente, intenta ilustrar el ruido que hicieron grupos como The Byrds y Buffalo Springfield (los predecesores de Crosby, Stills, Nash & Young), The Mamas & The Papas y Brian Wilson y sus Beach Boys. Por algún raro y desconocido motivo, Joni Mitchell quedó afuera del revival. El título del film proviene del epicentro de la movida, Laurel Canyon, un valle serrano aledaño a la ciudad de Los Angeles, entre los años 1965 y 1967. Se puso de moda por su clima relajado y bohemio. Músicos y artistas con algo de éxito se compraban casas y compartían los dulces albores del hippismo, el sexo libre y los primeros humos. Era el ambiente optimista previo a la psicodelia, el club “de los 27 o de las J” (Jimi Hendrix, Brian Jones, Jim Morrison, Janis Joplin) y la locura del clan Manson. Dylan Jr. entrevista a  músicos norteamericanos que sobrevivieron y también a Eric Clapton, Ringo Starr y otros ingleses que llegaron a compartir la movida, reconociendo influencias mutuas. Con un combo conformado por gente de la Generación X (Beck, Regina Spektor, Fiona Apple, Cat Power, Norah Jones), Dylan Jr. rescata clásicos significativos de aquellos autores y les da nueva vida. Resulta un banda de sonido excelente que volveré a recomendar en el capítulo de dedicado a soundtracks. 

*Burt Bacharach - “The Burt Bacharach collection-The look of love” (1970)


Burt Bacharach es un longevo músico nacido en 1928 en Kansas-USA, super-exitoso a fines de los ´60 y tempranos ´70. Hacía música orquestal  bonachona, agradable,  de buena calidad, con incrustaciones de soul blanco. Sus creaciones pintaron una época:  un montón de películas famosas como “Casino Royale” o “Butch Cassidy an the Sundance Kid”, llevaron su impronta sonora, que aplaudían todos.  Si bien para mi generación rockera se trataba de un músico complaciente, comercial y previsible, superadas viejas antinomias, debemos reconocerle méritos musicales más que suficientes.

Descubrí esta recopilación hace poco, curioseando luego de reescuchar el disco que hizo el gran Elvis Costello con Bacharach en 1997 a modo de homenaje (“Painted from memory”, una gema que comentaré más adelante). Los temas seleccionados, interpretados por los cantantes que los hicieron exitosos (Aretha Franklin con la imbatible “I say a little prayer”, Dionne Warwick en “Do you know the way to San Jose?” o “I´ll never fall in love again”, Sandie Shaw, Tom Jones o The Carpenters cantando “Close to you”, etc.) comunican el espíritu de la época, son casi una pintura de la música que muchos escuchaban, un poco más allá de lo corriente. Johnny Mattis, Barbara Streisand, hasta The Beatles y The Pretenders versionaron o cantaron temas de Bacharach, también. Algo sabía el tipo.

*CQC – “Lo mejor del soul clásico” (1997)


    

No me pregunten que tiene que ver una colección de soul con “CQC” porque lo desconozco. Para quien no lo conoció, ese fue un programa de la TV argentina llamado “Caiga quien caiga”, basado en la desfachatez de sus conductores, una competencia minuto a minuto entre inescrupulosos aggiornados para no ser batidos dialécticamente: “los reyes del bardeo gratuito”, dijo uno. Warner Music Argentina hizo esta selección de viejos éxitos souleros rescatados del sello Atlantic y le puso esa etiqueta para que tenga gancho, debido a su popularidad. Eso no quita que este producto no valga la pena: contiene hermosos temas de los tempranos ‘70s de intérpretes como “el rey del soul”  Otis Redding y “lady soul” Aretha Franklin, Ray Charles, The Rascals, Wilson Pickett, Percy Sledge, etc. en un CD doble que, al principio, se vendía por separado. Estamos hablando de música negra norteamericana moderna, más o menos contemporánea a la universalización del rock.

De Aretha Franklin (estrella fallecida en 2018) aquí tienen “Baby I love you”, “Think”, “I say a little prayer”, “People get ready” y “Rock steady”, nada menos, pero no deberían perderse “Chains of fools”, “Son to a preacher man” y el “You make me feel like a natural woman” (el tema de Carole King-Gerry Goffin). Esta canción la cantó la Franklin en medio de una gigantesca ovación en el homenaje a su autora y a los Obama en el Kennedy Center en 2015, hallable en Youtube. De Otis Redding está “Sittin´on the dock of the bay” y dos más. Estoy seguro que les sonarán la mayoría  de los temas de esta selección, porque son clásicos que atravesaron las épocas.

Muy parecido al clima de estos discos pero contenido en uno, igualmente intenso y altamente recomendable es “The best of the Rosko Show” (1973), otro de Atlantic Records. Fue un clásico que escuchaba en vinilo todo el mundo en Buenos Aires, por aquellos años. También contiene a Otis Redding, Aretha Franklin, Wilson Pickett y Percy Sledge más Dionne Warwick, Sam & Dave y otros. Rosko es un DJ norteamericano blanco hoy mayorcito, innovador en su forma de presentar y enganchar novedades musicales en programas de la radio pirata Caroline, que transmitía desde un barco frente a las costas británicas. Después estuvo años en la famosa Radio One inglesa. Era oído por millones, a fines de los sesenta y comienzo de los setenta. Las aventuras de Rosko –autodenominado The Emperor- y sus amigos inspiraron la divertida comedia “The boat that rocked” (o “Radio Pirata”) de 2009 y su personaje lo hizo Philip Seymour Hoffman. Búsquenla!

Quien se interese por el auténtico soul tiene que empezar por escuchar estos discos,  después sumergirse en los sucesos de estos solistas y grupos y agregarle unos pocos más que quedaron afuera y son insoslayables: Marvin Gaye, Smokey Robinson, The Supremes con Diana Ross, The Marvelettes, The Four Tops, The Isley Brothers y The Temptations cuyos éxitos no entraron en estas preciosas selecciones supongo que por pertenecer a otra discográfica: la mítica Motown.

El sello Motown fue una compañía de Detroit-USA, primero conocida como Tamla, que agrupó a artistas negros de soul  de primer nivel, cuando nadie los conocía. Puede interpretarse que su visionario dueño, Berry Gordy, adaptó a la música moderna de raza negra norteamericana al gusto blanco y la masificó. La discográfica contaba con músicos de sesión especializados y autores permanentes para apuntalar a las estrellas contratadas. No en vano surgió el famoso latiguillo usado por tantos críticos musicales, llamando al combo “sonido Motown”. Reclutaron por ej. a los genios precoces Steve Wonder y The Jackson 5, con un tal Michael Jackson. Más tarde apostaron al funk de los grupos Parliament y Funkadelic.

*Marvin Gaye – “What’s going on” (1971)


Insuperable cantante de soul y rythm & blues, estrella del citado sello Motown, una voz negra excepcional. Este disco, indispensable para todo soulero que se precie de tal, muchas veces mencionado como uno de los mejores de la historia de la música moderna, vendió millones de copias. Contiene el famoso tema homónimo (“Qué está pasando?”), “Mercy, mercy me” e “Inner city blues”, tres singles que catapultaron a este tipo de música y la hicieron realmente popular.

Para tener un panorama más amplio de Gaye pueden apelar a la recopilación “Anthology” (1995). Seguramente muchos temas los reconocerán por las versiones hechas por otros artistas. Por ej.  “Let´s get it on”, “(Sexual) healing ” o “I heard it through the grapevine” (fue excelente el cover de Creedence Clearwater Revival), etc. Luego de una vida bastante accidentada que incluyó drogas a rolete e intentos de suicidio, Gaye murió a los 44 años en 1984: lo mató de unos cuantos balazos su propio padre, un fundamentalista religioso. Quevaser!


*Bob Dylan – “Greatest hits” Vol. 1,2,3 (1994)



Nacido Robert Allen Zimmerman en 1941 en Minnesota-USA, cambió al nombre artístico a Bob Dylan, inspirado en el poeta Dylan Thomas. Empezó a dar vueltas allá por 1961, cuando se instaló en Nueva York. Al año siguiente saca su primer disco en CBS con temas folk simples inspirados en su ídolo Woody Guthrie, capo del género. Los que ya cantaba en los boliches The Gaslight  y Café Wha? del Greenwich Village, con poesía cargada de ironías. Terminaría justamente siendo calificado como el mejor letrista de rock de todos los tiempos o simplemente “el poeta del rock”: textos que tenían valor más allá de su marco musical.  Sus fuentes, básicamente la generación beat de Ginsberg y Kerouac y los simbolistas franceses Rimbaud y Verlaine.

Partiendo como trovador de protesta con un marco de música country y blues rural inventó el folk-rock cuando se animó a meterle electricidad a su acompañamiento, unos años después. “Bringing it all back home” y “Highway 61 revisited” (1965) grafica el salto que al principio sus seguidores más conservadores no tomaron a bien.

Sin los ganchos marketineros ni el despliegue tan usuales del mundo del espectáculo, solo con una guitarrita y su armónica o con una simple banda eléctrica de apoyo y con esa voz nasal comunarda, la diferencia la dio con su mensaje. El crítico Claudio Kleiman dijo: “si Elvis (Presley) le había demostrado a los blancos que tenían un cuerpo y que el rock'n'roll era un vehículo para la manifestación desinhibida de esa energía sexual, Dylan demostró que dentro de ese mismo rock podían caber también las ideas y los sentimientos profundos”. Y el rollinga Keith Richards dejó en claro: “Hasta Bob Dylan, el rock'n'roll era ´de la cintura para abajo´”. 

Escoger los mejores temas de Dylan es una tarea tan relativa como titánica. Lo mismo que intentar escuchar su obra musical completa, compuesta por más de 40 discos. Para los fans es imperdonable no abrevar en la trilogía 1965-67 “Bringing It All Back Home” (con “Mr. Tambourine man”), “Highway 61 Revisited” (con “Like a rolling stone”) y Blonde On Blonde” (con “Sad eyed lady of the Lowlands”). Muchos  consideran a este último disco un momento cumbre de su obra. Aunque artísticamente sea anecdótico, fue el primer álbum doble del rock y el primero que presentó una canción que ocupe un lado entero.

Esta recopilación que les recomiendo se editó y completó en tres entregas: años 1967, 1971 y 1994. Un box set de 4 discos editado en 2003 ofrece un contenido similar. Hay canciones inoxidables que tararearon padres y abuelos y reversionaron cientos de artistas. No admiten discusión: “Like a rolling stone”, “Blowin´in the wind”, “Knockin´on the heavens´s door”, “Mr. Tamborine man”, “Just like a woman”, “Lay, lady, lay”, etc. Folk y rock casi de manual. Lo que Bob Dylan repitió durante toda su vida.

Bob Dylan ganó muchos premios: un Oscar por su canción “Things have changed” en 2000 (más de 250 películas han utilizado la música de Dylan), un Príncipe de Asturias de las Artes en 2007 y varios Grammys. Pero el mayor y más controvertido fue el Nobel de literatura de 2016, porque muchos puristas de las letras objetaron la elección. Dylan no se presentó en la ceremonia: mandó a Patti Smith a retirar el diploma a Suecia. De todos modos, se supone que a su cuenta bancaria ingresó casi un millón de dólares, descontados los viáticos de Patti y algún impuesto.

Es indispensable escuchar a Dylan para poder conocer a pleno la música de los últimos 50 años. Es casi una obligación cultural pegarse una vuelta por su mundo. Los filmes pueden ser una muy buena puerta de entrada. Empecemos por “Don’t look back” (1967) de Allen Pennebaker, que grabó en blanco y negro una gira de Dylan por Londres un año y pico antes. Aumentan las chances si tratan de conseguir las diversas películas o documentales que el director norteamericano  Martin Scorsese centró en su ídolo musical.  Son “El último vals” (1978), básicamente el concierto despedida del legendario grupo The Band que lo supo acompañar algunas temporadas, apoyado por Dylan, Clapton, la Mitchell y otros.  El documental “No direction home” (2005) se dedica más bien a graficar los primeros años de la carrera de este muchacho Zimmerman, con reportajes y actuaciones diversas. Por último, “Rolling Thunder Revue” (2019) que recopila filmaciones de una troupe itinerante (The Band y artistas ocasionales) que animó la gira homónima que casi de incógnito y sin estridencias recorrió pequeños pueblos de gran parte del territorio norteamericano. Las entradas se vendían por el “boca a boca”. El film está plagado de falsos reportajes y mentiras. Desfilan por ahi Joan Baez, Allen Ginsberg, Sam Shepard, la Smith, Joni Mitchell, Roger Mc Guinn, Robbie Robertson y hasta una Sharon Stone colada. El material que suena en los escenarios es, medianamente, el de sus discos “Blood on the tracks” (1975) y “Desire” (1976). Las letras de los temas vienen con zócalos al castellano y viene bien: ahí comprobás que Dylan es un trovador y que tiene una memoria prodigiosa. Si te quedan ganas, además está su concierto MTV Unplugged de 1995. Y si sos insufriblemente fan de Dylan -como Roberto Martelli- y no te alcanza, comprále el whisky del cual es dueño (el “Heaven´s door”), un bourbon que dicen que es muy bueno.

Bob Dylan vino tres o cuatro veces a Buenos Aires. En la segunda creo, coincidió acá con una de las llegadas de los Rolling Stones y el empresario Daniel Grinbank logró que tocaran juntos en River Plate el sábado 04 y el domingo 05/04/1998. Contadísimas veces semejantes figuras del rock mundial se habían cruzado y compartido escenario antes en algún lado. Cantaron “Like a rolling stone” juntos para cerrar los shows, según dicen gracias a la diplomacia de Keith Richards, que acercó a las partes que no simpatizaban mucho entre si (Dylan y Mick Jagger). Después de todo, se conocían de pendejos desde los años sesenta, charco mediante. Mi particular faltazo a un hecho histórico puede clasificarse de imperdonable. No recuerdo a que debo semejante pecado. “Only God knows”!

**Simon & Garfunkel – “Old friends” (1997)

 
Se trata de una caja de 3 CD recopilatorios con imborrables temas de este dúo neoyorkino de folk-rock formado por Paul Simon y Arthur Garfunkel, que funcionó más o menos hasta 1971. Lleva un título algo mentiroso: alude a una canción propia pero, según las crónicas, estos dos hombrecillos con voces armoniosas se llevaron históricamente mal entre sí y se pelearon y juntaron mil veces. 

Otra posibilidad para conocerlos sería escuchar “Simon & Garfunkel collection” (1981) pero debe ser más difícil de conseguir, es doble y contiene un muestrario de 17 bandas. “Greatest hits” (1972) es un solo CD y abarca menos aún.

S&G empezaron a tocar juntos en una escuela del barrio Forrest Hill (Queens-Nueva York-USA) en 1955. Intentaron mil ondas y cosas sin éxito y en una de sus reuniones se convirtieron en un típico dúo de guitarritas acústicas folkie haciendo temas intimistas de boliches nocturnos, a la manera de nuestros Sui Generis. Terminaron pegándola con el disco “Sound of silence” (1966) que incluía versiones algo más electrificadas de canciones ya publicadas, para tener más gancho. Luego llegaron más arriba aún con “Bridge over troubled water” (1970). Entre sus influencias mencionaban al grupo Everly Brothers y sus letras hablaban de alienación y soledad urbanas de fines de los sesenta, a tono con las películas “Cowboy de medianoche” (1969) y “El graduado” (1967), ambas protagonizadas por Dustin Hoffman, que incluyeron temas de Simon, justamente, el mentor de las canciones del dúo.

Sus temas irremediablemente necesarios son “The sound of silence”, “El cóndor pasa-If I could” (una adaptación del tema tradicional andino), “Mrs. Robinson”, “Homeward bound”, “Bridge over troubled water”, “Scarborough fair”, “For Emily”, “Feelin´groovy”, “America” y “A hearth in New York”, con los que vendieron millones. ¡Que melodías! Seguramente las conocen y merodean en algún rincón de su cabeza. Después de Simon & Garfunkel, CSN&Y y Bob Dylan, el folk-rock no tiene más secretos.

Por ser Paul Simon también un exponente importante de la música de fusión y la world music, me pareció coherente comentar aparte -en el capítulo 2. “Folklore argentino, sudamericanos & world music”-  su excelente disco solista “Graceland” (1986), inspirado en la música sudafricana. El inquieto Simon incursionó también en el gospel y la música del altiplano con el grupo Urubamba y Uña Ramos (juntos habían remozado/hurtado el tradicional “El cóndor pasa” y otros): escuchen el vivo “Live rhymin” (1974), que resume todo. En “The rhythm of the saints” (1990) agregó más temas de raíz sudafricana,  percusión e influencias baianas, sumando a Milton Nascimento, entre otros. En “Song from the capeman” (1997) se juntó con Rubén Blades, abordó ritmos latinos y reflotó la música negra de los 50s. No siempre tocó las alturas exitosas de “Graceland”, claro. Produjo una interesante seguidilla pop con vuelos jazzeros en “Stills crazy after all this years” (1975), “Hearts and bones” (1983) y “You´re the one” (2000). Art Garfunkel, por su parte, tuvo una vida artística variada pero menos exitosa, con incursiones en cine y varios discos en su haber. 

*B. B. King – “King of the blues” (1992)


 

Pasemos de un volantazo al blues. ¿Qué puede agregarse de este inmenso guitarrista al que muchos consideran uno de los mejores del mundo?  Es conocida la anécdota de su guitarra Gibson acústica que rescató arrebatadamente de un incendio en un boliche de Arkansas, en 1949. La bautizó “Lucille” a los pocos días, inspirado en una mujer por la que peleaban dos parroquianos. Después, llamó de igual modo a todas sus Gibson eléctricas modelo ES-355.

El sonido que Riley Ben King (Mississippi-USA, 1925-2015) les arrancaba es tan característico y particular que lo podemos identificar hasta escuchándolo abajo del agua. Por si fuera poco, le agregaba su hermosa e imbatible voz negra y un feeling incomparable. El blues suena en su estado natural y definitivo, como el reggae desde las tripas de Bob Marley. Las bateas de disquerías, donde dice “BLUES” o “Rythm and blues”, deberían contener únicamente los discos de B.B. King y algunas muestras de Steve Ray Vaughan, Buddy Guy, The Fabulous Thunderbirds, Robert Cray y Eric Clapton, prescindiendo de cualquier otro relleno.

Este recomendado box set de 4 CD permite escuchar a B. B. King por épocas: 1946-1966, 1966-69, 1969-75, 1976-91 y apreciarlo con distintas formaciones, intercalando versiones en vivo. Unica objeción: olvidaron agregar mi preferido “Stormy Monday”.

Un artículo reciente del crítico Humphrey Inzillo en La Nación me hizo recapacitar y, aunque no me atrapen demasiado las grabaciones en vivo, escuché su preciado “Live at The Apollo” (1991). La verdad que suenan muy bien clásicos suyos como “The thrill is gone”, “Sweet sixteen” o “Paying the cost to be the boss”, respaldado por una big band. Abre con “When love comes to town”, una canción homenaje que el líder de U2, Bono, compuso para B.B.King y éste incorporó a su repertorio. El disco suena más épico si tenemos en cuenta que el Apollo Theater es un templo de la música negra norteamericana ubicada en el barrio de Harlem, en la ciudad de Nueva York. Por allí, a partir de 1934, pasaron y se consagraron Duke Ellington, Ella Fitzgerald, Aretha Franklin, Steve Wonder y James Brown, entre otras muchas estrellas de raza negra.  

A este maestro indiscutido del blues lo fui a ver al estadio Obras en abril de 1981. Vino con una formación llamada “B.B.King Orchestra”, con sección de bronces. Muy histriónico y efectivo. Pude conocer mucho después el Apollo Theater, pero solo para sacar fotos a su famosa marquesina y entrar  hasta su shopping.


*Canned Heat – “Blues del futuro” (1970)


 

Canned Heat fue un grupo de “country, blues and boogie-rock” de Los Angeles, California-USA, de relativa corta vida creativa porque muchos miembros originales murieron rápido (fieles al original mandato rockero). Estaban liderados por el guitarrista Alan Wilson, con Bob Hite como cantante con su voz inigualable, que pedía permiso tímidamente y después te arrollaba.

Fueron pioneros norteamericanos en aggiornar el blues desde sus raíces. Muchos grupos ingleses y yankis hicieron punta en eso, desde otros ángulos. Los Canned Heat podrían suponerse parientes de John Mayall & The Bluesbreakers o Delaney & Bonnie (que albergó a Eric Clapton en algún momento)  pero estaban más cercanos de Creedence Clearwater Revival y los posteriores The Fabulous Tunderbirds, por sus raíces sureñas y mayor apego al boogie.

En este hemisferio nunca tuvieron demasiada difusión y apenas pudimos descubrirlos a través del film “Woodstock”, donde su tema “Going up the country” fue leitmotiv. Participaron también del mítico Monterrey Pop Festival, aunque no recuerdo si estuvieron en la película homónima. Tocaron varias veces con el legendario John Lee Hooker.

Su disco más vendido dicen que fue “Boogie with Canned Heat” (1969) con el éxito “On the road again”. No escuché la colección completa del grupo pero recomiendo fervientemente este “Blues del futuro” (1970), aún con Alan Wilson en la formación, el inolvidable cover de “Let’s work together” y la monumental “Skat”, con una poderosa sección de caños. Fue su segundo o tercer disco y se los nota sueltos y consolidados a la vez. Con “The Best of Canned Heat” (1972) puede conocérselos más.

No se porque pero cuando los reescucho, me cuesta entender el éxito de tantos grupejos que -en nombre del rock o algo parecido- triunfan acá o en el mundo sin que sus fans hayan siquiera escuchado a Canned Heat. Puede ser por la tendencia de todas las generaciones a buscar lo inmediato, lo que le ponen a mano, lo que está de moda o algún “indie” espantoso para sentirse parte de una tribu especial. Es más trabajo buscar en las fuentes y se corre el riesgo de ser etiquetado de anticuado, “out” o similares por la manada.

** Steppenwolf – “Seven” (1970)




Seguimos del mismo lado del charco del hemisferio norte. Quizás ni sepan quienes eran estos Steppenwolf  pero seguro escucharon “Born to be wild” (nacido para ser salvaje) en el film “Easy rider” de Peter Fonda, en una radio o en alguna publicidad: el tema los catapultó a la fama. Fue un grupo muy exitoso de hard rock de la dorada época hippie que empezó en Canadá pero se instaló en San Francisco. Tomaron su nombre de la novela de Herman Hesse, “El lobo estepario”. Un grupo de rock del oeste con toques de piano, órgano Hammond y armónica, sin muchas pretensiones pero muy efectivo (como los Rolling Stones, digamos). Con la impagable voz líder de John Kay al frente y excelentes acompañamientos vocales. De los discos que escuché, el que más me gustó fue este “Seven” (1970): puro rock & roll, con algunas alegres y melodiosas baladas (“Renegade”, la mejor).  Pero quedarían afuera muchos de sus buenos éxitos y por eso deberán recurrir a una recopilación como “The best of Steppenwolf” (1998), que además del temazo aludido también contiene “Magic carpet ride”, “The pusher”, “Sookie sookie”, “Hey lawdy mama” y “For ladies only”. No se arrepentirán!
 
*Carpenters – “Carpenters” (1971)



Para quienes no conocieron a este dúo de los hermanos Karen y Richard,  de Los Angeles-USA, fue un grupo de enorme éxito comercial, completamente disonante en medio de la explosión del hard-rock a nivel mundial. Fueron descubiertos por el trompetista y ejecutivo del sello A&M Records, Herb Alpert. Fue un fenómeno y una onda parecidos al de Burt Bacharach: baladas de calidad para oyentes mucho más calmos y melosos que el explosivo público rockero, emparentado con lo más suave de Los Beatles.

El fuerte de Carpenters era más la interpretación (identificada con la voz aterciopelada de Karen y coros muy producidos en estudio) que la composición. Abrevaban en múltiples autores: justamente su exitoso single “Close to you” (1970)  es un tema de Bacharach e identificó su segundo disco, que los lanzó a la fama. Por pura curiosidad  escuchen este hit versionado en tiempo reggae por Dancing Mood con Mimi Maura hace unos años acá.

En este recomendado LP  “Carpenters” (1971), el dúo arremete con un genial medley de varios de los éxitos de Bacharach y contiene “Rainy days and Mondays”, “For all we know”, “Superstar” de Leon Rusell y hasta un tema de Henry Mancini, “Sometimes”.

La popularidad que alcanzaron los Carpenters fue monstruosa -mayor que Simon & Garfunkel, por compararlos con otro dúo insigne- pero la historia terminó mal porque Karen falleció en 1983 a los 32 años, por anorexia nerviosa, y Richard (coros y teclados) se hizo adicto a algunos sedantes y patinó con eso muchos años.

Otra recomendación tangencial es que recurran al comic “Los hermanos  Busonatto” que hizo Peter Capusotto para la TV inspirado en los Carpenters,  después de ver alguna actuación de los originales en Youtube.

**James Taylor – “Sweet Baby James” (1969)

Tremendo cantautor norteamericano folkie de Boston, el de la voz nasal cálida e inconfundible y temas memorables, sobreviviente de una juventud y épocas turbulentas. Grabado para la discográfica Warner, con este antológico LP fue reconocido en todo el mundo. Ya estaba aquí acompañado por su amigo de chico Danny Kortchmar, por Russ Kunkel y Carole King. Contiene el tema homónimo y otros como “Fuego y lluvia”, “Country road” y una excelente versión de la tradicional “Oh, Susanna”. Es un disco con mucha guitarra slide, que resalta la veta folk, pero muy fresco, con alegres rockitos y sección de vientos canchera: pasó orondo la prueba del paso del tiempo.

**James Taylor – “Mud Slide Slim & The Blue Horizon” (1971)


Con la versión imbatible de “You’ve got a friend” de Carole King y otras canciones históricas:  la conmovedora “You can close your eyes”, “Isn’t it nice to be home again” o“Long ago and far away”. A los colaboradores de primer LP se les agrega Joni Mitchell, en coros. A esta altura y ante el tremendo éxito, el bueno de James empezaba con problemas neurológicos de internación y drogas duras. Pudo superar eso, sigue dando vueltas con menos pelos y terminó vendiendo más de cien millones de discos.

**James Taylor – “One man dog” (1972)

Acá abandona un poco la línea folk del comienzo e incorpora más ritmos latinos y pop (“One man parade”) para alcanzar un nuevo plafond pero siempre conservando sus toques intimistas y relajados. Participan Linda Ronstadt y Carly Simon en coros pero se destaca la impresionante intervención de John McLaughlin en “Someone”. Temas cortos e inigualables y aquel hit bolichero para enamorarse en los setenta “Don’t le me be lonely tonight” con la inestimable ayuda de Michael Brecker en  saxo, en un solo histórico.


**James Taylor – “Walking man” (1974)

Con este ya les estoy recomendando los cuatro primeros trabajos de James Taylor. Son hermosos. No cuento su fracasado u “oculto” primer disco, grabado en los estudios Apple Records beatle, que contenía “Carolina in my mind”. No tuvo repercusión alguna y su contenido se aprovechó después en otras producciones.

“Walking man” puede tener algún altibajo, es un disco todavía más pop que se paga solamente con la impresionante “Daddy´s baby” (una  canción de cuna perfecta, escrita para su hija Sarah). Pero tiene más: en “Let it all fall down” (saludando la caída de Nixon) y “Rock and roll es music”  (presten atención a los coros de Paul y Linda McCartney y Carly Simon). De yapa, Michael y Randy Brecker comandando una preciosa sección de vientos cuando hace falta (“Ain’t no song” y “The promise land”).

Después de este CD Taylor acumulará unos cuantos discos más. Todos son agradables, con algunas pepitas de oro entre las arenas de un río transparente pero muchas cosas suenan parecido y sin efecto sorpresa. Le ha ocurrido hasta a los más grandes artistas y quizás la excepción a la regla hayan sido The Beatles, que mantuvieron el nivel cambiando y se separaron mal pero a tiempo.

No importa: ¡la cuestión es disfrutar a JT! Vayan primero a “The best of James Taylor” (1993) para no perderse temazos como “Shower the people” o “México”. Que no se les escapen perlas como  “Your smiling face”, “Don´t be sad cause your sun is down” (en coautoría y con la majestuosa armónica de Steve Wonder), “Chanson francaise”, “Company man” y “Rainy day man” (del LP “Flag” de 1979), “Never die young”, “Valentine´s day” y muchas otras.

**James Taylor – “That´s why I´m here” (1985)

Pegamos un pequeño salto a 1985 y Taylor afronta este disco con un seleccionado: Joni Mitchell, Graham Nash y Don Henley en coros, Airto Moreira en percusión, otra vez Randy y Michael Brecker reforzados –si era necesario- por David Sanborn, Tony Levin,  etc. Encontrarán en este CD canciones que conmueven a las piedras: “Only a dream in Rio” con Milton Nascimento, el cover del clásico “My romance” de los capos Richard Rogers & Lorenz Hart (*) y “My only one” con la Mitchell.

A esta altura, James Taylor ya los tiene que haber atrapado. Sigan en la brecha: hay un montón de cosas más, como “Copperline”, “Frozen man” (bendecida públicamente por Bob Dylan) o “Line’em up”. También suena muy bien su CD “October road” (2002), con la monumental “On the 4th of july” y la jazzy “Mean old man” (esta vez bendecida por Paul McCartney y mejor arreglo instrumental Grammy 2003). No escuché “Covers” (2008), en el que arremete canciones  ajenas.

(*) memorable dúo de compositores norteamericanos de los años 30 y 40, fabricantes de canciones hoy clásicas  que están en algún lugar de la memoria de varias generaciones, porque invadieron obras de Broadway y películas difundidas en todo el mundo. Ellos hicieron “My funny Valentine”, “Blue moon” o “It never entered my mind”. Fueron interpretados por Ella Fitzgerald y Frank Sinatra, entre cientos de cantantes.  Compitieron artísticamente en su época nada menos que con George e Ira Gershwin y Cole Porter. Volvemos a ellos en la próxima sección de jazz. 

James Taylor vino a Buenos Aires pero no pudo actuar. Tenía prevista una función en el Hipódromo de Palermo en abril de 2017 como telonero (?) de Elton John –ambos ya con setenta años a cuestas- pero esa noche se llovió todo y se suspendió. Sus compromisos apretados en otro país sudaca no le permitieron actuar. James Taylor dijo que –en medio de una rehabilitación- actuar en el primer Rock in Rio-Brasil el 12/01/85 le salvó la vida, por el calor que le brindaron trescientas mil personas que conocían y cantaban sus temas.
 
**Joni Mitchell – “Blue” (1971)


Cuando reencarne en alguien quisiera caer en los años 60 en San Francisco-USA, cruzarme con Joni Mitchell en una esquina y seguirla hasta que me acepte casamiento. Esta hermosa canadiense que hoy pasa los setenta años es un libro viviente de la década hippie, una artista formidable a las alturas de Bob Dylan y Los Beatles. Su registro de voz y sus composiciones de melodías sinuosas la hacen una referencia ineludible de la música contemporánea. Como si fuera poco, también es festejada su versátil técnica de guitarra, que incluye más de cincuenta afinaciones.

En realidad se llama Roberta Joan Anderson y fue descubierta artísticamente en Nueva York por David Crosby, que empezó a producirla. Aunque la Mitchell se perdió el histórico festival de Woodstock de 1969 para hacer una actuación menor ya agendada, compuso el tema homónimo en homenaje a la hola hippie que quedó como un himno generacional en las voces de Crosby, Still, Nash & Young. Pueden ver igual a la Mitchell en el viejo documental “Celebration at Big Sur” (1970), si lo consiguen por ahí: refleja bien el clima de época en un recital junto al Pacífico, junto a Joan Baez y CSN&Y. El original del mencionado tema “Woodstock”  está en el excelente  “Ladies of the Canyon” (1970) que contiene también el primer gran primer éxito de JM, la alegre “Big yellow taxi”.

Joni Mitchell cultivó un estilo folk pero despegado del viejo country o country-western o sonido Nashville (al modo Patsy Cline, Judy Collins o Dolly Parton), más creativo y libre, como un  Bob Dylan femenino, más o menos acústico o electrificado, según el caso. 4374 artistas le han versionado 169 canciones suyas.

Como si fuera poco, la Mitchell es también artista plástica y ha pergeñado muchas tapas e interiores de sus propios discos. Vayan a su web oficial, donde podrán también ver sus pinturas. Joni Mitchell dejó a su hija en adopción de muy joven para poder seguir con su carrera.

Los primeros tres discos de JM son tan buenos como intimistas, casi a solas con su guitarra y a lo sumo algún piano y su propia voz sobregrabada. Se trata de “Song to a seagull” (1968), “Clouds” (1969) y “Ladies of the Canyon” (1970). No dejen escapar en particular la escucha de “The fiddle and the drum” a capella en “Clouds”, con ese mensaje en medio de la guerra de Vietnam.

Por ser ellos tan buenos y parejos me cuesta recomendar uno en especial y con bronca y dudando me salto a este “Blue” (1971), el cuarto de su cosecha, que trae los temas “All I want”, “A cause of you”, “California” y “Carey”. Poco a poco el sonido JM se va ampliando hacia el rock, el pop y el jazz: se va complejizando con más instrumentación, algún bajo eléctrico, algún teclado, alguna slide. Por eso también escuchen “For the roses” (1972), otra belleza aunque no traía hits.

Un excelente disco en vivo que revive esa primera parte de su carrera es “Miles of aisles” (1974) con la banda de apoyo L.A. Express (Robben Ford en guitarra, John Guerin en batería, etc.), grabado en distintos recitales en la ciudad de Los Angeles. 

**Joni Mitchell – “Hejira” (1976)


“Hejira” creo que es el más impresionante de los impresionantes discos de Joni Mitchell. Bajo una aparente monotonía de folk y blues surgen infinitas tonalidades y climas. Está Jaco Pastorius al bajo y se hace omnipresente. También   Larry Carlton en guitarra. “Hijra” en árabe significa viaje y absolutamente todos los comentaristas hablan de este disco como un trip, música para la ruta.

Entre todas las maravillas del disco están “Amelia”, la homónima y  “Black crow”, temazo versionado después por Diana Krall y Cassandra Wilson (“soy como un cuervo negro volando en un cielo azul… buceando para recoger cada cosa brillante… en busca de amor y música…”)

Pastorius directamente copa los siguientes discos de Mitchell: el muy experimental-fusión “Don Juan´s reckless daughter” (1977) donde se suman otros Weather Report (Manolo Badrena, Don Alias, Wayne Shorter y Alex Acuña), Airto Moreira, Chaka Khan, Larry Carlton, etc. Mitchell decía que todo aquel que pasara por el estudio de grabación, ella lo ponía “a trabajar”.

También está Pastorius en el homenaje “Mingus” (1979), donde además de otros Weather Report se suman Herbie Hancock, Jan Hammer, John McLaughlin, el legendario Gerry Mulligan, Phil Woods, Eddie Gómez y Tony Williams: un elenco impagable. En el siguiente LP doble en vivo “Shadows & Light” (1980), los jóvenes Pastorius, Pat Metheny y Lyle Mays más Don Alias y Michael Brecker: directamente, imperdible, mierda! Está grabado en el Santa Barbara Bowl de California.

Como aperitivo, sin que renuncien a seguir buceando toda la producción mitchelliana, recurran a  “Hits”  y “Misses”, dos excelentes recopilaciones de 1996. Canciones memorables que recorren cuatro décadas y lucen atemporales, como eterna es Joni Mitchell. Con menos frecuencia en el actual siglo, ella ha producido desde entonces una decena de trabajos con norte siempre en el eclecticismo.

Dijo JM: “Debo escribir con mi propia sangre… lo más cercano que algo esté a mi experiencia directa lo voy a poder escribir en forma más picante o conmovedora. Si lo que cantás no significa nada para vos, no vas a conseguir nada mágico”.
 
*Carole King – “Tapestry” (1971)


Un conjunto de excelentes canciones sin estridencias de esta canta-autora neoyorkina -hoy setentona-, muchas de las cuales terminaron siendo himnos generacionales. Este fue su disco más exitoso, un clásico de los años 70: vendió millones, ganó Grammys y sus temas fueron versionados por los intérpretes más variados, por ejemplo la ultrafamosa “You’ve got a friend” por James Taylor. También  “I feel the earth move”, “It´s to late”, etc. Baladas, blues, soul y folk en dósis equilibradas. Participaron en el disco Joni Mitchell, Russ Kunkel, James Taylor y Danny Kootchmar, sobre quienes volveremos in extenso después, porque fueron parte de una misma movida musical.

Carole Klein, tal el verdadero nombre de la King, editó más de veinte discos pero fundamentalmente fue una máquina de escribir éxitos musicales –junto a su pareja Gerry Goffin- interpretados por figuras como Roberta Flack, Celine Dion, Rita Coolidge, Billy Joel y hasta The Beatles.
 
**Creedence Clearwater Revival – “Cosmo’s factory” (1970)


Quinto disco del grupo insignia del sonido sureño norteamericano. Alguno bautizó su música como “swamp rock” (rock de los pantanos): una mezcla de rock, rockabilly, soul y rhythm and blues. De algún modo una rareza porque los integrantes de Creedence eran amigos de escuela oriundos de San Francisco pero su sonido no tuvo que ver con el rock psicodélico hipón de la costa oeste. Estaba conformado  por los hermanos Tom Fogerty, en guitarra rítmica, y John Fogerty, guitarra líder, cerebro de la banda e inconfundible voz cantante.

Este trabajo contiene clásicos imbatibles como “Travelin’ band”, “Who’ll stop the rain” (uno de esos temas cachondos para prender celulares en recitales), “Up around the bend”, etc. También tiene varios covers, entre ellos  la excelente versión del clásico Motown “I heard it through the grapevine” (creo que es un tema de Marvin Gaye). Quizás este fue el mejor momento del grupo. Realmente originales, divertidos y compactos. Si les gusta, no los abandonarán más.

Los Creedence estuvieron en el Festival de Woodstock original de 1969 pero al no figurar en la película ni en su BSO, fue un hecho casi inadvertido. La formación original, con los hermanos Fogerty  más Doug “Cosmo” Clifford en batería y Stu Cook en bajo, funcionó entre 1968 a 1972 y se tradujo en ocho discos oficiales, hasta que John decidió renunciar a la banda.
 
**Grand Funk Railroad – “E pluribus funk” (1971)

Para saber quienes hacían rock pesado en serio del lado noroccidental del charco en los 70s y podían competir de algún modo con Zeppelin, The Who o Deep Purple, pueden escuchar a este power trío liderado por Mark Farner (voz y guitarra), con Don Brewer (batería) y Mel Schacher (bajo). Lo encuadro así porque el rock norteamericano, en general, raras veces fue sutil y más bien explotó aristas efectistas con baladas gancheras, movida que terminó alimentando el sonido “soft rock”. Como ejemplos aproximados, podríaa mencionarse a Poison, Twisted Sister, Foreigner y otros.
 
Los Grand Funk fueron recontra populares en USA, vendieron millones de discos y en alguna etapa los produjo Frank Zappa. Pero no toda su producción mantuvo un gran nivel. Este LP en particular es una verdadera perlita en su discografía: los múltiples efectos no le ganan a las composiciones.

“E pluribus” es una expresión latina (“de muchos”) que se usa profusamente en monedas y billetes norteamericanos como lema. Aquí la adoptaron en broma con el término “funk”.  Ilustró el disco de vinilo una moneda ad-hoc con el perfil de los integrantes del grupo. Para que se entienda, la tapa de cartulina en vez de ser cuadrada era redonda.

*Joe Cocker – “With a little help from my friends” (1969)

Este inglés nacido en 1944 en Sheffield como John Robert Cocker y que gastó escenarios varias décadas, no se hizo famoso con la ya imbancable “You can leave your hat on” de la película “Nueve semanas y media”. Era un éxito desde mucho antes.

Apenas la pegó en su país en los sesenta con este disco debut bajo el brazo, cruzó el mar y participó del primer festival Woodstock, donde la descosió con la versión de aquel tema de los Beatles, cantada en el original bobamente por Ringo Starr. Dicen que Cocker sólo podía pegar el alarido famoso que decora su interpretación en los escenarios después de calentar su garganta con unos 19 temas previos.

El tío fue el inventor del ahora gastado arte del “air guitar”, eso de hacer que tocás una guitarra imaginaria cuando cantás. Y sus movimientos casi epilépticos arriba del escenario fueron su marca registrada. Véanlo en Youtube en esa histórica actuación de Woodstock ’69.

Después de ese suceso, la discográfica A&M le armó una gira por EE.UU. con la multitudinaria banda “Mad dogs and englishmen”, liderada por  Leon Russell, que fue un éxito pero dejó a Cocker sin un dólar y a los tumbos debido al tema de sus adicciones (ver adelante).

Volviendo a “Whit a little help…”, se deja escuchar con su voz intacta y un feeling insuperable para el blues y el soul. Haciendo lo que sabía bien: versionar temas de otros autores y redimensionarlos. Por ejemplo, “Feeling alright”, un éxito de Dave Mason de la banda Traffic o “Don’t let me be misunderstood” de Nina Simone (y luego The Animals e infinidad de artistas). En la banda de apoyo del LP tocaron teclados Steve Winwood (Traffic) y Mathew Fisher (Procol Harum) y en guitarra nada menos que Jimmy Page cuando recién empezaba con Led Zeppelin y se ganaba el pan como músico de sesión.

Esta época de Joe Cocker fue inigualable, con sus blues demoledores, comparable al esplendor de su admirado Ray Charles o Janis Joplin. La discografía posterior de Cooker es bastante heterogénea: tuvo algunos éxitos para la industria del cine y abusó de baladitas insulsas. Fue un excelente intérprete de clásicos: hay que tomarse el trabajo de hallarle esas joyas en sus discos. Otro ejemplo, “You are so beatiful”, donde araña la nota final con el alma.

Creo que Joni Mitchell y Joe Cocker son los personajes del mundo del rock más indicados para escribir una biografía que  pinte su época. ¿Qué no habrán visto o vivido en los años de oro en el ombligo cultural del mundo? La Mitchell escribió algo, que dicen es medio autocomplaciente. Cocker no se, pero falleció en 2014 en su finca de Colorado-USA. Está bueno y emotivo el documental “Joe Cocker: mad dog with soul” (2017) para acercarse al tema.

**Joe Cocker – “Mad dogs & englishmen” (1970)


Disco doble en vivo que registra varios conciertos de su gira por Norteamérica después del éxito en Woodstock, en la época dorada de Cocker. Era una numerosa banda liderada por Leon Russell (teclados) y Chris Stainton (teclados y bajo) más una buenísima sección de bronces (con Bobby Keys) y siempre bien sostenido por espléndidos coros femeninos: sobresalía Rita Coolidge, luego famosa solista, que se despacha con “Superstar”, tema de Russell muy conocido por la versión Carpenters. Aparece el  tema “The letter” y covers de Ottis Redding (“I’ve been loving you too long”), Bob Dylan (“Girl from the north country”), The Band (“The weight”),  Leonard Cohen (“Bird on the wire”), “Honky Tonk woman”  de los Rolling y “She came in through the bathroom window” de los Beatles. Por si fuera poco, “Delta lady” y “Cry me a river”.

En una de esas consiguen ver la película del mismo título en algún rincón de la web: es el gran show del concierto en el histórico y ya inexistente Fillmore East de Nueva York (un teatro propiedad del evangelista Bill Graham, por el que pasaron absolutamente todas las figuras del rock entre 1968 y 1971, incluídos The Doors y Hendrix). Así podrán revivir la visita inglesa al imperio en épocas del gran jolgorio psicodélico.

**The Beatles – “Revolver” (1966)

¿Qué cosa original puede comentarse sobre The Beatles? ¿La banda rockera más exitosa y aclamada de todos los tiempos?  Significaron una ruptura musical de referencia ineludible para todo el mundo  y un crack cultural en los años 60: solo cuatro tipos cualquiera tocando la guitarra y cantando melodías y armonías insuperables, con coros subyugantes. Empezaron apoyándose en el rockabilly e inspirándose en Elvis Presley. Le insuflaron toques latinos naive a muchas de sus primeras baladas y evolucionaron usando vertientes del rock y el pop y hasta el voudeville y el music-hall. Terminaron creando un sonido tan propio que todo tuvo que compararse con ellos. Pongan su obra en contexto –la década más revolucionaria del siglo XX- y vean a cuantos les pasaron el trapo.

Los Beatles nunca me fanatizaron. Primero, me resistí a las evidencias por rebeldía a la imposición de aceptarlos acríticamente, cuando su difusión se hizo masiva. No obstante, sus álbumes fueron parte de mi adolescencia y los conozco de memoria. Hoy, me rindo a sus pies.


Para abreviar empiecen con “Beatles for sale” (1964) y “Help” (1965), donde ya están maduritos y con la adolescencia superada. Observen de que años estamos hablando y piensen en su entorno cultural. Luego, “Revolver” (1966), su disco más jugado, con reminiscencias bachianas, secciones de cuerdas y a veces de caños, alguna influencia e instrumentación hindú, guitarras grabadas y pasadas al revés. ¡Qué cantidad de recursos para componer y arreglar manejaban! La perla del LP es la revolucionaria “Tomorrow never knows” y el único error estratégico que cometieron es haber dejado fuera del disco el tema “Within you, without you”, que luego metieron en “Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band” (1967).

Cuántas cosas estuvieron de más después de The Beatles! Los ingleses de Oasis, Blur, Coldplay y tantos otros, en honor a sus “padres” deberían retirar sus discos de las bateas. Solo The Police, unas cuantas décadas después, le hizo un poco de sombra. ¿Soy injusto con Queen? Jugaban con desventaja, todo había sido inventado.
 
**The Beatles – “The Beatles” (1968)


El llamado “álbum blanco” de The Beatles, un disco doble con 30 temas que fue el primero para el sello propio Apple Records. Tiene las mejores baladas de todos los tiempos: “Blackbird”, “Julia”, “While my guitar gently weeps” y “Cry baby cry”, una canción de cuna memorable “Good night” aunque la cantara Ringo Starr, “Dear prudence” y un par de rocks imbatibles (“Revolution 1” y “Birthday”) o el implacable “Yer blues”. Las creaciones de John Lennon y de Paul McCartney empezaban a correr por separado:  empezaba a resquebrajarse la amistad y la composición en dúo, y eso se nota artísticamente en el disco, sin menoscabarlo para nada.

Quedó en el medio de mis recomendados el famoso “Sgt. Pepper’s Lonely Club Band” (1967), del cual hace poco se cumplieron sus 50 años. Por eso llovieron por estos días homenajes sobre esta obra que muchos consideran la cumbre beatle, quizás por la cantidad de innovaciones que presentó: variedad de teclados, arreglos orquestales, uso de samplers y sincronización de grabadoras. Tanto que a partir de este disco el grupo no quiso o pudo hacer más actuaciones en vivo. Como si fuera poco aporte,  el arte de tapa revolucionario (Peter Blake) con inclusión de letras. Por las   implicancias estéticas para esa época de la paz y el amor hippie, para muchos fue el manifiesto musical de los años sesenta. Pilar del llamado “rock psicodélico”: experimentación sonora, poética ligada a imágenes de infancia y realidades paralelas y estados de conciencia amplificada por químicos (Pedro Aznar sabiamente dixit). Para ser más gráficos, guitarras distorsionadas, bajos eléctricos que sonaban como un chicle estirado, viejos órganos eléctricos y las infaltables panderetas. Hablando de invenciones, otros dicen que primero fue Jimi Hendrix con “Are you experienced?” (1967). Como siempre todo es subjetivo.

Buceen además orgánicamente en “Abbey road” (1969) y “Let it be” (1970) para recapacitar y abandonar definitivamente la cumbia villera o el reggaeton.
 
**Paul McCartney – idem (1970)

Este primer disco solista de Paul McCartney fue ejecutado enteramente por él, instrumento por instrumento  mediante sobregrabaciones más algún coro agregado por su antigua mujer, Linda. Además de la voz inigualable del beatle, el disco ofrece melodías sensibles, muchas de las cuales se dice quedaron afuera de los álbumes de los Beatles, que se estaban separando en ese mismo momento. Para mí, uno de los picos más altos de la creatividad de Mc Cartney. Después de escuchar “Maybe I´m amazed”  no dejen de buscar y disfrutar la versión rockera que grabó -ya en este siglo la negra Carleen Anderson-, quizás más conmovedora que la original. Los discos posteriores de Mc. Cartney no movieron mi amperímetro personal.
 
*John Lennon – “Legend” (1997)


Y para los adoradores de John Winston Lennon (Liverpool, 1940-Nueva York,1980) y su sonido más rockero, acudan a esta recopilación para acortar camino. Tiene lo más representativo de sus pocos discos solistas: “Imagine”, “Mind games”, “Stand by me” y “Woman”. Otra alternativa para acercarse a su sonido es el CD “Imagine: John Lennon” (1998), el soundtrack del documental sobre su vida, que incluye una selección de sus creaciones antes incorporadas en la discografía beatle.

Ahora, a esos mismos adoradores les digo humildemente: quédense solo con su música, no con el relato inofensivo que le armaron para fabricar la imagen épica de Lennon. Infórmense. “¿No era un millonario el que nos había hecho imaginar un mundo sin posesiones?” Firmado: Elvis Costello.

* Cream – “Live Cream” (1970)

Igualito que el caso del guitarrista Jimi Hendrix -que ya se viene en este racconto- si acuden a las grabaciones oficiales de estudio de este legendario power trío inglés, no escucharán el mismo sonido, el mismo producto, que en sus actuaciones en vivo. En los discos está toda la impresionante psicodelia de los años sesenta, prolijita, algo contenida, con sobregrabaciones de instrumentos y adornos variados de moda en la época.

Pero vayamos por partes, dijo Jack. The Cream nació en Londres en 1966 y duró solo dos años. Para quien no sabe mucho de ellos eran nada menos que Eric Clapton (el dios pagano de la guitarra del blues & rock) en pleno ascenso, Jack Bruce (bajo y voz líder) y Ginger Baker (con su particular y recargado sonido de batería). Un típico “supergrupo” (*), formado por figuras destacadas. En las encuestas musicales de la época ellos ganaban de punta a punta como los mejores instrumentistas de rock. Un imparable power trío que duró hasta que sus egos chocaron y se separaron. No dejen de comparar que estaban haciendo en esos años The Beatles, Hendrix, Led Zeppelin o Pink Floyd: eso resalta aún más la originalidad de la propuesta de Cream.
 
Vale la pena profundizar sus LP “Fresh Cream” (1966), “Disraeli gears” (1967) y “Wheels of fire” (1968): resulta complicado recomendar el mejor pero ofrecen temas inolvidables. Les dije que hacían rock psicodélico, género difícil de explicar tantas décadas después: es lo que se escuchaba con The Doors, The Grateful Dead, Jimi Hendrix, para acercarnos al enigma. A Cream les encontrarán también blues tradicionales reversionados (“Rollin’ and tumbling”, “Spoonful”, “Cat´s squirrel”, “Born under a bad sign”) y otros covers.

Volviendo a la afirmación inicial, en el escenario eran tres músicos avasallando, desatados a la improvisación. Comparen los temas “Sunshine of your love”, “White room” o “Strange brew” originales, grabados en estudio, con el sonido de este recomendado disco en vivo de temas larguísimos y con impronta casi jazzera, como se usaba entonces. En varios pasajes podrán escuchar auténticas zapadas de estos tres monstruos, al mejor estilo de aquellos años rockeros. Lo mismo que copiaban aquí Pappo´s Blues, Manal o La Pesada del Rock & Roll. Aunque las ediciones en vinilo en el Tercer Mundo no abundaban en data, estas grabaciones se hicieron durante su gira por San Francisco-USA (en el Fillmore West y  en el Winterland), en marzo de 1968. “Lawdy mama” es el único tema en estudio incluído en el LP. Suena impresionante el blues “Tiempo somnoliento”: el solo de Eric Clapton más emocionante que he escuchado.


Hace poco me enteré que habían sido editados Live Cream II (1972) y Live Cream III con más tracks de esas actuaciones  y otras de la misma gira en el oeste norteamericano. El III fue grabado en Oakland-USA, en octubre de 1968. Creo que jamás se vendieron en la Argentina.

(*) el término supergrupo (que no figura en el diccionario de la Real Academia Española) se usó por primera vez en términos musicales en 1968 cuando se grabó el disco “Super Session”, donde participaron Al Kooper, Mike Bloomfield y Stephen Stills. Describe a bandas nuevas formadas por músicos ya consagrados en formaciones anteriores o a nivel individual.
 
*The Who – “Who’s next” (1971)


Hard rock y baladas de Pete Townsend y Roger Daltrey, líderes de este grupo ícono de la ya prehistórica movida mod londinense. Una cultura pasajera de chicos ingleses de clase media que montaban en motos scooters, vestían remeras Fred Perry y pantalones chupines y calzaban zapatos Clarks o de bowling, digna de investigación para quienes no se enteraron.

Absolutamente todo indica que es el mejor disco de The Who, con temas inoxidables que las nuevas generaciones escuchan subliminalmente en propagandas y programas de TV. En la recordada tapa, los integrantes del grupo posan después de orinar un monolito, que uno podría asociar al de “2001-Odisea en el espacio” de Stanley Kubrik. Completen el panorama musical del combo con “The ultimate collection” (2002), recopilación que agrega los mejores temas de la famosa ópera “Tommy” (1969), la excelente versión del clásico “Summertime blues” de Eddie Cochran, el himno “My generation” y el refrescante hit “Pictures of Lily”. 



Hablando de "Tommy", como su impacto fue muy grande en aquellos años, fue llevada al cine en 1975 como musical por el exótico director Ken Rusell. Sería un lindo ejercicio setentista que la vieran. Actuaban y cantaban en el film Tina Turner, Oliver Reed, Ann Margret, Jack Nicholson, Eric Clapton, Elton John y los integrantes del grupo, con Daltrey haciendo el papel principal. Una rareza, visto a la distancia, realmente. Es cierto que le ganaron de mano a "The Wall" de Pink Floyd pero cada uno opinará distinto respecto a la profundidad y vigencia de las obras. Y siguiendo con los musicales rockeros de aquellos años que animaban nuestras noches, no dejemos de mencionar los productos norteamericanos "Jesucristo Superstar" (Norman Jewinson-1973), "Un fantasma en el paraíso" (Brian de Palma-1974) y "Hair" (Milos Forman-1979).  Todos antes o después, exitosos sucesos del teatro de Broadway. A por ellos con visión benevolente, por favor. 
 
*Janis Joplin – “Pearl” (1971)



Potente cantante blanca de blues y soul norteamericano (1943-1970) digna de rescatar del olvido. Sin competencia femenina durante su reinado en el ambiente musical de la época, tuvo una vida agitada. Se independizó de su familia y en Austin-Texas y luego San Francisco se largó a cantar blues en pleno auge hippie, compartiendo ruta con Jefferson Airplane y Grateful Dead. Empezó como integrante de la banda Big Brother and The Holding Company, con quienes arrasó en el legendario Festival de Monterrey Pop de 1967, antecedente necesario de Woodstock de 1969, donde también actuó. Ya como líder de los Big Brothers grabó dos discos (el homónimo y “Cheap trills”). Hizo uno más con la formación Kozmic Blues Band, llamado “I got dem ol´Kozmic blues again mama!”.

Al morir jóven pasó a integrar el mítico “club de los 27” por desaparecer a esa edad, igual que Brian Jones, Jim Morrison, Jimi Hendrix, el blusero Robert Johnson (que inspirara el film “Crossroads”), Amy Winehouse, Alan Wilson, Kurt Cobain y unos cuantos más (incluído el autóctono Rodrigo Bueno).

“Pearl” fue su cuarto disco, que salió unos meses después de la muerte de la Joplin y estuvo primero en los charts. Aquí el acompañamiento estuvo a cargo de la Full Tilt Boogie. Contiene la hermosa “Mercedes Benz” cantada a capella (la última canción que grabó), “Move over” y la mítica “Cry baby”.  El disco fue reeditado en 1999, remasterizado y con un contenido mucho mayor que el original, incluyendo algunos tracks en vivo.

*Humble Pie – “Smokin’” (1972)

Grupo inglés de blues y hard rock con dos violas al frente y reminiscencias stone. Casualmente o no, fueron manejados al principio por el ex manager de los Rolling, Andrew Oldham. Comandados por Steve Marriot, en guitarra y voz líder, también tuvo en sus filas al luego rockstar Peter Frampton, en los primeros discos. No está justamente Frampton en este LP pero figuran como invitados los conocidos Alexis Korner y Stephen Stills. Contiene temas repletos de riffs pegadizos (like Pappo!), buenos coros y excelentes intervenciones de teclados acústicos o eléctricos. Sobresalen “The fixer”, “C’mon everybody” y “30 days in the hole”. Como tantos otros intentos, se reagruparon en los 80s, sin alcanzar mayor éxito. Marriot  murió en 1991.
 
*Jimi Hendrix – “Band of Gypsys” (1970)


¿El mejor violero de rock de todos los tiempos? Muy pocos entendidos disienten con la idea. Jimi Hendrix, el moreno zurdo y autodidacta de la Fender Stratocaster, nacido como James Marshall Hendrix en Seattle-USA (1942). Primero acompañó como instrumentista a los grupos de Little Richard, Curtis Knight e Isley Brothers. El voluminoso material que podemos escuchar de su carrera solista Hendrix lo produjo en solo cuatro años, aunque en ese corto lapso le hayan editado solo tres producciones grabadas en estudio y una en vivo. Esos discos llegaban al Tercer Mundo en cuenta gotas, algunos meses e incluso años después de lanzados en el hemisferio norte. Los editados con posterioridad a la muerte temprana de Hendrix (el 18/09/70 en Londres, a sus 27 años) fueron armados con grabaciones que las discográficas habían descartado inicialmente y con ensayos de entrecasa rescatados de baúles.


Recién en 1995 la familia de Hendrix -una vez obtenidos los derechos sobre su obra- pudo hacerse cargo de su reedición inteligente, luego de rastrear por cielo y tierra las cintas originales con todo lo que el guitarrista grabó. Después, convocaron a Eddie Kramer, quien había sido el ingeniero de grabación original de la obra de Jimi. Un cotizadísimo profesional  que trabajó para los grupos y solistas de rock más importantes de la historia: desde Beatles a Stones, de Bowie a Clapton, Cocker y Santana, The Kinks a Zeppelin. Kramer entonces ecualizó desde cero y remasterizó todas las cintas originales de las grabaciones de JH con tecnología que antes no disponía. Una reparación histórica.

¿Cómo ser selectivo y recomendar pocos discos de Hendrix?  Los tres LP en estudio salieron como “The Jimi Hendrix Experience”, en formación de trío con los ingleses Mit Michell en batería y Noel Redding en bajo. “Are you experienced?” (1967), “Axis: bold as love” (1967) y “Electric Ladyland” (1968). Son de escucha imprescindible porque así sonaba el rock en esa época, bien psicodélico, bien “hipón”. Y porque están las versiones originales de “Hey Joe”, “Purple haze”, “Red house”, “Manic depresion”, “Little wing”, “Crostown traffic”, “All along the watchtower” o “Voodoo child”.

El caso de Hendrix repite el caso de sus contemporáneos Cream, el grupo inglés de Eric Clapton, Ginger Baker y Jack Bruce: sus grabaciones en estudios atenuaban la efervescencia del sonido libre y salvaje que se les escuchaba sobre los escenarios. Habían varios motivos. Por un lado, la tecnología del momento no permitía “envasar” toda la información sonora producida por los instrumentos eléctricos en un vinilo o en cintas de casettes. Era algo indomable para los ingenieros de sonido: tenían que recortarla forzosamente. Pero también, las discográficas querían brindar cierta “seguridad” al oyente promedio como una manera de imponer el producto en los medios masivos de difusión para vender más. El sonido salvaje de Hendrix, con esos solos de guitarra tan pasionales como kilométricos, eran demasiado para las radios y el gusto medio de la época. Hagan la prueba de escuchar las versiones de estudio de los temas mencionados arriba con alguna de sus grabaciones en vivo. En estas perfomances en vivo es donde Hendrix nos brinda su verdadera potencia y ‘feeling’. En ciertas tomas de estudio de las desechadas por las discográficas mientras el genio vivía también pueden detectar ese espíritu. Por ej. en “Loose ends” (ver abajo).

Empiezo por “Band of Gypsys” (1970), el LP en vivo aludido arriba por haber sido editado en vida de Hendrix con el nombre del trío que agrupó en ese momento: Buddy Miles en batería, voz líder o coros (una voz tremenda muy superior a la desbocada de Jimi), el gran bajista Billy Cox (viejo amigo de la colimba suyo, con quien había tocado varios años antes) y Hendrix. Está grabado en el mítico y ya inexistente Fillmore East de Nueva York el 01 de enero de 1970, sobre el final de la carrera de JH. Fue una formación efímera y sucesora de “Gypsy Sun & Rainbow” que lo acompañó en Woodstock en 1969, con la novedad de Miles. Dice por ahí que el nombre “gypsy” era un homenaje al guitarrista gitano Django Reinhardt.

El mismo Hendrix dijo que no había sido una actuación que lo dejara conforme, que Buddy Miles había “sanateado” demasiado, que no debió ser publicado y fue una obligación contractual que tuvieron que cumplir con la discográfica. La grabación debió ser emprolijada por Eddie Kramer, porque fue un recital sonoramente despelotado. Los temas del grupo eran nuevos e insinuaban un cambio de rumbo musical luego de los 3 discos de estudio de Experience en circulación. No todos esos temas llegaron después a ser grabados en estudio.  

A pesar de todo eso, para muchos críticos es uno de los mejores discos de rock en vivo de la historia. Se destacan la aplanadora “Power to love” y “Changes”. Otros eligen “Machine gun”.

**Jimi Hendrix – “Isle of Wight” (1970)


Esta otra actuación en trío fue captada en un festival realizado en esa isla británica el 30 de agosto de 1970, unas dos semanas antes de la muerte de Hendrix. Con Bill Cox en bajo y el retorno de Mit Mitchell en batería, una formación sucesora de Band of Gypsys. Nuevamente Hendrix desvalorizó su propia actuación –coincidiendo con muchos periodistas especializados- pero para  mi “Isle of Wight” es un paredón de rock, otra aplanadora, en gran parte gracias al aporte de su base: me encanta Cox. Digan lo que digan, es mi disco preferido de Hendrix.

Una justificación razonable a esas contradicciones es que, originalmente, este LP salió en vinilo con una selección de las seis mejores tomas del recital que rayaba en la perfección: “Midnight lightning”, “Foxy lady” y “Lover man” más  “Freedom”, “All along the watchtower” de Bob Dylan más la poderosísima  “In from the storm”. En la tapa, una foto hermosa de nuestro héroe, que dicen en realidad fue tomada durante un recital en Berlin.


Añares después salieron CD y DVD del recital con el título “Blue wild angel at the isle of Wight” dirigida por Murray Lerner (2002). Esta producción contiene algunos reportajes y la actuación completa, que incluye la excelsa “Hey baby” -el mejor tema de Hendrix- en una versión despareja. También “Purple haze” y “Voodoo child”, hecha de taquito. Toca “God save the Queen” a la manera que había hecho “Star spangled banner” en Woodstock (ver adelante).  Y aunque a veces baje un poco el nivel igual le sobra paño y permite disfrutarlo en imagen. ¡No habrá ninguno igual!
 
*Jimi Hendrix – “War heroes” (1972)


Fue el 3er. álbum post-mortem con temas grabados en estudio que no formaron parte de los publicados durante Hendrix en vida, aprovechando la  bolada de su muerte rockera. Con Billy Cox y Noel Redding en bajo y Mitch Mitchell en batería. Algunos temas están repetidos en el remasterizado “First ray of the new rising sun” (1997). Está su interpretación de la conocida “Peter Gunn catastrophe” de Henry Mancini, “Izabella”, “Midnight” y la poco difundida y extraña “Three little bears”.


¿Una rareza más? Hendrix era ambidextro pero prefería puntear con la zurda su Fender Stratocaster para diestros. Por eso se ven sus guitarras con las perillas para arriba, el clavijero para abajo y con las cuerdas colocadas en sentido contrario. La prestigiosa firma de guitarras Fender tiene entre sus modelos denominados “signature”, uno llamado Tribute Jimi Hendrix, a modo de homenaje. 
 
*Jimi Hendrix – “Loose ends” (1974)


Otro típico rejunte post-mortem de temas en estudio hecho por Polydor en Inglaterra. En distintos países salió con diferentes tapas y años después lo reeditaron bajo el nombre “Jimi Hendrix Album”. Agrupa una  parte de su rompecabeza discográfico que bien vale la pena escuchar. Baladas, blues, funk, hard rock. Tiene tracks grabados mayoritariamente con la formación Band of Gypsys (Buddy Miles-Billy Cox),  están también Noel Redding y Mitch Mitchell, de Experience. Se destacan la impresionante la versión de “Blue suede shoes” de Carl Perkins y la de “Born a Hootchie Kootchie man” (en “Radio one” hay otra pero esta es demoledora)
 
**Jimi Hendrix Experience – “Radio one” (1988)


Contiene versiones alternativas grabadas entre febrero y diciembre de 1967 en apariciones en la radio y en el teatro de la BBC de Londres. Era una tradición que los grupos consagrados pasaran por esa radio oficial inglesa y grabaran al toque canciones e incluso covers de otros intérpretes. En general el disco contiene temas ya difundidos y conocidos en otras publicaciones (por ejemplo “Purple haze”, “Fire”, “Spanish castle magic”, para nombrar tres), que suenan más desenfadadas y a veces superan a las versiones originales. Tocan aquí Mitch Mitchell, Noel Redding y ayudan Trevor Burton y Jimmy Leverton en voces. Hay un tema de Howlin’ Wolf y otro de Curtis Knight. Con una excelente versión de “Day tripper” de Lennon-Mc Cartney, con el mismísimo Lennon haciendo coros. Y está “Hoochie koochie man” con Alexis Corner. Existe un disco posterior –que no pude escuchar- más extenso y completo que recopila estas grabaciones, llamado justamente “The Jimi Hendrix Experience-BBC sessions” (1998). ¡A por él!
 
*Jimi Hendrix – “First ray of the new rising sun” (1997)


Recordemos que el último disco de estudio publicado en vida de Hendrix fue “Electric Ladyland” (1968). Comparado con los dos anteriores oficiales “Are you experienced?” (1967) y “Axis bold as love” (1967) -siempre acompañado por Noel Redding y Mitch Mitchell-, “Electric Ladyland” parecía reflejar un cierto agotamiento compositivo de Hendrix. Aunque se destacan “Voodoo child” y la hermosa versión de “All along the watchtower”, el tema de su ídolo Bob Dylan, no tenía muchos ganchos para la difusión. Agregaba algunos coros, el saxo de Chris Wood y el Hammond de Steve Winwood en algunos tracks.

Hendrix era un simple guitarrista de acompañamiento en Estados Unidos. No lo conocía nadie. Cuando se largó a probar fortuna por las suyas en Nueva York fue descubierto en 1966 en el Café Wha del Village por Chas Chandler, un músico inglés integrante del grupo The Animals (de Eric Burdon). Se lo llevó a Londres con promesas de contratos. "Conocés a Eric Clapton?" le preguntó Hendrix para terminar de convencerse.  Luego de rascar la olla unos meses se convirtió en sensación en todos los pubs del swinging London. Lo iban a escuchar por las noches todos los Beatles y los Rolling Stones. Pete Townshend de The Who y Clapton no  podían entender el sonido que Hendrix le sacaba a su guitarra, su uso del wah wah y el feedback y morían de envidia. Para colmo, su recurso de puntear las cuerdas con los dientes era para los ingleses casi un espectáculo cirsense que pagaba solo la entrada. Un tiempo después inventó eso de quemar su guitarra en el escenario al final del tema "Fire", chorrito de bencina mediante. Después de lograr el éxito en Inglaterra y ya con discos editados, le tocaba  terminar de convencer en su propio país. Su consagración en casa y puntapié inicial fue el festival de Monterey (junio 1967) con Ottis Redding, Janis Joplin, The Who, Ravi Shankar, Simon & Garfunkel, The Mamas & The Papas, Grateful Dead, etc.: la primera convocatoria masiva del rock, precursora de Woodstock.

Como dije antes, al morir Hendrix el 18/09/70 en Londres a sus 27, sus productores empiezan a editar varios discos revolviendo cajones con cintas no editadas o descartadas, cosa de aprovechar monetariamente el funesto suceso.  En febrero de 1971 las discográficas presentan de apuro como disco póstumo “Cry of love”, y también largan “Rainbow bridge” y “War heroes”.

“First ray of the new rising sun” fue el primer producto serio editado décadas después con el trabajo de la familia y de Eddie Kramer, antes citado. Hubiera sido el cuarto disco de estudio, el que planeaba sacar Hendrix con el último material que trabajaba, aunque quien sabe que tracks hubiera dejado afuera. Es casi un disco doble y aseguran que lleva el título que tenía previsto. Básicamente es “Cry of love” completado con siete tracks más “Rainbow Bridge” y de “War heroes”. Lo grabó en el estudio Electric Ladyland de Greenwich Village-Nueva York, que se había hecho construir Hendrix cuando no era moda que un artista tuviera uno propio.


El disco tiene mucha sobregrabación de guitarras y numerosos invitados. Suena espeluznante “Hey baby (new rising sun)”, para mí el mejor tema de Hendrix grabado en estudio. Además,  “Ezy rider”, “Angel”, “Freedom” y “My friend”. Participaron básicamente Mitch Mitchell en batería y Billy Cox en bajo –mitad Experience mitad Gypsy-  más The Ghetto Fighters (coro) y otra vez Stevie Winwood y Chris Wood del grupo inglés Traffic, Stephen Stills, etc. Todos los amigos que encontró a mano en NYC.

**Jimi Hendrix – “Jimi Hendrix at Woodstock” (1999)


Grabación casi completa de su actuación en el famoso festival de Woodstock de 1969, editada recién en 1999. Hasta entonces -que yo sepa- para escuchar algo de su show allí tenías que recurrir a los volúmenes I y II de la banda de sonido original de la película homónima (cuyo comentario encontrarán en el capítulo BSO, adelante). Seguramente, cuestión de derechos.


El CD viene con un hermoso y completo libro interno. El grupo fue presentado como “Jimi Hendrix Experience” pero ese trío en realidad ya estaba desarmado. Aquí estaban Billy Cox, Mit Mitchell, Larry Lee en segunda guitarra y dos percusionistas -verdadera rareza en los grupos de JH-, una agrupación bautizada como “Gypsy Sun & Rainbows”, que le duró muy poco. Las interpretaciones que más me llegaron siempre fueron “Vilanova junction” (uno de los melancólicos cierres de la película Woodstock) e “Izabella”, pero suenan fuerte también “Spanish castle magic” y “Jam back at the house (beginnings)”. Ah! Me olvidaba mencionar la sorprendente versión de “Star spangled banner”, el himno norteamericano, plagada de metralletas y bombas arrancadas de su Fender e inspiradas en la guerra de Vietnam. Hendrix era un tipo volado y poco politizado pero esta interpretación -que introducía a “Purple haze”-  fue más revolucionaria que mil palabras en boca de políticos. 
 
**Santana – “Abraxas” (1970)


Carlos Santana es un guitarrista de sonido incomparable: emocional, espiritual y alegre, por latino y no sajón. Sensual con pocas y alargadas notas.  Imprescindible del rock, abrió un camino musical originalísimo.

Ya se sabe, Santana nació en Jalisco-México pero de chico su familia se instaló en San Francisco-USA en los tempranos 60, epicentro de la explosión hippie y la psicodelia: el lugar justo, en el momento justo. Su aparición artística fue una bomba parecida a la de Hendrix, arrojada por la colectora que les dejaron transitar los arrolladores Beatles y Stones.

Santana tiene una cantidad impresionante de discos de ventas millonarias editados en su larga carrera y  fíjense Uds. que -por no cantar bien- por ellos desfilaron infinidad de vocalistas (Hendrix también cantaba mal, pero se animó a ir al frente). A Carlitos con su música y su espectacular sonido de guitarra le bastó para tener total vigencia durante cinco décadas. Porque cuando suena su Gibson 335 en una radio, sabemos que es Santana y nuestros pies se mueven al toque. Terminó siendo indiscutible, subyugando al primer y al tercer mundo por igual. 

El primer LP de su grupo salió simplemente como “Santana” (1969) con el éxito “Evil ways” (difundido en el sur como “Malas costumbres”) y la impresionante “Soul sacrifice”, la misma con la cual rompieron la cabeza de todos en el legendario festival de Woodstock, donde subieron sin tener un vinilo grabado bajo el brazo todavía. Fueron la gran apuesta del promotor Bill Graham (fundador de los míticos Fillmore West en San Francisco y Fillmore East en Nueva York y manager de Grateful Dead, Zeppelin, Hendrix, Joplin y otros monstruos). La formación en esa actuación memorable incluía a Carlos Santana, Gregg Rolie (voz principal e inconfundible teclado Hammond),  Dave Brown en bajo y Mike Shrieve en batería más la implacable dupla de percusión José “Chepito” Areas y Mike Carabello (¿la más famosa de la historia del rock?), en timbales, congas y chiruflecos.

Si bien aquel ya era un discazo que hay que escuchar sin dudar, que podría decirse de este “Abraxas” con “Mujer de magia negra/reina gitana” (de Peter Green), “Oye como va” (de Tito Puente), la menos difundida pero impresionante “Incidente en Neshabur” y, pónganse de pie, “Samba pa’ti”: ¿escucharon alguna vez un tema instrumental con semejante melodía que exprese tanto sentimiento? Una guitarra eléctrica para expresar un bolero, como si fuera la más sensual voz. “Abraxas” es una avalancha de música de fusión. Mantiene aquella formación inicial.

Rescataba la contratapa del disco un fragmento del libro “Demian” de Hermann Hesse: "We stood before it and began to freeze inside from the exertion. We questioned the painting, berated it, made love to it, prayed to it: We called it mother, called it whore and slut, called it our beloved, called it Abraxas...." >>> “Nos paramos frente a él y comenzamos a congelarnos por el esfuerzo. Cuestionamos la pintura, la reprendimos, le hicimos el amor, le rezamos: la llamamos madre, la llamamos puta y puta, la llamamos nuestra amada, la llamamos Abraxas...”  Y en otro rincón: “El pájaro rompe el cascarón. El huevo es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas…” Parece ser que Abraxas era una deidad mitológica que es buena y mala, divina y  demoníaca, a la vez.

Edita después el nada desdeñable “Santana 3” (1971), donde se anima a meter bronces (para eso llamó a los Tower of Power). En el sur lo publicaron como “Tabú”, con la aplanadora “No one to depend on”, “Toussaint  l´overture” y “Guajira”. Con “Caravanserai” (1972) comienza Santana una etapa de musicalmente distinta, quizás más ambiciosa, enfilada al jazz-rock y al ambient. Siempre con buen gusto pero con menos hits (*) para alardear y menos ventas, también. El grupo aún conservaba a los legendarios Shrieve, Rolie y Chepito Areas, sumando ahora a Doug Rauch y Armando Peraza. Fue una época de peleas y separaciones en el grupo original. El disco contiene un buen cover de Antonio Carlos Jobim (“Flor de piedra”). 

(*) “hit” es para nosotros sinónimo de canción exitosa o muy difundida con el cual un grupo “la pega”. En inglés significa también ser alcanzado por un balazo. 

**Santana –“Welcome” (1973)



Nuevo paso adelante. Continuidad de Caravanserai con pinceladas brasileras.Tremenda “Samba de Sausalito”, para escucharla un día entero. Feliz hallazgo la voz líder de Leon Thomas (comparable a nuestro inquilino uruguayo Rubén Rada). Tom Coster ya está al mando de los teclados, complementado por Richard Kermode. En batería Shrieve o Tony Smith, Pedraza, “Chepito” y Doug Rauch,con John McLaughlin, Joe Farrell en flauta y la gran Flora Purim en algunas pistas. Santana la juega más como un director de orquesta que disuelve su ego en beneficio del conjunto. 

Pasaron las décadas y muchos discos suyos bajo el puente. No sostengo que todo fue en vano, pero sus obras entraron en un tobogán algo impersonal, repetitivo, más comercial y menos experimental, aunque su guitarra siga sonando siempre personalísima: tonos vigorosos y cálidos a la vez y gran velocidad sin perder contacto con la melodía nunca. 

En Marathon (1979) o Zebop! (1981) suena parecido  a la música de la saga “Rocky”, tirando siempre carnadas para pegarla con otro hit como “Samba pa´ti” y consiguiéndolo pocas veces. Quizás sea un buen ingreso para las nuevas generaciones el aggiornado “Supernatural” (1999) para el sello Arista, donde comparte cada tema con distintos intérpretes modernos (ej. Maná, Dave Mathews, Lauryn Hill, etc.) encajándolos con elegancia en el sonido Santana. Con este disco ganó ocho Grammys e igualó en número de ventas récord de Michael Jackson con “Thriller” en 1983. 

En “Santana IV” (2016) volvió a juntar a sus compañeros sobrevivientes de los setenta (Gregg Rolie, Neal Schon, Mike Carabello y Michael Shrieve… “Chepito” quedó afuera del convite, condenado por la justicia con cargos muy jodidos con menores).  

Pude ver a Santana dos veces en Buenos Aires en octubre de 1973, con mis amigos de escuela secundaria, con pocos días de diferencia: en el viejo “gasómetro” de madera cuervo de Av. La Plata (hoy hipermercado “Carrefour San Lorenzo”) y en el Luna Park. En la formación estaban Carlos Santana, Doug Rauch, Mike Shrieve, Tom Coster, Richard Kermode y Leon Thomas, “Chepito” Areas y Armando Peraza. Para recrear el sonido de esos recitales se puede escuchar “Lotus” (1974), que es lo mismo pero grabado en vivo después en Osaka, Japón, en la misma gira y con idéntico elenco. Fue una locura para nuestra generación: el primer recital de un grupo de rock internacional –en pleno éxito- que arribaba al cono sur, cuando acá pugnábamos por escuchar los pocos discos del género que se editaban en la Argentina más allá de Beatles y Rolling, a los codazos contraculturales contra la música habitual de los medios (la música comercial tipo chicle o lo tradicional, el folklore y el tango).  Hablando de discos en vivo de Carlitos, otro emocionante es el doble “Moonflower” (1977), grabado en el London´s Hammersmith Odeon, donde pueden escuchar solos de guitarra memorables.

Cuando Santana volvió a mi ciudad en 1993 me lo perdí por voluntad propia, suponiendo que no me sorprendería, pero fue un recital muy bueno en la cancha de Vélez Sársfield (29/05/93): lo pude comprobar porque fue transmitido después completo por TV, lo cual subsanó parcialmente mi error. También se puede reproducir muy bien esa actuación escuchando el excelente CD “Sacred fire-Live in South América” (1993), porque fue grabado en vivo durante esa gira y con los mismos integrantes. Santana vino por tercera vez a Buenos Aires en 2006, con un recital en el Campo Argentino de Polo de Palermo.
 
*The Doors – “The Doors” (1967)


Cuando las circunstancias vitales de los integrantes de un grupo musical son más altisonantes que su obra, se termina hablando más del mito que disfrutando su arte. The Doors fue un cuarteto de Los Angeles pionero de rock psicodélico, entendiendo por esta vertiente la inspiración sonora y poética ligada al uso de drogas. Era el cenit de la cultura hippie en San Francisco y al innovador LSD –que no estaba prohibido y prometía abrir las puertas de la percepción- le hacían campañas publicitarias.

Jim Morrison, el baluarte de esta banda, murió a los 27 años como parecía requerirlo la tradición rockera más épica: “vive rápido, muere jóven y deja un cadáver bonito” dijo alguien. Su voz no era espectacular pero con su facha, histrionismo y delirios públicos le dio carácter de leyenda a la cosa. Para acercarse a su historia pueden ver “The Doors”, la película de Oliver Stone de 1991, también controversial. 

El grupo se apoyaba en el interesante aporte creativo del organista Ray Manzarek y el sonido particular que aportaba su teclado con influencias clásicas. Como el cuarteto no tenía bajista, Manzarek marcaba los ritmos con su mano izquierda en su Fender Rhodes cuando actuaban en vivo, pero para grabar discos contrataban a uno. 

La lírica se inspiraba en poetas oscuros como Rimbaud, Verlaine o Blake y escritores también psicodélicos como Aldous Huxley.  

No puede soslayarse una escucha sistemática de The Doors. Me someto a la opinión generalizada de recomendar este álbum debut de la banda. Contienen las conocidas “Light my fire”, “Break on through (to the other side)” y “The end”. Como recopilaciones para indagar tienen “Greatest hits” (1996), “Box set” (1997) y “The very best of The Doors” (2001). Ah! Escuchen la buena “Hello, I love you” y “All day and all the night” de The Kinks. Estos pioneros del hard-rock la hicieron primero.  

La misma indiferencia que The Doors me produce The Grateful Dead, símbolos también de los sesenta tardíos en el imperio pero más identificados con el hippismo clásico que los primeros. Les paso a ustedes la inquietud de buscarlos. The Grateful Dead eran también del oeste norteamericano, estaban liderados por el mítico guitarrista Jerry García y aún hoy siguen teniendo oleadas de fans en Estados Unidos. Es un rock más directo con vetas de blues y folk, para mí con menos sorpresas que los Doors. Pero ambas bandas fueron emblemáticas de la juventud norteamericana que gozó de la llamada primavera del amor y sufrió a la vez el infierno de la guerra en Vietnam. Al mismo tiempo y hace tanto. Otra tarea para el hogar: The Jefferson Airplane.
 
**Steve Wonder – “Visiones interiores” (1973)


Cantante y músico moderno y completo si los hay, navegante del sonido Motown, del rythm & blues, el pop, el funk y el soul. Por algo le pusieron “maravilla” a ese niño prodigio Stevland Hardaway Judkins Morris, nacido en 1950 y oriundo de Michigan-USA. Ciego de nacimiento.

“Innervisions” es un disco prolegómeno de sus grandes éxitos comerciales. Desde que descubrí su salsero “No te preocupes” (Don´t  you worry ´bout the thing) y cada vez que lo escucho, no puedo dejar de mover mis pies y tararearlo. También trae el jazzy “Too high”, “Living for the city” y “Higher ground”. 

**Steve Wonder – “Songs in the key of life” (1976)


Si, es el doble disco LP sello Motown que contiene “Isn´t she lovely”, el éxito aparentemente tonto que era la punta del ovillo de un apabullante paseo por la música negra contemporánea. Por favor escuchen el swing de “I wish”, la polenta del instrumental fusión “Contusion”, el homenaje en “Sir Duke” y  la belleza hecha canción en “As” (con Herbie Hancock en el Fender Rhodes), “Ordinary pain” o  “Have a talk with God”.

Este disco multipremiado, que vendió más de 10 millones de copias, inicialmente iba a llamarse “Let´s see life the way it is” y fue casi revolucionario por el uso de los sintetizadores, que se agregaron al histórico clavinet  Hohner que identifica por si solo el sonido Wonder. Posee una portada de disco bastante fea y contiene algún tema insípido –seguramente para demostrar que Wonder es humano-. Pero esto es quejarse de gordo aquí, si esto es una maravilla que no se repetirá así nomás. 

La edición de vinilo que compré en la Argentina en aquellos tiempos contenía además dentro un “doble” pequeño o extended play-EP con cuatro temas, con la impresionista y bellísima “Easy goin’ evening (my mamma´s call)”, un instrumental con una clase magistral de armónica. Su contenido después fue incluído en posteriores ediciones del CD. En el equipo de grabación estuvieron Herbie Hancock y Greg Phillinganes en teclados, y Michael Sembello y George Benson en guitarras. 

Steve Wonder es tan indiscutido como The Beatles y éste es uno de los mejores discos de la historia de la música contemporánea.


**Steve Wonder – “Song review. Greatest hits collection” (1996)


Merece saberse que Steve Wonder sacó su primer disco en 1962, a sus doce años y  después sacó algunas decenas más. Esta recopilación contiene muchísimas perlas: “Lately”,  su mejor balada, y “Master blaster”, un reggae perfecto dedicado a Bob Marley (extraídos del LP “Hotter than july” de 1980). Repite las plúmbicas pero inevitables “I just called to say I love you” de la banda sonora de la película “The woman in red” y “Part time lover”, pero agrega “My cherie amour”, “You are the sunshine of my life”, el inoxidable himno funk “Superstition” y “For your love”. Mamita! Como si fuera poco, además de regalarnos tantos éxitos de este genio reconocido por todos los músicos del mundo- “Song review…” recopila algunos temas antiguos de Wonder muy souleros de los ´70. Para seguir en esta senda de disfrute, consigan “Love songs 20 classic hits” (1985).
 
*Jeff Beck Group – “Beck-Ola” (1969)

Geoffrey Arnold Beck (Londres, 1944-2023), más conocido como Jeff Beck, fue un guitarrista de renombre que influenció a varias generaciones de cultores de las seis cuerdas eléctricas. No exagero, porque además de ser un pionero del blues inglés, del hard rock e incluso el progresivo-  ha sido un eximio instrumentista admirado por sus pares. Un clásico. Y, por lo poco que uno sabe, un viejo desparpajado que se rió siempre de las convenciones de sus amigos de la farándula. Lo que no es habitual entre los artistas.

En los 60s ya estaba dando vueltas y alternó en la banda The Yardbirds con Eric Clapton y Jimmy Page.  Justamente con los Yardbirds y haciendo “Stroll on”, salía rompiendo su eléctrica contra un parlante en un sórdido sótano, escena memorable del film “Blow Up” de Michelángelo Antonioni (no te la pierdas en Youtube). Beck ha sido el inoxidable compañero de andanzas de los Stones, los Beatles y Zeppelin.

Su sonido e intereses musicales fueron cambiando con sus producciones: las hay enteramente instrumentales y otras con vocalistas invitados. Hizo incluso una dedicada al rockabilly. A pesar de la complicación que suma esa cuestión, me inclino por seleccionar primero este “Beck-Ola” de 1969 porque tiene un sonido rock y blues pesados muy propio de la época, que influyó mucho por estas lejanas tierras del sur en nuestro primigenio rock nacional. Presenta una de las primeras agrupaciones a las que denominó “Jeff Beck Group”: aquí militaban Nicky Hopkins en piano, un muy buen Ron Wood en el bajo y un jovencísimo Rod Stewart  rockeando y todavía nada ‘glam’. Logran una muy convincente versión del cuadrado “Jailhouse rock”, hit de Elvis Presley y mata “Rice pudding”. El grupo giró con este disco por EE.UU. pero Stewart  y Ron Wood pegaron el portazo y se fueron a The Faces al poco tiempo. Dicen que por eso no actuaron en el festival Woodstock original, aunque estaban anunciados. Hopkins estuvo igual, pero con Jefferson Airplane. Luego integró el staff de los Rolling Stones.

Pueden después hurgar el nada desdeñable “Wired” (1976), producido por George Martin, con Narada Michael Walden y Jan Hammer, batero y tecladista ex Mahavishnu Orchestra, respectivamente- volcando influencias progresivas del momento que Beck incorporó gustoso. Adelantan conceptos del LP “Live” (1977) y se mandan una versión muy buena de “Goodbye Pork Pie Hat” de Charles Mingus. Un poco más efectista y a la vez aggiornado, también es recomendable “Who else!” (1999), con Jan Hammer otra vez en teclados y Manú Katché en batería.
 
* Jeff Beck & The Jan Hammer Group – “Live” (1977)



Puede que no sea lo más representativo de la carrera de Beck pero tiene mucha polenta y virtuosismo. De hecho aquí el guitarrista acompaña al grupo del citado tecladista checo Jan Hammer, está grabado en vivo y luego remixado. Más recostado en el jazz-rock y emparentado con el “Wired” grabado en estudio con Hammer.

Beck fue siempre un músico que sacaba discos en forma discontínua, cambiando de onda siempre. De hacer giras interminables pero capaz de recluirse por meses en su taller a reformar autos. Artista de bajo perfil y humor capcioso y canchero, modesto compositor pero seguramente el guitarrista eléctrico con el feeling más grande del mundo.

**Jeff Beck - Live at Ronnie Scott´s (2008)


Es un terrible discazo donde Beck sintetiza toda su historia y conocimientos. Con el reconocido baterista Vinnie Colaiuta, el tecladista Jason Rebello y la niña prodigio australiana Tal Wilkenfeld al bajo, actuando en ese club londinense. Jeff le pidió permiso al padre de la entonces quinceañera para llevarla de gira, prometiéndole que la cuidaba. Como invitados, una jovencísima Joss Stone y Eric Clapton. Disfruten “Big block”, más heavy que nunca; la interpretación de “Cause we´ve ended as lovers” (de Steve Wonder) con esta chica haciendo un solo apoteótico y en el final “Where were you”, donde este monstruo hace cantar a la guitarra como una soprano. Sentimiento rockero total solo comparable con Hendrix.

Buceando en la web, descubro que Beck vino dos veces al Luna Park de Buenos Aires. La primera en octubre de 1998 y la segunda en noviembre de 2010, aquí con Narada Michael Walden, Ronda Smith y Jason Rebello. Me lo perdí, no se porqué motivo: puede que hayan sido semanas de viajes de trabajo al interior del país, fiaca de ir al centro, falta de guita o que no me había fanatizado todavía por Beck (seguro me enteré tarde del disco en el Ronnie Scott, no se). Nadie es perfecto pero tarde para lágrimas: Geoffrey Arnold B. abandonó toda agenda en enero/23 a sus 78 años, seguramente sin haber renegado de sus aventuras en la tierra. 

 **Jethro Tull – “This was” (1968)


No puedo explicar lo que ocurrió en la cabeza del suscripto- adolescente del sur de tercer mundo al poner en un tocadiscos a fines de los 60's el “doble” (pequeño vinilo que contenía dos temas por lado en contraposición al “simple” que tenía uno por lado) de un extraño grupo inglés llamado Jehtro Tull, que traía “A song for Jeffrey”, “Teacher”, “It´s breaking me up” y otra que no recuerdo. Era el anticipo de este long play, álbum debut del combo liderado por el escocés Ian Anderson, flautista, voz y figura central, que llegaba a estas pampas. El nombre de la banda aludía a un agricultor inglés del siglo XVIII. Empezaron como teloneros de Procol Harum y el primer Fleetwood Mac pero eran tan originales que pronto se codearon con los más grandes.

Eran una mezcla de rock, blues, jazz, folk inglés y country norteamericano de una calidad sorprendente, que cuarenta años después todavía resulta interesante. ¿Porqué  reescuchando sus escalas jazzeras me remiten a nuestro Manal? Hay que empezar a abordarlos con este LP, que es tan bueno que impide recomendar algún tema en especial.
 
**Jethro Tull – “Stand up” (1969)


Aquí está el famosísimo “Boureé”, adaptado de la suite en mi menor para laud de Johann Sebastian Bach: una muy buena excusa para continuar sondeando a Jethro Tull. En este, su segundo disco -el más vendido del año en Inglaterra-, entra el guitarrista emblema del grupo: Martin Lancelot Barre. Sigan Uds. con “Aqualung” (1971), otra obra monumental que no solamente fue suceso: también tuvo problemas con la censura por sus cuestionamientos teológicos. Originales, por donde se los mire. Los discos posteriores son igualmente creativos pero de a poco abandonaron esta particular “multi-fusión”.

 
*Rolling Stones – “Hot rocks 1964-1971” (1971)


Es casi redundante presentar a este legendario grupo inglés de Mick Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts, que increíblemente todavía siguen saltando sobre los escenarios. Desde que empezaron a dar vueltas en 1962 ellos editaron oficialmente unos treinta discos oficiales. Para obviar semejante recorrido musical, recurran por favor a esta recopilación temprana de doble CD del material inicial de la banda grabado para el sello Decca-London Records que seguramente sorprenderá a los más jóvenes. Esto es porque la primera década de la banda fue quizás más baladística,  con más R&B y covers bluseros. Y sonaban realmente frescos. Después patentaron sus reconocidos R&R respaldados en la guitarra rítmica de Richards y se autoplagiaron con gran gusto musical y mucho éxito comercial. Una vigencia milagrosa producto del marketing y la cultura globalizada que atrapó a varias generaciones de oyentes, que les compraron más de 250 millones de discos. ¿Tanta gente puede estar tan equivocada?


En esta recopilación primera está “(I can´t get no) Satisfaction”, el del gran e histórico riff rockanrolero, escrito en 1965 en un motel de Florida-USA durante la primer gira del grupo por Norteamérica, de 12 shows. Otros destacados son “Paint it black”, “Ruby Tuesday”, “Let´s spend the night together”, “Brown sugar”, “Under my thumb”, “Gimme shelter” y “Honky Tonk Women”.
 
*Rolling Stones – “More hot rocks-Big hits & Fazed cookies” (1972)

Esta otra, como la anterior, fueron concebidas en su momento por el manager Allen Klein de ABKCO Records –que dispuso de todas las grabaciones del primer sello que contrató a los Rolling Stones, Decca-London- y el productor Andrew Loog Oldham, en medio de disputas legales con la banda. El público, ajeno a esto, los hizo igual un éxito de ventas. 

En su momento acá en la Argentina este disco y el anterior salieron por separado, como vol. 1 y 2 digamos, quizás para captar más compradores en este lado pobretón del mundo. Después se editaron como doble CD.   

“More hot rocks” quizás sea más interesante todavía como recorrido arqueológico del grupo que el anterior, porque contiene tracks más desconocidos por el público general. Acá están “I´m free”, “Out of time”, la psicodélica “2000 light years from home”, “Lady Jane” y “Let it bleed”. 

La segunda gira de los Rolling por EE.UU. fue en 1969 y terminó el 6 de diciembre de ese año con el trágico recital de Altamont, en el que le habían confiado la seguridad a los Hell’s Angels y culminó con cuatro muertos. La tercera gira por el imperio fue en el ’72, cuando hicieron 30 ciudades en dos meses.

Decca Records fue la discográfica inicial de los Rolling Stones y en aquel entonces entró en conflicto con el grupo, que por contrato le debía entregar un simple. Para joder a la empresa le cedieron “Cocksucker blues” (blues de la chupapitos), que nunca pudieron editar por motivos obvios. Solo le quedó hacer la recopilación que les estoy recomendando. Durante aquella gira de 1972, Robert Frank realizó un minucioso documental que fue autocensurado después por los mismos Rolling porque mostraba su faceta más decadente subidos con todo a la quimera de “drogas, sexo y rock&roll”. Terminó llevando el mismo título que ese blues y solo se difundió de modo reservado en ciertos circulos. Les hubiera traído problemas legales por tenencia y consumo de drogas y praxis de mal gusto. Dicen que deja una sensación de vacío. Hay numerosos filmes y videos que muestran una cara más amable de estos ingleses, por ej. “Gimme shelter” (1970) de Albert y David Maysley y Charlotte Zwerin cubre la gira del ’69, incluye a los teloneros Ike & Tina Turner y Jefferson Airplane, la actuación en el Madison Square Garden pero también muestra los garrotazos de los Hell’s Angels en Altamont. “Ladies and gentleman” (1972) de Rollin Binzar muestra la misma gira que mostró Frank pero en forma glamorosa.  El cotizado cineasta Martin Scorsese filmó “Shine a light” (2008) en base a una actuación del grupo de Jagger en el teatro Beacon de Nueva York. “Olé olé olé” (2016) de Paul Dugdale registra una gira por América Latina finalizando con su concierto en La Habana. Hace bastante hincapié en el fenómeno “rollinga” que produjeron en el público argentino: una movida multigeneracional preexistente, originada a partir de la primera visita al país de los Rolling Stones, en 1995 (ver abajo).

**Rolling Stones – “Banquete de pordioseros” (1968)



Aunque los principales éxitos de este CD estén comprendidos más que todo en la primera de las dos recopilaciones recién comentadas, “Banquete de pordioseros” bien merece nuestra especial atención. En este su séptimo álbum oficial suenan auténticos en temas imperecederos como “Simpatía por el diablo”, “Jumpin’ Jack Flash” y “Peleador callejero”. Me encanta “Jigsaw puzzle”. Mucho rock & roll, folk british y psicodelia cercana en el tiempo al mayo francés. ¡Una excelente cortina musical para la época! Y un arte de tapa que hoy nos parece ingenuo pero en ese momento dio que hablar. 


*Rolling Stones – “Jump back: The best of the Rolling Stones” (1993)

Curada por Virgin Records, esta fue la primera recopilación de los Rolling Stones en salir en formato CD y comprende el período 1971 a 1993 (desde el LP “Sticky fingers” a “Steel wheels”). Contiene el mejor tema de los Stones de todos los tiempos: “Start me up” más “Harlem shuffle”, “Angie”, “It´s only R&R” y “Mixed emotions”.


Cuando nos dediquemos al capítulo del jazz, volveremos sobre la poco conocida producción musical paralela del baterista Charlie Watts, que ha producido discos memorables que rinden homenaje a sus ídolos del género.

No se cuantas veces vinieron los Rolling Stones a Buenos Aires. Los tipos fueron muy bien recibidos por la populosa tribu rollinga de acá, que merece un análisis sociológico aparte, más allá de la brillante caricatura de Peter Capusotto en “Jesús de Laferrere”. Habrán venido unas cinco veces. La primera fue en 1995 con el “Voodoo Lounge Tour”. Entre todas llenaron decenas de estadios River Plate y Unico de La Plata con miles de argentinos. Se estima en unos 250.000 en cada visita porque repitieron varias actuaciones en cada estadía. Alguna vez traté de conseguir entradas con mi amigo el vete Matías pero nos dimos por vencidos y terminamos tomando cerveza por Belgrano (tampoco la pavada de hacer colas de noche… ¡ya lo habíamos hecho en la Facultad!). En su segunda venida a estas pampas los Rolling coincidieron con la llegada de Bob Dylan y el empresario Daniel Grinbank logró que tocaran juntos en River Plate el sábado  04 y el domingo 05/04/1998. Contadísimas veces se habían cruzado y compartido escenario antes en algún lado. Cantaron “Like a rolling stone” juntos para cerrar los shows, según dicen gracias a la diplomacia de Keith Richards, que acercó a las partes que no estaban muy juntas: Dylan y Mick Jagger. Bueno, este particular faltazo mío puede clasificarse de imperdonable… “Only God knows”!

**Led Zeppelin – Led Zeppelin II (1969)


No tengo demasiadas certezas en la vida pero puedo afirmar sin dudar que Led Zeppelin ha sido el mejor grupo de hard rock de todos los tiempos. Un simple trío de un guitarrista autodidacta, un bajo sutil y una batería poderosa con un cantante refinado de rizos rubios, jeans de tiro corto y ombligo al aire con registros agudos, liderando el imperio del riff más ingenioso. Zeppelin hizo un brebaje de rock & roll y blues al que sumó dósis de folk inglés, celta y norteamericano y hasta aires árabes e hindúes, que pueden descubrirse si tienen un poquito de paciencia. Atención, fueron el grupo de rock que más versionó standards del blues americano, superando en ese recurso a los Stones. Revisen su discografía y lo comprobarán.

El guitarrista Jimmy Page tocaba con The Yardbirds en Londres, compartiendo escenario con un tal Jeff Beck (antes había estado Eric Clapton en sus filas) pero el grupo se separó en 1968. Ya les recomendé antes verlos haciendo “Stroll on” en la memorable escena del film “Blow up” de Michelángelo Antonioni. Les llevará solo un rato de Youtube sumergirse en el clima de esa época innovadora, llamada “London Swinging”.

Page quiso formar otra banda y tentó a John Entwistle y Keith Moon (futura base rítmica de The Who) y  no se dio. Logró juntar a John Paul Jones, John Bonham y Robert Plant. Quiso llamarla The New Yardbirds pero recordando que Moon le dijo que ese proyecto se iría al bombo como “un zeppelin de plomo” (Lead Zeppelin), le puso Led Zeppelin.

Contratados por el sello Atlantic, sacaron rapidito “Led Zeppelin” (1969), un discazo que suena con la frescura de un grupo debutante que se las traía. Plagado de blues pesados (“You shook me” y  “I can´t quit you baby” de Willie Dixon y “Dazed and confused”) más “Good times, bad times”, “Communication breakdown” y “How many more times”.

Como si nada,  solo unos meses después grabaron este Led Zeppelin II. Competidores abstenerse: este disco es insuperable, perfecto, sin temas superfluos. Es muy difícil intentar explicar el impacto de un disco así cuando apenas sonaba el rock en el mundo, en medio de la era psicodélica con Hendrix, Rolling Stones y The Who. Desbancó del puesto 1 a “Abbey Road” de The Beatles. Conquistan Estados Unidos.

Bonham inventa aquí la tradición del solo de batería. Apenas nacía el género y la revista Rolling Stone lo bautizó como “el álbum definitivo del heavy metal”. Inolvidables “Whola lotta love”, “Heartbreaker”, “Living loving maid”, “Bring it home”.

Cuando todos esperaban otra bomba, los Zepp sacaron casi caprichosamente “Led Zeppelin III” (1970), bastante introspectivo y campestre (con mucha guitarra slide y baladas folk). Lo salvan “Inmigrant song”, “Celebration day” y otro blues pesado imbatible: “Since I´ve loving you”.
 
* Led Zeppelin - “Led Zeppelin IV” (1971)




Algo de esto es mentira: en realidad, el disco no llevó título alguno y todos lo llaman aún así por ser el cuarto editado por el grupo. En su envoltorio no dice siquiera “Led Zeppelin”. En la funda del vinilo solo aparecían cuatro símbolos rúnicos que representaban cada uno a un músico.



Vuelven a la senda esperada. Imposible no meter este cuarto trabajo en la lista de preferidos si tiene “Starway to heaven”. ¿Qué importa haberla escuchado mil veces? Para algunos la mejor canción de rock de todos los tiempos y la partitura más vendida en la historia del género. Una intrigante composición que fusiona elementos acústicos y eléctricos. Una leyenda no confirmada dice que casi la dejan afuera del disco –no confiaban en ella- pero cuando la probaron en un recital en el Ulster Hall de Belfast tuvo una aceptación casi mística. Otra discusión es sobre si fue un plagio: escuchen el tema “Taurus” del contemporáneo grupo Spirit, que fue su telonero alguna vez.

Zepp vendió más de 300 millones de discos en total y este encabeza su lista. El disco empieza con una piña al estómago (“Black dog”) y sigue con la clásica “Rock and roll”. El reposo venía con la medieval “The battle of evermore” –inspirada en pasajes de Tolkien- mientras “LA” canción aludida cerraba el lado A, con su épica in crescendo. El otro lado del vinilo abría con la vigorosa “Misty mountain hope” y terminaba en el track 4-B el blues “When the leeve breaks”, con los parches de Bonham como pared de contención.
 
* Led Zeppelin - “Houses of the holy” (1973)


¿Qué podían hacer de nuevo después de estos inmensos cuatro discos?  Sacan “Houses of the holy” (1973), abandonando un poco el blues y metiendo compases funky y soul (“The crunge”) y hasta de reggae (“D'yer Mak'er”). Claro, no es el disco más recomendable para los puristas de la banda. El track entrador es sin embargo la tranquila “Rain song”, donde John Paul Jones se luce imitando una orquesta de cuerdas con el mellotron, un viejo instrumento de teclados analógico que trabajaba con cintas pregrabadas, el antecesor del digital sampler.

Pero también, después del exitazo de “Escalera al cielo” y siguiendo el camino zepp de los temas épicos acústicos/eléctricos con crescendos estos genios explotan la veta con los no menos buenos “Over the hills and far away” y “No quarter”. Cierran con la festiva “The ocean”.


En 1975 sacan el flojito LP doble “Physical graffity”.  En el comunardo track  “The Rover” pueden escuchar desafinar a Plant. Luego, la gloriosa “Kashmir”. Después la campestre “Bron-yr-aur”  y la pegadiza  y recontra zeppeliniana “Houses of the holy” , el tema que uso de ringtone en mi teléfono.

Vean esa tapa: concretamente la foto del número 97 de St. Mark´s Place, en medio de Greenwich Village, NYC, que ahora es lugar de procesión, con bolichitos ad-hoc para zeppelinanos melancólicos.

Descienden otro poco del cielo con los LP “Presence” (1976) y en “In trough the out door” (1979). Una vez separados editan “Coda” (1982), un conjunto de temas que no habían sido incluídos en los CD anteriores, donde solo se destaca otra toma de  “I can´t quit you baby”. El último concierto del grupo fue el 07 de julio de 1980, en la ciudad de Berlin.


A toda la gráfica de las obras zeppelinianas los críticos y muchos otros le dieron interpretaciones esotéricas. Consejo de un viejo: escuchen la música zepp y no pierdan el tiempo en boludeces. La vida pasa por afuera. ¡Madre santa! Si tuvieran un poco de dignidad, miles grupos de rock deberían dedicarse a animar fiestas quinceañeras al escuchar la producción de Led Zeppelin.
 
*Led Zeppelin - “BBC Sessions” (1997)


Es para darse una panzada de los Zeppelin en sus brillantes comienzos. El primer CD contiene sesiones grabadas para la BBC en 1969 poco antes de grabar Led Zeppelin II.  Se pueden disfrutar distintas tomas de temas clásicos como grabadas en un boliche y también tracks inéditos. El segundo CD ofrece un concierto en París en 1971. Como siempre, la voz líder única de Robert Plant y el increíble buen gusto de los inigualables riffs de Jimmy Page en su Gibson Les Paul o la 6/12 de doble mango, que nadie podía creer.
 

**Led Zeppelin –“How the West was won” (2003)


Dice Jimmy Page que revisando cintas archivadas descubrió las perfomances zeppelinianas del 25 y 27 de junio de 1972 en Los Angeles Forum y Long Beach Arena de California, que conforman esta producción. Considerado el mejor disco en vivo del grupo, un pasito por arriba de BBC Sessions, pero mucho mejor que la presentación más difundida de “The song remains the same” (1976), la película de Zeppelin conocida por todo fan que se precie de tal.

Esta obra contiene 3 discos con canciones de sus primeros cuatro LP y algún anticipo de “Houses of the Holy”, con la formación de siempre: Page, Plant, Jones y Bonham. Al salir en marzo de 2003, encabezó la lista de disco más vendido en Europa y USA… más de veinte años después de la separación del grupo!


Pueden gozar de una buena versión de “Escalera al cielo” y una buena toma de “The ocean”. Escuchen como solo esos tres instrumentos suenan como una orquesta sinfónica con sensourrond y presten atención lo que tocaba el  baterista John “Bonzo” Bonham. Una demostración de solvencia musical en vivo que solo podría compararse –a mi humilde entender- con “Isla de Whigt” de Hendrix.
 
*Jimmy Page & Robert Plant – “No quarter” (1994)


De las reuniones y trabajos en común que tuvieron Page y Plant en las décadas siguientes me quedo con éste, donde arremeten con arreglos y orquestación árabes a viejos temas zeppelinianos (“Kashmir”, “Thank you”, “No quarter”, “Since I´ve been loving you”), más otros novedosos (“Yalah”) y algunos orientados al folk, al gusto tradicional de Zepp. Tiene muchas tomas en vivo y está grabado en parte en Marrakech. Participan la Egyptian Ensemble y la London Metropolitan Orchestra. Todos dicen que la voz de Plant, su pancita y su pelo se han conservado bien a través de los años y coincido. Solo me disgusta que se puso más barroco para cantar. Por eso y porque las composiciones no mantuvieron el nivel de antes, no me gustó tanto la siguiente producción del dúo “Walking into Clarksdale” (1998), donde solo se destacan “Shining in the light” y “Most high”.  
 
**Deep Purple – “In rock” (1970)



Otra legendaria banda de hard rock inglesa, con Ian Gillan, el cantante de los agudos increíbles más Ritchie Blackmore, inspirador de tantos guitarristas, auténtico velocista con su Fender Stratocaster. Y John Lord equilibrando y dando color con su órgano Hammond. Fueron contemporáneos competidores de Led Zeppelin e hicieron un rock más directo y demoledor. Este disco fue el cuarto de su carrera y con él conquistaron el mundo. Con “Speed king”, “Flight of the rat” y Gillan rompiendo vidrios en “Child in time”.
 


**Deep Purple – “Machine head” (1972)



Después del irregular “Fireball” (1971), éste fue su sexto disco. Es el legendario LP de “Smoke on the water” y “Lazy”, el de mayor éxito y con la misma formación. Un clásico de la época.

*Deep Purple – “Who do we think we are” (1973)


“¿Quién nos creemos que somos?” también se disfruta mucho. Ofrecen “Mujer de Tokyo”, “Super trouper”, “Rat bat blue” y solo tiene uno o dos temas flojos. Fue el último disco con la formación clásica de Deep Purple ya que después empezó el desbande de Gillan y Glover, con el ingreso de David Coverdale y Glenn Hughes, que con sus voces –sin resignar calidad- le cambiaron la coloratura al grupo a partir de los LP “Burn” (1974) y el mediocre “Stormbringer” (1974).  Unos años después, se iba también John Lord y por Blackmore entraba el legendario finado Tommy Bolin, que la rompe junto a Coverdale en “Come taste the band” (1975).
 
**Frank Zappa – “Hot rats” (1969)


Me sobran los dedos de una mano para contar guitarristas rockeros contemporáneos con más buen gusto musical que Francis “Frank” Vincent Zappa (Baltimore-USA, 1940-Los Angeles-USA, 1993) para arrancarle notas a su instrumento: Eric Clapton, Jimmy Page, Jeff Beck, B.B. King... Zappa de seguro está en el podio por su terrible redondez con la legendaria Gibson SG Special. Aún siendo autodidacta, fue un virtuoso y un maestro de la técnica del feedback (cuerdas retroalimentando su propia vibración).

Más allá de su labor como guitarrista, la mayor parte de la producción musical de Zappa podría llevar una etiqueta que dijera “rock vodevil”, muy influenciada por el rhythm & blues y chorreando “doo wop”. Porque si bien hizo rock progresivo y abrevó en el jazz todo estuvo cargado de pinceladas naif y arreglos vocales grotescos, lleno de giros mordaces e irreverentes. Para mí, ese perfil satírico desmereció un poco su obra y por eso disfruto más sus CDs más rockeros o experimentales.

En este disco, que puede considerarse solista (es decir sin su histórico grupo de apoyo “The Mothers of Invention”), en algunos temas roza el jazz-rock y la fusión. Zappa se había separado momentáneamente de The Mothers y juntó músicos de sesión: participan Don “Sugar Cane” Harris y Jean Luc Ponty en violín, Captain Beefheart en voz y un ex Mothers, Ian Underwood, en teclados y saxo, entre otros. Mis tracks favoritos son “Peaches in regalia”, “The Gumbo´s variations” y la impresionante “Little umbrellas”. Un discazo.

**Frank Zappa – “La revancha de Chunga” (1970)


También considerado un álbum solista, con Ian Underwood, George Duke en teclados, Aynsley Dunbar y John Guerin en batería, etc. Empieza con “Transylvania Boogie”, te abruma con el terrible blues “Road ladies” y da una clase de uso del “wah-wah” en “Chunga’s revenge”.  Es básicamente un disco de rock pesado pero tiene  jazz con incrustaciones barrocas como la perlita “Twenty small cigars” y dos perfectos prototipos de la música sarcástica de Frank (“Would you go to all the way” y “Rudy wants to buy yez a drink”). Eso si: nunca pude saber quien corno era Chunga ni de que se trataba esa revancha.
 
La obra de Zappa, nos guste más o menos, es tan innovadora que si alguno quisiera hacer arqueología musical, podría llegar a adjudicarle la invención del rap y la técnica de la xenocronía: solos de guitarra en un tempo superpuestos a diferentes bases rítmicas o, en hablando en criollo, cortar grabaciones de una canción e insertarlas en otra para sorprender. Dicho por conocedores, es tan particular su música que es difícil de ejecutarla desde una partitura.

**Frank Zappa & The Mothers of Invention – “Una medida adecuada a todo” (1975)

Con una de las formaciones de The Mothers, en “One size fits all” se dedica a rockear en progresivo un rato largo con gratas consecuencias. Lo acompañan George Duke en teclados, Chester Tompson en batería, Tom Fowler en bajo, Ruth Underwood, Captain Beefheart, etc. Hay solos de guitarra memorables como el de “Inca´s road”, que fue obtenido de un recital en vivo en Helsinki e incrustado en la grabación del tema en estudio. Otro para un cuadro es el de “Po-jama people”.

Encontrarán muchas perlitas que no están en estos discos recomendados. A modo de ejemplo, los increíbles solos de Zappa y de Jean Luc Ponty en “Fifty-fifty” de "Over-nite sensation" (1973), los imperdibles temas “Zoot allures” y “Black napckins” del CD "Zoot allures" (1976) o “Cocaine decisions” y “Tink walks Amok” del CD "The man from Utopia" (1983). 

Para quienes quieran iniciarse en la música de Zappa, hay montones de recopilaciones suyas pero sería interesante encuentren un  disco de 18 tracks compilado en la Argentina por los especialistas Alfredo Rosso y Marcelo Gasió, llamado “Zappa on the radio” (1997). Otra podría ser “Cheap thrills” (1998). Ambos del sello Rykodisc.

Soy vago para el inglés y nunca reparé en el mensaje de las letras de FZ. Deben ser muy picantes y zafadas porque durante años los conservadores de la cultura en Norteamérica lo persiguieron como locos y se tuvo que comer varios juicios. Tal que la revista Time, en 1969, había pontificado: “Es una figura mefistofélica, que usa el potencial de la música para crear caos y destrucción”. Una historia aparte para quien se interese en su biografía.

Frank Zappa fue un gran iconoclasta y crítico de la conformista sociedad norteamericana. Parodió a los Beatles cuando eran dioses con su “We’re only in it for the money” (estamos en esto solo por dinero). Un tipo tan particular y controvertido como su música, un maniático en muchos aspectos. Dijo: “El periodismo rockero se reduce a gente que no sabe escribir, entrevistando a gente que no sabe hablar, para gente que no sabe leer” o “Me cansa tocar para gente que aplaude y no sabe porqué”. 

Murió a los 53 años, de un cáncer de próstata. Los hijos –a quienes no les quiso dar educación formal y se pelean entre si por la herencia- le pusieron en el ataud su máquina de café express y pimienta de Cayena.

**Frank Zappa – “Guitar” (1988)


“Guitar” es un trabajo completamente instrumental con 32 temas, el primero que sacó Zappa con tecnología CD, aunque también salió en LP. Se vendió como CD doble o tres LP. Si quieren saber de que se tratan las zapadas en el rock, tienen que escucharlo porque –en ese sentido- no tiene igual.

Contiene solos de guitarra obtenidos de actuaciones en vivo en el marco de zapadas sin vocalistas, obviando el formato de canción convencional (lo que comentábamos antes sobre la xenocronía). Y algunos tracks son las bases casi irreconocibles de temas grabados en estudio para discos anteriores. Por ejemplo, explota una parte del ya mencionado “Inca´s road” en otra veta, con otros arreglos y tempos y sin voces en “Outside now” y en “System of edges” o “Andy” y en “Once again without the net”. Permiten seguir disfrutando buenas creaciones bajo otras formas. 

Más rarezas: zapa con bases de reggae o de bossa nova, versiona un tema de Gershwin y en  “In-A-Gadda-Stravinsky” mezcla el clásico “In-a-gadda-da-vida” de Iron Butterfly y “The rite of spring” de Igor Stravinsky.  Advertencia: hay mucha, mucha zapada pero así como permite conocer de una sola vez y sin velos la capacidad guitarrística de Frank Zappa, la audición puede tornarse densa. Colaboran alternativamente Steve Vai, Ike Willis, Warren Cucurullo y Ray White en guitarras de acompañamiento, Vinnie Colaiuta en batería y una chorrera de músicos. Es un Zappa crudo, desatado, estupendo. 

*Eric Clapton – “24 nights” (1991)


Ya lo citábamos con Cream. “Clapton es Dios” pintó alguien en las paredes de Londres en los tardíos ‘60s. ¿El mejor guitarrista de blues y rock contemporáneos? Al menos ha sido parte importante de su historia, a la par de Beatles y Rolling Stones. Imposible no coincidir con su muy buen gusto en las cuerdas o rescatar su voz exquisita y equilibrada. Tiene decenas de discos editados en su carrera solista, incluyendo bandas de sonido de películas. De todo eso escuché mucho pero ya no quiero repasarlos: difícil seguirle el tranco a un estilo que me cansa. Por eso recomiendo este doble grabado en vivo durante las 24 presentaciones que hizo en el Royal Albert Hall de Londres en 1990.

Cada lado de este CD doble tiene una formación distinta: uno la emprende con la “4 Piece Band” de Steve Ferrone, Greg Phillinganes, Nathan East y Ray Cooper. El siguiente es netamente blusero -justamente con su “Blues Band”- donde se le suman nada menos que Buddy Guy, Robert Cray y Jimmie Vaughan. Otro se dedica a la “9 Piece Band”, con quienes reedita éxitos solistas y, en el último, la arremete acompañado por la National Philarmonic Orchestra. La guitarra Fender negra de Clapton suena bien siempre y la selección de temas es excelente: “Bad love”, “Journeyman”, “Old love” “Wonderful tonight”, “Pretending” y alguno de Cream, más standards bluseros. Lo único feo es la espantosa gráfica del CD.

Para no perderse tanto de Clapton, es recomendable escuchar la colección “Crossroads” (1989), que consta de seis LP y recorre cronológicamente todas las etapas del guitarrista, incluyendo algo de su paso por The Yardbirds, Cream y Blind Faith (en el volumen 2), Delaney & Bonnie, John Mayall´s Bluesbreakers, Derek and The Dominos y mucho de su carrera solista. Esta antología después salió en un box set de CD. Hay un “Eric Clapton forever man” (2015), recopilación de 3 CD que está buena. No pueden quedar afuera sus primordiales “My father´s eyes”, “Broken hearted”, “Change the world” y otras gemas. Cuanto más junten, mejor para ustedes.
 
* Eric Clapton – “Unplugged” (1992)


Para muchos cronistas es el mejor CD acústico o “desenchufado” de todos. Grabado para la emisora  musical  MTV en Inglaterra, tiene catorce temas representativos -propios o no- de Eric “Slowhand” Clapton (que así lo llamaron muchos por manera de digitar su Fender Stratocaster). Entre ellos, presentaba la novedad de “My father´s eyes” en una versión primitiva, reiterando viejos éxitos como “Layla”, “Tears in heaven”, “Old love” o “Running on faith” en clave intimista, como corresponde a este tipo de producciones.

¿Clapton el mejor bluesman blanco de la historia? Aquí hay una pila de blues como “Before you accuse me”, “Walkin´ blues”, “Malted milk”, “Rollin´ and tumblin”, “Alberta” y “Worred life blues”. Con los años se editaron versiones más extensas de este disco acústico, que terminó vendiendo más de 20 millones de copias y ganó seis premios Grammys.
 
**Crosby, Stills & Nash – “Crosby, Stills & Nash” (1969)


Este longevo grupo que viene de los `60 solo admite comparaciones con The Beatles y creo que deja atrás a casi todos los demás. Quizás lo más consistente que dio la música contemporánea norteamericana: un seleccionado de excelentes voces y músicos originales. Graham Nash, inglés ex miembro de The Hollies, la cuota melódica, junto a dos norteamericanos:  Stephen Stills, gran violero que aportaba el toque latino, ex Buffalo Springfield más David Crosby, ex The Birds (banda californiana baluarte de la época), musicalmente el más barroco e intimista. Después de este primer disco, se les sumó Neill Young (canadiense, también de The Buffalo Springfield), el más country y a la vez el más rockero de todos. Como venían de grupos consagrados, los clasificaron como “el supergrupo”.

La música del grupo se mueve entre el country, la psicodelia, el rock y el pop, con armonías vocales memorables. En todas las composiciones de CS&N o CSN&Y el melómano curioso puede abocarse al gustoso ejercicio de intuir el aporte de cada integrante. En el siglo XXI, pasada su edad de jubilación siguen dando vueltas con dignidad.

Con este disco de 1969 en trío dieron el puntapié inicial. Recibieron el apoyo artístico de Art Garfunkel, Carole King, Joni Mitchell, Jerry García (The Grateful Dead) y John B. Sebastian. Pleno hippismo, letras antibelicistas sobre la libertad y la paz, el amor y el sexo. Resultan inigualables “Suite: Judy  blue eyes”, “Guinnevere”, “Wooden ships”, “Helpless hoping” y “Long time gone”, leitmotiv del film “Woodstock, three days of peace and music” para una escena inolvidable.
 
**Crosby, Stills, Nash & Young – “Deja vu” (1970)


Inigualable biblia musical hippie. Entra Neill Young y suma su nombre al letrero. Inoxidables los temas “Teach your children” y “Our house”. Estuvieron Jerry García y John B. Sebastian en algunos tracks. Quedan pocas dudas y sobran las palabras: simplemente, uno de los mejores discos de la historia del rock&roll y el pop mundial.






*Crosby, Stills, Nash & Young – “So far” (1975)


Es una recopilación temprana con muchos temas de “Deja vu”. Solo para los que no desean comprarse todos sus discos iniciales. Es una manera rápida de conocer mejor a estos revolucionarios (si es que existen revoluciones en la música), con arte de tapa de Joni Mitchell, dama muy allegada al team. Todos los temas son excelentes, ninguno desentona. Por si fuera poco, contiene dos temas de un single incunable: “Ohio”, una canción de protesta de Young por un gatillo-fácil de la policía de Nixon en Kent y “Find the cost of freedom”, antibélica de Stills, cantado casi ‘a capella’ por estas bestias: si no te conmueven aquí, algo te está fallando.
 

**Crosby, Stills & Nash – “Crosby, Stills & Nash” (1977)  


Producto de una de primeras re-uniones, en trío otra vez sin Neill Young, abocado a su carrera solista en ascenso. En su momento muy exitoso, muestra al grupo aggiornado. Varios temas para entusiasmarse: la bellísima “Just a song before I go” (compuesta por Nash en un aeropuerto para ganar una apuesta) o “In my dreams”. En “See the changes” las armonías vocales de estos monstruos ponen la piel de gallina. La guitarra de Stills brilla en todo el disco, con solos memorables, muy latina en “Fair games”. Y en su “Dark star”, atención al piano eléctrico de Craig Doerge.

Ni imaginaba verlos ya. CS&N acusaban entre 69 y 71 años en mayo de 2012 y los anunciaron de golpe en el Luna Park de Buenos Aires. Algo desconfiado de los revivals, me obligué a ir por su historia. Con mucha dignidad y disfrutando exultantes con el público hicieron un muy buen recital de tres horas. Reprimí lágrimas al escuchar “Guinnevere”, “Helpless hoping”, “Our house” y “Long time gone”: eran sus canciones en mi historia. Recuerdo dos carteles de la gente: “Tardaron 43 años” y “Ya les enseñamos a nuestros hijos. Ellos están aquí”. Terminaron el show con el estadio a pleno con el coro latino de “Suite: Judy blue eyes”. Había mucha carga emocional contenida. Quizás por eso fue inolvidable.
 
**Graham Nash – “Songs for beginners” (1971)


Ellos se juntaron como cuarteto, en trío, también de a dos (Crosby con Nash) y podrían buscar las docenas de discos solistas que produjeron. Hallarán cosas hermosas y otras serán redundantes. “Songs for beginners”, el primero solista del inglés Graham Nash es incomparable: transparente, diáfano, compuesto de canciones simples y directas. Una excelente bofetada a la pretenciosidad en formato folk rock. Lo acompañan Jerry García (finado ex Grateful Dead, espectacular en guitarra slide), Rita Coolidge en coros y David Crosby, entre otros. Uno de mis discos preferidos desde siempre.
 
**Neil Young – “Greatest hits” (2004)


El canadiense Young fue siempre el más reacio a rejuntar el cuarteto CSN&Y. De todos sus integrantes, tiene el timbre de voz  y el perfil más volcado al folk pero con arranques rockeros latentes. Antibelicista, ecologista, defensor a ultranza de las grabaciones analógicas sobre las digitales y viejo rebelde.

Esta compilación de dieciséis temas no tiene desperdicio: un disco hermoso. Contiene algunos temas de la vieja época de Young en The Buffalo Springfield –donde militaba con Stephen Stills- como “Cinnamon girl” y “Down by the river”. También las imbatibles “Helpless”, “Ohio”, “Heart of gold”, “Southern man”, “Old man” y la furiosa “Keep on rockin´in the free world”. Cierra con la canción de amor más simple y hermosa que recuerde haber escuchado y me conmueve cada vez más: "Harvest moon".   Los discos solistas más famosos de Neill Young son “After the gold rush” (1970) y “Harvest” (1972).

El estilo de Stephen Stills, rockero con toques latinos, no me subyugó tanto. Sus principales discos fueron “Stephen Stills 2” (1971) y “Manassas” (1972). Como dije antes, David Crosby tiene generalmente composiciones muy intimistas y sus discos son más tranquilos y, a veces, bajoneantes.
 
**Sly & The Family Stone – “Anthology” (1990)


Viejo e injustamente olvidado conjunto negro de funk y soul de San Francisco-U.S.A., liderado por Sylvester Stewart (alias Sly Stone) surgido en plena época hippie, onda James Brown pero más completos, experimentales y psicodélicos. Con teclados, excelente sección de vientos y profusos coros. Participaron del primer Woodstock en 1969 y el tema que les difundieron en la película fue “I want to take you higher”.

Típico grupo para ilustrar una película de stars, paz y amor, sexo, drogas & rock and roll, pero musicalmente cosa seria, más allá de épocas, modas y looks. Al recorrer su discografía se descubre cuantos músicos conocidos hicieron covers de sus temas, cuantos otros les robaron canciones cambiándoles alguna nota y como los reutilizaron con la moda del hip-hop. Cuestión de afinar el oído y disfrutarlos.

Este disco es una recopilación buena y generosa pero pueden seguir con “Dance to the music”(1968), el excelente “Stand!”(1969) y “There´s a riot goin´on”(1971). No los voy a defraudar!
 
*Blood, Sweat & Tears  – “Greatest hits” (1972)


Sobre el final de los años 60 y durante los 70s surgieron un grupo de bandas norteamericanas con gran preeminencia de secciones de vientos, dignas de atención para gente con el oído abierto. Las llamaban “nuevas big-band” o “big-band rockeras”: hacían básicamente rock con influencias de soul, funk, rythm & blues y jazz en dósis diversas. Empiecen escuchando el tema “Lucretia McEvil” de BS&T y comprenderán al toque de que se trataba. Claro que, como suele ocurrir en el imperio del norte, cuando algo se hace popular desde la calidad y pinta gran negocio, le agregan a la fórmula mucho edulcorante. Así muchos de esos grupos terminaron siendo parte de esa música empalagosa conocida como “soft-rock”.

Blood, Sweat & Tears fue una banda neoyorquina pionera en aquel estilo. Reunida por Al Kooper triunfó cuando arribó al grupo la excelente voz líder del canadiense David Clayton Thomas, luego de varios intentos.

Este grandes éxitos tempranero presenta todos los hits que los catapultaron a la fama, como el antes mencionado más “Spinning wheel”, “You’ve made me so happy” y “Go down gamblin”, “Hi de Ho”. Por la banda pasaron los cotizados Randy Brecker, Steve Katz, Lew Soloff, Bobby Colomby y Joe Henderson. Como si esto fuera poco, también Jaco Pastorius, Mike Stern y Don Alias. Tuvieron una serie interminable de reemplazos de integrantes y varios revivals. ¡Hasta llegaron a vender la licencia del nombre de la banda!  Bussines are bussines.
 
*Chicago – “Chicago II” (1970)


Otra big-band rockera y vanguardista para la época, oriunda de la ciudad norteamericana homónima. Los principales integrantes fueron Terry Kath, Robert Lamm, Danny Seraphine y Peter Cetera.

Todos los discos del grupo se llaman “Chicago”, salvo alguna excepción, llevan en sus portadas el logo característico que se observa siempre distinto y se ennumeran (andan por el 36). Los dos primeros salieron en USA como LP dobles pero en el sur la CBS los sacó simples y mezcló los tracks como quiso, así que les recomiendo escuchar todo lo que hicieron al principio. “I´m a man”,  “25 or 6 to 4”, “Make me smile”.


Después de ese buen comienzo y del hit “Saturday in the park” que se cantó en todo el planeta, Cetera agarró la manija del grupo, que se fue plagando  de baladas productoras de caries de tan empalagosas, igualito que hizo el inglés Phil Collins con Génesis. Pero fueron tan exitosos que deben haber podido comprar la fábrica  Colgate y a la facultad de Odontología de Chicago también.
 
**Earth, Wind & Fire –  “Greatest hits” (1998)


Earth, Wind & Fire fue una gran banda negra norteamericana, también de Chicago. Mezclaba funk, soul, rhythm & blues, rock y pop de una manera grandiosa pero  quedó muy identificada con el glam de la música disco, con el “Saturday night fever” de los Bee Gees y esa menesunda de la época: basta ver los disfraces galácticos que utilizaban los muchachos en sus actuaciones para imaginarse su look.


No obstante la mala prensa que les quedó, musicalmente superan con amplitud la prueba del paso del tiempo y se dejan escuchar más que dignamente. Excepcionales las voces principales  de Maurice White y Philip Bailey: escuchen sino el tema “Beijo (interlude)”, cortina de tantos programas de TV en la Argentina. También dejaron  una de las más perfectas secciones de bronces de la música moderna, en su momento solicitada por las grabadoras para salvar discos de otros famosos, como Phil Collins.


Si buscan “September”, “After the love has gone”, “Fantasy”, “Serpentine fire”, “Let’s groove”, creo comprenderán mis elucubraciones. O “Let’s talk” haciendo mover a las piedras. ¿Y el cover de “Got to get you into my life” de los Beatles a puro groove? ¡Mamita que banda!


No recorrí toda su discografía pero en particular me gustó su disco “Faces” (1980). Hay recopilaciones similares a esta que recomiendo, como “The best of EW&F-vol. 1” (1978), “The best of EW&F-vol. 2” (1988) y “Ultimate collection” (1999) pero no contienen “Beijo (interlude)” que les ya dije es imperdible.
 
**Tower of Power – “Back to Oakland” (1974)

También parte de esta movida. Justamente de Oakland, California-USA. Una máquina con una poderosa sección de vientos, pero mucho más orientada al soul y al funk. Un grupo multitudinario que surgió a fines de los sesenta y desentonó en el oeste norteamericano con su oleada psicodélica. Ya prácticamente están disueltos pero liderados por Emilio Castillo y Steve Kupka y otros miembros originales, siguieron dando batalla hasta hace unos años, después de sacar una veintena de discos.
 
*Incognito – “100º and rising” (1995)


Multitudinaria big-band de fusion de jazz, funk y soul. O, si se quiere, acid jazz británico. El dueño de la idea y conductor ha sido Jean Paul “Bluey” Maunick. Desde sus comienzos y a través del tiempo, el grupo ha tenido múltiples integrantes y músicos de estudio como apoyo.

Empezaron con “Jazz funk” (1980), que suena hoy un poco liviano y demodeé. Maunick reclutó sucesivamente a excelentes cantantes, como las morenas Jocelyn Brown, Maysa Leak, Imaani y (la fabulosa) Carleen Anderson. Terribles voces que merecerían un párrafo aparte por sus registros y su feeling. Hay actuaciones de estas morochas en You Tube que quitan el aliento. 

La música de Incognito está muy emparentada de a ratos con la de Earth, Wind & Fire, de a ratos con Jamiroquai (escuchen el tema “Until the 12th. of never” y pónganle la voz de Jay Kay). Maunick y los suyos llegaron antes pero igual  todos le deben algo a Steve Wonder: ¡son los Salieris de Wonder!

Sea como sea, los Incognito son dueños de terrible groove. Para conocerlos mejor es imprescindible “The best of Incognito” (2010) con los éxitos de sus primeros años y también “The best (2004-2017)”, con el resto. Sus temas más difundidos son “Lowdon” (con Chaka Khan) y después “Always there”, “Deep water” y “Still a friend of mine”.

A propósito de Chaka Khan (Yvette Marie Stevens, Illinois-USA, 1953), su maravillosa voz merece ser escuchada. La morena lleva pegada la etiqueta de “reina del funk” por haber integrado el grupo Rufus pero tiene una extensa carrera solista que empezó en los ochenta. De lo que le escuché, recomendaría sin embargo algo atípico en su catálogo: la grabación del genial “ClassiKhan” (2004), con la London Symphony Orchestra. Contiene standards jazzeros, de rhythm & blues y de films como “Stormy weather”, “Round midnight” o “Goldfinger”. Merece recomendarse en el próximo capítulo de esta zaga pero tengo miedo de olvidarme.
 
* Carleen Anderson – “Up to now. The best of…” (2004)


Ahora hablemos de esta Carleen Anderson, una morena menudita nacida en Houston, Texas-USA en 1957. Criada en un ambiente gospel, hija de músicos, ahijada de James Brown y madre soltera y luchadora. Es una de las voces más espectaculares que haya escuchado (supera en algunas octavas a Chaka Khan y eso es loco). Tuvo su oportunidad en Londres cuando le ofrecieron integrarse a bandas underground de acid jazz británicas, como Young Disciples y The Brand New Heavies. Colaboró con Paul Weller (The Jam, The Style Council), Brian Ferry, el grupo Incognito y Courtney Pine. La música soulera que hace es agradable pero Anderson necesitaría composiciones excepcionales que le hagan justicia a su voz increíble.


En esta  recopilación “Up to now” (2004) sobresale la ya citada excelente versión rockera de “May be I´m amazed” de Paul McCartney. Busquen la perfomance con su Soul Trio en el Blue Note de Tokyo de octubre/12 cuando hace el tema “Free”. ¡Conmovedor!
 
*Liquid Soul – “Liquid soul” (1996)


Con estos grupos estamos  casi al punto de tener que cambiar de batea (¿sabe Ud. lo que es una batea de disquería o es demasiado jóven?) o de capítulo en este racconto personal llamado “Guía práctica…”. Esta banda un poquito más moderna y tiene menos puntos de contacto con las anteriores. Liquid Soul es básicamente música instrumental, algo más jugada, sin la estructura de canciones, más  orientada a la improvisación en base a soul, funk y jazz, sin una voz líder. Usan el scratching y el rapeo en cantidades razonables. Los lidera el saxofonista Mars Williams, creo que son oriundos de la escena de Chicago y lo común en la banda ha sido el cambio permanente de integrantes. Este fue su álbum debut: vale la pena desasnarse con él. Contiene muy buenas versiones de clásicos jazzeros como “Freddie Freeloader”, “Footprints” y “Equinox”.


En el mismo rumbo de estas big-band rockeras del norte que venimos recorriendo, en la Argentina hubo muy buenos intentos musicales: al principio, la referencia fue el grupo Alma & Vida (con Bernardo Baraj, Carlos Mellino, Juan Barrueco y otros). Y muchos años después, con más dósis de soul & funk y muy buen nivel, La Groovísima (muy bueno su “Plan perfecto” de 1998) Bien valen un repaso.
 
*Maceo Parker – “Funk overload” (1998)


Este morocho nacido en 1943 en Carolina del Norte-USA, es el cotizado baluarte saxofonista del funk. Trabajó con James Brown, Ray Charles, Parliament-Funkadelic, con Prince y muchos otros, amén de sostener su carrera solista con más de diez discos. Su estilo al saxo es reconocible a un kilómetro. Su música alegre, bailable, de altísimo nivel aunque limitada para algunos.


A riesgo de pasarme de listo, podría decir que los discos de Maceo Parker son un funk tan clásico como el de James Brown pero en vez de escuchar esta espasmódica y simbólica voz escuchamos el mejor saxo del mundo especializado en ese ritmo.


 “El funk es más bien un estado de ánimo. Surge del blues y tiene aires de soul… es una cadencia exitante… funk es baile. Nació en las calles de la habilidad de ciertos músicos que conectan con Dios y pudieron desarrollar su estilo”, sostiene Maceo. Más técnico, James Brown dice que es un ritmo de cuatro por cuatro acentuado en tres. Limitado, para algunos. Pero con groove, mucho groove.


Bueno, como todos saben, los humanos no siempre estamos de buen ánimo. Por eso  no se puede escuchar funk todo el día. Pero al revés, si escuchan “Uptown up” estoy seguro que moverán las patitas y se los levantará. Tienen que buscar aparte la versión de Maceo Parker de la célebre “The Chicken” (de Alfred `Pee Wee´ Ellis) que compite más que bien con la de Jaco Pastorius.


Ah! En el capítulo 1-rock argentino, ya recomendé los discos del viejo grupo argie La Groovísima. Lo recuerdo acá porque -si aman los géneros funk y soul- estos muchachos hicieron covers en inglés de standards con gran altura. Siguen dando vueltas en algún reducto porteño subte para quemar grasas, por lo que se. Discos “La Groovísima” (1997) y “Plan perfecto” (1998).

**Jamiroquai – “Emergency on planet earth” (1993)


Como ocurrió en el caso de Lenny Kravitz con Zeppelin y Hendrix, donde las coincidencias estilísticas resultan evidentes, el cantante inglés Jason “Jay” Kay armó en 1992 una banda que se dedicó a refritar a sus creadores de bitácora. En este caso, es un gran batido de Funkadelic, Incognito, Earth, Wind & Fire, Sly & The Family Stones, Chic  y otros grupos setentosos, con onda acid jazz y funk, dósis abundantes de música disco y piscas de bossa nova. Calidad y sutileza. Gran resurrección de sintetizadores y Fender Rhodes, bajo martillado, guitarra con wah wah, coros muy afinados y poderosa sección de bronces. Al paso de dos décadas y pico, con unos 7 CDs editados, Jamiroquai vendió millones y se hizo conocido en todos los rincones del planeta.


Como diría Javier Martínez (Manal), Jay Kay “tiene dinero y una buena voz”. Le agrega una puesta en escena original con pasitos de baile epilépticos y adefesios capilares que cambia de gira en gira. Con una onda ecologista-indigenista propia de chico de departamento londinense, obtuvo éxito tras éxito. Postura sincera o careta, vaya a saber. Pero musicalmente, de ese gran cóctel Jamiroquai destiló un producto original e inconfundible cuyo único riesgo es la sobredósis: puede saturar tus oídos porque a veces es avasallante. Te podés alejar de ellos durante meses pero, cuando volvés a escucharlos, le abrís las puertas agradecido.


Este de 1993 es su primer disco, muy recomendable porque introduce bien a todos los clichés y a la esencia  del grupo. Temas representativos:“When you gonna learn (didgeridoo)”, “Too young to die” y “Blow your mind”.
 
**Jamiroquai – “Greatest hits” (1996)


Los tres primeros discos de Jamiroquai son muy buenos, en realidad. Podríamos subir a la lista de recomendados a “The return of the space cowboy” (1994) y “Travelling without moving” (1996). Este último vendió más de 12 millones de unidades y en su momento fue considerado el disco de “jazz-funk” más exitoso de la historia.  “Greatest hits” es su primer grandes éxitos oficial: contiene seis temas de “Emergency…” y continúa con tracks de los dos discos posteriores (ej. “Space cowboy”, “Stillness in time” y “Virtual insanity”). Es decir, representa dignamente la mitad de la discografía de Jamiroquai.


Hay más ediciones de grandes éxitos del grupo, por ejemplo  “High times: singles 1992-2006 Greatest Hits” (2006), compuesto de 2 CDs y, obviamente, mayor cantidad de temas. Sea donde sea, escuchen “Do you know where you’re coming from” de “Travelling…” y “Seven days in sunny june” de “Dynamite” (2005): terribles temazos.
 
Estuvieron cuatro o cinco veces en Buenos Aires, la última en diciembre/17 en el Hipódromo de Palermo. Me gusta mucho su música pero mi fiaca fue mayor que mis ganas de verlos.
 
**Gino Vanelli – “Crazy life” (1973)


Nunca se supo mucho en estas pampas de este canadiense de notoria ascendencia itálica y voz versátil. Su carrera la hizo en Estados Unidos al lado de sus hermanos Joe (tecladista y muy buen arreglador de gran parte de su producción) y Ross (guitarrista). Su estilo navegó entre baladas seductoras, soft-rock, funk y jazz.


Este es su primer disco en los tempranos 70s, para mi el mejor de su larga carrera, básicamente un disco pop con notables influencias de bossa nova. Suena inoxidable a través del tiempo, aún con esos viejos toques de sintetizador moog. Mis temas preferidos: “Crazy life”, “One women lover” y “There´s no time”, pero el CD no tiene baches. Lo único que no resistió el paso del tiempo fue el ridículo peinado afro de Vanelli!
 
**Gino Vanelli – “Brother to brother” (1978)


Es el gran Gino con una avalancha de pop, funk y pizcas del jazz rock de moda. Mis predilectos: “The river must flow”, “Apaloosa” y la homónima, aunque la gente moría por “I just wanna stop”.


Vanelli tiene una larga carrera y más discos exitosos, como “Black cars” (1985) con su hit “It hurts to be in love-Duele estar enamorado”. Con todos ellos, vendió más de diez millones de copias en el mundo y ganó varios premios Grammy. En pleno éxito, levantó una vez una función en Buenos Aires porque no venía bien la venta de entradas e hizo un triste play-back en el programa de TV de Badía. Recién actuó acá en 2014, en el Gran Rex, con buena repercusión.
 
*The Doobie Brothers – “Minute by minute” (1978)


Este grupo californiano de soul blanco y R&R con gotas de country, gospel y jazz nacido en 1970, que aún da vueltas, aportó composiciones memorables: “Listen to the music”, “You belong to me”, “Black water” y “Long train runnin”. Siempre con buenos coros, pinceladas de órgano Fender y una precisa sección de caños a mano cuando hacía falta. Sus integrantes principales han sido Pat Simmons (voz y guitarra), Tiran Porter (bajo) y Michael Hossack (batería).


Pero en la formación entró, salió y grabó varias veces Michael McDonald con su particular timbre de voz y una expresividad muy superior a la de Simmons. Justamente integra este CD recomendado, con los inoxidables éxitos “What a fool believes”, “How do the fools survive”, “Here to love you” y el homónimo al título, que seguramente todos han escuchado alguna vez aunque sea de rebote. McDonald tiene discos solistas, pero no abordé ninguno, para poder opinar de su producción. Tiene duetos con Joni Mitchell y decenas de artistas.


El doble “The very best of Doobie Brothers” (2007) es una buena opción para abordar al grupo.
 
**Steely Dan – “Greatest hits” (1980)


Steely Dan fue un dúo neoyorkino de una musicalidad extraordinaria, integrado por Donald Fagen y Walter Becker que empezó a dar vueltas en 1972. El nombre de la banda lo extrajeron de un divague de la novela “Naked lunch” de William Burroughs. Mezclaban un rock & pop (que curiosamente suena más californiano que esteño), rhythm and blues, funk y gotas latinas con muchos elementos de jazz. Me animo a decir que fue la banda de jazz-rock & pop más inteligente que dió Estados Unidos en su modernidad.

Fagen era el alma mater, al frente, con su particular voz y su piano Hammond. Originalísimos por donde se los mire, con arreglos de bronces finísimos. Hicieron pocas giras, fueron más de estudio y usaron músicos de sesión de la talla de Randy Brecker, Wayne Shorter, Phil Woods, Ernie Watts, Jim Horn, David Paich, Michael Mc Donald, Jeff Porcaro, Rick Marotta, Larry Carlton y Lee Ritenour, por ejemplo. Este excelente disco doble recopilatorio junta sus mejores temas de su período 1972-78, en el cual produjeron los LP “Pretzel logic” (1974), “Katy lied” (1975), “The royal scam” (1976) y “Ajá” (1977). Pura calidad concentrada, como corresponde a un grandes éxitos fuera de lo común.
 
**Steely Dan – “Gaucho” (1981)

Nunca pude averiguar el motivo que los impulsó a escoger este título para tema y el disco ni traduje la letra de la canción homónima. Hay algunas pistas en el sitio español Ultrasónica, en un artículo escrito por Tuxs Iglesias, que escribió el libro "Steely Dan: el rock más elegante"No hace al caso porque musicalmente es un CD buenísimo y muy representativo de su sonido. Después de grabarlo, el dúo se separó durante unos largos años y aparecieron los discos solistas de Donald Fagen. Volvieron con “Two against nature” (2000) y “Everything must go” (2003), que no llegaron a  romper su propio molde pero siguieron brindando buena música: armonías complejas envasadas en agradables y pegadizas melodías con arreglos de lo más inteligentes. 

Luego de ver varios videos de Steely Dan en vivo colgados en Youtube, siempre vuelvo a “Two against nature Sony Studios New York City” (2000), grabado a propósito de la salida de ese disco. Interpretan cuatro temas de ahí y completan con otros éxitos históricos del grupo con un nivel supremo. 
 
Que yo sepa, ni Steely Dan ni Fagen solista anduvieron nunca por Argentina. No solo eso lamento. En octubre de 2016 pude conocer la ciudad de Nueva York festejando con tres compañeros de colegio nuestros 60 años y una venerable amistad. La breve semana de estadía coincidió con la presentación de Steely Dan en el teatro Beacon, haciendo un revival o despedida. Tenían una función por noche y en cada una tocaban uno de sus viejos discos más algún éxito de yapa, con una banda de apoyo muy buena y algún invitado especial. En vista que mis amigos no conocían a Steely Dan, privilegiamos ir al boliche Blue Note para escuchar a la Chick Corea Elektric Band y no alcanzó el tiempo para una escapada solitaria al Beacon. Me quedé con las ganas en serio pero hay algunas decenas de videos caseros de esas actuaciones colgados en Youtube. Pasados unos cuantos meses, falleció Walter Becker.
 
**Donald Fagen – “The nightfly” (1982)


Fagen fue el baluarte de Steely Dan y en solitario ha hecho discos que respetan el mismo estilo y hasta superan lo que hizo en compañía de Becker. Este CD es el primero solista, imperdible, redondo por donde se lo escuche. Si algún tema sobresale pueden ser “Ruby Baby” y “Año geofísico internacional”.  Lo ayudan también Randy y Michael Brecker en trompeta y saxo, el guitarrista Larry Carlton y el bajista Marcus Miller más Jeff Porcaro en batería y Greg Phillinganes, en teclados. Un seleccionado haciendo música perenne.
 

**Donald Fagen – “Kamakiriad” (1993)



No se puede agregar mucho a lo dicho. Es simplemente para seguir gozando nuevas creaciones de este genio, producido por su amigo Becker. Acuérdense lo que les digo: escucharán esta música en 2030 y sonará actual. Entre los tracks de “Kamakiriad” se destacan “Trans-island skyway”, “Tomorrow’s girls”, “Teahouse on the tracks” y muy especialmente “Florida room”: esta canción cambia totalmente mis estados de ánimo negativos y me da ganas de vivir mil años. No es porque hable del verano y una mujer deseada junto al mar; sus cadencias son una oda a la alegría y sus arreglos de bronces -tan inteligentes como funcionales- son lo más estupendo que haya escuchado en mi vida. 
 
*Daryl Hall & John Oates – “Big bam boom” (1984)


Dúo norteamericano multipremiado, fan de The Temptations y Everly Brothers y fabricante de éxitos de soul blanco, soft-rock, pop y rhythm and blues. Sus temas más conocidos fueron “Everytime you go away”, “Maneater”, “Private eyes”, “I can´t go for that” y “One on one”, entre otros.

La voz del blondo Daryl Hall siempre fue el toque de distinción del grupo. Una buena parte de su producción musical suena muy edulcorada pero vale la pena buscar las pepitas de oro entre el almibar.

Aunque el CD de mayor éxito de la banda fue “Private eyes” (1981), en este disco recomendado se disfrutan “Method modern love”, “Possesion obsesion”, “Out of touch” y “Some things are better left unsaid”. De esos años dorados de su carrera fue un hito también su “Live at the Apollo” (1985).
 
*Prince & The Revolution – “Purple rain” (1984)


Digamos que este exótico hombrecillo de Mineápolis-USA llamado Prince (1958-2015) inventó un tipo de música -mezcla muy original de rock, pop, rhytm & blues y funky- y un personaje incatalogables, de esos que pueden atraparte o causarte rechazo automático.

Admirado por pilas de músicos de todas las latitudes, éste es seguramente el disco más exitoso y vendedor de Prince, plagado de hits, que coronó con una película kitsch de dudoso gusto, acorde a su egolatría. Si sos curioso, tenés que darte una vuelta por su mundo: estaba a diez años luz de distancia de Michael Jackson (*) pero la industria eligió a éste para asignarle el sello de “rey del pop” (al final resultó ser realmente más revulsivo que nuestro héroe Prince, por sus preferencias sexuales aberrantes). En la discografía de Prince hay canciones memorables como “1999”, “Kiss”, “Alphabet Street”, “U got the look”, “Batdance” y “Sign O the times”. 

(*) su disco “Thriller” (1982) dejó en 2018 de ser el más vendido de la historia (33 millones). Lo destronó increíblemente “Eagles - Their greatest hits 1971-1975”, con 38 millones de copias vendidas, con el pegadizo éxito “Hotel California”. Desde hace algunos años se contabilizan también las ventas digitales. ¡Un gran paso para la humanidad! ¡Quién diría!
 
**Rush – “Moving pictures” (1981)


Vamos a rockear un poco más. Este trío de rock progresivo canadiense de principio de los 70s, está formado por Geddy Lee (bajo, sintetizadores y voz), Alex Lifeson (guitarra) y el pulpo Neil Peart (batería). Todavía suenan como una aplanadora.

La voz aguda de Lee es todo un sello de identificación. Seguramente “Moving pictures” no sea su disco más vendido o más popular, pero creo que es donde creativamente más alto llegaron. Plagado de temazos: “Tom Sawyer”, “Yyz”, “Limelight”.

Otra recomendación es el recital grabado en Rock in Rio 2002, que puede hallarse en DVD: es muy emotivo y los muestra en gran forma en una de sus  vueltas. También pueden conseguirse las recopilaciones “Chronicles” (1990) o “Retrospective” (1997+2008) para repasar su carrera. Poseen dos y tres CD, respectivamente.
 
*The Police – “Regatta de blanc” (1979)


Fenómeno extraordinario el de The Police: evolución inteligente del punk en rock & pop condimentado con reggae blanco. Realmente un grupo de vanguardia que fue suceso masivo mundial con el correr de sus discos, marcando a fuego los años 80. Este trío de blondos liderados por Sting (Gordon Matthew Sumner) realmente formó una “new wave”: con sensibilidad y creatividad revolucionaron la música de su época.


¿Sucesores de The Beatles? Después de su debut con “Outlandos d´amour” (1979), éste es el segundo de sus discos oficiales. Contiene “Walking on the moon”, “Messagge in a bottle”, “Bring on the night” y otros.
 
**The Police - “Zenyatta mondatta” (1980)



Terminan de darle una patada en el culo al punk. Con las superlativas “Driven to tears” y “When the world is running down, you make the best of what´s still around”. La guitarra de Andy Summers en toda su dimensión, al servicio completo del grupo, que suena mucho más trío. Paseen también por “Ghost in the machine” (1981), donde ya se advierte la ayudita de teclados y sobregrabaciones de estudio. Ningún disco de The Police te defraudará.
 


**The Police – “Synchronicity” (1983)


Un disco histórico solo comparable al “Abbey Road” beatle. Además de su música, un arte de tapa bellísimo. Con el inoxidable “Every breath you take”. No dejen de paladear el bonus track “Murder by numbers”. Si escuchan en orden la discografía Police, creo que  coincidirán: cada disco superaba compositivamente al anterior.


Cuando vinieron a Buenos Aires en medio de la dictadura militar a The Police los conocían solo los chicos de algunas tribus urbanas.  Sus discos no se editaron aquí a tiempo y apenas se escuchaba su música en algunos programas radiales underground, como el mítico El Tren Fantasma. Tocaron en  el estadio Obras y en New York City, boliche de moda del momento.
 
*Sting – “The dream of the blue turtles” (1985)


Luego de disuelto The Police, Sting tomó el riesgo artístico de matar la gallina de los huevos de oro jugándose con una impronta personal. Arremetió primero con este disco, acompañado por los expertos Kenny Kirkland en teclados, Branford Marsalis en saxos, Omar Hakim en batería y Darryl Jones en bajo, más las cotizadas coristas de sesión negras Dolette McDonald y Janice Pendarvis (que acompañaron a Talking Head, Steely Dan, Laurie Anderson y los Rolling Stones).


Causó sensación cuando salió, se los aseguro. Contiene “If you love somebody set them free”, “We´ll be together”, “Be still my beating heart”, “Fortress around your the heart”, “Englishman in New York” y “They dance alone” (famoso tema dedicado a las Madres de Plaza de Mayo).


Sting siguió con buenas composiciones en onda elegante jazzy-pop en los siguientes CD: “Nothing like the sun” (1987), “The soul cages” (1991), “Ten summoners´s tales” (1993), “Mercury falling” (1996) y “Brand new day” (1999), casi siempre con su fiel guitarrista Dominic Miller. En búsqueda constante para no repetirse, hasta se sumergió en la música clásica y la étnica inglesa.


En ese recorrido hay temas memorables que no pueden obviarse como “All this time”, “Seven days”, “It´s probably me”, “Fields of gold”, “If I ever lose my faith in you” o “I was brought to my senses”. Y “Brand new day” imbatible con solo escuchar  la suprema armónica de Steve Wonder.


Una parte de esas gemas la encontrarán en la recopilación “Fields of gold” (1994) y casi todas en el doble  “The best of 25 years” (2011). Como suele ocurrir con los grandes artistas, los últimos discos de Sting parecen perderse en el barullo general.


Continúa en: 

Cap.  3 - Pop, rock & progresiva-parte 2

Capítulos anteriores:

18/04/16 - Guía práctica garantizada de jazz, rock, pop, BSO & world music (500 discos para procurarse la felicidad). Introducción.

19/04/16 - Guía práctica garantizada de jazz, rock, pop, BSO & world music (500 discos para procurarse la felicidad). Cap.1. Rock argentino.